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Full text of "Descripcion é historia del Paraguay y del Rio de la plata"

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.^A ¿•■•I7&.--1 / 



HARVARD COLLEGE LIBRARY 

SOUTH AMERICAN COLLECTION 




THE GIFT OF ARCHIBALD CABY COOLIDGE, '87 

AND CLARENCE LEONARD ¡lAV. 'q8 



DESCRIPCIÓN t 1ST(M 







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Y DEL RIO DE U PLATA. 



DESCRIPCIÓN É HISTORIA 
Y DEL RIO DE LA PLATA. 



lirigiiJIír it \i hil irmada, y anlor de laj nbns lituUdjs iJpniílM pan 
h Uislorii lie los cuadrúpedos y pájaros del Paragunyi-, j de viras. 

u puBLici SU mmn y heredíro 
El SE^Oa DON AGUSTÍN DE AZARA, 

mar(|ucs de Nibbíaiio, caballero de la órdea k Carlos III, h. &c. 

BAJO LA. DIRECCIÓN 

DE D0?1 BASIUO SEBASTIA!^ CASTüLLAKOS ñ LOSADA, 

Cabillerode Issórdrnes de Isabel laCalúlica, y de San Genaro. 
Anticuaiio de la Biblioteca Nacional, etc. etc. autor de rarias 
obras lilfrarias, de la bLograü* de dicho autor cod que conduje 
la obra j de las notas que la ilusttau. 

TOMO II. 




B SlNCIllZ, CALLE BU JAKDI.NB 



SASMTH.'y? 



Harvard CoIIeRe Llbrary 

Clft of 
Archrbald Cary Coolldge 

and 

Clarence Leonard Hay 

Apríl 7, 1909. 



* 4 

SSL PAS.A0-1JA? 

Y DEL RIO DE Li PLATA. 



CAPITULO XVIII. 

Del defteubrlnileiito y conquista del 

rio de la: leíala 9 lieenela del rey y 

Iprimera espedlelon. 



1 . SúMi Diaz de Solís natural de Lebrija y 
pñloto mayor en España, poseído déA entusias- 
mo eomon en su tiempo de hacer descubrí- 
naientosy pidió al rey licencia , y se la dio para 
satisfacer sus deseos. £n consecuencia dispuso 
con so caudal una embarcación, y con ella sk 
gaiendo los pasos de Vicente Tañez Pinzoiv 
pasó al cabo de san Agustín el año de 1512^ 
Desde alli fue reconociendo legiia por legua. 
la costa dei Brasil, hasta que hallándoíse en los 
cuarenta grados de latitud austral, reflexionó 

que baUa dejado por los 35 y 36 grados una 
Tono u. ^ i 



— í -^ 

Abra grandisiina. Retrocedió pues a recobo-i 
cerla principiando por la costa que le estaba 
iñas ceVca, que érá Iti meridióilal; y fue fijando 
en sus árboles algunas cruces que atestiguasen 
haber estado állt Trató ámigabltimfeate coa los 
indios guaranís , que encontró á donde están 
hoy Buenós-Airés , san kidró^ las Cpnéhas é 
islas inferiores del rio Paraná: y lo que de ellos 
y de la dulzura de aquellas aguas pudo com-> 
prender fue^ que aquello no era Abra ni golfo 
del mar^ sino Uti hO llamado Paraná ^zúy que 
significa Paraná grande. Reflexionó Solis^ que 
aquél rió de caudal tan enoroitp > debía atrave^ 
sar preóisamente dilatadas y teniotiis 'lregk»p 
nes, cuyo rebonocin^cSito prodttciriii de seguro 
mucha gloría y quizá grandes riquezas á quien 
lo hiciese^ pero considerando que su embarca- 
cioiiy gente y {preparativos no eran 'Sufíbientes 
para tan ardua empresa, se salió i la mar^^y • 
cargando al paso su buque de palo del Brasil 
llegó felizrifienle á España. 

2; Francisco López de Gomera en su his- 
toria gen^eral de Indias, cap. 89¿ y Martín del 
Kirco Geíitenera en el canto 1»*^ de su Argén-» 
tibá dicen, que Solís impuso al citado rió el 
ÉdmbrH de rio de la Plata , por las muestras 
que en el vio de este metal, y el padre Jesuilai 
Lozano líb. 2, cap. 1 de su historia maGuo»* 

críta del Paraguay, escribe que lé Hámó 

* ■ ' ' ■ i 



de Soli^. P^ro Solis qo pudo ver lo que si}p(Mí|e9 
y 4ii(^9s deaominagiones se dierqn de&pu^^ 9} 
rio por motivos diferientes. . 

3. Dio jSolis cuenta al riey de lo ocurridt 
en su viaje, pidiéndola la privativa m el descut- 
brímientO; conquista y gobierno de Jos países 
regados por aquel rio; y habiéndole sido acor- 
dada sin facilitarle ausilio alguno, alistQ por su 
cuenta tres naves: una de treinta lipneladas y de 
la mitad cada una de las otras , con sesenta 
hombres ademas de las tripulaciones , y víveref 
para dos a^ps y niedío. Listo todo salió de Ler 
pe el 8. de octubre de 1515, y llegando i la 
boea. del mencionado rio, entro reconociendo 
su orilla mas pE'óxima, que era la septentrional^ 
Vio en .«Ua algunos indios obarruas que le obr 
«enraron, y figurándose fatabnente que eran,d9 
la misma nación, ó á lo jmenos de la misj)a2t 
buena índole que los guaranis que en su viage 
pseoedénte iiabia f r^^tado en la ribera ppMesjt^; 
quiso haUarJes y no tuvo .r;ep9ro<en s^iv afuera 
én el bote con algunos españoles. Pero apenas 
h^bi^li flesemb^f^do junto á Ja boca de un ar- 
i^yOj puando d¡€;bos,in(lÍQS 9on.Ql|rp^,que 4e ini- 
, |)FO«i«Ot^(^on,.searrojfirop sol^r¡e ellos y J95 
f^fHi§fQfi á toóos f 016^093 i ujao que ^e pudo 
IMIv;^. P^ es(a desgracia con^^rva ^un ,dich.o 
ftffffkfoel Qono^brie.de Ánoyo de Solfs entre Mop- 
MUfiim Y AW49«*49- XtQs niefluyipíí^dos iesorír 



— 4 — 

teres López y Lozano ibidy y Antonio León P¡- 
nelo en su representación hecba en 1623 al 
Consejo de Indias^ añaden que los charrúas se 
«comieron asados á los españoles muertos; pero 
no les creO; por que no habiendo cosa tan du* 
rabie como las costumbres entre los bárbaros, 
81 lo hubiesen hecho lo harían y no es asi y ni 
conservan memoria de semejante comida. Esta 
Toz la esparcieron sin duda un hermano del So« 
lis y su cuñado Francisco Torres ^ que iban de 
¡»lotos y fueron testigos del desgraciado suceso, 
del que quedaron tan atemorizados ^ que al ins^ 
tante tomaron la vuelta de España , donde hi-* 
cieron del caso y del pais la pintura tan triste 
y fea, que por algunos años quitaron á otros la 
tentación de repetir el reconocimiento de aquel 
río , al cual con mucho motivo denominaron 
entonces Rio de Solis. 

Segunda e«pedlcloii por el Bene- 
etade Sebastian Gaboto. 

4-. El prímero que siguió la derrota ó viaje 
de Solis, fue el veneciano Sebastian Gaboto. Es* 
to sirviendo al rey de Inglaterra, había buscado 
infructuosamente aunque con perícia y vader, 
un paso á la India Oriental por el Norueste de 
la América; y habiendo venido poco satisfecho 
á España, ofreció al rey conducid «na espedí^ 



— 5 ~ 

ckm para la citada india por el estrecho de Mar 
galkHsesw Aprobó el rey la propuesta nombrab* 
do {^oto mayor á Gaboto, y contratando con^ 
á 4 de marzo de 1525, que le proporcionarifi 
tres embareacienes con víveres y todo lo que 
dijese Gbboto ser necesario. Fue nombrado pa^- 
ra su segundo Martin Méndez^ para alguacil ma* 
yor Pascual Rivas, y para piloto mayor faltan** 
do GabotOy Miguel Rodas. En la nave capitana 
Francisco Concha era contador , y Hernando 
Calderón tesorero. Dé la llainada Santa María 
del Espinar, era capitán Gregorio Caro, conta«* 
dor Miguel Yaldés,' y tesorero Juan del Juncob 
y los mismos empleados en la nombrada Tríní» 
dad, eran Francisco Rojas, Antonio Montóya, y 
Gonzalo Nuñez Balboa hermano del que primea 
ro vio el nfór. Pacífico. Otra embarcación sé 
aprontó por cuenta^ de Miguel Rufís confidente 
de Grabóte; y la gente ascendia á unos doscien- 
tos eíncfnenta ó trescientos hombres , entré los 
cuales hdbta estantes hijós-dalgo^ como Gaspar 
Celada , Rodrigo Benavides, Juan Goncha> San* 
cho de Bullón , Gerónimo y Juan Nuñez dejBal- 
boa^ hermanos de Gonzalo, Martin Rueda^ 
Francisco Maldonado, Martin Hernández de 
UrquiziS, Crístoval de Guevara , Hernán Mén- 
dez, Rui Mosquera^ Ñuño de Lai^, etc. 

5. Mientras se alistaban las cósias, algunos 
envidiosos hablaban' muy nis(l de Gaboto, y re^ 



— . 6 — 

^edkmdo^estft le . qoHaciea m ddstino : los <qi|e jcón 
^«isiyor efliipenp>lo pr6íteo4íao«ae»leróaM4^ 
ipoúÚQúB^j «aflNi iiwó ^ooa \m dípofeíaiW' kealies 
|K>rqaé^ noi se clabaa priesa, pí I0 0{Hrmtii W^lOs 
Trfyer* pedidos. Viendo q»e «»» eaamigos . g<M- 
in4)an' j]erreoo «ñ: la 0Mñte# ideiariniíié hAowmÁ 
4a yela^ aun &ll4nfkfte fitnoh» lOdsMr.S^ltóqme» 
•de SevHla á; f>PÍmepo9 de abrtt xie 15^ y-^eip 
üiieñdo qvte ie faltasen los i^heiíais^ ^e^litéfe^ 
«uídado estraordinaríi^ y 'doonomía .éa m ^istü- 
bucíúñ. Estd pradnj^ entM ai» fMtes «ütictüi 
nmvfDuraciotí^ re$»ltaiido al £a ^e^ por •esp^ka 
Je hideraa «o ceqwutniienjtQ , i^cijiiDitMi^Q Cuii^ 
i lomar vieres eo la iCMta de)l ^asü. INsieMül^ 
€^tD el di^iOfiloqjAe te litaba ^8(é: HK^d^Ule^ 
y £rey^idotidrdf¿)ai!bftí}eri(^^aeQ«A, MmbóJi 
k islade Santa C»tidlna,d09il4 pi9irdid la iiAi^y^r 
é» sus (eixibaneajpiíQAe$; qijM^> Umá .^ h «nsM ni 
•tomar jpuertíQu Se .saM la^get^it^ f sie jl^ jnMí^h'qii 
£iip^pii]»^ Mojiieftijr Makbc* ftermr^i^ i^ifim» 
«e)ia los í«dt0s, ^iiJüiendo ideij^ i»}; b0f maiaO ide 
$ptís.o»todo)fpúdeQ^lí mM ne^em^i ^p«tq$(^ 

iro eap&ñoles:A^sQirtt)ms40 «itaa eisippdkrt>a fíW 
4ba á las Moliícas ]v^j^d¡iáhífiWf JS^Qár\%^ Am^u^ 
jGpinprá-Jk)s tíver^ ipi.e jwBfJo «de a^aelIosív^Q^ 
guaranía, y ywiiíIo qw »P lebístsbali fpfiir?i A|i 
Viaje, para^ oiHll r(«iiabi0R le bacía gr^ind^ ifal- 
ta Ja eiatoetíacíoa^p^dída^ (te)Mtflioi^«bandiWjMr 



— 7 — 

SU ntkfialfiMmQ^ ú^h^l^^ 

la^iMAtlnuaiidoeldesoiri^riiiiionto del rio deSo«i^ 
Ikk T<>¿bB .aplaudi^roa el pensamieato meaani 
Mttrliá Midüdezv AprancisocKBojoSvy Miguel <B0it^) 
dts e<Mitttty{>ocoB soldados que prefiríerotique^v; 
d4M6'tdÜ>ipa9i pasar Iivego al Brasil de dotuÜ 
eMrtbbroii ^L rey contra Gabota El padre Lo«f^ 
Ml^t^ú lugar oitado dice^ que.Gaboto dejéil 
abanídciAada díobA gente en la isla de £loi«Z| sin » 
adhreirtif ^ era imposible tirír eii ella porqtt*: 
mi bá3f^ ^ue^ itomar > y ! también lo er» el poíiefú 
sldiir« •*)..'* i-'- ■ -• ; • -. » m . . -• ■ .i.m 

- i&,^ íMientraa duraroní lo» debates sobre 'ir ;4Ü( 
o» tablas! Molucfl»i cbnsCruyó GaboCo unaigalecir!.' 
Uá'/f iie.lúao ¿la tek el 15 de febrera de i&^^: 
pamirva fondearen el puerto. de los Pato» ^.]|> 
MMÍk'badmde Todps Santos siaguadíbeJ4>pí4e> 
Gompiió álU i^unosiáiKerea d^ aquellos guai^i 
lii^ jUieraá^dove^^^^ muchactos^ .para due.ie«i; 

adblMrif k airweflidD de' intórpietes*. Cootinóái» 
jTittErtiwidu. pott ^ rié de Sótífli, .reconcibiá Jueg^ 
kiJil^ée^^ElorQz pero liaftándolá ^desierta, yi^iai 
piiwrtp/ M. filé ¿fondear en la cb &hi Babdi^ 
DasdeJtUi^^fpacbóisiis^ botes eui iSaÜdliid: de- 
pMMb^ma^ui^ro^ y con^ ia aotíeia ^que le tca^ 
geron^ se fueádar £ondo el 6 de<abrl éü la bft^ 
eaidewi río i(ue denunmíp San Laitnm y boy 
Baofonde^Siii Juan, enfrente deifioeases fAínesi! 
IleÉiádtetfOJtres de^Kisievbivcftcioiieat^d^p»;^ 



-. 6 — 

^edkmdo este le. qaitMen 30 ddstíno los 4ii|e jcón 
^^ni^yor empeñpJo pí'ébw4kiJi»>,.tít»hrÁ mtid»- 
ÍKMÍcioá08^ j aim fvmá ¡coa lo» úip^í9dm^ toeales 
|KMt{ae no 96 dsAaa prien, pí loaprwtubua^lo^ 
Tívepá» pedidosw Viendo iopi& wb enamigos , g«f- 
«a|[)Qn teireoo «á la oi&fte# léeiennmé haowmá 
4a Tehí^ aun &ll4ndc3e fitnobM jeOsM^.S^Vé^pn^ 
-de Seti^Hla á f>rimeP09 de abrtt 4e I^Sfi/y^ef* 
mieñdoqvteie faltastn kis ffiwrm^ ^fi^títíB^ 
euídado astraordhiari^ y 'doononya :éa m 4ktííi' 
¿ucion. Estd pradnjo entM am fmtes «ütiólU 
nuirmuracion^ resultando al fin ^e por •escrito 
Je hícSeraa mot eeqinmomnjto / iMlU^it»ildQ Cihiíí9 
i lomarir vKirttnag eo la iCMto ^al Bf9^ IN$íwííI^ 
€^l;o el dbgufilo qw^h itJat)» ^slei kiPMlQ&ti^^ 
y £rey^ido fiid ídf^ illK^er lOttaeofA ^ M!ribéii 
k isla de Santa C»tidlna,d(mil4 pi9irdid Ia«iifiy9r 
és sus teixibat^ajpiíQAe^, qm^, tfm .en h «os(«iil 
lomar {)uerÉ[Qu Se .$ak4 la^geiMíe f ^ )^pg^í»cm 
Btimsm Monttbif JKakbor ^«mVei^^^fViM^ 
«e)ialosi«dU0s,Miefldoi^ 4e 

$ptís .(wlindo^fprtdeQ ^U mm Re!gi\M9 ii ^p«tn»» 
iriisible»^e«Q^i>Ai^-.y/«^ ktify^^m ¿o^Hros q»i^ 
136 eep{iñoles:A^Qirtt)ros40 «imap eisip»dkrt>a iqii^ 
fha :á Jas Mo)iíc9s )máQd|^dhípQi')lladrig4i^:^QWv- 
jGpinpró-Jk>s tíveráa»iq«.e piBfJdfde a^aelIo»í«^Q$ 
gnaranís,' y .^enlo iqw »P le bíst%b»|i íPBrji W 
viaje/ para ^ oiHll rUii)í)^i$«ji le baeingrAnd^ ¡fal- 
la kendametíack^nip^didll^ (tettf tflíoi^AbandAniNr 



- 7 - 

8tt iiafbipokia á la India Oriental^ y competisari 
la iMAUauapdo d desoiri^riiiiionto del rio deSoíú 
lisi» TiddbB «aplaudi^roa el pensamieato meaos ^ 
Mttrti& Midüdezv AFranc¡6ocKfiojo8.y Miguel Hcn^i 
das tímoMf pocoB aoldadc» queprefiríerotí que^vv 
dtOM^td^ipaPá pasar lii«ego al Brasil de dotuÜ 
eMi^^PiVüii ál rey conirá Gabota El ps^dré Lo^^ 
aMttOttH^I Itt[^r citado dicoi que.Gáboto de^Á\ 
dbanídaÉada diolia geiite ea la isla de£loi«Z| sia» 
ad^attif ^e era imposible tiñr eii ella pon|<iar 
mI báy ^ue^ itome» > y ! también lo era el podeit» 

• iík^ illieatriis duraroni loa debates sobre'ir .ótf 
na iáilasl Malucfl»á ebnstruyó Gaboio anaigaleci»! 
ta^y^áe.Uaoá.la tek el 15 de febrera de IS^í!^^: 
púa. ir á fondabr en oei puerto ^de los Patios > .)|^ 
wMlia'bdMide Todps Santo^aegyin.djbel4>p¿9<> 
Compila UU Jolinos /líívtres d^ aquellos guar^i 
lü^ tfsiá^pibse JÓüaJbco machacbSos^ .para ^uaiea. 
ijilaasy^b sirwqaeg de^ mbárprotes». CootifimuÉ» 
yienbnwfo pott €irm de Sótís;^ .»coabbió« .l«egdf> 
k^ñhMé^t^lorQz pero liaftándolá desierta^ yisioi 
pMftp^aalaódl fondear en la cb &« Babdi^^ 
Desda allMofpatcbóisiis botes ea^ isetidlad; de' 
pMMb.msM^tt^ro^ y concia aotiei^ iqne le.tca^ 
geroQy se foeádan^ndo el 6 desabrí éh la. bo^^ 
eada^. rio que tleewimp &m; J^ y boy 
Ibopai áecSan luán, bafirente deifioeases fAínssi' 
lisÉiádtetfOjCres de JM^iembércacioneat d^pa;: 



— » — 

i'faudo k cvarU coo . el capítaa Juan Alvarex 
BflMUOQ i feconocer el rio Uruguay^ que. desem- 
bocft ^f y á buscar uu bueo puerto. Mientras 
Hato «dificó una ¿asa de paja circundada d^ 
pftiiíada* para custodiar las embarcaciones y 
^Gmos que le embarazaban contra, los indio» 
ohambs^ que no sé lé dejaron ver. Eatonódsse 
In presentó Francisco del Puerto, que babiendo 
esnpado.de la matanza de Solis se juntóla los 
indios yarósi los cuales lé admitieron á yiTir li- 
kreoMote entre ellos por la costumbre de todo 
indio silvestre de recibir y tratar con igualdad 
i todo hombre que se les presenta volontam* 
MMle no siendo en acción de guerra. El citado 
JUv^rez Ramón navegó el. rio Uruguay, bs^ta 
^pe^ una tormenta al tercero dia> le arrojó sobre 
4 ÍMico de arena que hay poco rácima de dos 
íiIm que están enfrente del rio Negro, donde en 
afnaa baja» .se descubren aun los restos de tal 
— ihircacion» sabiéndose por tradición que son. 
d» la de Alvarez. Salvóse la gente ^ y! regresa- 
ka parte en elboteeillo y el resto á piépór«ja 
orilla oriental ^1 río, cuando los indios yaros 
ka acometieron, y mataron al capitán con al- 
ipinos otros ; pero los demás llegaron adonde 
estaba Gaboto. 

7, Instruido este por los náufragos y por los 
iMtes que habia despachad^ á reconocer aquel 
|aUb| d9 que el rio Oruguay no era el de má^ 



— 9 — 

yor caudal, ni el mas aprópositó pai'á navegar* 
86, dejó en San Jnan la mayor de sus embar- 
caciones con algunos efectos; que se figuró no 
mrle necesarios» con cuarenta y dos hombres á 
la orden de Antón Orageda, y él dia 8 de niá-^ 
yo de 1527 navegó con la galeota y cara vela* 
Atravesó el golfo hasta entrar por el brazo mas 
austral del rio de Soifs, llamado J?2oe/e /as Pa/** 
masyj siguiéndole trató aitoistósaménte con lo^- 
mdm ulbegüas y otros que después se reduje- 
ron en el pueblo del Baradei^. También com'^ 
pro de ellos algunos vivera, sirviéndole de in<^ 
léépretes k» cuatro tnucbachos que habiá l»et- 
esMlo'4el'pnei^tó did los Patos en' la costa dcfl' 
BrasH qué todos eran güaranís. Después tomó' 
á mano izquierda el qde llaman/fmfcAo ye^brS^^ 
xodeA Paraba que tiene dé Goiñoitdá, hásta'^^eti^ 
eo&ttw en los 32^ 25' 1Í^' de latitud la bóéll' 
<lel rio €^amtraiiaí^ asi llamado ^rque viviaü- 
9iiy los gaaranís llamado» ca^caiús. De éstos f 
dé \m HmbÚ9 que habitaban poco más arríbala 
isla enfrente de Corónda, dice Üldérido Schimí^' 
dM^cap. tBi que eran quince mil guerreros al tdfl/ 
y grandes; qtie usaban caftoas largas deoehen^^ 
«a ffés y que las mugeres llevaban heridas éte 
la cara; pero todo es mucha ponderación;^ y 
las que llama heridas^ ératf la^* marcas aznlei 
<|a»tisaii Iris muger^ de áquelbs naciones síi)- 
/¥éMrés. Bairco Cemenera canto t.^ yierrtf dt^ 



~ li — 

liando no tenerles cuenta ^ se escosaro» con* 
testando al ano sigiñenle ; pero S. M. mudó 
nueyamente que por cuenta de sa Erario: se 
ausiliase a Gaboto* 

10. Este mientras tanto ayndado de los in« 
dios Caracarás se puso á edificar encima de U 
boca del rio Carcaranal y pegado i eUa , un 
fuertecillo llamado Santispiritus ; que según sos 
restos era cuadrado rodeado de foso y palizada 
con los ángulos elevados con terra[den. Al vm* 
mo tiempo construía un bergantin; y estando de 
vuelta la caravela con los efectos de san Joan, 
despachó á cuatro españoles, el uno llamado 
Cesar para que caminando por tierra acia ^ 1 
Sudueste, descubriesen lo interior del paia, y 
volviesen al fuerte á los cuatro nieses. Puso rr* 
mos á la galeota y bei^ntin , y d^ando eii 
Santispiritus la caravela con 60 hombres mwa^ 
dados por Gregorio Caro, solnrino del obispo 
de Canarias, principió á navegar <M>n lo8\ dos 
buques de remos el 23 de diciembre de 1527 
^guiendo el brazo ó riacho del Paraná qne 
pasa por Coronda, hasta salir por el llamado Cdn- 
lastine al rio principal Compró víveres y tr^tó 
amistosamente con los indios timbas ,. cakhiH 
quis, quiloasas, colastines y otros, todos guar^» 
nís. Continuó después por el rio Paraná hasle 
que le impidió ir mas adelante el Ytuó.Sako^ 
que es un arrecife por los 27^ 27^ 20'f de la<- 



~ 1S — 

«ttttd y 59 gradoa . dé kWgttad geográfica. Allí 
tafloUéfi. coflipró víveres de varias parcialidad 
des ¿ |)iild>loa gHafanú que «ncdotró en aque^ 
Uaa iDmediaciones y ea la iala de Apipé , que 
tiene treinta Jegaas de largo. De estos ¡adiós 
se formó después el ' actual pueblo de Yiati^ y 
los mismos informaron entonces con verdad á 
Gaboto por medio de los in^rpretes, que aquel 
rio tenia roas arriba saltos ó arrecifes insupe^ 
rabies para sus embarcaciones. Con ésta noti** 
cia denominó (srábpto á aquel sitio puerto dé 
Santa Aaa ; y después de haberse detenido uíí 
mes, retrocedió el 28 de. marzo de 1528, en 
sárfidtnd del rio Paraguay, cuya boca habia 
Tisto^antes ai pase y dejado étras por parecerlo 
menos caudaloso que el Paraná como eñ efecto 
lo es. Se introdujo pues, por dicha boca basta 
encontrar por su iequierda la del río Tpitá 6 
^rbejo. Pero su bergantín que estaba algo 
adelantado, reconociendo la orilla ópíuesta íi 
or¡ei^# descubrió en ella algunos iridios aga- 
ce» d paíagnas^ cuya toldería ó pu^lo . portan 
til estaba «orea -de allí en el ba&ido dé Ñen»- 
hanóL No pudieron los españoles comutaibáráe 
eon ellos sino por senas; y la idt^retacion 
4Ée leí .dieron determinó á unos' quince á 
iramle y unco es[<áñoleS:C<9ta los oficiales Gonr 
ido Nnfiés^Balbóay MignélRufis á tomar tieH-^ 
rm^y seguir -á. losj^ottosjagaees'qnei.casniíiabao 



— li- 
diante hacia SQ pueblo. Pero apenas 'ee ápai^ 
taron de la orilla lo bastante para noptfder ser 
socorridos del bei^ntin, faeron asaltados y 
muertos todos por los agaces que salieran de 
una emboscada. Esta desgracia hizo conocer á 
GabotOy que aquellos indios* eran en fuersasy 
Talor muy superiores á los guaranís que haaCi 
entonces habla únicamente visto; y por oobatX 
guiente que si continuaba mas adelante» lé opoñf» 
drian dific^ultades que no podria vencer con 
las fuerzas que tenia. Esta juicíoia reflexión fe 
determinó á retroceder sin poder satisfacer «C 
venganza. A las treinta leguas bajo de la boca 
del rio Paraguay encontró á Diego García 
que subía navegando con la pretensión de dis- 
putar a Gaboto la gloria de aquel descnbrK 
miento* Le hizo Gaboto relación puntual de 
todo) y no anteviéndose Garcia á irmas ade» 
lante, retrocedió y ambosse bajaron }ántQS<'ü 
Santispirítus. ' \\ ' r. 

tl^ Rui Diaz lib. i, cap. 6, y el padre Lo- 
zano )ib. 2, cap. 1 dicen que Grabóte subió na- 
vegando por el rió Paraguay t hasta que por kto 
25"" 38' 38'' dé latitud en el sitio; llamado la 
Angostura, le dBeron los agaces uiñ bataNa na- 
val con 300 canoas logrando coger un botedHo 
en que iban luán Fuster, Héctor de Acuna y 
Antón Rodríguez;' de loé cuales losados ij^me^ 
ros dicen fueron encomradadieros muy peritos^ 



— 15 — 

Iji létigna piíígi^ ciuinto se rescataren; quQ (des- 
pae^rMilÚó Gaboto. ba^ta, el sitio llamado la fron- 
teta que éstáenJos^^'T SS^dO^delatitud/^op- 
de adqi9Í)^ió da I03 guaraúí^ las piezas de. plata 
y ;orO' que epyió lútoy ; con stis agent^s. ,Y qonio 
^qtufeUcf^. países ;qo produbei^ .metales, - dice B,ui 
Ditai cap, 1 , lijb^. % qii0 ;1q3 írajp/ .del ¿ Feí4 del 
mgtdo que espÜca el poí tugues . Alejo i^arcia, á 
quiep matamii k^ guaraoís robáudoler : Peyro to- 
cio, es increíble pQiHju^/eloitado Diego Garci^ 
qpie 0ii4;f(«Dtró:á:Qaboto saliendo del iTÍO jparai 
guay dice«ii su relaeicln liecba al .rey:,qMf^,Gafr 
tK)to no pa^ de los. 27 grados; por «OQsiguieqt^ 
no pudo tener otra batalla que la citada de Ñem- 
b^j^ nj Y^r ,111» . Mp guajf an^ ea ^í fi^ JP^aguf ^ 

diiuüad de ^tar jdesda^dpnde^ aup^iiet»! t¿M>;]li|9r 
ga qué }Í0géái9M&S^H\Ms^p6rqm»B(M^dmpx!i 
dieron UegáFf k^afió^'d^ S/ MÍ:'afílé& del fin de 
octubre de 1527, según dije en el nüm. 9: esto 
eftcoanJdofíaboto^AttnnoJitibÍAientriido.e^ el 
4o Parüguay. Siepdo pwes,fe)sp;;4fter..lísj planr 
cbucilas d» plala^ reiiiitidasf,aJir&y:p0r, .'Q^l^ 

fueroa* adquiridas, por esjt^^htQi^adH ^[s^terf^# 
MftOltftqKfté k;i»a»t<<^i»;;«U9^ 0»^rilí9í|^^^ 
ÜbiiJi^ e»fk^i^^\M .i»ftíJt)oyelaic«xi iMp<»$i)i>il^ 
4«k: é iáoonei^onea ' qile , no : piíeden i0poyai:$^ 
.coma pt^ndedy att^asandOr^^uatjno^dncis la salida 
d^.GíátQjtQr de Gspana#;pií.cQa:4i%€ur. q^e.iAl^^ 



^ í(t ^ 

Garda ftlé muerta m Tabaré d«J8Bd4 M hijo á 
qoieii él eoüc>oi¿i nt eoii-hi traofliiiiginieimí de; 
loé chJHguaflr». P(m)ué GAbotóisalidde B$pala' 
ál mismo tiempo y qoízáe antes qiief el 8t>piie§» 
to Alejo García de Sao Vicettteí' ponjue eat«r 
Alejo regresó sano á Sao Vicetite am dejw fa^ 
eb ei Fata|;iia]r «e^n dicwt Íífaip''Nim4a Cdbie^ 
¿a de Vaca éá el eapi 50 de rasGomexit|R-ids, y 
porqae iniicboa aoasi atRea eraoí ytk loé ^sfaárfglMsp 
liafr taiNittúa del ItHiii' tapaiQií|oii iej^ Oardbn 
ab lib. 7#^p. 17: bwta dé ctiíUéa y<¥oy á ine 
cer'ctmoceír el objeto del vii^i de Diego 0am 
tía d qoe tropefcó con Gabo¿ eiid rio Paraoái 

líiér^iuiites, ■teataate Mirtraito «iMÍi 

lié ifetéiliÚMlbtt á Í5^r lá» pÍM^M :d€iriícÍ6Íit- 
jgÍ^«éiá¿lo<S(»Ilíí^ UÓ^-düjábAí 1* • tórtd' #1 niegotüo de 
lá tíJÉdd»! hiditábiloloBVttaáttfiqdd iiógpró quelaé 
dB^cÜuM¿» H6AiMkI<»> Andradft^ €á»idbal dé 
iíaM»¡ Riti Bastaofte'if «AUttiso SaUmafc» «bu^- 
^üDn en'la «b^«oU| bijo éé! «aa o«|íiuiUicúóm aitti>- 
^aé ignoro k ^[óMf fitéipero és^dir pr«tai^ 
Aria dos poh» |i!ú»n <iiaiÍBto§r ^ lipy aiirarúi á 



— n — 

países para ensanchar sus dommios, 
y el de los comerciantes al aumento de susga-^ 
nancias. Estos en consecuencia equiparon una 
embarcación de cien toneladas » un patache de 
Teinte y cinco, y un bergantincillo en piezas pa- 
ra armarle donde conviniese. Se dio el mando 
al piloto Diego Garcia, hijo de Mogner , y por 
segundo y socio á Rodrigo de Área. Listo todo 
salió de Fínisterre el 15 de enero de 1526, to* 
có en Canarias saliendo el 1 de setiembre para 
él cabo Verde , continuando hasta el cabo de 
san Agustin.Xuego costeó el Brasil y; el 15 de 
enero de 15^7, fondeó en san Vicente que era 
un pueblo portugués fundado por Martin Alfon- 
so de Sousa el año (jie 1 506. AUi tomó víveres 
é hizo el comercio^ que era su objeto predilecto^ 
€Qft)pró nn bergantín y fletó su ' mayolr embarr 
^eacion'pata cpnducir^negros á Europa á un bá- 
chiller^ ofreciendo enviársele desde el rio de So- 
lía. ,De alli fue costeando el Brasil y comercian? 
.do'.eft todas píartes hasta que entró eA dicho ri(^ 
dé^Solb ó de la Plata y fondeó en San Juan^ dé 
donde al momento despachó su mayor embar? 
cadon con el citado bachiller que se hábia em* 
liarctfdd é iba con él. Lozano lib. % cap. 2#'ha- 
.ce safir á Gbrcia de san Vicente á finés de se* 
tiembre pafa hacer posible qi]fé%ti:el pUertod^ 
JoBÍ P)ito$ se «nconjcrase <ion jGraJbpto; pelrolos fOr 
mercAM^y.ftema fin todo de García^ 'j la áetivi- 

Tomo ii. ^ 



— 18 — 

dact dé Grabóte^ que salió de santa Galalié^ lat 
t5 de febrero; hacen incretbles la sálrda tan re-t 
pentiná de áqaet dé san Yicerrte, y él encüén^ 
tro de ááibos en el puerto de loS Patos. 
' 13. Árn^ó García en san Juan su bérgdntiní 
y siguió Tas aguas de Gaboto hasta Saofis'pfrítiiír/ 
y después liasía (Jue le encontró de regreso.?, "y 
bajaron Jttñtbs. Continuó Garcia hasta España 
y se quedó iGraboto en dicho Santispirítus espe- 
jeando resultas de sus emisarios en la corté. Es^ 
ta's^guíl iñmós en el nüm. 9 estaba tiinj áeéí^ 
dídá á fav^r' de Gaboto ; pero no piíd&eiidoel 
érstr\(y ét^fi^tav k> pedido por* éí^ adelantaban 
poco sus agentes. Esta tardanza teniaí impaciente 
áGaboto; ignorando que lo podría pensarsede^^ 
basta que finaímeÉite recogió todo lo que lenfá 
e« *« JH0n>b«idonándólo,ydq-an<fe en 8«tí^ 
tispiritifS 'éíetrfo ¿iez soldadora! tnaádo'de^Nafio. 
de-Láiiay con su alférez Menilo lleídríguez de 
Oviedo y el sargento mayor Rui Pérez de Var- 
gas; se embarca y llegi) áí^paM^ año dé t530. 
Lopeo^ (Ja Gomera; cap. 89 dice kjue se ' rétíi^ 
8Íki hacer cosa buena; peroporloristoiiite-dotiii* 
te qti'e hizo bastante. » ' rM- . i-i • > r^i- ;> 

94s Dicho Nuák> de Liara coiisertd'*fcr>pai 
túú: ÍM lAáioB eaífacarás y timban; hasitaf4|oé ^n 
t^afid dci fó32/lait(iH>ó el easd ^gqiéfli^ul^ 
-émmo^ MMgáfé cacique d^ los timbiIsVdé £m- 
ciá^Mipiínda intiger legíiiñiar^el sol^átlí'lSd^ 



*/...'• j 



« I» — . 

8Q,«a|í^£;^pQ^ ¿fuerza a^rovecbaí^^ í% «H^ 
3B$Í9])i. 4í>. k^t saMdo del fuerte ea el. i^^rgaa;^ 
tín. ^wcflfHtan Rui García Mosquera cm.^^ah 
r^Haie|S|^Q^W «á buscar tíver^ por affujeUas 
islas f ;ñ^4K^. Juntó Magoré i su geate , y la 
€^s¡4l4í^i¥§^ sauces que auo se v^n á uu tir^ 
dfl hfitfrs f íi: de Santispi ri tus y acercándose d^ nor 
c;jl^y(up4i^A<i<H:^ indios y llamó á la puerta dir 
ci^g)^o< tf^raiaque comer. La guardia, quelecq*- 
o0<¿a.yíeQdo que yenj^ii pocos V les abrió^pero 
^Iwpgofé;} los,;iiHiyps se opusierou i que se ^arr 
rase f y acudkaido de repente los de \p^ sauj* 
«pfr^ ;«e iabnodüjerou y mataron á todg^ : los 
9§fimoh$ J9»9iiosiá dicha Lucia aq sin pérdida 
üqfm iMtrque Kuno de Lana y algunos qué pur 
díetoA eiopuSar ws armas, imataroa ¿ MaQgch 
ré y. i otros mucbóa indios. No tardó fnuQbo^eo 
rcsgreisar «di bérgantm , y Tieado !los oadávieresi 
Uoravon h que es de figurarse; pero Sebastíaii 
qtie«o 6ncoi4ré di de a» muger, como loco sa- 
lió lal cwnpo 4 busparla. Em efecto la eacoi\tni| 
entra ios iaiüos, iqüe le, habrían .muerto á 9Á 
mediar las li^riiñas de Lucia, de quien se bar 
bia yii: aqiro|)iado Sir¡pto# iiermaAo de Mangoré^ 
y no.oimlia diljgenbia 'fuara- interesarla 'ed sus 
.deseos. Asi pasaron algunos días hasta que^^aur* 
3add :ó celoso Siripio, la hizo quemar viva, pre<- 
•eote Sebastian atado i un árbol y.inuecto en 



- no — 
•egnida á flechazos. El «Uo del fuerte f Uñ éisr* 
canias Uevmi aun el nombre de Rineim <fe Ga^ 
bata; f Domingo Rios, que las hit héreéádo de 
sus antepasados^ me hizo la relación de este Ach 
cesó según lo he escrito, diciendo haberle* móo 
contar muchas veces á su madre, que murió muy 
vieja. El mismo me mostró el sitio |MrecÍ86don« 
de murió Lucia con su esposo, en el bos^pñ del 
Bragado á la orilla del riacho de Goronda cooio 
una legua al Norte de la capilla de este Boni«' 
bre. Rui Diaz hb. 1, cap. 7, cuenta de otro fno« 
do este suceso, y supone sé suWaroa icinco mu^ 
geres y cuatro ó cinco muchachos. 

1 5. Rui García Mosquera y sus compaoüm 
del bergantín, enterraron los muertos y nmrpn 
roa hasta salir á la mar; pero como la embarpii 
cion no era propia para llevarlos a España, eos» 
toaron de muy cerca el Brasil, hasta que tonu<^ 
ron tierra en la bahia de Igflá distante veinte 
y cuatro leguas de san Vicente. Allí se fijaron 
y vivieron en buena correspondencia con los iii» 
dios comarcanos y con los portugueses # hasta 
que en 1534 dieron acogida á Duarte Pcki» 
bachiller portugués, desterrado por su corte 
á san Vicente con toda su üaunilia. Este apoyad 
do de los españoles» hablaba mal de»su rey y 
ministros, y picados sus compatriotas de san Vi^ 
cente, le reclamaron con la alternatíva de en- 
tregarlo jurando todos vasallaje á' Portugal, é 



ó^mpsnr el sitió en élténmVio de treintaf 
&ki: Loé <»páñ6les contestaron negándóise á t(H 
do, yqtiedó la guerra declamada; Jostaibenté énl 
esta ocasión Ue^ un na vio 'francés corsario ^de 
fondé6 fuera de lairista del paébfo lespáñol; pero 
óbsenrando qué en el bote salían álgúikos mari-» 
ñeros á examinar la tierra, los sorprendieron los 
#í^paioles y entrada la noche/ se acercaron al 
eotsario ^fingiendo ser los qne' salieron en el bo» 
te que Tolrian con canoas calcadas de víveres, 
logrando abordar y tomar la embarcación á cos¿ 
la de algunas cuchilladas. Asi se proveyeron de 
armas y municiones y de algunos cañoncitos qtíps 
eolocaron en tierra oportunamente, por si Iléga4 
hák los portugueses; En efecto llegaron dos coiiii^ 
(Nifiias de ochenta hombres cfada una con mti^ 
chos guaratíis auxiliares; pérb encontraron tan 
iftopíAada resistencia, qué con gran desorden ié 
retiñron dejando bastantes muertos y prisiones 
.froéy JBÍntre estos el comandante Pediro Goes. hoá 
e^Mifiotes siguieron al alcance Kastá*^ eñtirtir y 
saquear á san Vicente, rearándose coa algunos 
pOirtugueses que eran sus amigos secretos, y 
tritego todos juntos se dieron á la vela y fueron 
'á establecerse en la isla de santa Catalina. 
' 16/ Poco después de haber abandonado 1 
'Sántispiritus, llegaron á él de regresó aquel Cé- 
sar y sus 'compañeros despachados por Gabótó 
i rseónócér los páises interiores; y viéndolo dé- 



de PÍ2arro..LlMiiaD0A,i este vmot l^Mngmiía 

laJGibula^de IfmyCé^tfis^qwftn^.f^ 

.. 17«. Iast4Üia48ptret3iUQ.G;aboti^^^ W 
p^ra. ,qu6^JUi,a{u*oqti|^f^ ^ a^s^ÍQ»,q^a t^^^ 
poáido^. .<^>^ N*i^ec9awo& .4 ,1» , coiuí^ttacípit 

to deí rey, .nj*cU. le pcKtiai |iapU|ui;. . JRa q^íM^ 
cirpiiA3taocjas incitado d^.la^ jpá^ndfítj^íf^^^^ 
Gabato^ se !«; ojiejió eA la pabeza á don , |pQ^ 
de Jüfeodoza geiuil bi»iobre..dQ cámara^de 3, JA, 
y uayorazgpir^eo d^Gdadíf^hac^i^ xe^ 'H^L^. 

«úejíjtos IjM^V Ía$ siguientes cpodif i<^Qs,. 1 .*. .(^« 
9e le a#al^$ii do^ n^. duca^QSi 4q du^a^^ 
gaderpa d^l prpd«icfo de ja, oqaqfxis^U^ y, ^« ^ 
prodapjjrloi^^ ^ ^ Erario «no ^ .f)bligaba á pag^ 
nada á lí^p .4a jiiieido99 jadfsaDBis^acioQ nj ^tro 
.aj[giHiQ..2.fvQ9/^< se.^díesp título 9 honores; j¡f.£^ 
€ulta(|ea4a Adelantado. del jáf^r^M ^^)^* 4**^ 
Qoe su jurisdicción principiase al ^or^e d(^ U 



yíkfíh ÉttiNfl^^Catalijui/l si^ienda ¡la icost» del 
itfitttJdabéé(^etei- blieabéidafieniM yétéi 
áklíltíÁ ihg^ mBAféñítii aiaripaeífíco, hasiáí 
éáíMytvíi1r<-doii'él''g«Bi0nioidé «Biego Aim^ti 
ett'^é^; i.*^ Oüe «¿ obfi^b» á «ooaátruir xl«ad« 
híéjÉ6 tt<éi»- 'fb^talezas iipara:<lelen«l«r. «I paó&vié 

pb^íiKi cktíñtü árnia» ^ «m tudonesi vif eres j \ ñoh 
éá^ifAéitéM)2A\^y ye^aBv'0€h4>l¡hDÍie^/iñó^ 

parrad y' sqsf liere(]em|^ la teneoda, de¿ irieáide 
détbüííúé fesfortulesás-á sife ^leccioii^ j lá?vM?a 
de afgo^üttayóp mteipoeblojoessttresiclaiiciau 

l&24:;'<Ctfti? éwulickin'cíe'pennaneceil itnkd mQ^ 
él»(¡^is6iq}3ÍÍBiaifi pasada» loslcúsA^pQimtUpt-i 
ifhe á 'Esfpáifií^'déjatKKieofnr Ifagaó peMiav^iN 

'49;':'>!l^aM!adtttibi6á:ar latoallBheifeDdayfaonr 
bt^elrfty'ái Íaei»rC!ark«s'db C^jvéiRini^'alitoKr 

ée\'diÁf^''ái-<fÍm»kiei\ ¿dé édadttfmlii ¡hjfa^ 
fOMftbrd: >ttibbi<»i atíktáé >da>lai<ffeHÉe]ra < fortjaH: 
1é^á;Ífa§d''dé^^k«/,'^ j^v^icMÑlklelM 

lÚ^SilJM^, Lttlíf)&aHé^ji;i{iari kiBtaGeaj;, 



Otiedo # Hernabdo' dé Maütia^ iBIikIw 'Rulm 
Gaspar Qnevédo» Hemailido.de Castro 9' Juan. 
Cienfuegos Tedpode Gaellar^Aotoob d$ Al^ihtai 
Herrera y AlTárb Aknada/LiMS Martin^Zy JPJogft 
AirmayOy Alonso ¿Hurtado, Rodrigo ViUidfiílH^ 
Antonio Ayala^ JoándeiJuDCo, AotonÍQ .Cas:! 
tillo, Pedro Ventura, TomasiCastro, Tpiaa%¡Ajfv< 
meo teros y Martin Héredis^, Juan.de.íiegovji^, 
Luís Asturias 9 Juan de Omé y Ju^n Qrd^^^ 
Se nombró almirante á don Diego heroico, 4^ 
adelantado y ; alguacil mayor á. JiO^n d^Oy Asf^ 
TiEcaino favorito : del adelantado "y su ;m9j/aiv 
domo,* y sargento mayor á Luis d^ J^j|$ . y 
SaudpTaL Los demás capitanes y o6f ifiloft jerjSMf: 
iuanOsorio naturald^ Avila,. Juan Sala:;a(ii:40 
BqptdMa , hijo de la villa de Pomar; Fran/f^sAQ 
ilt|¡z- Cralan; de , León., Oooiingo . Martines .^ 
Isak, de Vergara, Gonzalo d0:IA.en^0z3.dfi¡]34^ 
*ia I' Jorge Lsxáb^ Die^; A Vafoia ;> <d pt» .f raníetMx> 
xle Mendorar hijb dblícAvid^ii^Siiti^i^^^ 
IjenUliioaíbrácb SwM. y •fiW5:0r4iw^ 
tfe rofflfuiós|l)iég<^j%rb^ (Í9fh^:¿\^^^^^ 
ñista» HermMido deios Ria»^^ Aodn^ ^^WWr 
defiB el iRomdy Ids dbs de 'Cdid6f>aj$Pie^ id§ 
Rivera ; HémanAo^l^ i Rivera Vi Jiwa Jlwi^r 
que^Diego 4^»%; ?®d«^ Rw^W^^^ 
mMr Jkmdacor'seAttQs;»]F^íp% :^^^ 
hermano del . oónM»^^ Juan, €s«r^^ 
no delr obispaide'I^limnffipi ; luan^ (iV^g^^íM^ 



— 25 — 

Hernández de Züñíga^ los dos montañeses; 
Francisco Ayalos Piscina; de Pamplona; Her- 
nando Arias i de Mantilla; Gonzalo Aguilar y 
el'caípitan Medrano^ de Granada; Hernando 
Lais de la Cerda, Sancho del Campo pariente 
del adelantado ; Agustín Ocampos los tres de 
Almodovar; Diego Lujan ^ don Juan Ponce de 
León, hermano del duque de Arcos ^ los dos 
de Osuna; Juan Romero, Francisco Hernández 
de Górdova, los dos del marquesado de Priego; 
Antonio de Mendoza, Bartolomé Bracamente, 
los dos salamanquinos ; los hermanos Pedro y 
Diego de Estopiñan, el capitán Figueroa Alon- 
so l^aréz de Ayálaf, Juan de la Vera , los cinco 
de Jere¿ de la Frontera; Jaime Resquin valen- 
ciano; Garlos Dubrin hermano de leche del em- 
perador Garlos V , Simón Táqnes de Ramón, 
los dos < flamencos ; Bernardo Genturion geno- 
tés, Qdadralvo de las galeras del príncipe Do-^ 
ríd; Pedro Beíiavides sobrino del adelantado,* 
^ Lbis Pelmez de Cepeda hermano de santa Te- 
resa de Jesús. Estas genteis fueron sin duda las 
mas*d»tingií¡das é ilustres entre los conquisa' 
tadorés de indias. 

19. Afinque Rui Diaz lib. 1, cap^ 10, y Lo-^ 
peÉ dé Gomera cap. 89 hacen salir á está ar- 
mada él año de 1535, yocreomás bien. por ve- 
nir en ello Schimidéls y Lozano que dicen salid 
er24 de agráto de 153i de Sevilla y el 1 dese^' 

Tomó 11. ' i 



— 20 — 

tirmbro (le san Lucar, Se componía de catorro 
embarcaciones con setenta y dos caballos y ye* 
guasy dos mil quinientos españoles y ciento cin- 
cuenta alemanes» sajones y flamencos. Entre 
ellos el soldado raso Ulderico Schimidels natn* 
ral de Stranmbinga en Baviera, él cnal vnelto 
á su patria después de veinte años escribió la 
historia del descubrimiento del rio de la Plata 
como testigo presencial. No tardaron en sufrir 
un temporal que hizo arribar unas embarcación 
pes á la islai Gomera> otras con el adelantado á 
la de Tenerife, y tres á la de la Palma, estanda 
cuatro semanas en reunirse y separarse. Luego 
en diez dias fondearon en Ift isla de Santiago 
del cabo Verde* deteniéndose cinco. Después 
navegaron deis meses sin ver mas tierra que I» 
oJa de la Aseensioff , poblada solo'dd pájaros, 
donde estuvieron tres dias , y saliendo . de allí 
separó á la arAiáda una toi*menta , dirigiéUdme 
^1 almirante y otros al rio de la Plata^ y ios de* 
más al rio Janeiro. En este puerto ; hallándose 
débil y enfermo el adelantado , nombró por su 
maestre de campo, para que mandase, á Juan 
de Osorio, lo que escftó tanto los celos de los 
denras oficiales, 'que estos Heiiaron dé cbnubes 
la eabezía del adelantado. De modo qué iMta-- 
do este, mandó á cuatro capitanes Juaní de Ayo- 
las, Juan de Salazar, Joi^e Lujan y Lázaro Me-^ 
''árátio que matasen á Q$oríó. Este se paseaba 



— 27 — 

por la playa con Carlos de Guerara, cuando 
Ayolas y sas coaipañeros le arresUutan y €on- 
dogeroQ adonde estaba rodeado de mudia Irq- 
pa el adelantado, á quien dijo Ayolas que ae ha*^ 
bia adelantado; ya está arreHadoj disponga vd. l^ 
fie s€ ha de hacer. Entonces lleno de eáojo áy 
)0 el acblantado: cumplan lo que be mandad^i 
y volviendo Ayolas á encontrar á 080199^ '^ ^^^ 
9Íbt á puñaladas ayudado de sus >tlíj|(|i4NKnipa^ 
ieros. Luega fue espuesto el cadái^r en hk 
f)laya sobre un repos^ro con un papel qttd 
decía : por traídbr y alevoso; y e) adelantado 
poUtcó un bando con pena de muerte al qué 
tonase la demanda ó defensa del difiínto, cu- 
ya arrogancia y soberbia deoia hábian becha 
necesaria su muerte. Mas nada bastó para que 
no se sintiese y murmurase tnticho est0 asesH 
nato, porque Osorio pasaba poríntegro^, soU 
dado fuerte, kábil, oficioso # liberlil y apacible 
con los soldados y compañeros: Uegó á tanto e) 
descontento, que algunos comenzaron á deser-* 
tnr, prefiriendo el qvfedarse en aquéllas costas-, 
á servir bajo uo gefe tav violento, el cnat lue- 
go que adviirtió estoy sedió prisa dando á la ve«* 
la á los catorce dias de su arribo , y 41egó príu- 
tupiado el año de 1535 ala iski de Siáií Gabriel 
émde le esperaba su- hérmatió. ' 
'-'- 20. Inmediatamente ordenó el adelantadlo 
cpe la gente desembatc^a^ etf^ la> costa dondt 



— 58 — 

está hoy la colonia, y lo hicieron sin dificultad, 
no habiéndose presentado los indios charrúas á 
oponerse ni á parlamentar. También mandó re- 
conocer la misma costa y la opuesta ; y final- 
mente se determinó á fundar en la costa aus* 
Ural á donde hizo pasar toda la espedicion. En 
ella construyó un fuertecillo con tapias sobre la 
misma biMrranca en los 34^ 36< 28^ de latitud y 
60^:/^fcCf<pifc»de longitud con el nombre de Puer* 
to de Swtá Jiaria de Buenos Aires. La primera 
parte del nombre alude, á haberse fundado el 
2 de febrera ó cerca de él, del año de 1 535# y 
la segunda á haber dicho, tomando el primero 
tierra Sancho del Campo: que buenos aires son 
estos. Entre tanto se introdujeron las embarca* 
cioues en el riachuelo para estar mas seguras y 
no muy dÍ9tii»tas. La ciudad de Lima se fundó 
al mismo tien^po. 

21*. Loj indios guaraní^ y los querandis que 
eran los nu^. cercanos, supieron el arribo de 
los español!^- se les presentaron pacíficos y Icb 
vendieron víveres hasta que conociendo su pro« 
yecto de)fijar^e, se ale§aron. Viendo^ esto etnvió 
el adelantado al alcalde Juan Pabon ó < Juan 
Bomban X^on algunos soldados á persuadirle^ 
qoe ooqtijÉjiasen su [amistad f. comek^cÍQ^i Hisb- 
biendo encontrado á cuatro Leguas á los indJOA» 
eiítos ]p5 acometieron y persiguieron hítala 
nueva ciudad^ cuyas obraa intentaron arruinar 



v 



— 2^ — 

é ímpedu" :Goa. repetidos asaltos^ liasta que'al 
fió fúei^.reciíassadbB^ Para castigar este atem^ 
tadOpidespaabóal.'adelantadoásu heraiaiio cotí 
3O0iiii&nté9.- y doce de/á caballo, entre Joieí 
cuále» .ae>3e^fi(a. á sí mismo Schimidels. Los 
ofí^ialesopiHBcipalcte eran ademas del gefe^: Pe^ 
rafaAide Biieera^ Fraocisco :Bui^ Gaiany Bar^ 
toIoméBracumonte^ Juan Manrique ^^ PedrQ Ra* 
miro . 4e Güzmaa > i SáD^eho .dql Campo^^ : Diégó 
Lujin. y;. Pedro Beoayides* .Llevaban ademas 
la orden de híicer oirá fortatétsa ¿donde Jes -pá* 
rédese oportuno. Camina esta tropa ; do» job» 
nadas y; descubrió la parte ó^ueáta dé una cá^ 
nada , qm creo sea la. de z£scobár».;pbrr donde 
desigual ima lagunaí ó ^tero y á una' multitud 
da indbs guaraoísí y qnerandis ó! paoKpa&v.qite 
aparentaban; querei^ücoaíeteH Maiídó' el gfelé 
atacarlos pasando la i^nada j[]ue;iera muyifanl- 
gosa^ y: viendo los iridios cuan íembarazadoB: es^ 
taban. los ieápanoles en el denou los! embistieron 
en :niedíiá Iwa^ iarrójá£úioIes<:muehab; flecba8> 
dardos y bolas, logrando tmatariial comandante 
dám, Diego de Mendoza:» i Bartoloúié . Brac»- 
mmiú á Perafan : de ; Bivera con sii aUerez 
<l|afmolQJ», á 3mú Mantrique ^ á Pedeoi >Bbr 
miro derGuamabj iá Pedro Benávidesw XkmMen 
-ptrecÍQ .Diego Xujan y otros^ouyps buesoé sfe 
eneoñtraton después : en Ja orilla de ua «*¡o>'}¿ 
quien por esto llamaron y llaman rio .de> LiijaíL 



/ 



— 50 — 

icdemas de los citado» oficudet, nrarierop co« 
mo vemta aoldados; babíendo ocasknuido ki de 
Mufttos oficiales el habef los indios coa WA bolad 
hecho caerá los caballos^aredáiidi^his* pier^ 
nas. Los indios .perdieroo mucha gante, y Sae^ 
roa perscfgttidos basta su toldeiiií^ 6 pqeblo qtte 
saqaearon los españoles^ sia encontrar sino al-^ 
gun pescado y pieUs de qiiiyi;; pus» aunque 
Schknidels dice qiíe también haaiúM y maniecaf 
son cosas estas qae no producía, el pab. Tres 
días estuvieron syiifi^lra&do el campo y eli- 
gieroo el sitio en freate de la capilla del Pilar^ 
Ibunado hoy tos; jCerrütos, para coMtrpii^ w 
fuerte, dejando para etto cien bonbres, que 
en efecto le construy won de tapias esa su io^ 
cnyas nmas he visto. La gente restajile volvió 
í Buenos Aires. Rui Dial lib. t, capv 1 1, cnraíta 
la batalla comoi^l sé ht^üró^ haciendo moríp 
en elkt á todos los españoles menos a ochenta, 
y sin dejará ninguno en el nuevo' fuerte. Pero 
.yo sigo al testigo- Se&i»ídels sin aüadar sino la 
coostruccion del fuerte f por que lo he visto^ 
y porqueta Irádíoion dice ser de aquel tiempoi 
22». La trisieísa psi^ lo sucedido f no deteiMa 
el-ciraundar de tapias á Buenos Aji^ peno 
4S0ma hechas de priesa y el clima propende á 
la bttmedady se d^orotiaíbán ládilmc^te^ aun}- 
jque ecan gruesas^ tres* pies y aXaS' una: lañad, 
fistaado en estovima noche se eocontró: muer- 



~ 51 ^ 

U) en ]a oama con cuatro ó cinco puñaladas 
al dapítm* Lázatú Medratio> oofifidente del 
adelantado , qtfren por sospechas arrestó á aU 
ganos amigos y parientes clel diñinto Osorio; 
más nada pudo averiguar. 9e pu60 niuy triste 
j caviloso^ anntentando sd melancolía una epi* 
demia de que morían muchos y' la escasea 
de TÍvereg que se comenzaba a esperímentar^ 
P^ra obtenerlos despachó una embarcación 
con Jorge Lujan á las islas inferiores del Para- 
ná , otra con Gonzalo de M^doza á la costa 
del* Brasil, y otilas dos y una bafda con Juan 
de Ayolas'á descubrir rio al'riba y fundar ett 
éitio oportuno ^ tef cer fuerte que le ordenaba 
Hú contrata con el Rey. Schimidels que marchó 
con Lujan, ignoró la salida dé ks otras embar- 
caciones^ ó se olvidó de escribirla. '^"' 
' 23. Estaba el adelantado melaneólico , me- 
droso y resuelto á irse á Espafki, esporámlo 
sdláméíife el regreso de Ayolas \ pero para di« 
simular/ ^parció la voz de que quena ir al 
Brasil en basca de víveres y ansilios , y sin per- 
der instante , aprontaba lo preciso para esca^ 
parse. Mientras tanto regresó Lujan con la gen« 
te enferma y sin víveres ; porque los guaranís 
de saír Isidro , las Conchas é islas inferiores del 
Paraná , habian abandonado sus pueblos sin de- 
jar nada; temerosos de que Lujab fuese á cas- 
tigarios por haberse hallado juntamente con los 



— 54 — 

pampas ó querandis en la batalla iMtimd, y. por 
que ienian ya resuelto tolver á atacar á Bué^ 
nos Aires. Ea efecto la misma confederación de 
indios, reforzados cuanto pudieron , embistieron 
el 24 de junio de 1535 á Buenos Aires y á los 
navios del riachuelo á un . tiempo, arrojando 
mechones de paja encendidos y atados á las bo- 
las y flechas, logrando quemar algunas embar-* 
Daciones, y cuasi todas las casas de la ciudad que 
estaban ¿ubiertas de paja. Mas al fin fueron re- 
pelidos con mucha pérdida, siendo la de los es-; 
panoles treinta hombres con un alférez. Schi* 
mideb capítulo ' 1 2 pone á los timbus y char-* 
rdas en esta batalla, y no hubo tal, porque los 
primeros estaban én paz con Ayolas entonces y 
los charrúas no tenian cauoasni podían comu- 
nicar con los. que^aadis. Dice también qué la 

casa .del: iaidjí^lantado era de piedra , cuando hEiIIí 
!]»> hay ninguna. ': \ 

/ .24, Afligido el adelantado con tantos tra- 
bajos^ y de. ver que aumentaban las enferme- 
dades y la escasean de víveres , resolvió escaparse 
sin esperar á áyolas; piero habiendo llegado éste, 
la noche antes de marchai*se, haciendo salvas y 
dípieodo haber edificado en tierra de los timbus 
Un presidio llamado Puerto de Corpus Cristi por 
haber llegado á él este dia del ano 1535 añadien- 
do la bella índole de los timbus que le vendie- 
rpn;niuchos comestibles y le ayudaron á edifi^ 



— 33 — 

ear el presidio en que habia dejado cien solda- 
dos á la orden de Francisco Albarado y mudó 
dé parecer y determinó pasar á dicho presidio 
qae estaba cinco leguas bajo de Coronda en la 
naboia costa ^ y mas arriba de Santispirítus¿ 
Tales fueron las esperanzas que concibió con es- 
tas noticias de Ayolas , que mudó el nombre al 
puerto llamándole Puerto de Buena Esperanza. 
Nombró por su segundo á Juan de Ayólas, y 
por comandante de Buenos Aires á Francisco 
Ruiz Galán y y se hizo á la vela en cuatro ber. 
gantines y otros buques menores que habia he- 
dió construir, llevándose mas de la tnitad de 
¡agente^ de la cual murieron cincuenta en los 
dos meses que tardaron en llegar á Bueña £s^ 
peranra, porque muchos iban enfermos. Tam* 
bien los hallaron en el presidio donde habían 
ya £dlecido algunos de la epidemia y miserias 
y otros pensaban en desertar para vivir entre 
los indios incitados de Gonzalo Romero deser*:- 
tCMrde Gaboto, según dice el san Lozano lib. 1> 
cap. A. 

: 25. Cómo el artículo cuarto de su contrata 
le obligaba á buscar comunicación con el Peni 
de^pai^ó á dos soldados voluntarios por tierra 
ea solicitad del camino; pero no volvieron, aun^ 
tpe se dijo habian llegado á su destino, y des* 
pues á España. También alistó embarcaciones y 
tret ó cuatrocientos hombres al mando de Juan 

toM II. 5 



— 54 — 

Ayolas para que huscasen la misma contun¡ca«« 
cioQ con el Peni por el río arriba. En esto se 
pasaroq cuatro meses, y no cuatro años, segon 
dioe Scliimídels cap. 14« y salió Ayolais el dna 
de 1536 con orden de volver á los caatro- m^ 
ses; pero como no regresaba pasado mu ddí ^b*- 
ble dicho término, se fué el adelantado triste y 
cuasi baldado de manos y pies á Buenos Airas. 
Alli creció su melancolía viendo la miicba gen* 
te que habia perecido de epidemias j> y no de 
hambre, como con estremada ponderación coen-» 
tan Schimidels, RuiDiaz, Barrio y Loxano^poes 
la caza era tan abundante, que bastaría para 
alimentarlos á todos, y el pescado lo mismo. El 
propio deseo de exagerar el hambre, y deaérn 
minar injustamente la dureza increible . del ce^-r 
mandante Ruiz Galan« hizo inventar á Rui iDias^ 
lib. 1, cap. 12 y 13, y al criminal Lozanoim 
cuenta que no merece refutarse por ser ridi»a-^ 
Jo por contradicciones y snposicio»es felsM; 

26. Después que el adelantado llegó á Biie^ 
nos Aires^ arribó del Brasil Gonzalo de Mend<>- 
za con víveres y con dos embarcaciones mas 
que se le habian agregado en que venían Huí 
Garcia Mosquera y los que se habian fijado; en^ 
santa Catalina ; todos bien armado» y suriidos^ 
de criadas tomados entre los gnaranís del Bra- 
sil. Mucho celebró el adelantado estei refuerzo^ 
y poco después despachó á Juan de Salazar y 



— 35 — 

al mismo G(Hizalo de Mendoza en dos bergad- 
tínes con ciento cincuenta hombres en busca 
de Ayolas^ A penas habian salido viéndose e) ade- 
lantado absolutamente tullido é inútil para todo, 
alistó las dos embarcaciones que quiso le lleva- 
sen á España. 

27. Mientras disponía este negocio, reco- 
metidó á Rüiz Galán la justa economía de los 
víveres confirmándole en el mando de Buenos 
Aires, para sucederle en el empleo de adelan- 
tado á Juan de Ayolas. Dispuso también que 
eslQ no libramiento se despachase á Ayolas rio 
arriba, llevándole al mismo tiempo una instruc- 
ción f que seguti Lozano lib. % cap. 4, decia 
én silstancia t 1 .^ que dejando las embarcacio- 
nes en paraje donde pudiesen encontrarlas los 
auxilios que pensaba enviarle de España, des- 
cubriese por tierra las riquezas del Perú. %^ 
que prefiriese á los que le habian sido fíeles, sin 
exasperar á los demás: 3.® que fuese moderado 
justo y prudente: 4-.^ Que aunque por bullicio- 
so se llevaba á Juan Cáceres, que tratase bien 
á &u hermano que quedaba con el empleo de 
contaddt* : 5.^ Que no consintiese que los con- 
quistadores del Pérd le usurpasewparte alguna 
de su gobierno, sosteniéndose con la fuerza, y 
á no poder roas con protestas sin permitir que 
stts soldados se fuesen á unir con ellos: 6.^ que 
dédiese á Diego Alm<igro, si lo quería, el gobier- 



— se- 
no del río de la Plata por cíentq ó. ciento cin- 
cuenta mil ducados cuya décima i^rte sería pa« 
ra él; pero que si en sus descubrimientos. hacia 
alguna presa considerable, se acordase que sn 
adelantado habia consumido sn mayorazgo y 
sufrido grandes trabajos: 7.® que conservaría 
toda la vida el gobierno si cumplía bien y se 
acordaba de quien se lo daba. T S.^ que le des* 
pachase á Francisco Ruiz Galán con el oro y 
plata que en su descubrimiento hubiese adquir 
riik> á informarle de todo. 

Re|siHM# y muerte del adelantadle 
dea Pedre de Mendoza. Signe la es- 
pedleion y desenbrlmientos een et 
mismo lítalf» j antoridad don Jnan 

JkjolaH. 

28. Salió el adelantado para España j cuya 
navegación agravó sus males , y hallándose ina- 
petente , sin víveres frescos» hizo matar una 
perra, y comió su carne resultáqdole un gran* 
de desasosiego y dos dias después la muerte 
sobre las islas Terceras. Los que iban con él 
llegaron feli;^ente á España á fines de 1537» 
y Juan de Cáceres notició á la corte de todo lo 
sucedido. 

29. Salió Juan de Ayolas según vimos en 
el numero 25 con tres ó cuatrocientos hom* 



— 37 — 

bres entre ellos Ulderico Schimidels , y á las 
cuatro leguas eucoutró los indios corondás que 
creo vivian en el bosque llamado hoy Colastiné 
como una legua debajo de la capilla de la Co- 
ronda. Se detuvo dos dias comprando víveres 
y llevándose dos indios para intérpretes, con- 
tinuó hasta encontrar los indios colchaquis en la 
orilla de la laguna llamada hoy de Setubal. Es« 
tos indios y los precedentes eranguaranís; pero 
Schimidels capítulo 16 y 17, exagera su nu- 
mero y les cambia los nombres. Cuatro dias 
ge detuvo Ayolas comprando víveres á los cal- 
chaquis, y habiendo navegado diez y ocho sin 
ver á nadie , encontró en la isla que hay en- 
frente de la primera fundación de santa Fé , á 
los indios quiloasás, que eran guaranís, aunque 
Schimidels les da idioma diferente abultando su 
numero. En los cuatro dias que se detuvo Ayo- 
las vio el culebrón llamado Quiriyü descrito en 
el capítulo 8, niim. 4, de quien Schimidels ha- 
bla con escesiva ponderación» Continuó la es- 
pedición, y á los cuatro dias encontró á los 
guarams llamados tucaqués, que creo habi- 
taban^entro del bosque de Mocorota , de don- 
de se habian acercado á pescar en el rio. Dé 
todos los indios que vio hasta aqui Ayolas y de 
los timbüs y caracarás, se formó sobre el Car- 
carañal el pueblo de Calchaquí^ que se ha es< 
pafiolizado. 



— 38 -^ 

30. Solo an dia se detuvo Áyolas bon Iob 
tucaquési y nayegó hasta encontrar en la orilla 
occidental del río muchoB indios abipones por 
los 28 gi'ados de latitud. Quiso Ayolas hablar^ 
les ^ y le contestaron á flechazos y precisándole 
á matar algunos con las bocas de fuego, de 
cuyas resultas se retiraron una legua tierra 
adentro donde estaba su pueblo ó toldería» Los 
siguieron los españoles saltando en tierra; pero 
se retiraron sin pillar nada. Schimidels cap» t8 
exagera su numero > y añade falsamente que 
los abipones eran canoeros , y que la citada 
batalla fue naval. Continuó Ayc^, y metién^ 
dose por el río Paraguay , vio por sU izquerda 
el rio Ypitá que viene de Salta y Tarija atra- 
vesando el Charco^ Mas adelante se detuvo 
tres dias en buena dtnistad con los indios mo- 
cobis, á quienes Lozano lib. 2^ cap. 5^ da er- 
radamente otro nombre y los hace » de su ea« 
beza, canoeros. Schimidels yerrra también poN» 
niéndóles una pluma en la nariz; por lo menos 
hoy lio la usan. 

31. Siguió la espedtcion hasta que ^ según 
Rui Diaz, en la angostura que esta ^5^ 38^ 
38^^ de latitud y tal vez antes según Schimidels 
la acometieron los agaces con sus canoas tan 
desesperadamente, que lograron matar á qi^iicé 
españoles aunque perecieron muchos de ellos 
escapándose los demás por tierra donde motila 



^ 39 » 

mtnUt Im persiguieron- Coatínuó rio an^iba 
hasta la YiHeta^ Itaitiada también la Frontera^ 
m ké 25^ SI' 50'< de latitud. AlH vio bastantes 
ifidi^s acia la parte oriental en el valle de 
Guaráipitan que no se acercaban á parlamen- 
tar^ y deseando tratarlos, desembarcó su gente 
dejando 60 hombres con las embarcaciones 
y se dirigió a los indios. Estos le esperaron; y 
ttietitras Ayolas les hablaba por sus íntéiv 
jMretes /comemaran machos á tirarle flechas^ 
Asi principió una batalla la cual duró hasta 
que muertos muchos por las cicadas y arca* 
boees , se desordenaron los indios y se metie^ 
peñ en el bosque inmediato al eerrito de 
Lambaré logrando matar á 16 españoles des** 
de detrás de los troncos. Tres días los tuvo 
Ayolas eomo bloqueados > sin omitir dtKgeñcItt 
para componer una paz> y la consiguió. Se dio 
esla batalla el 1^ de agosto de 1536 isegtjnli 
Lozano lib. If capillo h^ y según lo dal'é 
Mitender Rui Díaz lib. 1 , cap. 13 , y no él aña 
de 1539| como dice á mi ver equivocadamente 
Schimidels cap. 2^. Los indios pñncipaies enlá 
batalla fueron Lambaré y Nandüa > cuyeá ntjftú^ 
bres ann conservan tos pequeñísimos eei¥es dón«* 
de tenían sus puel^os^ que seguramente nóerétí* 
ehKfades grandes ni estaban forttíkaihis como 
suponen Schimidels y Loeai^. Eslds mdies se 
redo^sroft iformandoel pueblo de Ylá dMkleatífi 



— 40 — 

cdnservaa la tradición de la batalla y del sitia 
en que se dio que se llama Guarani-ejñtá y síg- 
B^ca, donde se dejó la pelea ó bataUay aunque 
le han alterado algo llamándole Guami^ñtán. 
Gomo había entonces otros muchos pueblos de 
esta misma lengua y nación, se puede ,presu« 
mir llamasen á estos, los de la batalla ó guaranisj 
que es lo mismo, y que de aqui viene el namr 
bre de guaranís que se ha dado á la nación en^ 
tera, porque antes de la batalla eran conocidos 
por el de caries. 

. 32. La paz concluida , se buscó sitio aco- 
modado para hacer una casa fuerte, y se halló 
en los 25^ 16^ W^ de latitud en la orilla orien- 
tal del Paraguay. Se le dio el nombre de la Asun* 
eion , por el dia de la batalla , aunque se dio 
mas abajo. La hizo fabricar á los indios ^ y es- 
tos incitaron á Áyolas a destruir, los agaq^s que 
0ran también sus enemigos. En efecto marcha- 
ron los españoles y guaranís confed^riados, y lo** 
grande encontrar doi^midos á loa agaces, los 
atacaron al alba, matando cuantos adultos en*, 
centraron, tomándoles muchas canoas y que- 
mando su toldería. £n seguida regresaron á la 
Asunción, adonde al cabo de un mes llegaron al- 
gunos agaces á pedir la paz que se les acordó. 
33. Pasaron los españoles algunos nieses 
en la Asunción reponiéndose de las fatigas y* 
acopiando víveres de los indios de Ttá és Ta- 



^ 4i - 
gtiaf(m y de Acaai / que también se lea sometie- 
iSoQ yolüntariatiieote : y dejando alguna guarní- 
ciotí en la casa fuerte V se hicieron á la vela río 
afriba llevándose touchcls criados guaranís. A 
las cinco leguas^ les sacaron á vender en lá 
orilla del lío algürios víveí*es los indios mongó- 
las qae teniáti sú pídeblo en Tapüa. Eran tam- 
bién gu^rahls^ y éon díOs se formó el pueblo 
actual de Aregua; mas nlo críaban gallinas , ga* 
mos y dbejas , corno eri'adaitiénte dice Schimi-s 

• - * ^ • . • 

deis cap. 23 , pues nada dé esto había en el 
pais. Siguieron los eápañotes hasta los 22 gra* 
dos de latitud^ y tomaron Víveles de tos ülti- 
mos guai^mís de k costa oriental del río Ifánia- 
dos l^artís y Bombois que después se redujeron 
en Ids pueblos dé sania María de Feé y Simtia- 
go. Alyai^ Nuñez cap/ 47, llama á esté sitio 
Gnaviaño. Continuaron^ y en los 2t® 22' de la- 
titud y eiicontraron en lá cdsta Oríental un cer^ 
rito notable en aíqüella llanura dé pais» á quieit 
llamaron monte de S. Fernanda. Hoy le dan 
Icta españoles el nombi^e de pan de azúcar, y 
los guaranís él de Ttapucu-gaazt!. Finalmente 
el dos de febrero de 1537 fondearon en los 2t^ 
5^ de latitud llamando al sitio Puerto de Can^ 
delaria. Alli se hallaban pescando algiíños paya-^ 
fuM sarígues que eran de la misma nación que 
los tigaces } ellos condujeron á los espaííoles a 

su pueblo que estaba cerca en la orílla de nna( 
Tomo n. 6 



r- 4Í — 

laguna que poco después se llamó de Aifela$p 
y creo qqe hoy es conocida por laguna de la 
Cruz. Desde este paraje determioó Ayolas ir 
por tierra al Peni. Con este objeto bajó y ane- 
gó algunas embarcaciones y dejó el mando def 
todas con algona gente á Domingo Martínez 
de Irala con orden de esperarle seis mesQs , se-^ 
gun dicen Rni Diaz lib. 1 , cap. 13 ^ y Loisano 
lib. 2.^ cap. 5. Schimidels cap. 24, dice que 
la orden fue de esperar cuatro meses y Herre^ 
ra dic. 5^ lib. 1, cap. 15 1 que h.asta queje faW 
tasen los víyeres. Luego mandó cargar lo que 
quiso Ueirar á 300 indios de los que llevaba 
de la Asunción 9 y no á los payaguas como 
dicen Schfmidels y Lozano , porqud^es incneir 
hh: lo hiciesen ; y el dia 12 del mismo nies y 
año, marchó con dos ó trescientos espafioles^ 
porque en esto varian los citados autores. Le 
acompañó y condujo un payaguá ó algún 0M^k^ 
yo suyo hasta el pueblo mas inmediato que era 
precisamente de iodios guanos ó albayas , y sa-^ 
cando nuevos guias, continuó y atravesó las 
provincias de los Chiquitos y de santa Cruz de 
la sierra hasta llegar á las faldas de la tordüle-^ 
ra del Peni padeciendo mucho y venciendo en 
muchas 1>atallas. 

34. Mientras Ayolas caminaba» subió luap 
Sal azar á reforzarle según vimos núm. 26, quien 
con bastantes fatigas llegó a la Candelaria, y 



— 45 — 

^Montró á Domíiigo M artioez de Irala poco sa^ 
tisfecho db aquellos indios comarcanos que erati 
payagnas, guanas, albayas y algunos guasaraposj 
porqiie no taran dóciles ni le obedecian ^ com<) 
hm guaran^ y le Tendían pocos víveres de mar 
la gana. Loego navegaron juntos s^mbos capita- 
nes recKMdOGtendo la costa rio arriba « y no ét^ 
cotitpafido rastro de Ayolas, le dejaron escritas 
^i una tabla las noticias que querían supiese, 
y 88 Volvieron á Gandelaría. En seguida ' trocó 
Salasar un navio nuevo por otro viejo que % 
dio Irálft, y quedando éste allí, bajó Sálaisar 
á la Costa fuerte que fue la primera de la ciu^ 
dad de la Asunción. En ella dejó sesenta espa- 
flolea al mando dp Gonzalo de Mendoza , de lo 
que manifestó mucha alegría el cacique Kan« 
doá i y djBspues navegó hasta Buenos Aires. AIK 
bim rektsfon de su viaje ponderando prineipait 
mente la buena disposición de aquellos guat*»^ 
ufe y la mayolr abundancia de comestible. Estas 
Betícias determinaron á Francisco Ruiz jG^lán^ 
gefe de Buenos Aire^ , á encargar aquel máttdíd 
á Joan Ortega, y á ir con Saladar al Paraguay 
ú Ver las eosaá y acopiar víveres. AI pa^o tomó 
lÉ^ttna gente de Corpus-Cristi, y llegado ala 
casa fuerte , f uvo él disgusto de saber que üM 
T^gñ de langosta habia devorado gran parte dé 
la cosecha. 

3^é • A este misnio'tíiempó llegó de rio arrir 



•^ 44 -«r 

ba Domingo Martínez de Irala# y al mpoienta 
fue arrestado por Ruiz Galán y por haber defrt 
amparado su apostadero; pero como se discui" 
pase con haber esperado mucho mal» ^ del tiem- 
po del que le habian mandado, y coa la pred- 
sion de venir á buscar víveres^ fué luego puesto 
jen libertad mediando algunos amigos de aaH> 
Jk)s y ofreciendo yolver luego a w destino. Re« 
cogió Rui^ Qalan, los víveres que'pqdo, y na« 
vegório abajo, pero enBqena Esperanza enconr 
4ró la novedad de haberse auyentsido los indios 
(Comarcanos con motivo de habei; muerfo i mu? 
abosf y robado sin niotivo sus pi^blos el coman^ 
dante Francisco Alvarado poi; consejo de au se-? 
(^retario Pedro Hernández» y : de otqq á quien 
ikhimidels llama Juan Baban en el cap^ 27, y 
Lozano lib. % cap. 5, Juan Fabqn. E^te a^utor 
y Rui Piaz lib. t, cap. 14, aplican las muertea 
y robos de los indios á Ruiz Gakn^ pero la re- 
lación de Scbimidels cap. 27, que iba cqu Gar 
}an y quedó en Buena-E^peranza, convence quQ 
^1 autor de ellas fué Alvarado, á quien equivor 
^adámente llams^ FranciscQ Ruiz. Irsítado Rui? 
.Galán c(mtra Alvarado y sus consejeros^ los 
Cf^có de allí, dando el mando del fuerte áAnto- 
Jlífi de Me^dqza y dejándole ciento^ veinte sol- 
dados con prudentes instrucciones para preca*^ 
verse y atraer de nuevo los indios á la amistad 
precedente. Al punto de ^mbarcarse^Ruiz Ga- 



Iw^rseJé presentó un indio ami^> de los espa- 
mies aconsejándole que no dejase ningún es* 
pañol porque los indios habían resuelto eohar^ 
los del {mis, ó acabar con todos, y que él seguía 
di nüsmo camino incitado de su &mtlia^ Ruiz 
Gaian le dijo que con seguridad podía venir al 
faerte con i»i familia, pues no podrían los indi(Ki 
destruirlo ni forzarlo y ademas ífote el Tohreria 
luego. i^Q seguida se puso en viaje con Álvara* 
do y eoa los cómplices para Buenos Aires. 
- 36. Allí eneontró al veedmr Alonso Cábre^- 
fftvn^tural de Loja. Este babia salido de Espa- 
da mandando cuatro embarcaciones , la prind- 
pal llamada Mara£k)na : la segunda era un ga- 
león al mando de Antonio López de Aguílar: la 
tercera una caravela mandada por Antón Cabré* 
iat sobrino del veedor; y la cuarta al mando de 
jQnülea Barrasa. Dos de ellas pertenecian á los 
comerciantes de Sefflla Martin Orduña y Do- 
mingo Zomosa , los cuáles sabiendo la muerte 
del adelantado, con quien habian tratado en- 
viarlas, no querían hacerlo y pero les oMigó el 
rey permitiéndoles ir al Peni por el estrecho de 
Magallanes # en caso de no haber españoles en 
d rio de la Plata. Las otras dos embarcaciones 
eran fletadas por la real hacienda ; las dos pri- 
meras Uegaron á Buenos Aires, y ks otras arri- 
liaren á la isla de Santa Catalina. Traía este 
cotivoy algunos oficiales , 200 reclutas , armas, 



— 46 — 

municíoilet^ fop» j tmraadMiMf todo pan 
vraderk) al q«e padicae fNigafUn^ l^mbÍM fM* 
fOQ^otontes do9 padite» fitíncniMí^ Fr^ Bmn 
Dardo AHnenbi natafai de Gárdoba^ y Fr. AIohm 
30 Lebróü hijo de GénaiÍM, oon km padrm me^i^ 
tenaríoft F#. inte SalMtr y otre, y el pné^ 
gei^ÓBÍmd Fr. Luía HenrezBélo« Loaano lib^ %f 
eáp. 6) dioe^fig^roo adia fraboiwatioa y ám ^ 
rónifliéa) pero en ao papel del afio 1540qMlMI 
visto^ aUó ae ctaMltaa loa qne he eilad#k Ltf^ 
q«e Uégaroo á ttiesoa Airas las doa embaiéa* 
oMmds^ Ée déteriDiAáy: que Feltpd de GáMMsf 
Francisco álvarado miirchai*» en la MaMftoiÉi 
á mforinif at rey y al ccamjo de aquella* ee* 
aka ségim la orden que traje Cabrera para Imk 
cerlo. . . t 

374 Apenaa hubo salida ta Marafioiiá , eü^ 
odotrarón loa ei^andles del faerte de Li^ae^ «I 
poder de imeáíodná^ la iffia drü bign^aaiñi qM 
iba y TenSa de Bueoea Ainea á Boetitt fiapetiMl^ 
«a*coh a^nas árihaa y vertidos^ de doilde kk^ 
dujeréá « qné dioba bergatitífi había ftido vm- 
prisndido y faiaertá w li^ípaladotli Con este aar^ 
tecedenle y los qué se téniMí de \^ earacaráa 
y tamboS)^^ temió Rute Craian, una finalidad en 
Buena fisperadm^ para donde despachó alina^ 
4ante aeienta honbreft en dos bef^gaatinee matK» 
dados poír Sinitm Jaquee de Rxusion y fiíego. 
Abran. Ho se engáfid Rmt Gateoy porqne dichos 



^ «y - 

vio qiM Im bi^a Alvdr&da# 4&vMti^ii mI fui^rta 

MÜr d9 alU p»m que ^¡e^dcommámle^rqm 
despachase algunos españoles á buscar á su hev^ 
man^ , ap^ qupria co» sq faooilia ir i vivir en el 
fiíert^ cosa que w se atrevía á hi^^rsin 6^0!*^ 
4fi« Supo fingir tan lüm ñ\ \^áiQ , que el córner 
. tfkmte le dtó ciecueeta españoles al mando det 
«Iferes Alofifio Suarffl de Figueréa. Caminó esta 
tfppa ooma fiedla leg^a fausta el ^blo da los 
mÁm f y filé bien recibida y regalada ^cem buer 
HA oomida ; pero á lo niíajor del banquete^ ae 
aMrojaroa sobre dlofi los muchos indios quehar 
him emboioadosi y los mataron á todos, mw^ 
á mi joven llamado Calderón ^ <pie se escapó y 
ÜMé la iríste noticia al fiíorto. Or^losoy los 
kldios ofiin oste ensayo y armados eon las espa- 
dn ¿m lea muertos, bloqpiearan al bmt^^ la dio- 
rMit repelidoft asaltos, y Jliatarw al gefe oon im 
4»é0 qne k atravesó ui^. ingle cuando lifid» 
«m sdlida; pero £»Jta»do que eomer á k>i^iqdiofii' 
4espntt de quiooe días, se ausentaron el ^ai 3 
de fidurero de 1538. Los estofes atríbuyaroxi 
eirta retirada á S. J^s , santo del día 1 y I0 pro- 
^fauníMcm por patrono do la conquista. A ^ste 
4itmpo liegaron ias embarcadottes de Biiooos 
t Airas, y Mflexiomndo que se ballafaÉQtínenm- 
4os de eneOHgos, y isin medios para submlír, de 



^ 4« ^ 

«cnerdo doidod^se embarcaron y ^eUtfpA tódcKJ 
á Buenos Aires, fie <!opiado aqtti á SdiMiid«l9^ 
testigo presencial en ei capítqio 28 sio fíar^uroie 
efi lo que á su modo cuenta Rui Díaz yliOf 
taño. 

38. Quince dias después del arribo de los 
de Buena Esperanza , llegó alli una de las- efii\. 
barcaciones que en el núm. 36 dejamos* ep*saiHli 
Catalina diciendo haber quedado^ allá:. la «^otáft 
con necesidad de ausilios. Inmediatamente ¡aKi^ 
td R«iz Galán una embarcación peqifeoatyi^ 1m 
«usilios pedidos coii Teinte hombresy entre i^os 
Sckimidelsy quien es el capitulo 3d^ eqoívaca 
^1 nombre del que la mandaba. Llevó erte bo- 
que la orden de comprar en santa CataKiia mái 
dioca y otros TÍveres. Y cdmo casi todos ^carejam 
ya que Juan de Áyolas era muerto, de acmrdo 
común se determinó dejar el mando ídeBoéaM 
Aires al capitán Juan Ortega coalagente m&om 
posible y y pasar los demás á la. Ásmicíps pan 
-elegir nuevo gefe^ en caso de haber* nóerti 
AyoIas^ tfbedeci^ndof en estd k rieal cédala feilm 
en Yalladolid á 12 de setiembre de 1537, ,qae 
habia traido el veedor Cabrera, y que aos^ €»' 
pia Rui Díaz lib. A. cap. 16. . . / ^. ^ 

39. Cuando esta conñtiva arribó á la^ Ám» 
don, encontró haber llegado poco antes Do^» 
mingo Martiqez de Irala. Habia este subida 
buscando á Ayolas hasta el puerta de san^F^rw 



■-=- 4é '— 
íiatidó 'siti cónocef fáitró éñi ía üóstá. Dé allí 
subió y en* el puerto dé'CándeTaria supío hsídia 
poco que habla salido de uiiía^ toldería de indios. 
Fondeó irécélo*ó en riná felá/ y se le presenta- 
ron cuatro canoas dé iridios gifosarapós á quíé« 
nes preguntó ptor Ayófeks y póí él tíléf igo^ Aguílár 
que con dots tdás se había ré¿á^ado á péácar étí 
mía 6ánda lá tai'de antes ]|f 'rió parecían ; pero 
éaredíéndb de intérjírété; riada áé supo. Al.dia 
áigureütey^ btíscatido á dicho clérigo; ' se cbígtó á 
nri pa^'gika |)éséaiida cdn sü mü^er ; y qué(íári¿ 
dóse cbri éiíta ñe dio Hbertad á'ác(uei dándole^ 
á entendfet* con áéfiás que sé Üeseaba'hablaf 
éott lo» dé 8* pueblo. Etí efecto á ía^ doSde lá 

ir** • 

t»dé dél diá siguiente Hegárori d(G^ cáhóaá m^ 
yagafias edn pescados J y mientras se les éxární- 
tí9í\fá'sé aidfírtid qtíé veiíiari cornfo ^cUaréñía ca- 
noas más 'llenas de payagtía^. Cómocíéritó dé 
esto^ tofldíanMi tiétrk én la parte inferior dé la 
isla etí" <{^e estaba Irala y sé dirigieron á él: ' 
fteroháéiéridó alto' antes de llegar 7 dieron por 
áéf&te ií entender que tenián dé paz» desnudos 
y sin afamas;' y qué predian á los españoles de- 
jasen las suyas para acei^cársé sin receló. Como 
Irala deseaba hablarles , mandó arrimar l'ás^ 
armas déla ^érite que teniarien tierra sin ale- 
jarse dé éllás: Eiftohcés los páyágüás' sé ácér-* 
carón y mientras Irala preguntaba á algunos^ 

pijr AyolaSi sin poder entétíder lo que le res- 
Tamo 11. * 7 



r- ÍW - 

l«f,^fi|t9 qfifi i píuk^fffffn^ ivi»i^v<m 4P^íilwh 

imKo» de I?» «c?ii(MS yiniesen ^ ma^íM^Ml 

4id<»/á íiwipp 4^e ya ertj^íjpii Mrw'italíqiHe 

chaitaq; pero £|^mpMf)9»fQ0 mH^^^üfirSirtflie 
retirarse, siq ^^pr 4^ J^Kie j(raP|!iki»'4SfüH> 
Boles qup iqf ««eiguif^p. Al miwo líwniXÍ^^W «^ 
noas ¡ntei|t^pQi^ -.f^pp^enir^- 4^ li# -«m^rc^o 
dones; pero 646^:09 r^c)i8Xf[|dpii ijt^fxf^^tdme 
allí los soId^do^C^piffl^Q y AJIfMiniT. Mnn^ «sí 
este día d^ jp %pIvhh^ ep fel |P> r<gwHf d on foim 
Carbajal y f|G|S^4Bd/9f /y hj^^ «caarpnta he- 
ridos eiUre el|Q9 119)? C09 (tii^^ {|eiidi|s; pero 
li: Ui|8 piiyagu^i^cl^ 1999. ^ podes com-' 
^^je^ifiT 4p 918^^9^ heridos que eUes 'habnuí 
9]|qertQ 9I dérigo A|gnihw. y sus cbs ooa)pa<- 
8er(^. 

4O1 Nategór irala ^f día siguiente sin eii^ 



-^ 84 — 

d6ftiMi( ñiblieo alguno de gékitd^> y paBÓ,I« tíd)" 
^k^fttúéeíáá» fití medio dei-rb, pei«y oyétkto 
áldlfiíi<i^e»,eit-la cost^-Oeéidetital^'y^yieiidd 
^'las^ dabk- M» sofo indK» desde la^ orilh^ lé 
b^'HÍMjÉ^'á Mi> ^reseDícia' dtmde en^ cáBtélkano 
KízW tjsbRii^tf di» iá. jotrnadtt de Acolas sasUMi-' 
éRÜtUéMcf' 6b mtú6- téirmioos; aJüafi^ d^ A'^W 
é^létti^»'-r0{>Hádi« veiees atvave^ |>or mubhaift» 
ftiÉ^i&tl^ de'ifK^y unatde ^las» h iaiti'$ d<$^ 
«áMt4elie»M«ív<é pw s«^«riái4t> iM|)0taiéQd6iiié> 
*tét>tB(M!l6fiéM®o\^o. Gommüói hasta la £a}(¿i: 
ade la cordillera dctt^ Férii doAd^' lé recibielroitf 
4(de fMZ los indios samacosis y sihicosis facili- 

«|^pÁ)1% ks»S^(lü^9r. «M^tal^S, J|^j4 r>?n>ffti^<B! 

«fe» iSftfiinmMt y hf!rido«Ki|ij'e9SDsó>Lt9fl?bie«B 
dy lWBi Ítt r i'iiii(«il^lMtstato<r(ia^di5^e rii>( lni> 
^MlllA^^Midli» í^mséi^ dé b g<ftílJéi'Ht<iM<j%^ 
«nada. Por üUiitttf éñtdbti^ ^JcÉ^dios albayas 
«¿acaso guanas que le recibieron y trataron 
4álMylob'tMÍK<fiáii^<|lié^sé d^VÉ>«^'é5^ é)Ios;-^to 
JikilÉiitlUildb üá- fÉfáVchbij.H^ éítikldk álbtfy>áá ¿> 
^IjftÉUMit <i6(ífíkl^<á4él6s>¿i6iir' ití^ páyá^AÜ etí b 
4[litftiidd^liiáí6ifté{tt^d^ábs<puk)lt>é lé> s^má^ 

itfM 8y^«i)íi)áfiMéi^éM!d|>áttdd' yí»: eoÉlo [Sof' 
tm¡íf^.i»^ .Mr'iÁuHétfte'ét^^ario^de Otte^ 

Léóh* h«l-ibatt<y del' diiqué dé- Ai^ós y Lttii 
niÑÑMfe'Zéjfédit'litel'tbMK>'dé sti^ db 



.^lift* .uvau vity iuuires eu cuauto al numero 
u^ .^ .luerto^, ii:aim¡Jels cap. 25 dice que 
. ..*ur 'uufs^ oap. 49 dice que 80, y Huí 
.^. ^y, ... .u). L y dice que 200. j^l cita« 
« . ojt uut:z. eciid la culpa de es^ desgra* 
^ . :-^ii»i, )uv «|ue le aborrecía; pero por lo 
i:7«^. V h: ^e puede creer; y menos si sa 
..>¿-. v^ uc .Qs^ Jumas autores no le culpan. Lo 
ii; «. ..V. jc iuiiu es que la desgracia fue cerr 
. ^ ^ u^tiáAu que por esto llaman de Ayola$ 
. t;t^.vx«u: iei rio Paraguay con quien comu« 
il' ¿- de latitud* 




rte de Ajóla» es elegl- 

ÜL ttomlngo Martioem de 

los de^eabrlmlentoo. 

, finodáiidose |a olada4 

de la Asunolon. 

<^» ^ punUendo ya dudarse con la veni<^ 

^%mA. 4 iji asunción: la muerte del gefepriq-, 

^ .IUéA ^ Ayolas^ sin haber nombrado. su« 

;,i^ ^:^ mando ^ y eistando alli. junLe^ 1^ ma- 

^H' ^^iiié^^í^ ^^^^ ^^ los conquistadores, tra* 

H>^. i* -i»**^ ^^ g^f® ^ votos según la real 

.^^^^l^^^j^^liisk Aunque, todos, los capitanes pre- 

_^¡i^i> 4íii|pii*on niérítos, tres fueron los que 

^j^i ii>i^|artido. Alonso,C^brera daba.mi^* 

^ tanrtPWi^**^ '^ &u empleo de veedor.^ J^ran-; 



c^^caRv^iz Galán se appyal^a con, mas cazones 
q¡9^ tpdo^ien qu^ niandalia poic : el adelanta^ 
«P(9)i$eiid9.40 ^]^ól^t:qp splo en Rueños AW 
pw^tftwiliirnrií h ^iiínrinn según se vio ^a^ 
ékh9rr«stó :á IraU» ^uafi^:4'? SaJ^wr; tombien 
a)egafc|s^ népitos y tei»Í9> partidacios; Pei« llegan 
do:(^:inoinepitp de elegjf ^m(^AfaeáÍ9AoK^\ 
wti dQ Í53.9 t^Q» Jo$: partidarios se ■ preiipierpii; 
<^tra -Huisti y„ se. cpnyiiHerQi^ i^it upfa^rsLí^.á. 
i^ranoiscQ Afartioez de Irala;,que aunque; .útnia^ 
gpaipild t9|leiitPí y y^kw,. pQjgq^ab^ enméiritP á 
iUijz Qal^x ftw ^ifa lib. .1^,.;ipap., i^.s^ponet 
qi|é Ayplíis ^alúa non^br^p. antes á I^^I^^r W 
9e9r»J¡f|i;sp.q<^e;dijO;p90i^fiote^ qnp jGialw W gefp 
1%M^ «fXesMo. AlvariNuñe?, icap.; 75, ,aft|áf 
l^^,)a'fRBferoppd!|.der IkiÍx ^la e^perapzaqpe 
í(»PWÍ.ífe,pQ4eri9 manpjaíj.pw^r'dp in^Hq^ 
calidad qiiue 1»^oi Ipi papitanes. ,Gpi^Q, quiera; 
por ,f|f|t3^( oompetenci^ .Rui : |D|a;s nie^o-de .}t]ala 
tp!#<á. I^alan 3íal,9Jerí?^,;;qaft le flril^uyeTmiJ. 
¡ilifp^%^' faltando, i; la, ¡¡yerqaimiíijtui , y,,^, la 
yi|nda4)í[yi|Í9 ^QQiiIta: ffí^ ^Q^buei^O: qp^í.Wzp, ^qi^ 
DQkj^ifiilcQ^.Lcfzanto cQi^a^ Rpi^Pjaz y; au<i ^ 

git<la>44;in»qd«>i(pe jwtaír á,tpdQs;lq$v e^p^ 
kn», M^daVKt Q|(>Mkrt Jos p^!(}os,^e {»raw paw 
aostenor/fH^Qq^es pulios ,^a j^istante^ .powf» 
]§v AwQC¡a4» jp^enp8;-;AJffes.>y^|jaian: (fOs l^i^Pi 



tíátítíáiA^ imféi , éiibiiilii^iM # \mMmkmm 

iMri«< Mí )«'AsiiíiáMlllM» áÍMÉ4«Ataft' IdPtffAMtffr 
éoiyp6«ébHVaBÍ$a»'itiUteftÚrteiliz; ní(aidl«!tfv"IK' 

^.m 'WáMikSdiii^füiimif tmmif'éfkam 

d^ L(^att'y'Ébeá)M'ilÍ!i4s^ á^Ai ^^ÚMMcMV. ^^f '''' > 

pasando el río con algwtfüf j^Yéf #i»Mh<á$>l«» 
yy«MHk¡klto<liMÍtébHkiofiflftr«i9péVtf 



íí? Tff *^ 

tO) en la «rilla oriental. del rio, dominando^^ft 

^ 4^.^^4E)p«||pjj9 V^p<|0 4rff«IWl|^«Í|ff 

$yiflOsl(^.qi4&l|#f]fa|9;»8MÍ?iVfH^rmj|| Qmft^ 
^n^^^ Jígle^ifl ,4 $<»^ $l»(^ p^ )Q$,Mej^l)jlr 



^é taüád laspaeíAós de Atirá, Gtiarní^ ^ 
Ttiané <y Pitad: Tódós los citados iiiaidé iék>átf 
gnai^süjís y ' fiíeráii repartidos á * los és^&iléíf 
póft Irala en encomiendas de Mitayos y* Mfnchos 
óoüducidos á la Asunción para trabajar én'lav 
obras. i »• . . í ...•:.. ,¡.» , í 

; ' 45. : Doraiíte €»tae»péd¡ciotí llegdá la'Á^ún-^ 
c?ótt Diegtf Abren con lásf ^uáníícrorieS' féfec^ 
tos de Ltíjan y Bnenos Aires^ i P^' ^^ ^ ^^P^ 
tpíé ¡A)co antes dé 'sn arbibo á Baeno6 Aires; 
habik llegádcí sin triGfpieztf de saíntá Cátalráá lar 
émbarcáciíob (|ue' habiá fondeado allí fáKá' dé 
áusHioé séjgun TÍmoii ridm. 38, Pero la embar<¿ 
dación menor qribfíié á bnscar la otra con Schi^ 
tbidels, tardó m^s de nn mes en llegar á sántá 
GátsdiAa y se' detiívtf dos aniiliandó á la ot^ y 
pMvejréndose de víveres. %iKef otf después jon-i 
tas, y la meáor Ham^daC Panchaldó. tócala Vis-^ 
"pañí áé Todos Santos en nú bluiéb^* ál eátrar 
eú el riacíhüeló de Buenos Aire^^ y se perdida 
león grándd parte de sn^caí^, aonqñe se 're- 
cogió lóqtfe se pudo; Schimidels cap. 29 lláitia 
á Fhhéliáldor Gonzalo de Mendoza, qné estaba 
entonces en el Páifáguay; y stípone el líaitfra- 
gío eb el b^ncb inl|glés; pero la pe<][ueñez del 
bnque, y el modo soldadesco conqne piflta )á' 
cosa, no se me hace tan: créible comÓ lo'qúe' 
he copiado de Rui Diaz lib. 1, cap. 17, tnu^ 
cho menos pudiéndose dudar que SchiMdélsr 



« «;í - 

preseitciase M nsq^ra^))^ cnaUda en el cap* 
$&^i entender qoé a^stÍ6 á b iéieccm dflh 
ir^l». También di<}6 ^ue e» te aitibi^cacíiOfi) 
gránele dp^e llegó feli^ent^^ visüjaQ SíQO e^p^^. 
fióles i que es @i itiiiQetH) cpiQ Ir«ii8tn Isa «ii%irot 
de C^hvetá. Pero tumpociQ «fi30 á * Huí Diat 
l»iaiidQ dic«^ qtie la elíSbarQ^ciota perdidaí erai 
genovesa, yhabia salido de IttJi» ccto a[>lo el 
<4ijeto de comerciar eii Lma,* pues de ser a^í 
QPi^ondvciríat como dicd muchos oficiales distíQ*^. 

SñÚQ^ Qombpaodp á Aüton Cabrera » Péra&toi» 
qniopy T<!'m9S Hiso y tíautista Troche; ¿i hai* 
hfy^ ido i 9q$íUar tal embarcación á. la que fué 
4fi 9Qeticl$^Aifes; c|ué es la que pereció, y no la 
q[Q9 diqe Rwi 0¡a?5. 

It6. Jautos ya todtís los conquistádfores ídé» 
la A¿!^npig)i^ lois pasó Irala revista , y solo halB 
GXM h^mbres^ Jbabieñdo perecido como 1,400» 
de k» qne Iminin llegado á aqdellas regiones.^ 
Lcto wicontró Ademas escasos de Testuarío y dé* 
mimiciones; ptero estando pi^ovistó de indios, sé' 
(fió pHesa m fabrtear ks caiáas cubiertas de pa-^* 
ja y Iw paredes de e^acas irertícalés ynidas y 
^lod;aid««9 pomo son aun las mas en el país.* 
Edificó ^\ primer templo y le dedicó a Ifi En^ 
éarnaqUm 4^ bl jo de Diósi; nombrando por pri-^ 
fWr <?mra al clérigo yiacaina Juan Gabriel hex^ 
$ai|0. A U>Ío$ Repartió en las cercániás tierras 
psqra ijpiintas^ Ipmapdb para la i^uya la que ocuF 

Tomo ii. g 



- 118 — 

pa el presidio do san Miguel en la orilla del rio 
«ncima de la ciudad, á quien dio por armas fas 
efigies de la Asunción y san Blas , ilda casa 
fnerte y un coco , que es una especié de palma 
eomunp alli. Nonibró por alcaldes á los capita- 
nes Juan de Salazar y Gonzalo de Mendoza , y 
por regidores á seis de los que trajo el adelan- 
tado con este destino. 

'47. Todo lo disponía y animaba Iralá con 
suma habilidad j y circundaba la ciudad con las 
estacas que encontraba en él mismo deononté; 
pero fatigados los itídios con tantos tnlbajos^dé* 
terminaroh acabar con los eikpañoles. Partí ésto 
sie copyinieron los que trabajaban con los que 
estaban en sus pueblos, en que estos seibtfod^ 
oirían en la ciudad insensiblemente y con- (Nre- 
testo de pasar la semana santa viendo ks pro- 
cesiones que hacian los españoles : y en la que 
llamaban de la sangre porque los maíT sé £Rsci- 
plinaban según la costumbre devota de aquéllos 
tiempos, caer repentinamente sobre ellos y 
acabarlos hallándose sin armas. Todo estaba 
pronto, y el Jueves Sanfo de 1539 poco antes 
de dicha procesión', reveló el secreto al alcalde 
Salazar una criada india que tenia» declarándo- 
le los principales cómplices. ínmecfiatamente se 
dio parte á írala, y este hizo publicar un bando 
mandando á todos los españoles , y á los indios 
principales conjurados, que al instante acudie-^ 



.— 59 — 

sen'hieii armadas á su casa /.para deliberar lo 
ooOTfsoíente; pues teniao y estaban cérea de atar 
, caries los guicurus y los agaees.. Verificado es* 
to pantualmente» se fueron arrestando dichos 
• indios cabezns puando llegaban, y tomándoles la 
coofesionenqne declararon su delito, fuieroa 
luego ahorcados, publicando h causa y al, mis- 
mo tiempo el perdoq para todos los demás. Co- 
pio este acaecimiento de Rui Diaz, lib. 1, capí- 
tulo 18. Lo mismo hace Lozano Jib, % cap. 7; 
'. sin embaído puede dudarse sea cierto, cuando 
Scbimidels no lo menciona*. 
< 48^. Añade el mismo Rui Diaz, que escar- 
iOieDtiidos los guaranís con el pronto castigo de 
' lípB cómplices principales, y agradecidos á la cle« 
. flo^tacia con loi» demás, entregaron á los espa^ 
les cojuitas miigeres quisieron de las que resnl- 
. tarcm después muchos mestizos que fueron re- 
. potados y declarados por españoles. 

JBqprJtetoii de Alvar Nanem median- 
te éeairata j eondlelones estlpiila- 
das eoB el gobierno. 

é 

49. Mientras las cqsas sobredichas pasaban 
en aquellos puntos, llegó á Espapa la nave Ma- 
raBOoacon Felipe Cáceres que hizo rela([;ÍQn del 
estado de la conquista. De resultas de éstas, uo- 



ticias determinó Alvar Nuñez Gabela de Yátta, 
caballero de Jereat de la Fróülera haeér al rey 
iiita propuesta, que he leído en so dé&páoho ó 
litulo y existe en el archivo de la Asilttóiotí fiív 
«nado el 5 de agosto de 154(K Por dUa s& obli- 
<gó á espebder ocho mil dacadoA. eli^ rópm > nr- 
•mas, pertrechos^ caballos y tredutás^ copleando 
ademas el trasportaiio tpdo al rio de la t^lata. 
*Las 'Condiciones fueron las mismas cuatro prtr 
mineras déí don Pedro de Mendoza catadas* en el 
«nújneM 47^ y no se le (tedió > na dmato de lo 
que en la tierra se mugiera y 6htras¿^ MÜiese, 
' eomo dice el mismo Alvar Náftez cap. 1% l^ero 
se^rfiádió. que t$les condicionéis solo teiidMiti 
*liijga^ en caso de. haber muerto Ayolasf poip^ 
Él é^ viviese debiá Alvar Nttnez éát^rié Mdbor- 
¿inado Qdn toda bu gent^> pertx*éch<» y 'embat* 
¿ádoiiies, quedándole únicamétate él góbSéHüo 
particular dé-lsááta Cát^ifta cOü Sttbérdihiiciob 
al citado Ayolas, quien si quisiese y Je parecie- 
se podria nombrarle su ^gundo. Lozano lib. 2, 
cap. o^ se equivoca prebendo que riune2 fue 
noml)rado por el rey tenientá" gén^írái oe Ayo- 
las , y tanibien dicieádo que lá citada contrata 
se aprobó el 18 de mayo. 

50. Se estregó á Ñoñez algunas órdéáes é 

ia6ttiióicicineb en cpe se mandaba no p^mitír 

le triados ni ptocWadotes en la, k»)iqnistn$ fior- 

<que tales $;^^ ocasioMbafi pleiftbs y^dístor- 



~ «1 -» 

njiafó que Jos reparamientos de tierras fuesen 
p(ei*pótU()& para que los poseyesen cinco años; 
i|nd élotito y comercio ood los indios fuesen 
ÜbMsti 'que cuando quisiesen pudiesen los es^ 
.pañoleS'.ttflver á Europa^ escribir á Si M.y en- 
riar proiúfuradores á protfiover st» negocios: que 
im úaddm ordinarios de los pueblos pudiesen 
-ém^ en loB casos de hermandad; qne délos te- 
-Mdüteis' se pudiese apelar al gefe principal y 
•<ls^'é8te'^ consejo; que si estas apelaciones fue* 
•émoriiiin^eB rijgiesen las leyes de Castilla, y 
««'ttiifileiSde^iiMi mil pe arriba no &e 

.áé^ÍM,^l^pélaciont qpe el jueis recusado^ se 
-jcbiapa^áíe r ^qne ^isé «eñai^n exidos á los 
"IpiAblostv q«ie 'loé ríos y ajguaáas líuesen comu- 
nes^ -qqe á* nadie* M e|ectttase^ en icúatro'a&os 
^{Kif ^idepada«^ ireál^ ^.4^^ 
-faMiUsMiarifa^go^ nien^niácó aSlod mas (te^^ 
HMstUhum por <;r¡i» de ganados^ ni quintos de 
-ntHi r<ms 'qiie cke ort^ y plata; y qué se cnida- 
•M^itfiMW^é los bienes de los difúátos. Lozá- 
Bo lib. 2, cap. 8, refiere estás^ órdenes ó con- 

- 5U Compró Alvar ^^efe^^Sevi^^ 
»aí5y "pertrechos^ vívereisi, étc;^^^ dos ^naves y 

• ^h ^ehi^telaií' tlecem^iíatiáo Comprar otra en 
-QibHrftts) rechtté^n^o^JittMOS^dados sihcídii* 

'ttrlos marmérós y «uüreíáu y seis eabatlos. Lps 

* «Al!ildéSffíftdip:áMf^et^ httpm éia- 



^ 6Í — 

dianOy hijo de Cádiz y Juan Pabon de Bada- 
joz: de Jerez de la Frontera, fueron Pedro £s* 
topiñan » primo de Alvar Nuñez« Alonso Riqioél 
padre del historiador Rui Diaz de Guzman^ 
Alon$o de Fuentes, hijo de nú veinte y cuatro, 
Antonio Navarrete, don M&rtin Yillaviioeacio y 
F^id». Peralu: d« Se,aia R» m.Mel«* 
rejo con su hermano Francisco, Vergaiía^ Slar^ 
tin SuareZ' de Toledo^ Pedro E$qnivel^ h/m^^ 
brera, y Fernando Saavedra* De Córdobu AIoOp- 
so Yalenzuela, JU^e de los Rios, PedroSeml- 
ta, Alonso Augusto, y Lqi$; Ribetoaci'de tíntim- 
ros Giarcia JEVodi^iguez^ yergaira^;h<^cnlaiiQ»de^ Fr. 
.Domingo Soto confesor del r^y: de AQJ«r{€iliach 
tor Pedro Dorantes: de Madrid yjelvíatJ^biíi^ 
de Gáceres con JutwDelg^doiy elicap^R'&i- 
margo : de AlmodoKar'^: Agqslw iCk^mpte iivj^ 
.Tpi<jiUoNufia.de.Cbaye$<^ |LuÍ3:P^6i^,de5Y4tff^ 
' gas, y él capitán Herrera; de san Liíeaififif»»* 
cisco Espinokjiyde Yi^ay^y GiiípiiaK)oa>yMw* 
tin Orue, Ocboa T^arre» Mattel íYotiMÍ! y i#l 
* capitán EstigacRibí*.:.. . ; . : ,: .iiS *' 
52. Salió esta espedicion de san Lucsirisl 
2i de !ttwiembre deyi54^fti*y;no uiDañri des- 
pués QOíno dicei L9pe* capítulo. §9fAslo$;««^ 
vedias fwdeó en feJRídttia , p^];ir.dfE(.;^«^' 
. donde se idetu.v^ {Vein^e y: !e¡nc«,:y%^n>dl*?í4««- 
; pues aí^ribó; ala de )Sa«tiago rMlC^h». ^YM^* 
-Allí ocupé mütn y cidCQ 4ia& eD;¿£K^r.^i|{(da 



— 63 — 

y tomar un rumbo á la capitana, y pasando al 
Cabo fHo f fué luego á fondear en la Cananea» 
Altar NoñeSE cap:* 2 dice le sucedieron en esta 
trayesna circunstancias increibles^ lo cierto es 
qoe al instante fijó el escudo de sus armas en 
la costa , cf eyeildo pertenecia aquel distrito al 
de su gobierno de santa Catalina , á donde el 
29 de marzo de 1541 fondeó y desembarcó la 
gente v los pertrechos , y los 26 caballos y ye- 
guas qife le restaban. Como en el caso de vivir 
Aybliig tolo debia mandar en dicha isla y tomó 
posetkm de ella ; y procurando reconocer la 
costa de tierra firme, una tormenta le echó á pi« 
qne úáío leguas de allí dos embarcaciones, sal- 
vando^ la gente/ 

53. Alvar Nuñez capítulo 3, dice , que los 
padres franciscanos Bernardo Armenta y Alon- 
so Lebrón estaban á catorce leguas de aili en 
Viasa y temiendo á los indios bttscáron la pro» 
tección de dicho Nuñez , pero no nos dice 
como los religiosos estaban alli; no pudieíoido 
ser> sino por haberlos abandonado Cabrera: que 
los llevó de España y fondeó en santa Catalina, 
ó por haberse ellos separado de Cabrera' que 
los llevaba, ó por haberse escapado por tierra 
desde la Asunción. Lozano lib. 2, cap. 8; ésel 
linico qne' sin apoyo lo dice disculpando la idea 
del supuesto viaje de los padres con él celo de 
predicw á los indios. Pero no advierte que 



igndi^bslii el idícNua gaapüídy i» qbe eüicnd» l9 
lo 8up¡e9<^n era entraño fuesen á biiscaf neéfit09 
ea Viaza cuando los tenían efa laa provincia» 
del Paraguay del Gnaíráyda Vera qñe debíe^ 
\ron atravesar antes, Nuñez supone en el ca^k 4^ 
c(ne le llegó á santa Catalina nn batel d bote 
con nueve desertores de BúenoS' Aires que iban 
á quejarse al rev de stís gefes» Pero cpitao baeia 
dos afios y medio qoe est aba de8{Kd>lada Bue^ 
nos Aires, es falso que itolier^n de alli los ^ter^ 
teres, y que pudiesen ir á España eb tan pe«- 
queña embarcadoil* Si la deserción se supone 
adterioi'i no pudieron tales gentes iofomiarle 
de la muerte de Ayolas, ni de Jo detoas que 
dice de íraia sin arreglarse tin todo á h seft-^ 
dad. Lozano ¿frúiem supone la deserción del Pa- 
raguay , sin apoyo de otros esiTitp», y wí pal< 
imc las dificultades de su aser'cion. Rui D¡a< U^ 
bro 2 eap. 1, di<e# que Alvar Nuñez rejcog^ en 
santa Catalina á deis desertores de Bnaivw; Ai^ 
lies que le informaji'on del estado de la rprotin* 
(na# y f^ repite }^ bistoríá de tales d^serJtp- 
i;es que refirió en el lib. í cap. 16* Pi^o yo' 
tengo por cueiíto fabuloso lo que dice, y aun. 
por imposible^ Asi sigo la historia conu) creoí 
quesucedió» 

54. Recodó Alvar Ifiinez á dos e(^pi9fiole$ 
desertores de la embarcación de Antón Car 
farera ó de la que fue á socorrerlo con 



V 



^ es — 

ááñi ijae esiabafl en Yiaza. Ellos le ififoí^inaroii 
lo 4]rie sabism y se redace á que la ciadad de 
Beraos Aires se hallaba con el ar ribo de Alón-' 
sa Cabrera surtida de víveres y soldados y ^e 
wcecUa lo mismo á la de la Asunción ^ de^e 
dODdd halHa salido últimamente Irala en soliei^ 
tad de Ayolas ; á quien generalmente se creía 
Boerto^ segoii lo que tardaba eii volver. Nó 
podieiroo informarle de la despoblación de Bue- 
nos Aires> pues la ignoraban > y por esto en 
fiuyo del541> despachó Alvar Nuñeás á Felipe 
dteCiáceres en una embarcación á saber lo que 
fiMaba alli; pero un temporal tío le permitió 
llegar t y le pareció arribar á santa Catalina. 
Aili se sifócitó la duda sobre ir á la Asunción 
potr mar .ó por tierra : el piloto Antonio Lope?^ 
y Felipe de Cáceres opinaron que por lanzar; 
pero Alvar Nuñez con la perdida de dos de sus 
embúcaciones y otra que tenia muy quebran- 
tada temió embarcarse, según Schiniidels capí"- 
tido 31 9 ó le pareció llegaría antes por tierra, 
según él dice cap. 5. Ignoraba el rumbo y la 
dtstanciajy para tomar noticias destacó algUf' 
nos españoles é indios con el factor Pedro Do^ 
nantés^ quien volvió á los tres meses diciendo, 
que después de atravesar serranías, y gt^üdes 
iHlsques y tierras desiertas # había encontrado 
campiñas pobladas de indios. Resuelto por fin 

á ir al Paraguay por tierra é informándole Ids 
Tomo íl 9 






\ 



^ 



— 66 — 

naturales que podría llegar antes á las cttadai^ 
campi&as iatroduciéndose poF el rio Yubncá 
que desemboca enfreate de la punta de la islli 
á 18 ó SO leguas da donde estaba fondeado^ 
dispuso reconocer dicho rio ; y entretanto des«« 
hizo unfi de las dos embarcaciones que le réalft«> 
ban recogiendo la jarcia y clavazón. LoaaoOí 
libro 2 cap. S, dice que los padres franqisetnos^ 
citados niim, 53 que habian ido desde la Ásnn^ 
cion informaron á Alvar Nuñez del camino; 
pero de ser a^i no venia al caso el reooQoci«« 
miento de Donantes ni Alvar Nunez habría 
s(do el primero qqe hizo este viaje de lo qaé 
se vanagloria. 

55. Hecho el acopio de los víveres y c^so^ 
ios que creyó preciso llevar por tierra , qoeda* 
ron en sania Catalina ciento cuai^nta e^paiki^ 
les con lo que debia ir por mar^ y el IS da 
octubre de 1541» marchó Alvar Niiñez á en* 
trar por el citado rio Ytabucd con 250 arca^ 
bttceros y ballesteros , todos sus caballos y mo- 
chos indios del pais. Navegó por dicho río^i y 
no pudiendo mas^ desembarcó la gente y lo 
que habia de llevar ^ y despachó la eoobaroah 
cion par^ que embarcando lo que babta <ie« 
jado en santa Catalina^ lo condugesen á Bue^ 
líos Aires bajo la la dirección y mando de Fe« 
ipe de Cacares* según dicen Rui Díaz y Lo* 
kano; y les cr^o mas que á Alvar Nuñez que da 



— 67 -* 

eáte miMido á Pedro Estopifian ; pof que este 
tíb tenia la práctica que nquel del pais. Ed se*' 
goida tnarchó Alvar Nuñez á los indios y espa- 
ñoles que cai^roQ á cuestas todo el matolotftjei' 
y al día 2 de noviembre del mismo año, prio^ 
eípió su* eamino penelrando los bosques dé 
montaiñas d^iertas hasta que á los 1 9 dias sa- 
Uó á las dilatadas llanuras de Yidluá pobladas 
de mdio» g«iarsinís. Tomó posesión de ellas ante 
el esi^ribaAo luán de Áraoz y las denominó 
prwineia de F^m» Continuando el viaje cortó el 
i4o¥goa2;á el día 1.^ de dieieníibre, y dos diasr 
dmpWé ei TibahMi doitde encontró á muchos 
io^o» gnaranís. Estos relevaron á los que He* 
fabaii que* fueron despedidos. Siguiendo su 
detTOta« encontró el 19 del mismo mes muchos 
da aquellos pinos descritos en el cap. 5, niime- 
fo 12^ Alvar Nafiez cap. 8, dice que en un solo* 
dia de esta ultima distancia echó 18 puentes 
solNñe los rios y ciénagas que pasó; pero no le 
oreo; ni ^mpoco cuando supone que sus gentes 
solo caminando podbn digerir lo que comian^r 
Eq el cap. 9^ refiere ^ que su tropa se alimeiH 
tadba imi frecuencia de gusanos etc. de una 
especie de hormigas de que suelen en santa Fe 
hacer tortillas. Entre los citados pinos ó curiys 
se detuvo hasta el 28 de diciembre en nn pue- 
blo gnarani^ y después encontró otros el 10 
de enero de 15^2. Continuó, y el dia li 



— 68 ~ 

del mismo mes llegó al rio Pequirí desde doiide^ 
escribió á la Asudcíoo pidiendo le enviasen aa-. 
silios y embarcaciones al rio Paraná. Hecho 
esto dispuso se quedasen atrás catorce enfei> 
mos que tenia , para que le siguiesen poca á 
poco j y él coa el resto se metió por despo* 
blados caminando por ellos los ocho diaa ante- 
riores al 1 «^ de febrero en. que llegó al río 
Yguazü encima de su salto grande que queda 
descrito en el cap. 4. núm 11. AUi encontró 
los guaranís que después forniaron el pueblo 
de santa María la mayor á quienes compró 
algunas canoas que hizo bajar arrastrándolas 
por tierra y en hombros hasta lo inferior del 
salto, y luego hasta el Paraná. En ellos pasaron 
todos este rio sin mas desgracia que ahogarse 
un español por volcarse la canoa. Alvar Ñafies 
capitulo 14 dice que se vio muy confiíso aqoi 
porque los españoles de la Asunción sabiendo 
que él iba no le habian enviado los bei^;ant¡ne8 
que les habi a pedido desde el rio Pequirí ad 
cual equivocadamente llama Paraná. Pero, sí 
hubiese reparado que desde el 14 de eaero en 
que llegó al Pequirí , bástalos primeros dias 
del mes siguiente no habia pasado el tiempo 
BuGcíente para llegar de la Asunción los ber- 
gantines ni aun la respuesta á su carta habría 
cesado toda su confusión. Lo cierto es que 
viéndose en el Paraná con 30 enfermos , é iaip 



— 69 

posibilitado de contínuar por tierra^ formó bal-^ 
sas con ks canoas apareándolas de dos en 
dos, y atravesando encima za;rzos de cañas y 
palosy en ellas embarcó sus enfermos al cuidado 
de Nuflo de Chaves para que bajando por el 
Paraná basta encontrar el rio Paraguay, su- 
biesen por este á la Asunción. Él siguió por las 
inmediaciones del rio Mondai^ donde encontra- 
ría precisamente los cuatro pueblos formados 
por Irala, según vimos en el núm. 44. Continuó 
lu^^ hasta los del Tbitiruzü formados igual- 
mente por el mismo; desde donde según Rui 
Díaz:,e8cribió á Irala ¡y este envió para cum- 
{Cimentarle á los capitanes Juan de Salazar y 
Joan de Ortega, y al veedor Alonso Cabrera. 
Estos lo entontraron en el pueblo de Acani, y 
di día 11 de marzo de 1542 á las nueve déla 
mañana entro Alvar Nuñez en la Asunción con 
aplanao general , encargándose al momento del 
mando aunque no presentó sus títulos ni prestó 
di juramento ante el cabildo hasta el dia 13 del 
mismo mess segunhe leido en las diligencias 
míginales qne están en el archivo de la Asun* 
cion. Rui Dia^ lib. 2 cap. h dice que Alvar 
Nnñez en este viaje desde santa Catalina no 
perdió ni un hombre. Lozano lib. 2 capítulo 8 
que solo uno, y Schimidels con mas verosimi- 
litud cap. 31, qué ciento. Alvar Nuñez capí* 
lulo \3p dice que encontró á Felipe de Cáceres 



— lo- 
en la Asunción sin advertir que venia de Espa- 
ña en su compañía» y que él mismo le habia 
embarcado en el buque que aun no había lle^ 
gado de santa Catalina. 

56. Luego que Irala recibió la carta qqe le 
escribió el adelsmtado desde el Pequtrí despa«> 
chó bergantines al Paraná; los cuales encontra? 
ron á Nuflo de Chaves con sus impedidos en la 
isla de Apipé, donde los embarcaron y condut 
geron á la Asunción llegando un mes después 
que el adelantado^ con la desgracia de haberse 
comido á uno el yaguareté. Poco después del 
arribo del citado Chaves, despachó igiiahnente 
bergantines el adelantado á socorrer la einbaí^ 
cacion que venia de santa Catalina/ y la encodr 
traron debajo de donde hoy está k ciudad de 
Corrientes, la proveyeron de víveres y la acom«- 
pañaron á la Asunción. Asi lo dice Rui Diaz lír 
bro 2, cap. 2. Pero Alvar Nnñez cap. 15, su- 
pone que él construyó los bergantines citados, 
y que los despachó con orden de poblar á Bue- 
nos Aires y de fundar la ciudad de san Juan; 
aunque no lo verificaron y regresaron á la Asun- 
ción con la desgracia de haberse derrotado una 
barranquera del río volcando la galera», etc. Pe- 
ro ni tuvo tiempo para construir los berganti- 
nes, ni necesidad de tal cosa, pues los habla em, 
la Asunción, y acababan de Ibgar con Chaves. 
Lo que añade de fundar á san Joan y del fra- 



túáo de la gáleí^, son cosas acaecidas mticihos 
años después, segoa aseguran Rui Diaz ibid, y 
lionno Ub. % (iap. 16^ y yo.ci^eo que llegaron 
á su noticia y se las apropió eii sus comenta^ 
Hosy sin advertir que entre las embarcaciones 
que despachó no había ninguna galera> siendo 
todas bwgantines. Mas no le faltó la ádverten^ 
da de dilatar la vuelta dé las embarcaciones 
liasta el 20 de dícienibre para darles lugar de 
hacer lo que dice« 

$7. Míenti<as el adelantado alistaba los ber*^ 
gantiiies, que era ló mas tirgeiite, pasó i^evista 
y encontró 800 españoles según Schimidels ca^» 
titulo 32^ mas de 1,300 ^ según Rui Diaz, \U 
brd 2, cap. 2, y según Lozano» lib. 2, cap. 9; 
padimidó venir la diferencia de que el prime*, 
rd ooKtó solo a los presentes y no á los que ve» 
nian con Gácefes y Chaves. 41 mismo tiempo 
trabó tan estrecha amistad con Domingo Mar«- 
tinea de Ii'ala , que le nombró su segundo ó 
maestre de campeí» haciéndole jurar anión fra* 
tenfaU Luego juntó á los oficiales y eclesiásti^ 
cíes y y después de haberles leido una real c¿- 
dola que mandaba tratar á los indios con sua^ 
iridad y justicia, Ids exortó al cumplimiento y 
á los eclesiásticos á que los doctrinasen^ entre- 
gánddbs cuando llegaron las embarcaciones ali* 
gunós ornamentos , harina y una pipa de vino 
para misas. Poco después sucedió lo que acos*» 



— 78 — 

tumbran ejecutar todas aquellat nácíoiies eiiMi* 
do están en paz, y es ir algunos'á ofrecer obe* 
díencia# vasallaje y.fidelidad al nuevo gobenuH 
dor pidiéndole álgun regalito. Fueron loü. prime* 
ros los guaranís de los pueblos ya reducidoSy y 
el adelantado los recibió, según es costnmlMre, 
exortándolos á continuar con buena annonia 
en la obediencia, ofreciendo favorecerleft* Al- 
var Nuñez cap. 16 después de manifefiítar las 
quejas que supone le dieron los guaranis de loe 
oficiales reales ó ministros de hacienda dicci; que 
los exortó para que no comiesen carna^ huma- 
na. Pero debia saber que estando los indios en 
encomiendas , no pagal^ tributo ni derechos 
reales^ ni los oficiales tenian medio alguno para 
suscitar quejas. También es tan falso oomíMeii 
<:ame humana como dice el sermón campoesto 
por Lozano lib. 2, cap. 9. Con este motivo He- 
gar(Mi después á ver al adelantado losagaoes^ 
echando la colpa de algunos robos hechas á los 
guaranís inmediatos^ á unos mozos que ellos ba- 
ldan ya castigado , y pidiendo se les restituyesen 
•algunos indios y mugeres cogidos por los espa<- 
ñoles en las guerras pasadas ; pero se les con- 
testó que convenia quedasen las mugeres para 
instruirlas en la religión y mandándoles obser- 
vasen mejor la paz, sin acercarse con sus ca- 
noas á donde pescaban los guaranís » y españo^- 
les ^ ni á sus quintas cercanas al rio. 



t 
/ 



•^ 75 -* 

^* He leído en el archivo dé lá Asunción 
UDS formal justificación en que consta que ha- 
biendo llegado por este tiempo Felipe de Cace- 
ras con los que venian de santa Catalina, pre- 
sentó ál adelantado un pedimento solicitando 
le pusiese en posesión de una plaza de regidor, 
en tirtdd de un real despacho que habian leído 
muchos; y era publico traia de Madrid, aunque 
se le había perdido; y que el adelantado sin ad^ 
nfítífd pedimento! trató á Cáceres con dureza^ 
coúduyeudo que no le pondría en posesión de 
uA'^tísifiMiBe la misma justificación consta que 
,^afi Nüñez era áspero, incomplaciente, impo^^ 
Iftiéor coniüdios y españoles, y que por esto le. 
aborp^ian generalmente, según dicen támbieo 
Sobifliidéls^ tiapi 34 , y López cap. 89. Dicha 
jqstMwia¿i<m/ftié> pocos años después á la corte: 
ooQ d' taiismd Alvar Nuñez dónde este la víó/y 
pntt.preGarwrse escríbió en el cap, 18 de sus 
aonMitairios, 'qué chocó COR los oficiales ideales 
wfaoí^-.etlosGácéres porque no qiiiso darlestel 
ainüiéq«e lepédian p«rá cdbrár «ai ímpi^i.: 
emifüiieTa inventada :por eilos> sobare el pescan 
áOf raan^edaf/^nuiél, maiz^/été.y porque n<jápre<^ 
baba liW]afj^áiric|s^y yéjacionek que hacían: i co^. 
iNRandteftoíK^plii seidébia-á S. M^; sobre >io! cual 
iKm se le> quejaron i^áosi los ccinquis*taidor6& j 
poUtdMesi Mi'3i^era:repahi Alvaí Nú&ez aquí 
ea qiie.4€f Mr eíerlo lo que dice, los oonqoista- 

Tono u. i o 



— 74 — 

dores alMírrecia» á los oficiales reálies; y no era 
sino al contrario, qm los sosteiúaa tanta et>«io 
á' él* le detestaban: conociéndose claro que todo 
le que dice es supuesto, 

59. Por este tiempo Pedro de Afeodí)» , 

Juan de Salazar Guparatí, Francisca Ruíai-Mai^. 

rani^ Lwenzo Moqueratí, j CroMalo^ Mblrai^ 

indios todos mongolas que tiyiaaen Ja Asur;^. 

cion cuyas hijas eran mancebas de loa es^don-^^ 

1^ y cuyos apellidos habian tomado, se ;qa0j|ir. 

ron de. que loa de su pueblo Jlamqdo hojják¡t^. 

guáy habian sido asaltados en siis^qimti^: pM" 

los indios guaicurús, que les habían, mn^^ 2Q\ 

personas y robado lo que tenian en Tapiia : iéA^l 

yar Nnñez cap. 19 eqqivxKa el nomboedi^'pmhi 

blo. De resultas, declaró el adelimta^Q IhifÉHlii^: 

ra. á los guaicunis y alistando ^0& amáfaiiQétosj 

y ballesteros con 12 caballos» salid eL 13 de }i^ 

nb dé 15i2'para.eiípuéblo.de/Aregná> éi|Mb»«' 

gola distante cinco.leguas^ y allkae Jeijntrtafloa» 

trepáis, de loa gnaeanBramJges de.loscpnebiósüAa^ 

ki<£qn£llecaí. ELtdia siguiente ;dmpácb<))é9iL a»*'. 

pafideB <oon indios inongqlaá)ptoavadqiiiiWiiimk^ 

Tas del eirami^ yvoI^rMí dicie9db^q[ml lol» 

guaioucósliafatan ievantado sutpneb^;palí»]ilír,á 

establecerse* en.otca. paa*té4iCbn>est9^:oQlidbiipaH 

sdel adelantado el diaavl>t>fceft sus trc^as^ ¿i^ 

ot|ra orilla del/rio ;Paraguay>i«|i.dos betf^iftiAea 

y. muchas canoas de lascua)e8ise'Voted^inna^]abo«- 



.u 



— 75 — 

gándose Diego Isla natural de Málaga , y Juáh 
Valdés hijo de Falencia. £1 dia siguiente mar- 
éa& la tk*opa ; y las avanzadas dieron v&^ú* 
dos avisos de que el etíemigo caminaba sin 
manifestar tener noticia de los españoles; pe- 
«a^pKpi . después de puesto el sol hizo él a(k|- 
^4e»lcender las mechas á precaución sin 
la marcha üonla luna. Casualmente sú- 
csséÜB^ MegD) que encontró la tropa con un ya« 
gupeté^.y ie tiraron algunos arcabuzazos cuyaif 
jpaiolas dice Alvar Nuñez cap; 24 le pasarcM^ ^ 
laÍE dé la.cara.y que se tuvo entonces por cier^ 
Id se las tiraron pura matarle por complacer á 
lraia« Pel^ si esto fuese verdad habría descon- 
fiado de Irala^ no se habría valido de éldespues 
-mmo fe hÍ2ó para todo ^ reputándole su mayor 
amig^ y dd mayor confianza. £s de saber que 
cuando escribía achacándole esta maldad le 
abórrobia mucho. Cenó la tropa y conUnuó, 
Plasta que antes del alba atacó la toldería guaü- 
eoniy: matando á muchos, y poniendo en fuga á 
Im deáias con pérdida de los españoles y doce 
auxiliares ccm una yegua: cuyo cuello ¿abrazó y 
-airavesó con tres flechas un gúaicurd sin que- 
rella soltar hasta que le mataron. El adelanta- 
da siguió un poco á los fugi4ivos« quemó la tof^- 
- dería ó pueblo y regresó á la Asunción por el 
camíoa que había llevado. Alvar Nuñez cap. 25 
dice que U#vó artiUeria á esta jornada cosa que 



— Te- 
le era imposible y en los caps. 29« 30 y 31 aia^ 
de que en ella hizo cuatrocientos cantivos 0¿pi4- 
sioneros los cuales recogió y sacó de las ínanúos 
que los liabiau pillado para que no los tuviesen 
mo esclavos ; díó libertad á uno para qoe di- 
jese á los demás que fuesen á ajustar la* p^UDOp- 
como lo hicieron, de cuya resulta dí4fái4HÍW 
la libertad* Pero yo me atengo á..un piflriiiéi 
aquel tiempo que leí en el archivo, de la Asvn* 
cion y dice : que el recoger dichos prisionerte 
^|ae para venderlos inmediatamente por esda* 
vos y aprovecharse del producto como la hizo. 
*Rui Diaz líb. % cap. 3^ pretende justificar á su 
tio Alvar Nuñez diciendo contra el testimooÍD 
de este, que los prisioneros se interpolaron con 
los mongolas; pero es falso. lambió te equi» 
voca poniendo esta jornada después de la ?qQe 
Nu&ez hizo al puerto de los Reyes. 

60. Al regreso dio libertad á seis indíoslen- 
guas á quienes Alvar Nuñez cap. 27 y 3Sí Ua» 
ma mal Yaperues y Apernes* Se habían presen- 
tado pidiendo la paz á Gonzalo de Mendoasa ge- 
fe de la Asunción el dia antes de llegar i ella 
el adelantado, temerosos de que se lej& hidese 
igual guerra que á los guaicurús# y- Mendoza 
los detuvo hasta el arribo de éste. De resultas 
de alli a pocos dias regalaron los lengua» al 
adelantado unas mozuelas, que dice Alvav Nu^ 
ñez cap. 32, entregó á los eclesiásticos para doo- 



— 77 — 

trinarlas: lo que era imposible igaora&do el idio- 
ma. Poco después los agaces rdbaron algunas 
^uiBtas de los es|)añoles matando algunos mdios 
:éé eneomiendas y llevándose sus mugeres. So- 
lare la marcha Íes formó proceso el adelantado 
f UDÍén<iblo á otros que antiguamente se les har 
-Ua formado, les aclaró la guerra á sai^re y 
fuego, y vendiór por esclavc» á catorce qMtüh 
úíst presos, segtiif he leído en un papel detijlpl 
tiempo en el archivo de la Asunción, quétVk 
-liMe mas fé que el cap. 33 de Alvar Nuiez 
que dice los hizo ahwcar. 

• • • • .a 

Pr#yeet# de e«pedl4^lóñ al Perú qae 
-«M se Terffleé : variéft afeentéelmleit- 
Émmj S«err«Mete. llegada al pnertm 
t 4^Ja» B^jes y resresa 4 la A«im- 

elon. 

-'-"firl* Viéndose el adelantado en pais tan 
fK^nre ^e metales, désealia encontrar un cami* 
lia para ir al Perú donde los habia# y á lo mis- 
mo le obligaba su contrata' con eli rey. Para 
€ftta después de informarse cuanto le pareció, 
resolvió que Irala llamada generalmente en- 
' tantees capitán Veteara, subiese todo lo que pu- 
diese por el rio Paraguay con tres bei^ntínes 
^ tremta españoles, á fin*de averiguar por los 
indios de BUS riberas lo que habia en lo inte-» 




rior del país, y si seria dable kiterpafte al Perú 
por entre méimkw tjae pro^rcfpnisiseii vívareB 
y auBÍKoB. Partid Irata d30 de botdbre ' de 
IS^S MU orden de disponer id paso qoe tos 
iddbs de k>i ptiebbs de firoaranbbalré y ipanéy 
Adra hioieften ansí ehtradii al Oeddettte por éí 
(Ifaaco eon^el niimo objetó dé dei^nbrir uñ «ia^ 
al PerdvEii efecto rtcogiólÉralaSOaiiidida 
dtadoB paebk» ^ bonfirieodo el matizo de 
^al cadqoe Arafcaná bajo la direcoiott de 
tvea^ españoles lenguaraces^ y pasánddbBfai:Ott« 
cidente del rio en las Píedraa Partidas qué eatan 
en los 22 grados y 3i minutos de latitud , y no 

donde» dJM Mfwt Nunoi cap* 34(# la» desjpojpbó 
á su espádidon jeimtíiiiíaado él lil m»f»r^ f itíh 
«ribid&do desdé álti ál ádetatttado. Partierotí 
pues los tres espáftdlei escoliados áe ItJs 600 
guaranís , pero comd estos tienen terror pánico 
á los indios del Chaco, comenzaron a titubear 
y á los cuatro diab dé camino faltáiidoles ;tive« 
r6s* se retiraron á sus pueblos, sin que losrj tres 
espaftoles les pudiesen tencei' á pasar ade»* 
kñte. 3e incomodó mttcdigio d adeiáütado ecn 
está noticia que supo pdir loe citados tres^ es^ 
pañoles que regresaron á la Asuncjlon ; y sia 
perder tiempo juntó 1500 gnaráKÍs de loepuei» 
blos da Ytá^ Táguaron y Acáaí/ y desloa de 
Aregua, Altos, Yois y Tobatí y loa dnpachó con 
cuatro españoles el 15 de dícíendare ; parte en 



^ w ^ 

(^iMtoiSi.dal rid y lob deixiasportttffr^ con órd^ 
de :cet>étír ^: inisni^: reeoiM>ctii^nto. Cuaoido 
este v^ntet lIeg6.eQq90/ eiía pre(^o> á los pue-^ 
bbfc 40 la pcoTÍAcia dia^ Ytal;! de donde eran* lo» 
ifidiascpté ñó.qutsieiion S9g«¿rl» jornada aole^^ 
rÍM^.pD^Diiló'á Alearé y á su» indio» el mo»* 
tito de t&n tetiiiida^^^.JiBiifespiíeata le^ imprno: 
maekíOrnásáo^Mmiqpe\^^ haslai las: Fie^ 
deásPáMidáSf Alli paonii^il él rio^ yt^ffiiqavon 
ait^ócidQiititeipor lieifmd«ipoblad8) padeoiandc 
gMpde» trabajos^ do. (]nérj<iiiirieii^ lalgunos^ 
htrtai^^poe fallánd^es; iguíasF, víveréd y a^ua pana» 
bóbeb retirocedibiicm á la Atsnnqión. 
' i 62i- ■' i i ÜKiki aégan^ ;dtgsfno8¡ en> %h m mero ípre^ 
ovIentiE^veókitiniió. poR:eb BÍoidésde la^ Piedras 
liitídaii^liaslÁf^blifi.de éttMoldbrl5 lle^ 
d^!imi^nge*<|iiep^ Hamói 

pMM0F«; d^tm RejesiSí^ fiiattUkLi 2¿ytBp.:2 
péa»iM»i pne&rti). di$tiinfcéi:^0! le^s> (ib la 
A Éi mim yí má»ido tiOO. <\d6 hi.lagunarvd)^ A.y0f 
kk^SofaíoAlels eap¿ 24! á)fiD.delQ»,guásaraf>ós y. 
y8rtfK¿r«i(is)ooiidmtA¿eiitM;loícaleáv. c»^^^ quo^^está 
elMos 17 grados 57 minutos deílatitod^ y* ^ 
e#láMl:qp]iia l^aiMí «itiiada^ al Bonieüt^ dd rio, 
dondeteriniíiailiK iáerrajqtiéenttacea llamáis 
<te?saiila.||ii}€Íatá>quieÉr;lo8(deaiiarda d^^lfr 
iiihes^.'délr ano idfe ^I7i50iy ^ el^miapa} de Jbaní é^ 
la Cmsi^ namanmál der sot EemaQdtK QoiMWt^ 
IralUriípie ^pw. t^ha^ aierra^,. Mgoa mai^ifes^ 



-. 80 -* 

taban sns cumbres escarpadas; ifo'eiha he\í 
penetrar en el pais , y qae podría verificarse 
por el paerto de los Reyes; pero parra íyeii* 
gaar lo qae pudiese, solicitó informarse de loé 
indios orejones que yivian por alli; No satis- 
fecho con lo que pudo entender de elloff^ de^ 
sembarcó Irala, internándose al Poniente 'coa- 
tro jomadas, hasta encontrar un pueblo de guiH 
ran», según Scliimidels cap. 32 y 39 de'quie^ 
nes entendiendo d idtdmapuda aTeriguaírv^^é 
acia el Occidente habiai muchos indioB qttb.pOr 
drian surtir de viVeres y ausiliós. Coneqjkir'.JMi* 
ticia regresó alipuerto y tomó lá vuelta: de!la' 
Asunción; pero el acerearise á la phxtinciáOde 
Itati lé encontrónn» canoa? que ilé llevaba fÉA 
carta del ladelantada- maridándole .aliqKhr*:flft 
cacique Aracaré>:coíbo'lare]ecn^fi|ft'(di^€iil-r: 
tad^ Esta muerte ^sfe juzgó. muy ÍB^atii yíiMDOT^] 
pellada segpñ SctímidelsNcláp. 32 y pafá^kmkj 
parla Alvar'Nune¿ cap; 35 y'36'oahBannai&d/k 
sámente á Aracaré/ Hecho esto ebntiflinór.Iralá 
hasta la Astmcion á hacer al adelantadbJa^jie* 
lacion de SU viaje. ■ ^í. ; • ím^ ; Tf ?ol4t. 

63. Por esté mismorliempa, 'esto '{^-lelklia 
3 de febrero dé 1 543 aprendió fuego ¿¡una úom^ 
dé la ciudad y se comúnbóá otrai&;:^eclk{oamb 
eran de poco coste y ti^^^ájo según ^ídioa)tivh> 
mero 46 se reparó luego él daño que. AlvwiNu^ 
ñezcap. 38 pondera con escesa* ;CkNBfiadb:*iél 



— 81 — 

adelantado en las noticias que trajo Irala del 
puerto de los Reyes y deseando internarse por 
alli al Ferd dispuso que Gonzalo de Mendoza se 
anticipase con tres bergantines á acopiar ví-^ 
Veres en los pueblos de la provincia de Ytati# 
pero apenas bubo llegado al rio Yejui supo por 
los indios del pueblo de Atirá, que Guarambaré 
y Tabaré ó Tamba y caciques principales esta- - 
bán preparados y resueltos á veiigar la muerte 
de Aracaré que era pariente del primero y her^' 
mano del segundo. Yo corrijo los nombres de di- 
chos caciques por los papeles de aquel tiempo que 
he leído y co|ñode Schimidels caps. 32 y 33 en 
cuanto al motivo de esta guerra que Alvar Nu-^ 
ñez atribuye falsamente al capricho de Tabaré. 
Avisó Mendoza esta novedad al adelantado; y 
este liiandó, que Irala marchase con cuatro ber- 
gantines y 1 50 españoles y bastantes caries o 
goaranís de los pueblos cercanos á la Asunción. 
IJegada esta gente al trópico de Capricornio 
desembarcó en la costa orientah y al tercer 
dia hizo proposiciones de paz á los enemigos; 
pero ño habiendo querido admitirlas los aco^ 
metió el 24 de julio de 1543 en el pueblo de 
Guarambaré • tres horas antes de salir el sol^ 
y mató a muchos , cogiendo varias mugeres y. 
muchachos. Hubo sin embargo algunos espa-* 
mdes heridos y seis muertos. Habiéndose pre« 
sentado luego después Tabaré ó Tamba pi^^ 

Tomo '114 M ' 



— »2 — 

diondo iadulgeocia y que se les deyohriescfn 
las miigeres y muchachos se les coucedíó to- 
do, é Irala regresó á la Asudcíoq. SchroÑdels 
<jue se halló en esta espediciou dice, cap. 33, 
que el pueblo estaba circundado de fosos y pali- 
zadas ; pero no pudo haber tal no teniendo los 
indios con que cortar tantos troncos. También 
exagera el número de indios muertos # y Alvar 
Nnñez cap. 42 sobre atribuirse el honor de la 
batalla, dice erradamente que los enetn^os 
usaron flechas envenenadas. Rui Diaz lib. 2, 
capitulo 2 falta á la verdad diciendo que su 
pgidre mandó la batalla y por eBO la pinta y 
llena de circunstancias todas falsas; Lozano 
libro 2 cap. 9 copia y aumenta á Rui Diaz , y 
ambos anticipan un año la fecha. 
• . Gi. Concluida esta guerra, aprontaba el ade- 
lantado lo necesario para pasar al Perú adonde 
ne quería fuesen los oficiales reales de hacienda 
sino otros que él noinbró. Con esta novedad le 
representaron dichos oficiales de palabra y por 
escrito que debian ir á recaudar los derechos 
del rey, que era cosa que tocaba á ellos y no á 
otros; pero el adelantado les contestó negativa- 
mente con desatención, dureza y desprecio ar- 
rebatado de su carácter que disgustaba á todos^ 
según he leido en una justificación del archivo 
hecha en aquel tiempo, la que formó parte del 
proceso que hicieron. Viendo tal despotismo es* 



— 85 — 

cr3>ieron los oficíales reales al rey lo qoe pasa-* 
ba; y siéndoles imposible dirigir su carta por ias 
víais ordimarias^ pensaron hacerio por la eos* 
ta -del Brasil* Se ofrecieron los padres franci^ 
eos :Arm^«ta y Lebrón y algunos espanokiilá 
Nevarlas por el mismo camino que habia ^ef¡É¡^ 
dd AlyarNniez# gaiados del indio DomingO'qlie 
babia ¡do con él <lesde santa Catalina : con va- 
rios pretestos y flor düerentes caminos salieMn 
de la AsiMicicm; pero habiéndcio sospechados^ 
adelantado, io6 arrestó á todos cogiétidoks l66 
canas, á pocas legtas de la Asunción. Iiimedia- 
Camente les formó proceso, ineti^ido en (a cár^ 
cel i los cnatro oficiales redes annque despuéis 
les pemitió salir bajo fianzas al contador Feli- 
pe de Cáceres y al factor Pedro Dorairte^ para 
qm le acompáaaseit en sn espedicion, quedando 
el^ veedor Alcnsd Cabrera y el tesorero ^Gai^oía' 
Venegas suspendidos ^e sus empleos eñ la cár- 
cel bien recomendados al alcaide ordinario. Asr 
lo dice Alvar Nuñez, y para justificar su proce- 
der refiere «n e1%3»p. 43# tales cosas de dichos' 
elides jreáles y de 4os frailes, que solo ^1 pudo 
inveiltar; pero con tan poca habilidad 'que ellas 
mismas persuaden que son calumnias: Sin em- 
ímh^o las eopía Loeano lib. % cap. 10, exage- 
rándoias aun con creces, pero Rui Diaz aunque 
mbrino de Nuñez las caüa, sin dar otro motivo 
á ^106 ^escándalos, ^tte el ridículo de que los ofi- 



-- 84 — 

cial^ reales pretendian que su tio nada hiciese 
sin su parecer. 

65. Se alistaron para ir á buscar camino 
que condujese al Perú 400 arcabuceros ^battea* 
Uros, 12 cabaUos y 1,200 infantes, digo, HuUos 
alHiliares, á quienes Alvar Nuñez cap. 44'adoi^ 
D» con planchas de metal sin reparar en qne mú 
lo habia en el pais. Quedó mandando en la Asunr 
oíoa Juan d^ &ilazar, y no Martinez de Irala, co* 
mo dice Rui Diazlib. 2 , cap. 3^ equivocándose 
también cuando dice que finé á la ésp&dicion;el 
veedor Cabrera. Pronto ya todo con los víveres 
ne^sarios, mandó el adelantado quitar de las 
embarcaciones las armas del rey y reemi^lázár» 
las <^on Jas suyas, según he leido en una justifi- 
(S^cion de aqnel tiempo que hay en et archivo 
de la- Asunción. Lu^o dispuso que los c^Uos 
9Mt;lá mitad deja gente costeasen el rio Para» 
guay ha^ta el paralelo de 21^ 22^ y él con lares^ 
tan te embarcada en canoas y bergantines,, salió 
ocho dias después , esto es el 8 de setiembre 
de 1543 y no el 13 de diciembre de 1541, co*-» 
mo dice Rui Díaz, lib. 2, cap. 3. Navególa ds- 
pedición recibiendo visitas y víveres delm mm^ 
golas y de los pueblos de la cordillera bajita > el 
puerto de Gqarambaré por les 23^ 23^ de lali^ 
tud, donde mandó que le acompañasen Io& dacir 
ques Tabaré, Tamba y Guarambaré (foe se'ln 
presentaron y eran los vencidos por Irala en la 



— 85 — 

guerra del nüinr. 63. Mandó también que regre- 
sase a la Asunción él factor Dorantes/ y que le 
reemplazase su hijo según dice Alvar Nuñez capí- 
tulo 46 á quien copio no sih desconfianza, por con- 
servar la especie de haber leido en los papeles 
del mencioiíado archivo , que no llevó ningún 
oficial real en. su «pedición. Siguió esta y por 
los 23^ 16^ 26'' dé latitud, le salieron á visi- 
tar los indios del pueblo de Pitun ó Tpané 
con quiénes se. detuvo tres dias para recoHocer 
fin- m<fia ^imihí qae habiá ^ »do' mucho» doos 
cautivo deles pajraguas, ál cual necesitiiMpA-* 
ra- . qAe Je mostrase su ? pueblo , y parki Hegor 
cisHriporltíi :médio que le enitregasen las sbsen* 
tii:y:BaÍ8í¡éíu^8tle plata y oro robadas á: Juan 
de. Ayohs' y su gente cuando los mataron; pues 
dieron ál adelantado que á tanto montaban di- 
dios metales; Contiuuó la espedicion bástalos 
veíiife y dos grados dé ktitúd que era donde 
habíCaban los últimas indios guaranis de la eos* 
ta orienlaldfd rio^y estos dieron noticia de ha- 
ber pErtado ya mas arriba la tropa que iba por 
tierra ; por cuyo motivo navegó el adelantado 
basta que Godos se juntaron en< el cerro de san 
Bemando ó Pan de azücar qué Alvar Nuñez ca*p 
pítalo 47 llaiítn mal Ytabitan. 
i . '66; Allí pusieron dos caballos en cada ber* 
gabtin > : y en dos ! dias se embarcarotí los que 
lial>iani ido por tiert*a. Luego nav^aron al 



puerto de Caadehra dcNide dfUfluiió Ayo- 
Im csando 'w dtñffó al Peni; y UñeBdoK 
pnegenlado en la ribera iiele payugaii iMigiif ^ 
los acarició y regiló el addaolado» ofredéad»* 
les b pac y pidiéndoles le tragesen los mebdes 
de Ayohs. EHos oírederan Ineetlo hmañaia 
siguiente^ mas riendo^ae no rabiao en cnairo 
dias qoe se les esperi, tañó h Tai^aardb y pasó 
la annada la angostnai óeslrecho llaín»lo do 
saa Francisco Jarier por los demarcadoras de 
límites el afio de 1750, qw está en los f9* 53' 
de btflBd y no mas al Norte donde kailaaAi< 
irar VttAec, añadiendo na caento ¡aventaéo por 
él sobro los pescados doradosJ Rni IKai likS 
cáptenlo 3 sopeae qne ios payagoas pSIaronal-» 
ganas canoas de los españoles t y qae estos ar» 
mandóles ana emboscada^ mataron á madioa; 
pero todo essopaesto y ooatra el silencio do 
Alvar Niiñez y ScUiiñdéls leMígos presencndés. 
En ^ paralelo de \9^W 30^ encontró Airar 
Noñee por su dereclia la boca del riofianinr»- 
p6 ó Goachíc ipié nace de onas lagpaas bablta- 
das por los indios gaasarapós , de los <uales se 
presentaron anos tr4»iMa. Dice Alvar Nuftes 
capfwloSO que les habió lai^aoieide; pera lo 
tengo por imposible por que no^vába íñiérr 
prete. Mas arriba <n los 1^ Í5< SO'Me latitad 
y no en 4a de 19^ ^20^^ qwe observaron* los pilo- 
tos , fondeó la armada en la boca Albotetes,cii» 



~ 87 ~ 

yo noiahte na supo escribir áWar Nuñez. Es 
rio caudaloso^ qo^naceea los campos de Jerez 
habitados entonces por los indbs ñuaras y su 
boca está en firente dd estremo austral de la > 
sierra de santa Lucia. Alvar Ñoñez cap. 52 
pone entre las bocas de los dos últimos ríos» va^ 
ríedad de naciones que él se figuró » y mas ar« 
riba en los 19^ 18^ de latitud dep al poniente» 
y no á la derecha como dice Rui Di|z libj 2 
capítulo 3, la laguna de los guatos á quienes 
dice trató contra el silencio de Schimidels y de 
Nnñez. Este encontró en los 19^ 11' la boca 
mas meridional del río Tacuari por la que boy 
bajaíi los porti^ueses que van de san Pablo á 
Olíabá y Matagroso. Es rio caudaloso, que cor^*^ 
re de levante a poniente y entra en el del Pa- 
raguay por tres bocas distantes cuatro iniUas 
nna ád otra. En los 19^ 5' halló el adehntado. 

• 

que el rio Paraguay presentaba dos brazos , los 
cuales separándose en los 18^ 28' encierran 
una grande isla llamada por el citado Rui Diaz 
ibidem del Paraíso; cuya estremada amenidad 
y bufias calidades junto con la afabilidad de 
sos hdlHtantes, dice que conndaron á. los espa-^ 
fióles a fijarse en ella; y que no queriendo 
ccmdescrader el adelantado , comenzaron á 
abcMrrecerie. Pero todo es falso puesto que la 
isla es inhabitable por anegarse con las crecien* 
tes del río que la convierten en el lago de los 



\ 



— 88 — 

jaraíes; síq producir sino plantas acaáiicsts^ 
Entró el adelantado por el. brazo occidental 
del rio cortando la falda oriental de la sierra 
citada de santa Lucia , cuyos picos pelados le 
hicieron sospechar que tenia metales. Alvar 
Nuñez cap. 53 sitúa mal esta sierra poniéndola 
e^ la isla del río y dice^ que en una laguna 
que creo sea la Maniore, habitaban los indios 
lacoeies^jyaqueses y chaneses que no dudo eran 
pueblos de los orejones. Finalmente llegó la es- 
pedición con bastante trabajo al deseado poarto 
de los Reyes llamado por Barco canto 5^^ de san 
Femando equivocadamente. Después que ei 
adelantado , Uegó su retaguardia diciendo que 
sehabia ahogado Juan Yolaños, y que hab^ 
matado á cinco españoles los guasarapós. 

67. La novedad atrajo al puerto los mdíos 
orejones de un pueblo distante medk l^ua y y 
también á los de otros dos de la misma nacioa 
que Alvar Nuñez llama cacocis y chaneses pero 
careciendo de intérprete, solo se piído entender 
de ellos que en lo interior habia muchos pueblos 
que Nuñez cap. 56, llama guaranies, chímenos^ 
carcaraes, gorgotoquies, paizuñoes» estarape-^ 
cocies y candirees , se puede creer, que estos 
nombres están alterados, y que muchos de ellos 
pertenecian a una sola nación; pero todos, eran 
de la provmcia de los Chiquitos, y ninguna cria- 
ba patos y gallinas con^o dice dicho autor. Para 



— »« - 

«danur 199 Ofi^ípias vag}« desti^cé el adelaat^t^o 
algwm^psj^I^^, quq,vdvierQai4ic¡0P(l99PP 
hgitfc jeqcoptriidQ á los guacao^S; quRi biiscab^m ; 
lnorque s^guo (Hroian »e h^bia^ ; ai^al^cjQ; pnra 

joQtarse 09» Afro» de m p^^^paquct Y^vian iojitfh 

^tQ» 4 l<W jai^ies distantes cqatrp.ó cíocQ diacü 
da canníao ^gWo> amuiíie Q9Tega^do, ppdrifi. 
l|(}garp0«O fifibo ódi^x jprnad^s, ItunedÜaUn^Or 
19 4^9ff^Á a dps f^pañol^s l^nguarap^ ()pura 
qiM hQ«Cf(9ep á los ciladps guarfuj^s y á. los ja* 
f^í^ dfí qmn^ ffii preia teniap pro y plai{).J^6- 
grenrop ^c» (isp^ñgl^s á los qc^o días dígiendo: 
qti^ 9P 0I dli wi salida Uegs^roa, al pueblo de los, 
aRbipesp^^ f despnes ^ dp |o$ artiaue^íe^ b^^sta 
1)119 al fifi QDCpptraron oti;o de lo^jaraies ^eq« 
do en tpdús bÍ9n repibídos. Lp9 ties p^ebl ps 
%nm m duda de; la naciQn jaraie y pobreí» pn 
eatrawftf d9)>téodose, crepr apócrifo todo lo qqo 
Altur. Hunet dice c$ip. 58 del recibimiento jie« 
<bfl ji.líW pBpTOOJes por el principal de Iq^ ja- 
f9¡0S(« TragplRpn de es(e rpponocimjeptq á. uo ia? 
dJM^glWrapiíqne dkí^ algunai; notjcjas dp Iq iqte- 
rior^ con |m ciiale^llen^ Alvar ^iiñez su cap. 6Q1 

«a depir »fm pafa i^í su^t^upial pí creíb^:. 4 h 

yi^rdad a«p |N9ede diidar$p dp i^jgp dp lpqu(^ bq 

copiado 4* (^ en e^tp iitinaerp, porque qolp/df^. 

ce DI. Ip d4 4 enteoder ^himjdek^ . . , . 

• 68^ ConiQ qiiíera ^ dejó ^1 adelantado cijfft- 

dando la» pnibarcacipQes á Jqaa Hpiuprp pon 
Tona II. i i 



— 90 — 

cim espufíolÁ y doscieotos aoxiliareB, mientras 
él coa el resto de la gente el dia 26 de nofieuH 
bre de 1 543 entró en la provincia de Im Chk- 
quitos, caminando como al Poniente , y no al 
Norte cbfflo qniere Rui Diaz lib. ^ carp^ 3. Átra* 
TOSO bogues, y al quinto dia cort^ el arroyo que 
dreo llaman hoy Turnquis. El dia siguiente en^ 
oontró un pueblo de solas catorce almas que le 
informaron babia á dos jornadas de alU otro con 
dieiE personas también guárante # y que habia 
otros de la misma nación hasta el confin de los 
indios jaraies con quien solian estar' en guwra» 
Continuó el adelantado anticipando dos españo- 
les para que averiguasen de aqudlas diez pe¡r» 
aonas noticias délo interior delpais^y ¿^ter- 
cera dia escribieron estos espandes que vm. in- 
dio les decia que á 16 jornadas desiertas y tnr 
bajosas se hallaba el cerro Ttapucuguazü desde 
donde se descubrid mucha tierra poblada' dic- 
tando el primer pueblo una jomada. Copio aqut 
á Alvar Nuñez cap. 61 # pues aunque SchimíddB 
cap. 34| dice que no vieron á ninguK guaraní^ 
presumo que siendo tan pocos los reputó DínK 
gunosy ó que los creyó de los que 9ian de aíosi-' 
liares en la espedicion. Rui Diaz lib. 2, cap. 9| 
al contrario supone encontraron muchos pije-' 
blosy lo que seguramente es tan fabuloso cornos 
lo que refiere de una serpiente. Oe resultas de 
la carta citada, y de las mismas noticias que el 



— 9! — 

-dia líiguiente repitieroa los dos españoles Uevaor 
dó ál indio que las daba /se juntó consejo d« 
gnenra. En él expusieron los oficiales que har 
hiendo sacado del puerto víveres paraveintediafs^ 
de los cuáles habían paáado ya diez (Schimidels 
dice 18) sin haber usado de economía los sol- 
dados ci^yen'do ios encontrarian^ solo les resta- 
ba que comer para cuatro ó seis; por ;consíguíen- 
te qué era temeridad empeñarse en buscar aquel 
cerro distante 16 jomadas que podrían ser mu- 
cha» mas. El adelantado manifestó lo mucho 
que á todos perjudicaba y lo sensible que le^ra 
retirarse sin llegar por allí al Pení# siéndoKlM9(i« 
sihle sacar vivieres de las embarcaciones > door 
de no los tenían ni los habia ea los iadios ore. 
jones; ni los podía lleva? del Paraguay no dán- 
dole tiempo la innundacíon del país que ya prinr 
cipiaba* Pero' los oficiales insistieron requiriián^ 
dde que se retirase el adelantado» y aunque def 
bió conocíer la razón que estaba de parte de los 
oficiales dice; en su cap. 65 que lo hizo porque 
todos lo deseaban, y porque de no hacerlo, le 
iiabria sido preciso castigar la insubordinación 
y desacato de algunos^ Á la verdad podia temer 
porque según Schimidels testigo ocular é impar* 
dal cap. 34 dice> le aborrecían los oficiales y 
BcMadoB por su poca piedad con los siibdL- 
;tos, y por su inutilidad para tales empresas. 
Aui Diaz líb. 2, cap. 3, funda está retirada en 



— 93 — 

una multitud de cosad qne inTenta. Pero al tck 
tiráráé destacó el adelantado á Francisco de R¡^ 
tera con algunos españoles voluntarios en so- 
licitud del citado cerro Ytapucuguázd. 

69. Llegó el adelantado eñ ocho diás ál 
puerto, donde en su cap^ 66 supone que^le iúr 
formaron que en los diet y ocho dios de- sn aud- 
iencia habían querido los orejones ibatáf á lob 
eÉípañoles que hábian quedado én él; lo qtié 
nó es creíble en táh cortó tiempo, y menos el 
que hubmsen entrado én la conjuración lOb 
guasarápós tan distaútiBs: Tattapoco es de créét 
qM kiviése qué mañteilér á mas de veinte inS 
afanas cuando antes eñ el cap. 44 nos drjo MráA 
1.600. En lo'qtte és creíble tss On* que ño tenk 
Tivert^ siiló para diez ó dc^ce <f¡as y én ^tté no 
encontl*ó en los pueblos vecinos. Para ^bté^ 
herios destacó á Francisco Mendoza cOn em^ 
barcaciókiés y getite el 15 dé diciembre á uñas 
laguüas distantes nueve leguas , donde estaban 
los pueblos que áqui (cap. 67 y 68) llama 5a- 
óorihesi Saécdes y Ariáricócies ^ y creo son loB 
qué^^ el cap. 59 llama de otro modo# y érMk 
orejones segúik dije en el nüm. 66 que vivían éfi 
la laguna Máüíóre y én alguna ot^a. EáVóis te- 
dios abandonaron dé miedo sus pue))]oSy doh^é 
cargó Mendóte bastantes víveres que encontiHk 
Supone Alvai* Nuñéz qde éstos indios llamaron 
en aúsilíos á los guatos y guasarapós> y qiie me^ 



— ^3 — 

itté j otro (M i«ef«ibl@. TáiVibien dcü^tió «I 
4M| de dícfembfé «fn «Abergáñtihü ¿bñ iM»Idado^ 
á fiehiandó dé ftiveira f^ra récairtocei> á los 
JMrftÍ6s> y «I 30 de ^ttei^^tuediüto llegó por 
tiirinñ FraBdscó de itivefá, i^iéfa fidbla désítá'- 
«adb caando él se i^tiróal t^Aétfo. Lá relación 
qne 'este Ríveim hheo ^ los treinta y tres dias 
éé so jórttadá ise f^dejó , sM^ Scbfmidels capf- 
fldo '$^^ Á qne dés^i^es dé haber pisá^ üú tío 
que «eüriá Uh ét^eütleble y <!ee6 sea el del 
Viaíiám> éeim t)ró>nhcia8 dé les Chiquitos, ha- 
l»íA MfeottttKifdo las sétaiéDt^nífe de un pueblo 
4M tto -sé ati^vió á i<éeonócer por qué !sé lé 
teMata h^rdd S<de los 11 indios í{úe le acdriipa- 
AáMM.Attifr Nttfiez emplea Bu (!»p. 'J'O conlá' 
tetedbft'qñ^ te hi2o Rivera He&áúdolii de púe<- 
frilidddeft é {hféürbiriiÉíírttudés, y én el 71 áñadef: 
l^litdili^ddse he'cbo salobre tas agiiás coa 
Tá*ctfttíikité del ríój le énfótinó y marió ihücha 
-géÜMeVdafUdó'eifto ocasión á que se !e tévelaséh 
4dS óí^jóiie^ del Puerto uñidos tóh los guatos y 
gttliséfñipdB knatáridolé una multitud de solda- 
■ddsi P'eh>lodo es hablar sin reparíñ' qtte lás 
•íifgítíisñé lá «oménie 'eran dulces yno ptfdiah 
'^ñffilfr. Schltatdels nada dice 'de tiles aconted- 
«déhtdB.^ dtiaiíiíto á Hernando de Rivek^, ha- 
S^ éóA BU h^ergamlfm hasta la i^á Larga , Ilá- 
niMíá maM íá fmás», pero Rtii Wtm fft). 1 



— 9i — 

<3apítulo 4 dice que eslá mas arriba del Poerfo 
de los Reyes» y no mas abajo como dice líb. 2 
capítulo 3 siendo falso que produzca uyas^ pe- 
ras etc. Los indios que la habitan llamados por 
Schimidels guebuecusis cap. 35 , eran orejones 
de nación, y recibieron con paz á los españolrá. 
A poca distancia de alli entra en el rio Para- 
guay por el Occidente el rio Jauni que ^ene 
como del Nordeste y toma el nombre de los 
indios jaraies. Es caudaloso , y los portogneBes 
lo navegan contra su corriente diez dias (qoe 
hacen tres ó cuatro al bajar) hasta un arrecife 
invencible donde hay un puerto portugués dic- 
tante cuatro ó cinco jornadas de Matagroso. 
Por este rio se introdujo Rivera hasta el arre- 
cife donde encontró un pueblo de jarales ha- 
biendo dejado atrás otros dos , todos en h ori- 
lla. Alli dejó el bergantín y por tierra fue en 
solicitud de otro pueblo de la misma nación 
jaraie» donde como en los precedentes fiíe 
bien recibido ; tomó víveres y otras cosuelas. 
Schimidels que iba en esta espedicion, alarga 
capítulo 36 las distancias de los pueblos» por 
que iría despacio ; y hace una descripdon del 
recibimiento que les hizo el cacique del mismo, 
toda tan apócrifa como la historia de las ama- 
zonas de su cap. 37. También es añadidura soya 
el decir que después de lo dicho estuvieron en 
otros tres pueblos mas , por que habiendo em- 



— »» — 

pleaidoeo esto los dias que dice no pudiera estar 
de r^^feso en tos Reyes como estuvo el 30 de 
enero, después de haber visto los cuatro pueblos 
de jaraíes citados no podía ser asi. Apenas arri- 
bó Hernando de Rivera al Puerto dé los Reyes, 
pasó según Schimidels cap. 38 el adelantado á 
so bergantín; y sin permitír que nadie saliese de 
él, se apoderó de las mantas y frioleras que en 
el yiage habian adquirido los soldados # de k> 
que estos se disgustaron y porque los apoyó 
Rivera, fíie arrestado. Entonces los del ber-< 
gantin con el apoyo de los del Puerto^ se tumul- 
tuaron amenazando cara á cara al adelantado 
sino daba libertad á su capitán restituyéndoles 
ka prendas, como lo hizo inmedia támbente. Añade 
Sehimidels que en lo quitado á los^soldados' ha- 
bía alhajas de plata , y do hubo tal; pues no pro- 
duce este metal aquel pais, sino el oro y piedras 
preciofias qile hoy sacan de Matagroso los por- 
tugueses. También da por causal de la prisión de 
Rivera ^ el haberse demorado mucho y aleja- 
do mas allá de lo mandado ; pero esto no pudo 
ser motivo para apoderarse de las prendas de 
los soldadoa, ni otro que el de la avaricia. AI- 
Tar NidoK cap. 72 corre el velo á estos sucesos 
dicienda que no pudo oir la relación de Rivera 
por que estaba muy enfermo, y lo mismo con^ 
firma la apócrifa declaración que pone al fin de 
sus comenítarios^ para que le sirva de apoyo; 



— 96 — 

cbiado que aospechar pudo ser ioTenoiDn iwya 
por qua adema& el estilo, es el mismo. Jl^editd 
sm embaído repetir olra e^dtcion ooot|a k» 
jaraie»; pero su gente no condescendió, pon que. 
l^ibia bastantes enfermos , y por que el paiae^. 
taba ya inundado. Pensó pues no salir do idlLiy 
despachó cuatro bergantines con cieatp.nfair 
cuenta españoles y muchos ausiliaraa 4 Ift v)ft 
larga da mas arriba^ y i^oi baja del tfúpica 
como dice Schímidels cap. 39^ eo» orden 'de 
cautivar á todos sus habitantes que enii| Mia- 
ñes, matando á los Tiejos. £st0S; infeücea reci- 
bieron de paz á los huéspedes; pero luego pi^r 
cipió la cosa por los ausiliares , y dispanando 
adgunos tiros que mataron algunos isleños, fyer. 
ron todos aquellos orejones presos y. llegados al 
adelantado que aprobó el hecho. Asi se despo*. 
Uó aquella isla que con tenia cerca de 2.QQfíL orer 
jones según Schímidels, y mas de 3.0QOi s^un 
Rui Diaz lib. 2 cap. 3. Luego después con apro^. 
bacion generala regreso rio abajo con su gente y 
cautiTOS, y el 8 de abril de 15ii llegó á la Asun- 
ción, sin otra desgracia que haberle muerto un 
español y herido algunos indios al p^sar enfrente 
de los guasarapos. Alvar Nuñez cap. 73 dice ver 
rificó su regreso en doce dias, cosa quf) es impo- 
sible. En la Asunción encontró á los españole^ 
preparándose para guerrear con los agaces que 
acababan de quemar algunas casas de los gua-? 



— 97 — 

raáísdelás: encomiendas, matando á muchos if 
llevándose, á sus •Eatmilías; pero los sucesos que 
'Toy á referir na dieron lugar a ir contra los 
agacés; : 

'Pl*iitiHi^ del adelantado por mwm «olf 
-daidom^ if.eleeelon ;de Ikon Domlng* 
^MartAm^ff :de Irala jpara el mando. 
Jkiwttr IHi^ex-es eonduoldo á Espafta 
eon otros presos, y sentenelado por 
eí consejo supremo. Qlstprblos y re- 
liélléneii de Indios : proirldenélas de 
li^iala para soseg;arÍos y rédaelrlos. 

f 

71. Llegó el adelantado tan .triste y enfer- 
mo dé .cuartanas que no salía' dé casa; y següñ 
Schímidels cap. 39, si hubiese' muerto qo le ha- 
br!an llorado los soldados pues le ábórrecian por 
qué'Ios trataba mal, con poca deciencia y tnauh 
' dándoles con aspereza y soberbia. Como Sohí- 
' nífdels era soldado raso, y escribia esto en Alé- 
imania años desdes, sin motivo de adular, espe- 
rar y- íeiiier, se puede creer que su modo de 
pensar *y hablar era el. general dé sus camara- 
'ijfes.- De-aqüi resultó que de común acuerdo de 
liébles*y plebeyos, y aun de Jósmismos ctii^dds 
del ^adelantado, 'Se tomó la resolución de avréá* 
tárief.'^sto con vence ser equivocación el dec|r 
'Alvm>''Ni]fieis cap. .74 que los soldados bo que- 
rían prenderle. Se^ pusieron á la cabeza de tan 

Tomo ii« i 5 



— §8 — 

atrevida rcRoIucioa los cuatro oficíale» reales^ 
porque ya babian salido de la cárcel. Cabrera y 
Vénegas, no sé cuando , con ciento ó doscien- 
tos soldados pasaron á casa del adelantado. Se 
detuvieron á la puerta ; pero abriéndola Anto- 
nio Navarro y Pedro Oñate, ambos también de 
Jos conjurados^ criados del adelaDiado, y el ul- 
timo su maestre sala, entraron los cuatro oficia- 
les reales, Juan de Salazar , Nuflo de Chaves, 
Francisco de Mendoza, Jaime Resquin^ Diego 
Acosta, un tal Solorzano y pocos mas y gritan- 
do, libertad, tiberíad, viva el rey, llegaron al 
cuarto del adelantado; y asentándole Resqnin 
vua Xara, le prendieron y llevaron á an aposen- 
to de la casa de Yenegas, donde le posiertm 
grillos y cincuenta hombres de guardia. 

72. Alvar Nuñez cap. 74 echando Ix colpa 
de su prisión á los oficiales reales ^ no les atri- 
buye los crímenes que en otras ocasiones» y ha- 
bb tan confusamente, que no entiendo 16 que 
les achaca sino haber despoblado el mejor y 
principal puerto con el fin dé alzarse con la tier- 
ra. Pera pudo saber que na fué obra de di- 
chos oficiales la despoblación del pnertOi metí^ 
ta podia servirles para alzarse con la tierra, Rur 
Diaz sobrino del adelantado lib. 2, cap. 4v Mh 
pone que los oficiales reales persuadieroa á Im^ 
soldados que el adelantada gobemaba'^tifáiiiQa- 
mente^ cuando sabemos por Schimidela^ teirtigo 



— M — 
ioifafcjal que los sloldados sabias y tocaban. U 
ütrfiiña fiiA necesidad de que nadie se la, persua^ 
diieKe» Añade Rui Díaz que el principal conjura** 
d<> , filé GacereSy y dá por causal la desavenen^ 
eía.referídn en el núm. 58, que él cuenta fal-; 
tmdo á la verdad. Herrera citado en la pota 
al 4pap* 39 de Scbimidels,¡ dice, dec. 7, lib. 2^ 
cap. 11 y 12 que los soldados aborrecían á 41r 
var Nunéz«|)orque no les dejaba cauliv;u:.índipf 
DÍ hacerles los daños a que estaban acostoniY 
bradoB.'Pero debió notar Herrera que Alvar Nul 
fiezjDA clttlpa ;á los soldados en su pfision,síno 
á loa oiciales reales, y que solo Alyai^ Nnfiea 
y. xmdi» mas vendió por esclavos á los agaces y 
guaipnriis, y msitó, cautivó y espatrió á los ore- 
jofK^ En la nota^al cap. 40 de Schi mide Is dice 
González Garcia,; que en Alvar Nnñez nunca huh 
i^ijin^l^prander y que siempre solicitó ob^em 
irar. las i reales órdenes en favoü de los indios^ 
gqardiar las leyes é impedir los nuevos impuesí» 
toa>y.l9¡trocinio6f etc. Tq creo que no hablaría: 
a^i si fbubíe80 visto á Alvar Nuñez cuando ar? 
tnlntíd^t las ai;mas del. rey dejas embarcacjonefty 
cuando ahorcó á Aracaré, cuando arrestábala 
Rivera y, despojó á sus soldados, y cuando v^^i 
dio. por esclavos á los agaces y gnaicuriís, y cai^ 
jüvó á Jos orejones. Barqo canto 5 y Lozano li« 
hto % cap. 1 2, toman el : empeño de Gareía soSt 
.leniendo que el aborrecer á Nuñez venisiid^ no 



-^ 160 — 

{ierttiitiir tiúeVcM impue^ios^ y te(rDeiüio8;ísiii>TCH 
parar <)u6 de haber máo asi, los sold&dós oprf^ 
midós por talék! impOBÍcíones , era* imposible* 
aborreciesen á qaietf se las quitaba. Kdfibtbdó* 
cQántó dicen los' autoresy nopbdo 501^ de taatiai 
ptüó toíúú él'saber'qti'é el coAséjosupremo! (d«l 
ínáüáÜ tbUMl los antos f óido á Alvar I9«ñez^pctp 
^i4lD=7 de palabra', falló contra élfa seniendaí 
nM^>tei¥ibÍeyisegmi se dirá^ aprobandala prisioif 
póiPltMitoUqúistadoMs. * , 

^3i'- ' árMstKd6 él adelantado y pasaroa' á la^ 
fcasá-del aldailde luán Pabon'^ á'iadéhsdgM^cil 
ína^ Francisco Péi«^lt![i /á qoieMes^ qtiitá las 
f aráis MáftCn Ohié , y' ^egptdamente díerbivli^ 
béiíád áiós presos de la' cárcel'^ y se^ pregonar 
por las calles, libertad, y ▼iva'el rey> naandaim 
dó que en lá tfiañtoa ininédiatá' acudiesen tCN 
dos delante de la casa dé' Dddingcy i MíítÚííeá 
de Iráta, comO'ltt verificaron. AUrsé'fléy^'M 
pdbKco el papel qüe'^presaba' los «moti^^dtrl 
arrestó' del' adelátítado > y sé pidió 6 wéck 'jcfaé 
votasen y ^digieseh títítí que lob^obéraMÓJ Ba> 
efecto eligieron por' gobernador át dtádO'' .fimkl 
€0A gusto y aplauso^ gétíérál> menos^de^al^nnw 
pocósf pariiintes y familiares del pnesii^, de qttiei* 
líes nó i^ hko caso; Barco cantO' 5,' d¡^ qué 
IralA se hizo el enfertnOi y que ftié elque^-fomeni. 
tola sublevaoioiií; pero' no fuá asi óiíando nci^asin^ 
tió áUa* pi^iáion» tí Alvar Nttñéz^le dfi ps#tfr^«á 



— )0I; — 

eHxiRtií i>iaz lib. 2, cap. 4 cuentai largamente 
laelecciobde Irala,jSupon>éndole enfermo con 
la sania Unción en el pueblo iJe Acaai; pero to- 
dores tas falso como lo que añade que esto su- 
cedió á 15 de agosto de 1542. De estar ausen- 
seni& Irala, nú se habriaa juntado delante de su 
casa. Barco yerra igualmente suponiendo lapri- 
fflon en elaüo de 1547 pues fue el 25 deíibri) 
deil5i4. Eldia ¡nmediaio lomó Ii-ala posesión 
del mando y nombró alcalde áPedí'O Dia^delVa- 
lleypara alguaciles á Bartolomé de la Marilla y 
Sanobo Salinas. Dispuso también que se arresta- 
•ei) ocupándoles los papeles, aquel Pero ó Pedro 
Hernández que ciié en el niím. 35 y á Barlolo- 
me González. Rui Diaz lib. % cap. 4>. supone 
también arrestados á su padre Alonso' Riquel-' 
me y á otros muchos caballeros y soldados; pe- 
ro DO hubo tal cuando noi lo dice Alvar Nuoez> 
Sff einbarcaron y depositaron en manos securas 
los' bienes. del adelantado' y los de sus confídea;- 
les presos; no pudieñdo los del primero ^asceir 
der corno! dice cap. 74 amas deeioii rail caste- 
llanos que hacían millón y medio de reales; 
puesto que todo lo que llevó de España no lle^ 
gaba á noventa mil. También se dispuso con 
acuerdo comun^coBstruiruna caravela para/Ile- 
Yar \«9 tres presos á España, en' lo que emplea- 
ron; na año sega»' Schim ¡deis y diez meses según 
Rtíi Diaz. £t adfidantbdoideói en la privón nohir 



brar por sd tehiente -á Jiiaa tte Ssíladéi fi^iisiák 
dose qoe si este qaeria, (^Qn^'paifúdanoslpoil 
dría* sacarle de la cárcel: y ireponerfe^eá elanml 
do; pero Salazár no qiúsodarle libertad atmqvék 
le oiveció admitir la ténenoíá para después :í|whf 
él sé hubiese eilibarcáda! Concluida Ja ícarayeb^ 
se an^ló la tripulación con veinte y fiHÍlepeiH». 
sonas, entre ellas Gronsialb Acosta deí-pibtoufb'v 
capitán^ Jaime Resquío deprocurádóf déJa^ircri^ 
vincia» Ldpe Ihiárte de apoderado dé Jbrala|'í^. 
los oficiales reales: Gabreaia; y Yenegas iider|OpBM¡k: 
ductores del procesó. que sehabia formado; ítamítít 
biéit'alísuron üa.bergántiD, p.ra qoe acomp»^. 
ñáse la cáravelá basta !'CÍertáxUstepcsa;.iyf;viádily 
dose! id adelaiitadb eálaxcüUe!,; dijo doS'.iré^iftif^ 
en alta yoiLieú medio dorios qué le> «scidtíilMMMíii 
y ^n él fin de metékp.dtscordia: entre, lote icOBüta 
qoistadore^'segáii d¡ee>8(.!8obríiibfiui.D¡a« üw 
bro:!^xavp:'5; que;iiotíibt^ a ^n de SalazMÍ.^ 
por satenienfeéii pats^qúenuóidaséén suianbett^ ,. 
cia:)<witembargd llevai'on loé; presos i kii^upfle < : 
Tela y iésta navegó uuuécSátainente* : Akfar, Kih 
Bez contando estos^uoesosien él oáp. .l^i-fíitli , 
güientes dice tantas/ y itakji cbsd» que; »sio>4in^^. 
pugnarla^ ellas mísiiiasiliácién: ym el poeo: taltiii^ .. 
4o.y vei[dád/del qufiJai'Tefwtre.::.^^^^:^ ;.í-jj í; . 
74¿i ; Jioiegb ídespAecf ^é niaccbó: la) os^^mtr < 
la» comenzó Satazará!tKajGalrji(ioi»;los40.:Siifpfiffy» 
lido y GOñlos paiieAtesf del.ieidelántado' i^ltr 



— 103 ^ 

el modo de apoderarse del mando , y sabién* 
éolo Iralá.'le requirió para que ño turbase la re- 
pública* !Salázár le contestó que no debía ni el 
podia ceder un mando que le había cofaferído el 
único que tenia autoridad legítima para hacer- 
lo. Dé aqui resultó qué Irala le arrestase y. tam- 
bién á Pedro Estopiñan primo del adelantado , 
y que formándoles proceso por perturbadores, 
los despachó con Chaves á alcanzar la cara ve- 
la! que los Uéyase á España con el adelantado. 
Ruiz Díaz lib. 2 cap. 5 y Lozano lib. 2 cap. 
12 suponen preso con Salazar á Riquélme y á 
otro», contra el silencio de Alvar Nuñez cap. 83 
y dé Schimidels cap. 41. En la isla de san Ga- 
briel 9e separó el bergantin de la escolta que 
volvió á la Asunción » y la caravela con el ade- 
lantado, Salazar y demás presos continuairon y 
llegaron felizmente á España y á la. cor te. Rui 
Diaz lib. 2 cap. 18 y Alvar Nuñez cap. 84 con 
8a copiante Lozaiio lib. 2 cap. 12, cuentan de 
e&te viaje cosas tan incompatibles con los he- 
chos' qae nadie podrá creer. Presentado el furo- 
cesor en el consejo supremo , mandó este per- 
maneciese arrestado Alvar Nuñez, y que tam- 
bién sé arrestasen Cabrera y.Yenegashastsi tér- 
nñnar la causa. Las dos partes fueron oidmen 
el tribmial, y Alvaií Nuñez nó omitió! esjponer 
cuanto dice en sus comentarios, ni déjaria de 
presenta? los muchos papeles que sus partida- 



-fiosle^metieronen laicaravelaalt salir .JUPia^ 

-ragaay 86guü dicetcap. 83. dSl Twdtodbofitf 

endonar íá Alvar Nilnez al presidio 'de ^CIrÜB> 

mandando ademas que: mantavieee ááusiei^en^ 

sas seb lanceros en: el mismo prt8Íd¡o.;A8t :1o 

refieren sn sobrino, Aai Draz y mí apasionado 

rl/Nsano en «I lugar citado. ÁWar Ñdnes ^no 

«mencionaUl sentencia y (liipitáadose- i deciif ia 

-quelo'sdió en apelación ocho ^aine» ffesÍNná, 

iráudo no bábia ya* parte contraria' qnei^iíta- 

ae, y fiíé darle «por libre # pero -despulidio 

áéí gobierno f sin poifer pretender jg ^m mpe ú' 

H» alguna por lo que gastó en tla< caranda 

^ae -lleTÓ, ni por les descubrimiedtos.qiie 'Hísd. 

•Rui Diaz y Lozano contra el e apreso. 

'de AWar Nunez suponen, :qtte. en la-dltímá 

lenda se le asignaron dos* mil ducados asfodés 

dé sueldo, y que falleció en SefiUa de pMBJdÁ- 

'le <Íel eonsubdo.iBareo canto 5 nada cespaéifi- 

oa dieieodo uáicam>ente quelasentenekJopri- 

'"90 del título de ad elantado. No pudiendo :iJ- 

T ar Na&ez tachar de injusto al raspeldbite' jisth 

premo tribunal que le eoodenó, aupóos qae.-el 

cielo puso' de maaifiesto su justicia y :iajiaiqM- 

dad de sus contrarios, iiaciendo qne Vengas 

muriese f que Cabrera* se voltiese iocQ,*iyitqBe 

ios frailes pereciesen. Asi k>\cuenta*iiNKOidiido 

que se le pueda creer.* • ^: > 

75. Apenas pardo pMsoScdazac^jsas^H^ 



— t08 — 

tidaritts V- átifigos qué eran muchos j unidos á 
Ibsué'AIváFNtiñez^ se manifeistaroQ muy dJs« 
gastos jríiBséntidos ; y tomandd el título de 
feálééi ttámabán áloi^ demás traidores y tumul^^ 
tuarios. Entonelen según Sebimídels cap^ 40 y 
ll 'pi^iücipó la guerra civil con disputas^ pen^^ 
denbiái i^ deiscoufíañssas sínque nadie se fia« 
Se áéúttO''iY'W& sucedió esto cuando Alvar 
NuñéÉi estaba alK preso y como quiere persua-* 
dirio él»'ílntsfiló éiap. 76 y siguientes, Rui Dias 
Hb/S, tap.'5*y Lozaiio lib. 2, cap. ]3..Irala 
falMili^dtfnttíreittaba de su parte por conciliar 
fM'mibfoS^ Asando de buen modo ^ haciendo 
Mcffébdál 5^'^b€fnfe6cfod^ disimulando mucho y 
)MM»i(&éndd ^ y tsástígaudo con blandura^ solo 
M sé Hallaba otro recurso. Lozano en 
^ írcitsáo'dicésm apoyó ^ que para calmar 
kW í¿Rétuí^i¿^ quiso Irai^ hacer un viaje al 
9Wé f^qjáé'tíeXé opusieron los oficiales reales^ 
^rtf1árwéá?érdi in^racttcable entonces ó in-« 
%bmj[kitiBle^otf Ik prudencia de Irala. Barco 
tMftb'S sü^ité que este ahorcó á muchos obli^ 
^Ijliftéty á óttóÉ á' réfiügiari^e en los bosques; pero 
W éi|dÍ¥i}Qá''ponibiído aqui lo qye sucedió ^9f 
)fMíéé:' :Firih(«|)iÓ( ttjicha guett*a civil ^n febrerp 
^lM5'Weg0it claramente se deduce del l;a]i^ 
i9j ^libí' 8 de jRlii Diaz; ó poco ma& tarde seiguá 
ISishítmdc^Mip. 4^0} y los indiost lu^gé que ló 
eoBOcíeroD) pei*dieron la subordinación^» negáii» 

TOHO tu i A 




dose á prestar ningún serticio sin estipendio á 
los españole»^ y retirándose á so» pneblofti 
Llegó sn atrevimiento hasta matar algonm 
iadio0 á los españoles á quiette» serviaft en sus 
próiÑafl^ casas# y algunos que pittaroii e« sus 
pueblos. Para ataj^ur estos males ^ publieá Irala 
él 22 de setiembre de 1545 el bando íq/M-hñ 
en e) aróbiio de la Asunción imndaiido> en sna* 
tancia : 1.^ que ningún arcabucero, de dia ni de 
noche saliese de su casa, s¡i> su arcabw» qiectuí 
encendida, frasqnillo con pólfora# y botociM 
pelotas ; ni los ballesteros sin gafas ni cam: 
SL^ que nadie saliese de la ciudad sia su Ijcoa* 
cía; y que á nadie la daría sino llevaba; ci|^ 
companeros mas todos bien armados:. 3j?rg|tt0 
lUYÍesen todos eo^ su casa una' escaleca dUffifta^ 
no pronta para subir sobre los 6díficioS;á,ap;ig9i( 
el fuego ea caso de qilie prendiese; 4^? qfKfmHk^ 
die conservase en su casa de noche iadi^ l^lgür' 
no mayor de trece afios: 5w^ que «adíesoWs^jtt 
aeompanada entrase de día ni de «oche VS^M 
easa de los tadids: 6/ que el que qpmf^B^wr 
virse de indios, lo hiciese por sguste^ vt^^iA^M^ 
y pagándoles puntualmente lo esliq^utadot 7/ 
que nadie pasase á la banda 0|>uiSMa.d# jrícir^^^Bt 
iretesto alguno: 8«^ que no se arn^^sf ^ j^p|a 
de la mandioca esprimida donde pudieron*; ;b^ 
Iterlalos puercos» porque los niaUdi|i:y( '9'-^ 
qve se colgase dicha mandioca en swnie^' dpf^ 



— 107 — 

de fio alcatUEasea los puercos , porque de co« 
merla «uoririan. Para todo señaló grave peaa á 
kb eMitraveelores ; siendo una de ellas cortar* 
Uá «ift <leda del píe y esponerlos á la vergúeti- 
tt piÉllióa. Lozano Üb. % eap. t3 dice que lo^. 
«tcléaidés "mlaíban este bando sin reparo , con- 
sintíénáabélo la política diabólica de Irala , j 
^^[06 esta 4M8e dar gairote al capitán Camarge 
"y á aii afiMgo suyo^ irritado de que le repre- 
#é«taro& qve tpára quitar las "vejaciones que su- 
9ámk 4eB indios, seria bueno repartirlos en en,- 
'OOAiibndas fKMr{[ue asi los protegerían los enco^ 
^riieádaderos. Pero todo es falso, porque Camar- 
'^pef*dió«iiiHioho después la vida por otro delito, 
ypopque "todo íes contra el testimonio de Scbi- 
itf idek , €(mtra el silenció de Rcii Diaz y contra 
'^ 'Mismo Lozuio que dice que frála condenó á 
*fiÉüePtaá'4io^oriado suyo, porque quebrantó -el 
tullido, jlt fttisroo «tiempo tomó IraJa otras dis- 
'posiCimíesc circttndó la eiudad con jQuevas pa- 
lizada» y defensas , kiso atdne^heramiento^ en 
tttn'tti^és, procuró hacer amistad con los len- 
'^M, 4(dMis y guttiCfirüs que ii^ivian en frente 
•w la huida ^opuedta del rio. f^or entonce^ pa« 
• noe-^e llegó «aaeitíbar<caoi(>» de España ^n 
(«pie sepamos lo que llevaba, ni tampoco lo que 
i€OtiteMó Irala ^eún otra que despachó , pero 
paáú ser fijativo ú proceso de Aivar Ntífiez 
•^iie (Mtonces ie vetitflaba. No gesaba Irála de 



# 



— 108 — 

persuadir á todos que dejándose de discordias 
civiles 9 se amistasen de buena fe, y se naiesen 
para resistir á los guaraaís, que confederados 
con los agaces , se aproximaban con . fuerzas 
{lara asaltar la ciudad , y lo consiguió acaban» 
dose 1^ guerra civil que habia durado un año 
ó algo mas. Lozano ibidem , supone que en el 
tiempo de estas discordias hizo Irala una espe- 
dicion contra los albayas y que despachó á Nq» 
fio de Chaves al Brasil , hace regresar á este, 
y le despacha á una espedicion contra los indios 
que llama Triguanés. Pero los cuidados d^ la 
iperra intestina y la rebelión de los indios no 
pudieron dar lugar á tales cosas , que no refie- 
re Schimidelsy ni hubo tiempo para hacerlas. 

76t Finalizados los partidos y todos ob^- 
alientes á la voz de Irala , alisto este 350 arca- 
buceros y ballesteros» y pasando de la banda 
opuesta del rio como unos mil guaranís, jk>bas y 
lenguas á quien Schimidels cap. 31 llama tape* 
ros y bathaás se puso á la cabeza.de todos y 
caminó tres leguas» haciendo alto en un bosque 
á media legua del ejército guaraní ^ compuestp 
■de quince mil hombres según Schimidels^ que 
seguramente exajera, mandados por el cacique 
llamado por el mismo Macbkarias » y no dado 
era Mongola. No quiso atacar Irala sobre la 
marcha por tener la gente muy mojada á causa 
de la lluvia ; pero lo hizo el, dia siguiente á las 



— 109 — 

Siete de la mañana , y duró la batalla tres horas^ 
reáráodose los enemigos á un puebla queSchí- 
mideb llama Tremidiere y na pudo ser otro que 
^ de Mongolas ó Aregua por ser el único qiie 
dbtaba cuatro leguas del sitio de la batalla y 
siete de la Abüncion. Perdieron los indios en la 
batalla mucha gente que Schimidels bace subir 
coB ponderación á dos mil; cuyas cabezas pu^ 
sierob en las puntas de sus lanzas los guaicurus, 
tobas y lenguas. Irala tuvo solo siete muertos, 
con bastantes heridos que envió á la Asun- 
cioiiw 

77» Persiguió Irála á los guaranis hasta el 
citado pueblo, y atacándolo entre dos y tres de 
la mañana siguien te [k)r tres partes , mataron 
los españoles y sus ausíliares: á muchos enemi- 
gos y cantivaron á cantidad áe mugeres y mu- 
ibadiois aunque la mayor parte se escapó con 
sik ejército á refugiarse en un puebla que, ségun 
lá distancia asignada^ por Schimidels, debió ser 
el de Tobatí, situado entonces sobre el rio Man- 
doUrá. Schimidels cap. 42^upone al primer 
«poeUo de los mongolas' fortificado con estaca- 
da triple de troncos gruesos lo que un hom- 
bre y altos unestado, con hoyos etc., y al de 
Tobati aun con mayores. defensas, pero en am- 
bas partes pondera. Lo cierto es que seliabran 
reunido éíi Tobati los guerreros de los ^pueblos 
Moiígolas^ Altos> Yois , . Ytá, Yaguai^on ^. Acaaí 



— 1*0 — 

y Tobati, y que se acaknparon en la icorta dá 
un bosque, cm la idea úe sostener el pndÉio 
que tenia también buena giíarmeion , y éetm^ 
derse desdé detrás de bsirboies en «aso denMT 
atacados. Llegó Irala á a(piel panto i lasdliié» 
de la tarde , y habiendo reconocido far posicÍMi 
del enemigo, drridió áus fuefeas en costra Vn*^ 
zos; los tres puraUáqnear el poefdo, y «I fcnwi» 
to para dbservar al ejéMÍto de la cesta dd bdi^ 
que« Cuatro diás estii'tfo Irda sin emprefidlér 
iiada, esperando que le Megísen, comoMcoftÜ 
200 españoles y 500 guaicurús y lenguas íqíto 
hafaia pecfido á ia Ascméian, ¡éiiando deispachó 
á losberidos de la pi^NMMi b&tttflá. XjOaétké 
refuerzo se ifi^nta ÍTGdti fiara «tacar, -iMMfnáb 
por la Bodie se le preseMó «n caci^ áe Vé^ 
bati, pidiendo iaduigielBeía para é¡m ^eaüm, 
ofredendo facilitar laentrada en el pnefafe. Aid- 
iinitió Inda ^óón benetoienciá al indio; yiqnedah 
iron áoibos iacórdes én ;el modo de disfloMr Us 
cosáis , para qte no padeciesen ios iafli<^' m 'mi 
ípueblo^ y en qilelos espafiofes acometimia 
perdos'seBdas.y líae él cádipie moátró, <aaaméo 
este les hiciese señalicen «na intmaireda. Todo 
Áe ^rí&eó , y remirando los efipañoles^ buyemh 
los bdios que no «irán del pueblo iriénddie fséír- 
didos , pereciendo niiiekos ¿ámanos: decios' smsi- 
liares que estaban apostados fuera. üanáMon ^se 
niatárxm bastantes dentro del puebla; donde ^óo 



— m — 

^msbsúJfé 9 las mugeceBy ni i los muchachos 
por. «¡MÍOS tenían fuera en el bosque. Log 
«•MriígMii que pudieron escapar^: se junJt^rcm al 
Ciawfo r<|fe ,eateki fuera , y todos tomaroo la 
JMwdft 9I Norte ápía la protiucia de TtatL Cua» 
leo ám ae detftvaattL Irala curando sus heridos 
sviaia &ltáa4ole Btedbs y víveres para segnir por 
tierra ú.mVüifPf^ resolvió irle i bascar embar* 

. . 79» lOm ««la ideai regresó á la Asunción, 
dpttdfBk (MQaílcir(m dias alistó embaccacioaes y lo 
p^eciiaríoi teemfhi&. los heridos y enfermos , y 
fmtíÁ tfiV ^. r^o Paraguay en busca del enemigo 
UrvMMIq partie de su gente costeando dicho río 
pM tierra. Cuando llegó á la boca del río Jlan« 
dqlwryi 99 le rfWRÍÓ el cacicpie que <Kó la traza 
paiÁ-liNnfif 9. Tobati eon sfus vpdíbs , y continua 
Ik I offiedKHipii liasta el rio Jejní que viene del 
(^ñiQQla jr W ancho oosno el Danubio y de paso 
dí&fil 9 . porqnie se inundan sus cercanías en las 
crecientes!. EtftrQ Iraia pos* & viendo muchos 
¡ndk» en la costa del Norte , envió á decir á Ta« 
baré que le entregase los fugitivos de Tobati. 
Efectivamente estorban reunidos allí los indios 
de los pueblos de Guarambaré^ Ipané y Atirá 
túa propósito de disputar el paso del Jejuí á la 
gente que Irala llevaba por tierra , y de prote- 
ger á los fugitivos. Así se negó Tabaré á en- 
Vtefprháf Y fué preciso que Irala pasase sus 



~ lis ^ 

tropas enr caatro trozos con los buqués yZhnjeñ^ 

taodo á' los enemigos coa alguaos chfiogMOir; 

Eu seguida fué á encontrarlos á media. kjgtt 

de la costa en el pueblo de Átirá, qqie^ forió 

la misma tarde, matando á algunos y cogÍMÍdt 

á muchas mugeres y muchachos. Luego se 

presentaron los enemigos solicitando indulgen* 

cia por lo pasado 9 y pidiendo la resti tocíoil de 

sus familias: todo se lo concedió Ind»' Ídoa 

franqueza y regresando á la Asunción ¿ lá^raí- 

tad del año 4546 sin que después de- esttf^^Mr^ 

ra hubiese la menor novedad en el pliiii^iegitti 

Schimidels cap. 43^ el cual llama mal Siimáiá 

al rio Jejuí y Saberte ó Sabayé al pucSble'dtt 

Atirá. Lozano lib. 2, cap. 13 cuenta esta gttert 

ra como él se la figura # y adelanta afio ^tt^h- 

dio el fin de ella para dar lugar á una jcmlÉái 

contra los albayas inventada y forjada por* éij 

en la que desata toda su mordacidad contra 

Lrala. En seguida de esta supuesta jorQadti w^ 

venta otra al Paraná también apócrifa. > 



.i 






\ 

,4 



— H3 — 

• 

ÍBm|irende Irala nueva espedfeton 
al Perú, que no tuvo efeeta. RegreMí 
A la Asunción, disturbios en esta elu- 
diui hasta la muerte de den Dlege 
Aiireu que se habla levantado eon- 

tra Irala. 

79« Dos años se pasaron después de dicha 
guerra sin que llegase embarcación de España 
y fin ocurrir notedad en la provincia; en ciiyo 
intervalo fijó Irala el precio de los comestibles 
en esta forma: por ocho huevos un cuchillo de 
marca: por dos gallinas caseras^ tres cuchillos 
Ídem; por tres libretas de pescado de espinel, 
vn cnchHlo idem# y por dos libras carniceras de 
pescado de red, un cuchillo id. No hablo de la 
uínidtoca, matZy etc. porque todos tendrían de 
esto en sos quintas» y es de creer que lo dicho. 
seria lo mas caro de los alimentos, y que no co« 
norian las.idonedas. Entonces hizo un discurso 
á los subditos Irala diciendo, que pues estaban 
en mt pais que no conocía ni tenia metales, ni 
írotos precioso^ en el comercio, precisamente 
serian siempre oiiserables , y que para evitar 
esta fatalidad» les convidaba á hacer una entra- 
da en di Perú, donde abundaban los tesoros de 
^jfm podrían participar. Les prometió ir con ellos 
y ayudarles con todo cuanto tenia y pendia de 

éL Se admitió la propuesta con aplauso ^ hasta 
Toao II. 15 



— 114 — 

de muclios indios qae se convidaron á ir, i eñ 
tíilm ñSá me^s §é i\\&tó Vo {SfédsO. p^ó USÍH 
et mando ¿e ta Ashuciod a don l^raiidkéo ¿€ 
Mendosa, y salió de allí en agosto dé ÍM& WB^ 
guD ScliiAídels cap. 43 y A% qae Aü ürtiH 
mas fé que Ruiz ÜiU^ lib. 2^ cap. 7 y qne Lo- 
zano lib. 2, cap. 14* poniendo aqnel la salida á 
fines de 1 546 y éste un año después* Ibasí 350 
españoles con muchos canos ó gnaranls # patfte 
embarcados y el resto por tierra con algnooit 
caballos que no pudieron Ser 130 como difien 
Sóhírttideís y Lozano, pues no habla Untos en 
el pais. Subieron todos hasta juntarse en el eer* 
rito de san Fernando, mal llamado lío de Ititt 
por Rui Diazy donde dispuso Iralaqilé las eoH 
barcaciónes Tolviesen á la Asunción qnedmido 
dos bergantines con cincuenta españoles phi¥ÍB« 
tDs para los dos años que debian e^fSfaile |Nlm 
etitar la suerte de Juan de Ayolas. Luego tono 
Irala la costa occidental, y dirigiéndose por tkRr* 
ra hábia el Poniente» encontró al notetao din taü 
pnefato que era p^ecisamente de indios albayas é 
de guanás> y me molino á los illtiinos, á qnidneá 
Sbhitfiidels llama mal aleperos. 

80. Fué allí bien recibido y traUídd; perty 
continuó hasta que al cuarto* di a encontró onotf 
mdios albayas,^ que íe instaron para qne puap^ 
se la noche en su pequeño pueblo. Gondest^n- 
Iraia admitiendo la oferta que le hicieron 



^ lis — 

4« algunas alhajas de plata, que síd .duda eran 
^ 1m robadas a Ayolas, do pudíeodo ser otra^. 
W^lifoii Ifts e^^woles, que ya eutoaces» Qomp 
kay m servido de los guaoás; pero yerra S<Aí- 
miMü áixámáo teaían aves domésticas y ofe|as 
40 Iiidiaa« Después de ceuar se acostó Iralá y 
4]iapef tindose sospechó algüaa traición , y dis- 
{Wao i|W todos estuviesen prontos y apercibidos. 
AÜMfík''^ iadeinaa centinelas, y todo fue awy opor- 
4in0 l^rqfH» llegaron luego como dos mil alba- 
^My.9P9f jH^9Rl^eron con deno^do^ mas ftieron 
iPWNwdoUi d^iieohos y perseguidos como me- 
4^ Iflgua baata su pueblo principal, donde los 
míHfyA» Ro ^pioontraron á nadie. En él dejó 
Irsilif» VHfibl^ de su tropaf y con 1 50 españoles 
yiwMMtea auiulíaresy marchó áia ligera á bus- 
car JiQíf enemigos* No se detuvo sino lo muy 
inipiap pana «Amor y dormid basta que al leri- 
4Cfw dfeiiKXKoeiíó en un bosque otro pueblo de 
iiáiw qm wM sftbiaa de lo ocunido antes; per 
wt«ray««dQ jEi»}a íiwe enw^ los mismos de la 
IrntaUa «¡Bterior^ mató i muchos y les cogió mu- 
ch(K wiigftrw y JBwdhgtg^ «seapindose el res- 
4» ana qacmto í^ñepindado de boaqne, donde se 
JiBlamn m>« /autos ds su nacían* ¥o creo que 
aMa liltlmo pueblo era de guanas, domo quiera 
lidia vegreaó á juniama »m di resU) de su gen- 

4lbf Wllre t«^ #Ua ire^rAJó los despojos y prir 

M i Mitf» » daa miB aBd» >c¿hQ dii^, 



— 146 — 

81. Continuó Irala cuatro leguas bácia un 
pueblo de albayas á quienes servían de criados 
los guanas de otro pueblo que babian encontra- 
do antes; pero dicbos albayas no esperaron á los 
españoles» y estos se detuvieron dos días co- 
miendo de sus sementeras. Siguió Irala y encon- 
tró á las dos jornadas un pueblo guana y á las 
catorce leguas otro de indios de la misma na- 
ción , que le dieron de comer tres días; infiwn- 
mándole que el país en adelante no tenia fuentes 
ni arroyos, y que era difícil encontrar agoau Pa* 
ra bailarla sacó un guia, que le condajo á^ otro 
pueblo guana distante cuatro leguas, donde M 
detuvo un dia» y sacando guia pasó á otro-tam* 
bien guana que distaba ocho. Sé detuvo éa él 
dos dias, y un guia le condujo á otro pnehlo 
mayor distante cuatro leguas de la proj^ na** 
cion y en él demoró un día. Dosiegnas nut 
adelante , en un collado alto rodeado de eapí^ 
nos y monte bajo, encontró Irala itti podblé 
abandonada y quemado por los indkis sinoaaioa 
que se babian fugado; y diez y seis légudS dto« 
pues otro de los mismos llamado hateúmid» qke 
igualmente buyeron, pero volvieriim y fiitílita-- 
ron víveres para cuatro diiais. Doce legnav ade^ 
lante hallaron los españoles un pueblo dé mdios 
laihanos y cuatro jomadas después otro ^kar^ 
chconos donde demoraron un día y siguictndé 
seis mas. hallaron a los indios suboris. habien- 



-— «7 — 

-do muerto dganoft de sed no obstante que sa- 

-caraadígima^agiia del pueblo precedente y apro- 

rfédiaron la 'de las pitas de mí cap. 5/ núm. 34. 

Los^iiidíos de fstos tres últimos pueblos eran 

^de la pronncia dé los Chiquitos á quienes yo 

llamo niñagniguilas. Los suboris quisieron huir- 

ae, pero adyerttdds de que no recibirían daño 

ae disintieron. Los nombres qae les dá Scbimi* 

•dais están eorrompidos y quizste aun mas los de 

<LoKaBO¿ iAquel supone que los indios recogen 

d agiM efft algihesi y que beben el zumo dé lá 

maoidióca; pero no tienen nr conocen más at 

/gibwqiie: las lagunas ni bebeii tal zumo, sino 

la cfairiía. hecha de miel de maiz ó de algáiv 

roba;; t ■ -.• 

-< SSii»'^ Temiendo los españoles la falta de ftguá^ 
dndafion^ allí sobre continuar , y resolvieron lo 
decidiese la suerte que salió en favor de ir áde* 
> lanttt^|jO hicicAPon á los dos días con guiáSy que 
ae escaparon la primera noche, y en seis jdroa- 
daauegaron al paeblo de los peisenos; que los 
veeibid con fas armas; pero habiéndolos venci- 
do y copdo algunos, dijeitan que Juan A'yolas 
InMa dejado alli tres enfermos, él uño tfpm* 
peta llamado Grer<kiimo, y que los habian muer^ 
ib cuatro dias antes/ Catorce dia« se détuto 
linda én este pueblo ,;y sabi^do que muchos 
de" ios indios se fcabian refugiado' en uA bosque; 
loa acometió inatando á nfuchoí y ^catitívaiido 






el resto. I#os miiigMias qmáktMktm 

nadas de alli, le redbiePím de ptttn 

Uo situado w un coUtde; |km di 

pera atacándolo IraU por 

(x>n pérdida de doee espaMos f 

lifiresy les cuales se portaivn am 

m, AUi se detqvo Jralfi» y «mm de müt fn b 

separarop s¡a su notían 80Q guaiMl» 4» I» 

qpe llevaba, y i díW leguas aeomelíertii é 

niaigeoQs ftigitívos eon gpwi pérdid* 4q 

partes, hast« qv« yiéadoM los guarnís 

dadpsj lo avisArou i üpafo, y est9.l«« eniié 

to ciqeveota españoles» Apeneii vieiipitloa 

migos que sQi^acepcabii esto refuerab,: bsqforaa 

sin poder darles alcance, dejando TÍvereSí dos 
que pasaron euatra días y despnes se ¡nGlifp»- 
raron con IrtU- £ste i3U»ín^ ciocMtttft 
hasta el pajs de los oaroociies y á nueft j 
das mas deseanaá dos días en moa f ^ iii^ii dit 

midels, y qw yo ef*o «m (mii9af»i<# Hnh ii i to 
oaaiÍDüib ewttf» jcHnwdiiH» «Btieipé Ijrab :dpr 

para* W PfvibQ tlft fW c» tf pil^Ue d4 qiÍllM)i> 

cíes ó f}Qn^Hyfi»( p^r» ««MI» amü tmMfl^ w 

obn Uegwd9 ifi awdnigiid»* Fue bÍM Hon^iá» 
y le éeifm $iiÍM» y jaoncpu m íq Iwywgo ti 




^ ilt ^ 

im«wt> ditt» ao |!iol* eso d ej6 de lle^r al rio 
Ghki|Miy> tah ta oboi ^roftfiído y grande , eomo 
ipü Mnikmérai estre loe pHnoipdles coAtribo- 
ycnlM del famoso Maraoob* Lo (^tisbron los esh 
ptíkúkñ y fti]xili8t*ee en jangadas ^e trotusos ata- 
éoa^ don téjooos, ahogándose coatiró faombres 
f déspms ¿(mtmmmtíi cuatro legiiw hasta «1 
piidblo de Machcisiesi Algimos indios de ésvds 
a» JÉitidpaton una tognn á Hdhit á Iraki y k 
Múñonbtk^ mr castellano^ qna loa dn ta ¡MiéUti 
fiMiatteciaá i la encomienda lid oafAnn I^ 
rwoEáiHsA ¿ Pedro Anatii^ qnie» el afio l&dS 
iMilm finidiid6 la ciudad der k Plata llamad* 
teflibíea Gkmpftatnca. Ignalménte le bídieron re»- 
kcira de tocba lert alborota»» del Perti^ y de lafc 
naaerie» de Picana y Carvajal* He «^ado lá 
HéIboÍoii tfe esta espediCioli de Séhitnídds que 
«ÉdnifO €M ella^ emnendáhdda nmehos ném^ 
Bk Diaaí Gb. S/capv 7 la nhiérk y «mbt»» 

nhKko: en soMai no inérroceqoese i* déd( 
crédito en ¿sto^ ni, en el eap: 11 don«> 

mveirta otrii e^(iedicidn ap6eri&« Tampoco 
fé Lonno lib. % cap. 14 porque em«- 
IimHIi \á reladoii dará y derta de Sdiimiitola 
dsft las apócriG» de Rd Dfauti 
^i89. Las flotidaa qne lo dieron loa iaidios^ 
Iddiji wt reléiíona!^ é Irala I» espoeeto^o era 
iÉlemarse M:agéiMrgdbie»no$ Heno-de tttrbili» 
Jusdak*^. le deicrmioarotí á ¡uúmt ñ\m en el 



pueblo de los machcasíes distante 372 leguas* 
de la Asunción según la cuenta de Scbimideis. 
Luego determinó despachar á Nuflo de Chaves 
con Miguel Rutia , Juan Oñate y Rui García 
Mosquera^ para que en su nombre cumpluneD- 
tasen en Lima al licenciado Pedro de la Gasea 
por sus sucesos contra Pizarro, y le ofreciesen 
sus tropas» concluyendo con pedir que le con- 
firmase en el gobierno del rio de la Plata 
que le habian conferido sus pobladores. Él 
le . escribió también ^ y salieron los cuatro 
citados . con la carta á los veinte dias del ar- 
ribo á aquel pueblo encaminándose por la 
Plata ó Potosí; donde quedaron enfermos Ro-^ 
tía y Mosqileray continuando los oíros por el 
Cuzco hasta Lima. Agustín de Zarate citado por 
Lozano líb. 3 cap. 3 dic» contra el testimonio 
de todos y que Irala fue personaknente^ Muche 
antes que Chaves llegase habia sabido Gasea 
la apauricíon de Irala en el Perd^ y recelando 
se le reuniesen los restos fugitivos de - Pizarro 
y que resucítaise su partido^ le escribió una 
carta llena de atención y buenas palabras; pero 
mandándole <¡ue no se internasen en el «Perd'» 
y que esperase nueva orden snya;^ sin eitssm 
pmjoícío nt vejaciones á los indios 'vaéailób úel 
rey. Resolvió Irala ciunpltr esta orden # reti- 
rándose á la prorincia de Chiquitos , que laó 
eran aun vasallos dd rey^ y esperar allí la noei- 



• ^' 






ira orden qoe MtlikeojAiQnicaba en la carta^ y 
el'fesultado de sai toyiados á Lima. Pera co* 
Boíeió al' mismo lienipo la dificultad de verífi* 
car «DE iN^tírada tan contraria al propósito de 
sos addadoe^ que no ocultaban su determí* 
nÉiyfon^ de Joterttafse en el Peni y de seguir el 
-jMrrtidoct contrario á Gasea imténdose á los par- 
tidarios* de Pisarro, segad lo dice Schimidels 
capítuIo»48 quien lio pudo inorar las ideas de 
los soldados siendo uno de ^ ellos, llaó/pues^ 
Irala 'de artificio . ocultando la coarta orden de 
Gasea, y proponiendo la i^tirada á tos Chiqui- 
tos conid pensámiontb suyo^ presenfándola con 
la escasez de víveres. , y dándoles e^ranzas 
de 'Volver cuando regresasen sus enviados á Li- 
ma. Repugnaron, raüoho los soldados mas al fin 
cédamela iá la' persuasión de Irala; por que se- 
gua dice' Schimidels ignoraron que era órdén 
de Gasea;' pues de haber sabido que Irala obe- 
decía tal orden le habrian despachado al Perú 
aMdo.de pies y manos. Antes de retirarse des- 
ttoó Lrala á un español j para que apostándose 
cu d camino tomase las cartas. que esperaba le 
-litigasen de Lima, y. las llegase á los Chiquitos 
édonde él se remiraba; porqué estaba cuidadoso 
teoriendo le enviasen de* Lima alguno que. le 

rsMiplaaase en el mando. 

- -84. Parüó Iralá á los Chiquitos , y encoñ^ 

trando que los carcocies se habiaa escapado 

Tomo n. iñ ' 



con M9 familias, les a^iaó que ? oltieaaii é 
puebioa donde serían biea tratádetf» La ee^ 
fiÉiesta de kü mák» fue decir, ser inas re^^nlaf 
desamparasen los espa&oles el páisi que etn 
ealo eTttarían el qne los echasen á k fiíenm. Imr 
la proposo entonces á sus gentes ir á rasligar 
lal arrogancia, j anoqne algunos no qnerfándi- 
dendo que faltarían tirares á los iqfÉe. loeMS 
del Paragnay al Peni sí se destrabil dicboa ío* 
dios del .tránsito 9 preraleció el dictátafeMí dé 
aconeler. Marcharon los españoles ooki éale 
Aji^ió^ y hallándose á media kfna d¿l eneoiíg^^ 
vieron á este ja aparejado én faí falda de m 
noate cerca de nn bósqne, le atacai'oii mafsíftdo 
á nmefaói y cautivando mayar náneío. Dea 
meses se detuvo Irala en la provinria de ksa 
GfaífpMtos esperando la resdta de €2iávea y fde^ 
mas mensageros á Lima, estos fiferov recÍÑdoa 
een agrado y hospedados y tratados espl^idí* 
damente por la 6aaca;qirien les ragáló ndemaar 
8000 duicados para eUos , según di ee Sdiieudels 
capítulo iSfjm pa)ra todos loft soldados ^cóaser 
quiere Lozano lib. 2 cap. 15. Procuró^ k Gasesí 
Miiar la conBanu de Chaves , y le pidió eswi«-' 
«ese á Iráia en los términos que ysí se b kai^ 
h{a escrita, y Lozano añade que tandibieii laf 
Gasea le escribió llenándole de esperMuuMi» 
Despachadas estas cartas ó quizás antes^ üem-* 
kré la Gasea para gobernador del rio ^ l|t 



PiaU i Diego Cmteno que estaba eu CfauquH 
zacsa^ ya fuese porque era una de los que le ayiH 
dasoa i destruir á Pizarro , ó y a por que sabía 
los deseos é intenciones de las tropas de Irala 
y desconiftaría de ellas y de este. £s creible que 
con este motiyo dio Gasea á Centeno sus ínsrf 
tmccioiies^ pero no que fuesen las que dice Lor 
KSBo lib. 2 cap. 15. 

.85. Estando ya Irala en la protincia de los 
Chiqn¡tos# llegó aquel español que antes habia 
apostado para que le llevase las cartas de Lima 
y según Scbimidels cap. 48 le trajo algunos 
«ipjo» de Grasca. Lozano lib. 2 cap. 14 in^ 
que dicho e^añol mató á puñaladas al 
qoe llevaba los despachos á Centeno^ y 
^pie se ios robó sin reparar que en el cap* 1 5 
dice <fBe tales despachos llegaron á Centeno^ 
Tlnobiea dice erradamente que Irala no se n^ 
«¡ff& del Perú hasta que le llegó dicho español; 
pwsScfaímidels refiere que fue despachado con 
It orden da Uevar las cartas á los ^arcoc¡es# 
qne Bqaa llama jcaríos; lo que {urueba que Irala 
mo pensaba esperarle en el Peni y que no le 
^qperów Sopo Irala pw la carta de Cbares # ó 
Mjpiaás también por la de Gasc^, el . nombra^ 
amiento de Centeno i y que se prohibía á sus 
-trapas la jnternacion en el Perú; y no pndieado 
'^leidtar^eatas disposiciones las hizo saber á svs 
•oUados qoe las oyeron con disgusto; pero co- 



mo Irala y los demás oficiales no quisieron de* 
sobedecerlas ni dirigir al Perú á los soldados, 
se vieron estos precisados contra su .voluntad á 
tomar el camino que habian llevado de la 
Asunción ; y dirigiéndose al Paraguay llegaron 
al Pan de Azúcar ó mon te de san Fernando al 
fin del año 15i9 ó principios del siguiente don- 
de encontraron las embarcaciones que habian 
dejado, y supieron por ellas los alborotos recién 
o^^urridos en la Asunción. ;Copio á Schimidels 
en esta retirada sin hacer aprecio del modo 
con que la cuentan Rui Diaz lib. 2 cap. 7 
y Lozano lib. 2 cap. 14, porque ambos igno- 
raron hasta el camino que Irala llevó. ñ * 
86. Como hacia mas de un ano que había 
salido Irala de la Asunción siguiendo las pisa- 
das de Juan de Ayolas, sin saberse nada de éU 
comenzaron algunos á dudar si le habría suce» 
dido lo que á dicho Ayolas; esto es que le ho^ 
biesen muerto» en cuyo caso era preciso elefft 
otro gefe según se hizo y se dijo núm 4>1«, Co- 
braron cuerpo estas voces y hubo quien acon- 
sejó a don Francisco de Mendoza gefe ^e. la 
Asunción, que ya se estaba en. el caso de la 
elección y y ^ue juntase á los españoles, para 
hacerla 9 no pudiéndose dudar que saldtia á su 
favor, ni que sus parientes en España conse^ 
guirian la real confirmación. Entró Mendoza en 
la especie y la propuso al Cabildo secular el 



— i25 — 

cual le contestó no debía pasara á la elección 
que propomia hasta constar debidamente que 
Irala ¿abia muerto ó renunciado el mando ó 
que se hallaba, imposibilitado de volver. No hizo 
caso Mendoza de este acuerdo , y mandó por 
un bando que acudiesen los españoles á hacer 
la elección de gobernador, señalando el paraje, 
el dia y hora. Viendo esto Diego Abren, intri* 
gó con sus amigos que eran muchos ; y llegado 
el caso salió electo con mas votos que Mendo- 
za. Barco canto 5 dice que Abren fué con otros 
á la votación desde los bosques donde estaba 
fugitivo, pero se engaña lo mismo que en lla- 
mar pérfido á Lezcano. Rui Diaz lib. 2 cap. 8 
y Lozano lib. 2 cap. li suponen que prece- 
dió ala elección el renunciar Mendoza el man- 
do particular que tenia, mas esto no venia al 
caso. 

87» Avergonzado y resentido Mendoza de 
la <^leccion , comenzó con sus amigos á es- 
parcir vocea de que la votación era nula , y á 
sostener el dictamen que le habia dado el Ca- 
bildo secular antes de votar. Estos discursos le 
atrajeron algunos partidarios, y con su ausilio 
.86 propuso arrestar á Abren ; pero sabiéndolo 
este, le previno y arrestó; le fornió procesó por 
perturbador de la república , y le sentenció á 
ewtarie la cal)eza. Apeló al rey de esta sen- 
tencia, y propuso casar á sus dos hijas con 



Abren y Roí Días Mdgxf^o ; pero se despreció 
está propuesta y se tnaiidó ejecutar la sen- 
tencia. Estovo casado con Mária de Aogslo d# 
quien tuvo cuatro hijos Diego, Francisco, EIví« 
ra y Juana. Se sintió so muerte por que era ca^ 
ballero venerable por sus canas y mochoe ser* 
vicios, y muy ilustre por su cuna. Roi Dias 
libro 2 cap. 9, dice que Abreu despacha una 
earavela á España en que iba Alonso Rtqneldie 
y deseoso de ponderar los trabajos de eMe que 
era su padre, refiere tma relación llena dé ¡ik- 
verosimilitudes y aun falsedades, de modo que 
la tengo por fabulosa. No go^ Abren mocho 
tiempo de su mando; por que le esctibió' Irala 
antes de llegar á la Asunción, que debía desat* 
en él , puesto que se lo habían dado bq'o el m^ 
puesto falso de que ^ iio existia. Receló Aforen 
que Irala quería castigarle por la muerle de 
Mendoza que era uno de sos mayores amigos^ 
y figurándose que tenia íbeneas bastantes, nb 
solo quiso sostenerse en et mando ^ eiino qof 
aun ideó enviar gente ¿ontra los que qoeriM 
quitárselo. Antes que estd sucediese^ H^ Iraia 
á las puertas dé la Asunción, que Abrsiilece^ 
ró pretendiendo défendef«é. Irala eQtoqcea 
puso sitio á la ciudad y adn)itía cona a^ée 
muchos soldado» que abandonaban á Abreu: 
b que dio tanto cuidado á este, que «e escal- 
pó' con dncuenta de sus mayofed' amigo^^ 



téomttdo h &sMB^mm »ü<^ mjem^ tropas» 
. 88t; Abrw y k^ ^^j^ ú^B los bosqtK» 

éfili» pueblos d0 b Qor^U^fí^^ JbUiruw y 
ddijcerro d^ 4wfti# y pq diside los de Yillarka, 
tiom» i{iii«i'# {i09mv> » ^alUii como salteadores 
C(Wtm A^ da k andad ><|0MidQ , se 16$^ presen^ 
lidia oQuswa im h pampij»a» £d e^tas circu^»* 
tatici»» U«9$ de Líf»a á la AsutMPion JXnflp d? 
Oiavi» y Jk^ atro» tres ioeofiai^^^ de Ii*aUi 
^rca.4)^ pritsideiíte Gasea* LIegaf«p coa, ejlos 
el iia^tfM Pedro Segura» soldado imperial ei) 
ItaiUaj aotíguo en Ipdias^ JuaaQpajte, Fraii*- 

cisca Cartón y Pedro So tallo, y Alonso Martia 
cea oitK» «uerenta soldados. Esta geite fue 
de^ttdiáda de Lima por Gasea á servir en H 
Pwnagmytiioiiel imiiatMralAiépte de ÍQterpolar*- 
1é€o^ la de Irala ^ dé la qiiie Gasea descansaba; 
y bftbieiidtf llegado ¿ Chuquiwca á iqeorpoi- 
hme con Diego Cepteno,. hallarop^ue e§te bar 
bia :iitiierte de i^eavlta» y tres días d^pues d^ 
iin graiide convite 9 apte^ que le llegasen los 
4Qspacbos de gd>ernador del rio de la Plata^ 
MI iqpe.se le.ajsgnabau por ntievo» limites des^ 
de. el Coco y \m Charcos dei Brasil, y cat(krce 
§r«ioijle JbSitud ccoitádids deede.el tróf^l^ 
cía di Mediodía. Lcftamo lib. 2 €ñ^ 1$ laHirmtira 
áa Ipraacatt Irala y de bis paratg^ajos^fy baee el 
ywMgfric» de Ceateno euponieado mwio (my^ 
iMOJuio; fMO e& nada le cneo^ Lo cierto es que 



dichos soldados sé incorporaron con Chaves jr 
sus compañeJos^ J V^ Ufaron juntos al Pa* 
raguay donde Irala los recibió con singulares 
demostraciones dé afecto. Barco canto 5 difí% 
que volviendo Chaves en este viaje fundó 4 
&anta Crdz de la síeri;^/ lo que es tan falso .eo^ 
mo el decir que cuando fue conquistó á los 
Chiquitos. Trajo Chaves y sus compañerofl^ del 
Pera las pqpieras cabrás y obejas que huboint 
el Paragnay ; y supone Rui Diaz lib, 2 c^fH. d 
que ellas le libertaron de ser atacado en «( ea* 
Mino. Lo mismo copia Lozano, mas no ^ le 
creo. . . . . j 

89. Pasados algunos días, determinaron ma- 
tar á puñaladas á Irala el capitán Camargo^ 
Miguel Rutia y el sargento Juan Delgado coa 
otros de los que habian llegado de Lima , sioi 
que la historia nos diga que esta conjura^ 
cion tüvd su origen en Lima ó en AiMrea 
ú oti^. Avisado Irala del casó# arrestó á 'loa 
cómplices y y justificándoles el delito se dio gai^ 
role i Catdargó y á Rutia, y se perdonó* á to*" 
dos los demás. Rui Diaz lib.^ 2 cap. 3 es ^ 
único que habla de este suceso , y Lozano qo^ 
lo copia lib<r 2 cap. 15^ lo altera pomendo en al 
suplicio á Delgado en lugar de Camai^o, á qaüem 
en su cap. 13 supuso de su cabeza que Irala 
habia quitado la vida por un motivo frívolor é 
increíble* Por este tiempo se cató NuAo.de Chap 



— 129 — 

Yes con Eif ira hija de D. Francisco de Mendo- 
za > y lo^ 66 presentó pidiendo justicia contra 
los autores de la muerte de su suegro. En con-* 
secuencia salieron partidas á prenderlos en los 
bos^es donde estaban con Abreu y y lograron 
arrestar á Juan Brabo y á un tal Rengifo , que 
fueron ahorcados por perturbadores de la paz. 
También se arrestaron algunos otros y los pu« 
sieron en la cárcel ^ de la que sacó á Rui Diaz ^ 
Melgarejo 9 un negro, esclavo de Chaves. Obra« 
ba Inda en esto contra su genio , y promovió 
la especie de la paz , h aciendo que los eclesiás- 
ticos la ofreciesen á Abreu y á todos sus parien- 
tes con indulto general. En efecto lo admitieron 
los mas presentándose en la ciudad , y saliendo 
los que estaban presos. I rala no solo los recibió 
y abrazó con cafíño , sioó que casó á sus hijas 
Marina j Úrsula con dps de los amigos princi<- 
pales de Abreu , Francisco Ortiz de Yergara y 
Alonso Ríquel ó Riquelme. Casó también á Isa^ 
bel y Grímberta sus otras dos hijas con Gonza-r 
lo de Mendoza y Pedro Segura. Todos aplau- 
dieron )a generosidad de Irala , menos Abreu y 
pocos mas que no se fiaron de las promesas de 
ítala y quizás temiendo el influjo de Chaves ^tnU 
go grande del gobernador. Schimidels cap.. 5^ 
dice que Abreu admitió las proposiciones que 
selehícterpny. pero está equivocado^ porque 
solo las admitieron sus partidarios citados. • 

ToM© II. i 7 



90. La obstínaícion de Abreu hizo temer 
que no habría paz en la república mientras 
anduviese libre , y ademas Chaves instaba por k 
satisfacción de la muerte de sn suegro ; por óQ- 
jas consideraciones y viendo su terquedad se 
determinó Irala á prenderle. Rui Diaz lib. 2 
cap. 4 supone que esta determinación íoé dé 
Cáceres estando Irala ausente en una espedi- 
cion contra los albayas hecha el año de 1550; 
pero por Schimidels sabemos que Abren éstidm 
libre el año de 1552 y que tal espedicidn es 
apócrifa y aunque la copie Lozano lib. 2 cáp. 
15. Despachó pues Irala á veinte hombres 
mandados por un tal Escaso para arrestar á 
Abreu , los cuales dentro de un grande bosque^ 
que presumo fuese en el Acaai ^ encontraron 
de noche una choza y y mirando* por unahuge- 
ro vieron que habia dentro tres ó cuatro espa- 
ñoles dormidos y solo Abreu dispierto, porqoe 
no le dejaba dormir una fluxión de ojos. Le dis- 
pararon por dicho ahugero con una ballesta ofllá 
jara que le atravesó el costado , y quedó al ins- 
tante muerto. Barco canto 5 anticipa dos áfios 
este suceso poniéndolo erradamente aAtes tle 
llegar Chaves de Lima. Llevó Escaso el cadá- 
ver de Abreu á la Asunción y al verle sos par- 
tidarios se incomodaron mucho príncipalínente 
Rui Diaz Melgarejo ^ quien nó sólo desaprobó 
el hecho sino que tomó & su cargo vengar la 



— 131 — 

muerte de su amigo antiguo. Temió Iraia la^ 
resultas que podría tener el sentiíiiiento de los 
partidarios de Abreu por el arrojo de Melgarejo 
ar^tó á este/ pero como era hermauo de Fraap 
ei&co Qrliz de Vergara, se disgustó este yerno 
de bala de ial prisión. Viéndolo el Gobernar 
dor díó libertad secretamente á Melgarejo , y 
proveyéndole de ropas y alhajas para comprar 
víveres, le dio su misma espada y canoas, para 
ffQe »e .fiíese á san Vicente acompañado de dos 
.Qsj^Bole» y dos portugueses. Efectivamente 
•ttbió Melgarejo por el rio I*araguay hasta en- 
trar por el Jejuí y en el pueblo de A tira encon- 
tró á Schimidels. Este habia salido de la Asun- 
dott poco antes que Melgarejo el 26 de diciem- 
bra de 1552 en dos canoas con licencia de Ira- 
la, y desde dicho pueblo marchó por tierra 
4S0II Alelgarejo y sus compañeros hasta llegar á 
san Vicente en la costa del Brasil , padeciendo 
oiDchos trabajos , y con la desgracia de haber-r 
Jm. muertos los indios tupís á dos hombres, el 
•aaó llamado Florez. Rui Diaz y Lozano dicen 
que los indios se comieron á Florqz ; pero es 
4^90 p pues no lo dice Schimidels cap. 51 ni los 
topíft ni otros indios de por alli han comido ja- 
jDas tal manjar. Se quedó Melgarejo y sus com- 
-ptfieros en san Vicente y Schimidels se embar- 
có para España y entregó en Sevilla al rey un 
pliego que le habia encargado Irala, y que cou- 



— 132 — 

tenia una descripción de aquellos paises j de 
|os sucesos. 

ITarlaft e«pedtelones j guerra^: se 
fonda la etadad de üan Jínaii que 
después finé abandonada, j fundar 
elon de la villa de Ontlveres. E«l- 
eenela del rey 4 don Jíuan de Sana- 
brla para eontlnuar la iMinqutsta, 
mediante los paetes de eontrata fir- 
mada , la eual slgulé don Jínan dé 
Salasar. Lilegada del obispo eon al- 
gunos elérlgos, y estableeintlente 
de eatedral en la iksunelon. 

91 . Sosegada la provincia con la muerte de 
Abren* determinó Iraia fundar un pueblo hacia 
la embocadura del rio de la Plata ^ para qpe 
sirviese de escala á las embarcaciones que Ue^ 
gasen de Europa. Para esto á principios del 
año de 1 553 despachó dos bergantines con mas 
de cien españoles á la orden del capitán Juac^ 
RomerO; que llegaron á la confluencia ddi Pa» 
rana con el Uruguay. Alli encontraroii Is bocs 
del rio llamado de san Lorenzo por GabQto se» 
gun se dijo nüm. 6, y determinaron fundar oi 
ella una ciudad que denominaron de san ^ Juan 
en obsequio de su capitán, ó porque la fundar» 
ron el 2i de junio de dicho año. Luego que los 
indios cercanos charrúas y chañas notaron el 



4 > 



— 435 — 

proyeéto de los eipañoies» iotentaroa impedírse- 
lo con mucbos asaltos # y embarazándoles las 
obras. Ademas advirtieron que los frutos y se- 
milláis que llevaron de la Asunción prosperaban 
poco^ de donde resultó un descontento en los 
^pañoles del que se dio: parte á Irala^ E¡ste en 
cooBecnencia despachó la embarcación que lla- 
maba k «galera mandada por Alonso Riquelme» 
eon^^en de obrar según las: eireunalaQ.cias. 
Estas fberon encontrar aquellos pobladore^^sm 
esperanza de poder prosperar ni de dominar 
aqneDos indios, porque estos «eran mucho mas 
iodomables )(]ue los guaranís# y porque el clima 
-pedia 'los 'frutos de Europa, los que nociera da- 
ble vn^ívarsin los. cuadrúpedos y aperos corr 
respondieates. Estas consideraciones determi- 
muNM á todos á embarcarse desamparando la 
€Mdad-y navegando rio arriba, se amarraron en 
Ja>oiifla^ saltando en. tieira para comer el dia 
1 de tHmembiíe de 1554, Mientras lo practica- 
IniD'ácaeeiói que: la barr^foca del rio que estaba 
tajada verticalmente, se derrocó. con quipce per- 
aooaa que habia- sobre ella , pereciendo todas. 
Ademaá eon la caida de esta mole se conmovie- 
roo tanto las agnas/que volcaron á la galera, po- 
niendo fto quilla arriba, y llevándola piíl :pasos 
rio abajO) hasta que se: detyvo en um banco. 
•Aeudiéroa lodos al remedio, y lograron resta- 
•blecóía, admirándose de encontrar yiya dentro 



~ 134 -* 

á ana muger. Los indios de la Yéoibdbd noti- 
ciosos de lo que pasaba atacaron á los espano* 
leS; qne los rechazaron con valor y continuando 
llegaron á la Asunción. Rui Diazlib. % cap. 18 
Y Lozano lib. 2, cap. 16 pones estos sucesos en 
e! ano de 1552, sin advertir que fiíeron nray 
posteriores á la ausencia de Schimtdeb jamer^ 
Cede Abren ocurridas al fin de 1552.AW2rNn- 
ñez anticipa la fecha diez anos en sa to$f.ii^ 
para que sucediesen en su tiempo y para lenér 
parte en ellos. 

92, Al mismo tiempo qne IraJá ; desjpaché 

á Romera para fundar á san Idan, llegaron é ili 

Asunción algnaos indios déla províndádéliGcm^- 

rá á solicitar la protección de<^>lrala cocihra ios 

insultos que les haeian los portugobses, oaolih 

váAdoIos y llevándolos hacia la costa del Brasil» 

donde los vendian para esclavos perpétiioa cb^ 

ino á los negras de África. Rui Díaz Kb. 2» etü 

pitulo 13^ y Lozano lib. 3, cap. 1 ponen la sd- 

plica de estos indios después de ta despobbeÍDii 

de san Juan, lo que nó puede componerse t^oft '- 

los sucesos posteriores. Aprovechó Irala la oea>- 

sion que ofrecían dichos indios para veoonootfr 

)a provincia del Guaira, de la quedóse tenian 

noticias vagas, y aprontando «na cpmpania "de 

españoles con algunos indios ^miliares, se eis- 

caminó por fierra hasta llegar sobre el salto 

grande del Paraná, llamado entonces de Ganen* 



— 13S -^ 

dojil» ftitnado en los 24^ 4' 27^' de latitud y des* 
etilo en el cap. 4^ miin. 8. El cacique Caücu* 
doydy otros, iodios de las riberas del Paraná^ Ift 
froilitaro& víveres y canoas, con que pasó este 
ftf> y continoó hasta el pueblo del cacique Guai-^ 
ti áú qnien tomó el nombre aquella provincia* 
Fué bien irecibido de estos indios que le acom- 
fiarm en la navegación que hizo con las mis-* 
mas canoas Paraná arriba hasta la boca del rio 
Tiete ó Áfiembi , que es caudaloso y corre al 
Occidente. Subió Irala navegando el Tiete has* 
ta que en su segundo salto llamado Abañanda* 
ÍMii le acometieron por tierra y agua los indios 
que Rai Diaz y Lozano llaman tupís , y que yo 
prosomo eran guaranís como todos loa aaterio- 
jMS. Los rechazó y ahuyentó Irala y se apoderó 
^M pueblo^ matando á muchos. Luego corrió 
el paia, y á costa de algunos reencuentros , le 
rediqo en pocos dias á su obediencia* Desde allí 
deq[Michó nn pliego á la costa del Brasil con 
Juan Mdma, para que lo condujese a la corte 
ibfdrmándola del estado de la conquista. Asi lo 
dice Aut Diaz ibid. Lozano ibid. llama al meiir 
wgevo Esteban Vergara , acordándose que en 
lüi. % oap. \3p habia despachado á Molina cOn 
el ptDpio objeto* Hecho esto se dirigió Irala al 
fio Pequirique es caudaloso y corre al Poniente 
etttnndó en el Paraná poco encima del cítenlo 
sallo grande* Preguntó Irala á los indios pobla- 



~ ISO — 

dores de este rio «i se podría nategar: jBl..Pjlra-^. 
ná debajo del salto grande^ y. aunque: le. pusiien 
roa mil dificultades y. no le parecieron iarencH. 
Ues, y determioó superarias. Para disculpar. dn 
esta temeridad y de sib* resultas á Irala fingen, 
su nieto Rui Diaz ibid. que se informa por media, 
de un mestizo intérprete y que este lodo .to la. 
facilitó con el fia de que saliese: maL rPudiem 
advertir Rui Diaz que este cuento no puede, 
creerse; pues Irala- y sus españoles entandiaot 
bastante el guaraní, y no oecesitaban de*. ¡At^ 
prete ni éste los podia engañar. Aci^ptó fiuest 
Irala canoas y dispuso que en hombros y. acras-*, 
traado por tierra las llevasen debajo del salta y» 
mucho mas allá, hasta que les pareció tque, yfi. 
podría navegarse el Paraná. Allí las echó aiftgM 
dirígiénddbs una á una, hasta que pasados lonoa 
remolinos y tragaderos^ las apareó de do9 en den 
formando balsas^ en las que embarcó Jos vive-? 
res y lo que le embarazaba por tierra. Asi fuerv 
ron bajando veacieado los peligros que 4 P^4^ 
paso se ofreciau, hasta que ea el sitió llamad^ 
Acaiere se fueron á pique, sin poderlo remediar 
muchas ^balsas y caaoas, ahogáadose machos ¡Br 
dios y alguaos españc^ á la vista de Irab» 49 
tu compania# y de la mayor parte de . la gente 
qiae caminaban por las pmas y riscos.de li oi^r 
lia. €on esta fatalidad se espsmtaron tanto, loa 
indios del Pequirí y demas^aranú^ del Guaira, 



— 157 — 

qae 0scat>affiop á sa pais. Entonces dispuso Ira* 
la que Alonse £noinas con algunos españoles é 
indio» dó los que habían sacado de la Asunción 
condujese en \as canoas qae le restaban á los 
ienfefiMOs.éJnqiedidosy mientraséise dirigió por 
tierra alvavésSmdo bosques hasta los pueblos del 
Mondaii y de aUi á su capital. Encinas superó 
difícidtadetf y peligros, principalmente para pa- 
sar na feínoüno ó tragadero donde ios natura- 
les lejwmaron una celadaque venció saltando en 
tierra y ahuyentándolos ; pasando después una 
á qqa saa canoas^ continuó por el rio Paraná, y 
9ubía)dp después por el Paraguay^ llegó feliz- 
mente «i la Asunción. 

93. ' Impuesto Irala por esta jornada de lo 
qpn en^ la proviacia del Guaira, determinó 
CBtaHeoer ep ella una población que protegie- 
se aquellos indios; contra las correrías por tugue- 
99»j y ^^ sinriese también de escala para otras 
qne cpeia conveniente se hiciesen mas orienta- 
Jet hasta U^r á la costa delBrasii» desde donde 
affipadiese comunicar con España sin necesidad 
4tii9Gerk> . saliendo á la mar por el rio de la 
Plala^ joq cuya boca era difícil que existiese un 
paehlo, por las razones indicadas nüm. 91. Para 
desempañar sp pensamiento, despachó al capi- 
laa jarcia Rodríguez de Vergara mandando 
60. españoles con los ausilios que creyó necesa- 
rioB el año d(d .1554. Esta gente eligió el sitio 

toMS II. 18 



— 138 — 

en la costa oriental del Paraná ana legda so- 
bre su salto grande , donde tenían m toldería 
ó pueblo el cacique Canendiyú y los indios de 
su parcialidad, álli; pues fundaron la tilla de 
Ontiveros , dándola este nond>re por tenerlo 
en España la patria del capitán García. 

94-. Mientras sucedía to ^e se ha ido .re- 
firiendo en el rio de la Plata ^ en la oofter ee 
pensaba en fomentar su conquista. Con este 
objeto después que llegó á España Almr Nn» 
ñez preso, se nombró para su sucesor en el 
mando al que le asestó la jara cuando le arres- 
taron llamado Jaime Resquin , que había ido á 
España con él para acusarle. Este no perdió 
tiempo en embarcarse para su destino;* pero 
habiendo vuelto de arribada^ se desvaneció- la 
contrata que había hecho con el rey segnn lo 
refiere una real cédula de 1.^ de novienrfire 
de 1608. El motivo fue pretender ^ mismo 
empleo Juan de Sanabría natural de-Tktljfllo 
ofreciendo á la corte mayores ventajas, re- 
sultando de aquí muchas dísenaones yaooide- 
safios entre los dos pretendientes, hasta ^^fiie 
el rey decidió á favor de Sanabría el^ <íe 
julio de 1547 confiriéndole el titido de ade- 
lantado del rio de la Plata bajó las. siguientes 
condiciones que copio dé Lozano lib. 2 eap. 
15. 1.' que á sus espensas había de condu- 
cir doscientos cincuenta soldados y también 



— 139 — 

cien familids pobladoras, dando á eslias las 
MinHlas para su cultivo. 2.* que habia de fun- 
dar dos pueblos y uno al Norte de la isla de 
santa Catalina y otro en la entrada del rio de 
la IMata. 3/ que habia de llevar, ropas# ar- 
iñas^ herramientas etc. para repartirlas entre 
los eü^pañoles al fiado ^ con tal que se obligasen 
en mancomún de diez en diez á pagarlas en los 
precios que le señaló el consejo. 4.* que habian 
de ir en sus embarcaciones los artesanos que lo 
solicitasen con sus útiles , y una caja cada uno» 
sin pagar mas flete que ocho ducados por cada 
adako y seb por cada niño. 5.* que habia de 
ooiidocir ocho frailes franciscos , á quienes el 
rey dio eqtiipaje# ornamentos, vino y aceite 
para las lámparas que pudiesen durar seis años. 
6.* que ademas de las cinco embarcaciones y los 
ffveres precisos para el transporte, habia de lle- 
var Goatro bergantines en piezas y víveres so- 
brados para ocho meses. 7.' que se le permitía 
pd>1ar y repartír la tierra de los nuevos descu- 
Immientos que hiciese. 8.* que se le concedían 
las tenencias de las fortalezas que construyese y 
los empleos de alguacil mayor de las ciudades 
que fondase, y 9.^ que en la ciudad de su resi- 
dencía solo hubiese doce regidores , y que el 
al^dl mayor no llevase mas del cinco por 
ciento en las eje cuciones que practicase. 
95t Firmada esta contrata pasó Sanabria 



— 140 — 

á SeTÜla, y por qae se demoraba en. aprontar 
808 C08a8, le escribió el rey que se diese prisa 
por que iba á salir de Lisboa Tomé Sonsa con 
mas de mil hombres para formar poblaciones 
en el Brasil y se debia impedir qne las fundase 
en el distrito de su gobierno. Quiso Sanabría 
con esta novedad acelerar sus preparativos^ 
pero le cogió la muerte. Entonces propuso el 
rey en 12 de marzo de 1549 á su bijo Diego 
Sanabría» que ú quería» podia continuar la con- 
trata de su padre, y admitida esta propnesta^ 
trabajó en disponer su espedicion ; para la que 
le faltarían medios pues vemos que se demoró 
mucho. La corte sin duda le apuraría por la 
tardanza y para satis&ceria de algún modOy dis- 
puso Sanabría que Juan de Salazar nombrado 
tesorero general por intercesión del duque de 
Braganza, de quien habia sido page» saliese con 
lo que estaba pronto en tres embarcaciones, 
ofreciendo seguirle muy luego. Mas s^gmi Lo- 
zano lib. 2 cap. 15 no lo pudo cnmplnr basta 
dos años después en una embarcación que ar- 
ribó á Cartagena de Indias y r^esó á España 
embarcándose después para el Peni, y murien- 
do al fin en Polosí de minero Según dice Barco 
canto 5. Sin duda cansada la corte de ver que 
no acababa de cumplir su contrata , le quitó el 
gobierno y lo dio á otro. 
96. El citado Salazar salió de san Lncar 






«^ 441 ~ 

el aüo de 1552 conduciendo con éuá tres em* 
barcaciones i Mencia Calderón ^da de Juan 
de Sanabria con sus dos hijas M^ria y Mencia > 
el hijo del correo mayor de Sevilla don Cris- 
tóbal SaáTedra, y á don Hernando de l'rejo te- 
dno de Tmjiilo. Una de las embarbacbnes era 
del capitán Becerra que la mandaba y Uetraliá 
80 fiuñilia. Tocó esta espedicion en Canarias, 
y al llegar al puerto de los Patw isn la cesta 
del B^rasíi, se perdió en sa barra la embarca- 
ción de Becerra y salvándose la gebte* Lozano 
libro 2 cap. 1 5 dice , que los indios cautivaron 
i los náufragos, á quienes dio libertad un je» 
snita; pero no advierte que la gente de las 
otras dos embarcaciones no pudieron permitir 
tal cautiverio, y quizás en aquella época aun 
no habia jesuitas en el Brasil , pues en el Para«- 
i;oayno entraron hasta el año de 1603. Después 
del naufragio discordaron los e^noles sin qué 
la historia nos (figa el motivo; pero es de creai* 
fiíese, por qtte los unos querian ñlndar un pue- 
blo en aquella costa en cumplimienibo del aiv 
ticolo 2.^ de la contrata de Sanabria , y los 
otros no. Lo cierto es que de resultas !Sálazar 
y les de su opinión se fueron por tierra ^1 pue- 
Uo portugués de san Vicente donde permatte^ 
deroncasi dos años, y deqmes pasaron por 
tierra á la Asunción. Lozano ibid. dice que los 
acompañó un jesuka libertándoles que los ma- 



— 142 *- 

tasen los indios de la Canánea, íin ád?ertír qoe 
la Cananea distaba muchísimo del camino que 
llevó ChaTes plira ir á la Asunción. 

97. En cuanto á Trejo y á los dé sa par^ 
tido fundaron á principios del año 1553 ím 
pueblo en el puerto de san Francisco entre la 
Guoanea y santa Catalina , cum[diendo la con- 
trata de Sanabria. AUi se casó con lá hija de 
este dcma Maria Hernando de Trejo ; de cayo 
matrimonio nació Hernando de Trejo , que se 
hizo fraile francisco y fue después obispo del 
Tucuman. Este llevó del Paraguay á su obispa- 
do una negrita esclava que murió poco ha, 
computándose su edad en ciento y ochenta 
tíjL.»eg«yl,«,.ge,deTrej«,eo«l- 
infíilas de ser madre y hermana de Sanabria el 
adelantado, querían hacer su papel en la capi<- 
tal y y se hallaban disgustadas en un pueblo su- 
balterno que principiaba á serlo; cuyos halntan- 
tes no se daban mana para procurarse y suplir 
los bastimentos y cosas que les faltaban. Asi no 
cesaban de persuadir á todos hasta que logra- 
ron el año siguente que se abandonase el ésta- 
Uecimi^ito para ir á la Asunción. Luego se 
embarcaron , y pasando á santa Catalina y des* 
pacharon con alguna gente sus doa embarca- 
doi^s á la Asunción , á donde llegaron poco 
después que Irala del reconocimiento del Guai- 
ra. Los demás desde dicha isla entraron en ca- 



— 145 — 

noas por el Ttabucü , como Alvar Nañez , lle« 
válido la gente por el río y por tierra ; juntáiH 
dose todas las noches ; pero un dia que se per- 
dieron 32 hombres y se ' encontraron después 
muertos dé necesidad. Continuaron venciendo 
los obstáculos que Alvar Nuñez y pasando el 
rio Yguazú hasta llegar al de Tibahibá. Allt 
descansaron en el pueblo del cacique Suraba- 
fié y que les dio guias hasta el río Huibai donde 
se detuvieron én un pueblo guaraní é hicieron 
una chCteay que sirvió de capilla para ^ecir viúr 
sa, 'pcHf cuyo motivó llamaron á1 * pueblo ; el 
Asiento de la iglesia; Rui Dias lib. 2^ cap. 15 
y vLoEano lib. 2, cap. 15 /suponed que en di- 
cba capilla se juntaban los indios á oir la' doc* 
trína de. lea rey giosos > pero cómo Trejo ñd lle- 
vaba ninguno que supiese el guaramVdebetños 
sopoiieír que tal enseñanza fue cínfcuehia añds 
paBléric»f en otracáípillái*'ñío pudiéndó d^raír 
oc^ifies la primera. Se embarcaron tos espat- 
ñoltt ¿tt canoas y balsas^ y bajando pdt" él cita- 
do* río Hubaiy se detuvieron mucho cotí los 
giiafaii& llamados Aguaras que íes gustaron ; y 
aun meditaron- establecerse entre 'ellos/ fói^- 
mafidauíí pueblo que los disculpaseí de 'haber 
abandoniEido- el de san Francisco. Consultó él 
pensamiento Trejó á Irala^ y este naturalmente 
le contestaría no ser necesarío alÜ tal pueblos 
pues ya existía en el Guaira la villa de'Ohtivé- 



-* 144 — 

ros. Vista ta contestación se dirigió Trejo CMi 
los Jemas ;í la Ásunciop donde (rala recibió 
con agrado á todost poniendo presp á Tl^jo* por 
haber abandonado tan Uvianamente á aqn Fran- 
cisco ñindado según la contrata de Sarabría, 
tan. conveniente y preciso para contener los 
progresos de los portugueses y para tener co- 
municacipn con España por la costa del Brasil. 
Jjozano 'úná. dice qne Trejo estuvo preso \^laL 
que el rey mandó darle libertad. . 

9B. Por lo que hace á Salazar y loa de su 
bando dije nüm. 96, que se babiaa detenido, en 
^ Vicente casi dos años. En este tiempo se 
G9j»ó Rui Díaz Melgarejo, que estaba aV^ d«9de 
que, le dejamos en el núm. 90 con Elvba bija 
del f:apítan Becerra, Se imió Melgarejo y los 
portugueses hermanos Sipion y Vicente Qoes á 
Salazar y su g^ntOi y marcharon por tierm has- 
ta encontrar el Pfuran^ hacia donde lé entra el 
rio Ygpazü bajo del salto grande. Alli a»., epip 
barcaron ea balsas y canoas facilitada» por los 
indios; y siguiendo las aguas del Parap4: hasta 
subir por el rio Paraguay, llegaron á J4.A3UI1- 
cion á principios de 1555 casi i4 misaiio (ieiiipo 
que Trejo. Lozano ibid. dice que Salazar fue 
desde san Vicente á embarcarse en el, J^ñembí 
y le hace seguir diferente derrota que Buí Diaz 
á quien he copiado por parecerme mas conocií-' 
dor del país. Lo cierto es que Salazar v su co- 



ttithfáP Uetama siete vacas y un toro que fué el 
ptiiner gaaido vacunó' que se vKS en el Para- 
fgüoif frió 4&h fhLüaíy y que irala recibió á to^' 
éri^ con las' mayores débiostráícibñesí de amistad^ 
élvidaddogenerosamente lasdiferencias pasadas; 
•'^ 99/ 'iPéniadispueítfo Irala qde cíuaiídó enlrá^ 
9en«inbai«cachméB del mar por la boc^a deil rió (£d^ 
1* Whtai\ó¿ ítíAio» gdaraúfe de'flpcttribérá htciéSetf 
tannatredas^ y ipie estas s(eftteséi¥ repitiendo rib^ 
arriba llanta^ la Asbnbiom Por veste telégráfo^ sieC 
aupó ' ía H6gada< de- barcos? de Europa' y y algún* 
tiempo ^cfspiiés uda canoa' dé aígaces 'avi^á que* 
dos' (fe cellos estaban en* lá Angostura; ' Aunquo 
Irbla ebtabá ausente» s^ despachó á algunos es*' 
pafidfes para' saber qtíebavdos eranv • y los- <iiiv 
eontraron en la fronteras VWniá ed ellos' ^'M^' 
ligiosor feandsco» ' Fr. 'Pedro' de Latof^e 'ó Fr.* 
Bedró f^ernaridez tde lá Torre por oVispo del rio' 
dfiJH Plata, pufclsiambos apellidos le dá* Rui'EKar: 
9aiiq(ie ^moti en sn historia! de la provincia^ 
dél'nueVo reino iibr/2j cap. 7, citado por Loza-' 
no-üb.* 3, capJ 1| léhaee équívbcadamenté fran 
lé dommtc0>vy! te^Bama Ttimás/ Ent^^ la' 
Ásuncii^ncélfséñorobisj^ con alegría y aplauso^ 
galfersÁ^la Víspera:! del domingo' de R&mc^ dSel 
año 1555. Ta antes el 1 de julio de 1547, ha- 
bía nottixrado'iel papa Pa[blo?Ittpara obispo del 
rio die^larPlatá á'JlianiBirriois el. cual' aunque 

no lD¿*á 8it obispado,^ ele3r& á cátedráf la iglesia; 
Tomo ii- ' i O 



\ 



— 146 — 

de la Asunción el 10 de enero de 1548^ dotán-f 
dola con cinco dignidades, diez canongias, seis 
raciones , seis medias raciones y otros sobalteiy 
Q0S| según he leído en lá misma ereccionu Pe- 
ro como DO habia rentas, y el rey se obligó á 
alimentar los prebendados, se redujeron estos 
al déan, arcediano, chantre, tesorero, dos ca- 
nónigos' y un racionero. Habia dado el rey al 
obispo Torre < una ayuda de costa paiá habili- 
taraé^ y mas de cuatro mil ducados para oma- 
menfcost libros, campanas y demás neeesarb al 
culto. Llevó su ilttstrísima cuatro clérigos, j coar 
tra diáóonos y de órdeiies menores^ y eneAntró 
alli á los clérigos Gabriel Lezcano, el padra Mi- 
vanda, Francisco González Panlagua , Pedro 
F<»nseca,'el bachiller Martinez, Hernando Car* 
rillo, Antonio Escalera, el padre Martínez , ' el 
licenciado Francisco Andrada , Martin Alnaien« 
sa y uno 6 dos mas; sin contar á los padres fran^ 
ciscanos Bernardo Armíenta y Alonso Lebrón, 
ni al mercenario Salazar con otro, ni al geróni- 
mo Herrezuélo. Llevó también el señor obkpo 
bulas dé indulgencia para las %lesias principal- 
mente para la hermita de^ santa Lutía, que e&- 
taba en lo que es hoy rancheria de santo Do- 
mmgo. * . 

100. La ará»akkk«^é condujo al seSorobis-' 
po fué al mando de Afahin Orné, el :ique Ilei^ó 
preso á Alvar :Nun^, f se'tmnponia dé trei^ 



— I4T — 

embarcaciones; de las cuales había quedado una* 
en san Gabriel , esperando piídos. Noticioso 
Irala del arribo del señor obispo^ se dejó coiw> 
tar madera para construir una embarcación, y 
se fué luego á la Asunción, donde besó la ma- 
no á su ilustri[s¡ma llorando de gozOé Barco can-^^ 
to 6 dice, que en este lance disimuló el se&or 
i^uipOy pero es evidente que fue este miedo sin 
fundamento. Le entregó Orué el real nombra- 
miento de gobernador del rio de la Plata > y al 
momento tomó posesión de este empleo con sin- 
gulares demosúracíones de gusto y aprobación 
universal; porque le amaban infinito. Pocos dias 
después llegó del Brasil por tierra su sobrino 
Esteban Yergara con el duplicado del citado 
nombramiento^ y algunas reales órdenes. En ' 
cumplimiento -de ellas después de declarar pk>r su 
teniente general á Gonzalo de Mendoza, nom* 
bró alcaldes á Juan de Salazar y FránoísGO Or- 
tiz de Yei^ra y por alguacil mayor á Alonso 
Riquelme. Proveyó al mismo tiempo las plazas 
de regidor vacantes y las de alcaldes de laher* 
mandad. Estableció dos escuelas públicas de ni- 
ños: emprendió la obra de las casas de ayunta* 
miento y de una iglesia para catedral: arregló 
con prudencia toda la policía y aun contribuyó 
'Con sus luces á que el señor obispo diese con 
aderto sus disposiciones espirituales. 

101. Entretanto despachó á su yerno Pe- 



— 148 — . 

dra Segura pon uq bengautín para que llevase 
á san Gabriel los pliegos, y á los capitanas fiar? 
da Rodríguez y Diego Barba que debían regra* 
sar á España aquel de orden del rey, y este da 
su gran maestre., pues era Sanjuanista. Luis Sa^p. 
lazar y Castro citado pdr Lozano lib. 3, cap. 9 . 
supone, que Barba fué general en estaeonqnisii 
ta y fundador de la oiudad de la Concepcioii| 
pero uno y otro es equivocación. Entregó . Se^ 
(tura los pliegos para la corte y dichos pasagé«i 
ros á la embarcación que le esperaba en nm 
Gabriel» y en cambio recibió el armamentó^y 
algunos soldados que enviaba el rey, entre, esn 
tos Gerónimo Acosta el que habia ¡do con Ál-« 
var Nttoez y volvia con. dos bijas; de las coaJiea 
casó una con Felipa de Cáceres; fio segaida.na-* 
vegó la embarcación para España» y. regresó: la^ 
otra á la Asuncbn: repartió Irala el armaose»»^ 
to y municionesi a los saldados p que las necesi*^ 
taban» cargindoselaa á precios equitativos. RwL 
JDiaz lib. 2, cap» 2^ supone que en esta ocasión 
filé Jaime Besquin á. España; que volvia desr» 
pues y no pudo llegar al rio de la Plata» hou^i 
no ibid. le copia y añadet que volvia pana nwusn 
dar después de morir Irala. Pero amboa mHOh 
res se equivocan , porque Besquin se mardtt& 
qou; Alvar Nuñez, y fué electo gobema<tpranftea 
que Sanabcia según, vimos núm. 94 sin vdiMK 
jamás al Paraguay. 



— I4f — 

102. ' Una de las ñálés oé<iaIÍM ordenaba i 
Iralá qae répartíesé los ioídim mí éüdomié^itlas, 
y qóe con una Ordenanza árragloM; bi >MpoisM 
tivaá obligaciones de los indios y dolob «nco^ 
mendaderoSi. Ta antes habia repatticJo^en ^nüó^ 
miéndas los ¡«dios de lo& poebloft dv Tti y Ta^ 
guarbn» Acaáí, Tobapí., Mongola» 4f Areguá%i 
Altos> Tois, Tobatí. Átiró, Tp»é / i(}iiáram^ 

haré y Cande^ría:, Ybirapariy*, T^i^^<^ f M^*' 

racaiB 3; otros. Disfratabán ka es^pafiol<Mt osiaf 

encomendase y no tuvolrala ({tie hader repar*: 

timientos éntoiices sino sanoioiiiir lag bnienao-Á 

zas sobren las qne abora estaban repariidai^ y ar- 

regladfs.' Por consiguienle eteó qné se eqqivcK 

can Roí Días Kb^ 3 cap» 1 y Loráno lik Suap^ 

1 diciendo quo Irala despách¿ enalbo dipntft^ 

dos por twnbos: diferentéa; y que bsftMéndo^re* 

^ gresado con , las lisias que doni^niaii TSMiCe y: 

sieto nilr iiidioB capaces de temar hs imam? 

Itieroo estos los (fm ae repaMi^rón en enco^ 

miendas. También se- ^qnivocan comprendien*^ 

^a eno^ éstft reocMioa&níeaitO' y tepávto á los ín-' 

<iioé <fet Médbdja mí dTaraná {^qtfer Ira^^ 

lQ.iialleg6¿'SqetariiM.ni á i^edivÑrioa á'setwi 

^^ridanbi^r Ainif qñeó^ «ufgeraii diciendo fiíe^* 

mnm cnaiMMsienttiS'Iiía encomiendas; porque^ 

«enfo 4oiteoedenteft'pan eireer qn» no llegan: 

enlMpoesídlUniitadiiw Uw indio» «I' ntfniei*^ 

qo» . suponen. Ningnn - papel bo' leidtf qM? 



— ISO ^ 

apoye lo que dice Rai Díaz y co[Ma Lozano. 
103. Afligido el corazón de Irala viéndose 
precisado a premiar á tantos y tan beneméritos 
conquistadores > sin poderles conferir encomienr 
das, por haber pocos indios; luego* quis 11^^ 
Pedro Segura de san Gabriel, que seria. en Ju- 
lia ¿agosto de 1555 despachó á Nufld de Cha- 
ves á la provincia del Guaira, para precisar á loa 
indios* de elk á formar pueblos permanentes 
y sujetarlos á encomiendas con que premiar., 
á los beneméritos que no las tenían. En esto 
llevó Irala también la mira de posesionarse de. 
áquelk provincia, previniendo á los portugués 
ses que á toda priesa avanzaban há¿ia aquella 
parte : y como et Guaira compr^idia el gran- 
de espacio que hay entre los ríos caudalosos 
Tiete é Ignastú desde, el Paraná, donde desaguan 
hasta la mar, pensaba establecer por allí una^ 
comunicación con España. Salió pues Chaves 
en setiembre dé 1555 con una compañia de es- 
pañoles y algunos indios ausiliarés , y redujo sin 
dificultad a los guaranís de la costa del Paraná, 
que le franquearon sná canoas para introducirse 
por el caudaloso. Parapané » el cual viniendo, 
del Oriente vierte en el Paraná algunas leguas 
sobre su salto grande. A^dujo á loa numerosos: 
guaranís de sus riberas hasta llegar á internarse 
por el caudaloso Tibahiba que. entra pw la de-, 
rechaó por el Mediodía en dicho Parapané , y 



— . 151 — 

ttene bastantes arrecifes y saltos; BrisacuMo so^. 
metió siir tropiezo á raaehos gaarabiii # les énü^e^ 
gó cartas para qae les sirviesen de salvaguardia; 
por>siliegaba¿ los' pdrtaga^ses/hadendo' cods<^ 
tar por ellaá ser vasallos de &paDa^ Sin dejarr 
sa navegaciÓQy se introdujo, por otro^ rio hastái 
que despidiendo las canoas -y metiéndose^pón 
unos pinares ó curíis redñjo'otros indioá géara;^ 
nísr; dejándola iguales^ telva^nardias. Desde alR 
deténainó retirarse por donde no hábia estado 
y M SQ %ráfi$ito 'fue afc^eádó^por los gqaitiiDiir 
llaniadbs peabiyAaí incitados prindpahneáteípór 
su médico ' Catiguará; Murierpii' en! él ataque 
algunoi «pinoles y ausiliar^jóperóímucfaóimái 
peabíyus » y Chaves ganó 'la>''rictoríaj'>De6f)Íiei* 
atravesó bnós piámarés veoi^iendo^ ¿«Ibs^i'giiara^ 
oti «natgdnM 'encuetitmsf^ I logrón Kidte^íi^ 
anuque iilgniaoB-deí losrprinoqpsQery rde; todo^ 
los que .habla, encontrad^; ¡en-írsfi ^pedjctaip lo 
noompafiasün^ iá la- cap^Ü ^ ilébd^ i InadavÍQS;ím« 
cíbkSri^cariñosamehfe; De:'esfpSv!¡nliosi;(>fitodoft 
guaraiiisi reducidos^ y /8i4B!b6i:poirf)Ghdves^ sé) 
ibrmaroD los . Irace^ pnei^Ios' á^iá ft(mwBmííí^i 
Gtoisá llaBÍados»LpretD9'spnI|^^ tor 

vier». saii Jodé f Asun^iñíV saq) Ángel ^'^^axéÜM 
tOBb-^i sao: Pabb» i wm^ TbBÍé9')¡^|M|^y€ou 
oepoióa^ saD.*Fédré fi^mUMtáriii^. ^ r^!o'no[> o;: 
. IftA.t lios pobladores d«í Jai villa; de^'finti'" 
veros del Guaira qw^se oompdniafl,^e:ni¿idi¿<í 



— {51 — 

«artado» {>pr lndii> iñMd^i qMe M» wí;^ dw 
páHo. cgt laj ^spbdicMK di9 balíi'W- aiipjiiolAci» 

jBfoik <|iie ixir awuln' ^oifweftcridw Mliel-Mfw^ 
fadd.eoíQoíniQídM 

é3ii»tariiai»ott)9f4di:94inrioi^d«l rtr^4 }' Hafié 

»t^.:l^'dooéecil^]^ abiftidb 

t5^:á Fedflb StegoriRi kámi oínciiefita res^iAoIet 
é indíofc aiDBÍUaKfa ^paifür ífíñ apaBdgñsftná i rlóa 
de Qttíúietxái yj mcc^iesief alguna: ^^ ñiddban 
deacaoiad63:eriti9Qil(i9Í^^ Uegó; Sejjpini: al 
Bacanal éftfretftó-.del 1?^ villa : é : luaxKi liimanida i 
qué era k seftdufMíiKjqiiei k[)enTÍa^ caiioas 
ed cpté >{ta9^r.> ípera'ie9¿»'de'eM0y(.idirikr^ faúi 
lHC)m»>^faiiiii{itífiél€^ét:p^ sitanníbBpiinir. 
ii»cdn9a»4A¡al)rigGrdet*tmfa' idaidirtadteiBrDrj£ra» 
de «reabitt^detqtBiDJaitga icatoircUi&iDaftiégiías^ 
iin|a¡oíertxi : ^ Segbraui^(|p0;-vQli?¡0Ía:0¡Bi e»4 
frab aK^^€Bi(an^/iq»Q6WBi(jpiórih^ 
ealitezaifnrídelpaL (|im(^fig^t^ ^!()ii]aí;aróap 
etVD.'d ,i8g^éa:Nicplás(Q6Iman y j^^ l^oÉan 
na derecha^ ji bid!ákbDer3Í|i]e «ilnéttaii ecfaoiónvy) 
en idtraa ; pfeecedeíiMi odanífiebtóc! nnáho . irátor. 
YiéndidiiSégtttá; ila,{fiiA4 rei^ iíé ííofj de^ 



— i55 — 

jarle pasar el l^araná , intentó hacerlo de no- 
che cóiK^uigadás ; pero apenas habia embarca- 
do su gente le acometieron machas canoas ti- 
rándole flechas y arcabuzazos y y obligándole á 
desembarcar y á retirarse á la Asunción. 

105é Irala, aunque resentido contra los de 
Ontiveros , no dejó de conocer su razón y es- 
eogitó un medio de contentarlos^ sin dejar de 
llevar adelante sus miras de proveer de enco- 
miendas, á los que no las tenían en la Asun- 
ción 9 de contener á los portugueses , y de en- 
tablar por el Guaira comunicación hasta algún 
puerto de la costa del Brasil. Dispuso , pues, do 
acuerdo con los de Ontiveros que Rui Diaz 
Melgarejo con cien españoles de los que no te- 
nían encomienda, pasasen al Guaira, y que 
uniéndose á los de Ontiveros fundasen tina ciu- 
. dad donde les acomodase , repartiéndose aque-^ 
Hos indios. En efecto marchó esta gente y paá6 
ei Paraná con las canoas de Ontiveros, cuyos 
habitantes de acuerdo con los de Melgarejo re- 
solvieron abandonar su villa , y fundar juntos ¿ 
Ciudad Real á principios del año 1557 , como 
tres leguas al Norte de Ontiveros en la con** 
fluencia de los ríos Garaná y Pequirí repar-^ 
tíéndose aquellos indios en encomiendas. Rui 
Diaz lib. 3 cap. 2 y su copiante Lozano libro 
3 cap. 2 dicen que los indios que se repartie- 
ron eran cuarenta mil familias , que la pobia* 

Tomo ii. 20 



— 154 — 

cion floreció con abundancia de yino f vfStffiítf 
cera y algodón» hasta que perecietrfliif |op ñ^ 
dios con las jomadas, salidas y try^jo onÜQ»^ 
no, y qne entoqces qnedó Ciudad Qiea) moy 
diminqta y miserable. Añaden , que por ^ifar 
bajo del trójMÍco era muy enfenniza de fiebres^ 
diarreas y modorras malignas. F^rp en tock> 
me merece la misma fé que cvaiido treinta y 
cinco años después mandando en Gindad Aeaft 
el propio Rui Diaz , tomó gente de ella.| con h 
que fundó la segunda Jerez, desde la coales* 
qribió de ofiffo á la ásuncipn, qnebab^i. be^ 
cho esta fondadon por con(]||e|scender á lu^Mí> 
licitudes é instancias de los de Civdadi Hea^ 
cuyos vecinos le convencieron de bab^ir |4r 
tado á la verdad,, acusándole y pirolNií^qne 
los habia violentado contra toda su vohfftedf 
yo be leído estps pápele» origijnalQS. E||;efiap- 
te nada tiene que ver el tr^pip^^ coa tftliM en)» 
férmedades* ni estas se padeciap, np bubQ'VÍ- 
nos, jomadas de indios, ni eran estos* ladif*- 
dma parte de los, que diq^n. 

106. Om el; mismo fin de proveer de 9k 
comíendas á los queaoono lastenimir deter- 
minó Irala fundar un pqeblo entre los javniyes 
repartiéndoles estos indios y c<m. la; idea taun-^ 
bien de que sirviese de escafa ¿ la coiiimif^r 
cion que deseaba entablar ppr el J^^iX^cqok las 
provincias* de Chiquitos y s^anta Crap^f Cof^ó 



— 18* — 

ésta éiápteSá á s\i ainígo Noflo de Chaves dan- 
ÜAe doscientos' veinte españoles, muchos indios 
áVibiliflres, embarcaciones etc.» despachándolos 
iñüeá dé t556 ó principios de 1557 caándo 
í'Ids qtté fóérD¿ á fimdár la Ciudad Real, parte 
éJ&U^áitiátfósr y ét resto por tierra, con orden de 
JttoíÉEifsé en ra ptovmcia de ItSati ó de Tpane> 
fonfo' lo' hicíéiy>h en él puerto dé san Fernando 
ábhék los dejaré para arriba)* á los sacesos de 



■ »jj .JJ - 



MH^' ditr i^Má, r le ¿úéeáé en él 
WSmáñm'ákrtiHaá^ tJmáméM» dé MUSadá- 
fltfa Aspédlélónes de finílle'de ChaTc» 

#Ée ■» hUtmé ittdépéndleii«e del PA- 
vañay. Maere: Cánsalo de MeBdo- 
Wl» J ^ elegldn don FranelMMi^ de 
•rna de vergara, 4 «alen eonnrnia 

delndleü. 



r , 



1V7/ Luego que lí^'la hubo despachado 
á*4ÉKivte,'fi]é á ver el éstadü de un corte de 
ttkdgraií <|tté sé hiidát éni un pueblo dé indita 
btífr el objétb dc$ con^tkiir una capilla para el 
di^íib de lá catedral; Allí le sobre vmó una 
dHéíttiáMilá ' que lé quitó la gátíá dé comer, dé- 
iiflHftMólé níuéhó y' terminando en una diarrea 
f¡íh' Vi aé'abó dé' postrar! Se hizo conducir eñ 



— ifí6 — 

UDa hamaca á la Asunción , donde creciendo 
los males murió siete dias después á principios 
de 1557 con todos los sacramentos ausiliadodel 
señor obispo^ rodeado de todos los eclesiásticos^ 
á los 70 años de edad según deduzco de que 
Schimidels cap. 43 dice que tenia cerca de- 60 
el de 154'6. Su muerte fue muy llorada y sen- 
tida de todos asi españoles como mdios. £n su 
sapo juicio y salud el 14 de marzo de 1556 La- 
bia hecho su testamento nombrando albaoeas 
á los capitanes Nuflo de Chaves y Juan Ortega, 
y en tercer lugar á Esteban Yei^gara^sa sobrino. 
Declara en él que dejaba tres hijosit J)i«0O| 
Antonio y y Martin, con seis hijas Gimberta» 
Marina» Isabel, Úrsula, Ana y Maria^ Ta Ittbia 
casado sus cuatro hijas primeras según d^ en 
el núm. 89. Antonio y Marta habian iliud^to 
ant^ del año de 1577 en que se casó Am con 
^uan Fernandez. Ignoro el paradero de^^díog^ 
y Martin ; pero como en Ja lista de los que en 
1580 poblaron á Buenos Aires se lea un Do- 
mingo de Irala, presumo sea el Diego con el 
nombre. equivocado. Uns^ familia pobre que lle- 
va el nombre de Irala en e) Paraguay ,, es de 
creer descienda de él. No he visto otra notj.c¡a 
de los bienes que dejó , sino la razón tpmada 
ante escribano por el alcalde Simón Jaqués ea 
1574, y por la tasación que se hizo, ascendia el 
total valor á 1432 varas de lienzo del país, re*- 



guiada la vara en dos. reales de plata; porque 
no había otra moiíeda. 

1Q8« Como desde la áuseociá de don Pfsdro. 
de MwitioEa he hablado casi siempre de Irala 
dirigido poF: tos testimonios mas originales y 
aiité0t¡cos#soloi me restan algunas considera- 
cionea. Cualquiera ^e se considere en las cir^ 
cunstsmcias en vone se: vio/ Irala^ invendrá en 
qae aQ pudohaqerfte Dadd.mejor.que lo que él 
iiiaó; EjMre él y Hernán! Gortés y loa Vh9tro& 
hvifO la grande diferencia , que estos rej^e^en-? 
Ustfif^^f» papel en el teatro mas magnífico de) 
mn)id9^5i lleno de lustre y esfdendor, é Irala en 
«1 TOa0;p(dire y. obscuro.; Separando esto que 
'ptaoidi^ de la casualidad , notaremos que si los 
eonqnistadores de Mégico y el Perú hicieron 
oeaaa maravillosas é inmortales , fue con mejo- 
res proporeiones y medios y con soldados que 
tíMWfmoa^ el mayor empeño en las empresas de 
sus generales, incitados por los tesoros inmen- 
sos del Inca y de Motezuma» Irala trabajó ^¡q 
ausilios 9 en países incultos, con un mando pre-> 
cario y y con; soldados desnudos/ hambrientos, 
disgustadísimos de su suerte y miserias, y que 
I» tenían otro ^tímulo que la elocuencia y \^ri 
bilidad de su gefe. Puede decirse de aquellos 
qocf doraron para enriquecerse , y de Irala que* 
Irabqjd solo, y con el fin de honrar á su patria 
y de. estender la monarquía española. Tamb|ea 



es d« notai* ^ae Ontév y Vaátrú «MMitinroii 
sus tríonfos y trabajos casi <te ffi f^\péi tHUBa* 
do Irala trabajó y pioleó'2i aÉo» «Íii-ce8#.« Si 
miraaios é la esftecie dé eáéftiSgMr tfmhíÁértéí 
di eierio que ki»m«gióiM»iM y ^MinKirjMÉ^ 
nüBtraidoii y namerúAoé; péti» cfáhAi tíd ijgjími 
hÍMM 6 á k>aiMos>tt«» e8(!«dhiyálw'gftahAili«li» 
foenas^«ltaianfy-4gor;4)iíée8 l»ttlteiHd'^ 
d«cir qw vautffipWiiléMft émsguíáué ip e im 
eqtalwHuk á «it ^ú', teii^á>gtiakttiltt<»'kaMj 
páyagUtyg^iáiiá f gaáiiafft^ de lóáfífW» véttiíid 
Inda-. SI' 86 cJbMfk* lá éMédÜoki dé'liti éiéfDl)fíil(M 
fáAt tel vto ño ({éédaí*» vtHfí^ léiilW j^ré'^'iKf 
áiielidé á fe sKttHdoD d»'élÚ»/ Ift'^Tttmé 
está én él céiittib'd^ Éaiitatll<^«j<Hiiéh{ikáié/ÍdAir^^ 
Chile, la india dHentttH' el ÁMba^ EÜíCi^iinsa 
gioo y el Brasil te rddéfttt- de"niils^éi<£Ér/ iÜft» 
déle eéta veilttijá< 4u& itádié'lé |^drdÍÍ9iiitiÉfi 
y pdr lá oiial él> caiúétm dé'PdtdiK,'GM^ 
zaca y dtriiíd {JrdvidtíiSs' iétéñritftiesv tlletti^ ^ 
tátápór él río de Ik^ Plátá^; éádábdo" [idf é^ títuf 
métfaléá y áim d^ lé'iÉfiMÁd'dé'CKilef Linas 
poi' S0i4es más- feétt* é§tb <|^ é! düt^'^eltá' al 

Gábó dé HbMbsr, Si m>\yt:á> eém^m M 

idék de MIá ids^ qué' lé^ stíéed퀻&ilí>/ t>^ííiéieHá 
boy España lá oésta' del' Btíiéll désd^ tifáH al 
AdHe d^ Ut CáneñííéMic telíttá éP ffi^ffleélíd dé" Mili 
galbfláefr cédifédd et'^nkefHb^ bá^y Par 
giiáf , por cayé- «itf sd^é§fi4íÉJtílir dmtfáátai^té 



Ia9 l^ffUfZfis y pcodnctqs de Ghiqnitos, Monos, 
4^01^ Cni?; de k ^^vra y otras provincias an- 
tmftre»* P<«««r¡9^P9 tao^bíen á Cuiaha y Ma- 
t(«roAO. qi|0 at»u#io en oro, diam;wtes y mu- 
cl^ ^K|^ {^^^r^ia pr^fUQSfiS; y qae competirían 
0P9> V» tesQWi 4e 14iwi y Mágico, y ^»^ le 
G^pit^ ai se n^ra la uIjíb. d^ tfi qo^iercio del 
capíHilfl^ 15, al fin y si se i^exiona que antes 
^einiM^lMS,^^^ CPnqivsVis de 

ba^ ^¡í vnA^Q entero <le caroea s^l^das, nhOf 
atjkaist, cpúy lan^ M» lo q^^ J[r^ aventaja á 
lodoilos cpnqqis^is^es es ea» Kine i[^ujo y ci- 
víImó, un país. I»árb9.r()¡ en. sumo g^ado f <Kctáp<f 
d^B Wy^ 1^ in^ huipanas #^ jibias y ppÜtkas^ 
C^ipQ biien vjucc^ÍQi^ escrij^ t^n^ieo» <;oi]bo 
$nnwjto(i; sw desinteve^ ae^^e en ]». t)EN»9cion d? 
«w. lHeoea;.su poica. ambiciKHi y gioaAde íU«^ 
daden kaberneusado apodecarsedeU^emi^ y sa 
pdi^y previw)Q en todaa bs espediciimes 
aíMipre. felices. No se, le puede acusar de que 
miARvimese. pasión en los. empleos y mandos 
^ ooiifiríó> nirle fué posibloi denrainar menos 
sapgQQ.paratranquilitaír tantas turbulencia»; cor 
aaot sfi auftcitaron en su. tiempo, nt ewxmtfair 
immQ uqigrsmde y generoso para peiyJovan d9 
bnana . fiS á sus mortalea enemigos^. Apeswr de 
tediólo diclv) AJvar Kunez le. acriounat 
por qao pediendo, no le sacó de lii.prísío9:^ m 
le repoK), en, el mando. Herrera también, (e 



— 100 — 

murmura y copiando á Alvar Nuñez y taoAien 
los dicharachos que ep su tiempo esparcía en 
la corte el escribano Pedro Hernández. Lozano 
con su genio copia todo lo que encuentra cri- 
minoso y aun lo aumenta sin reparar en me- 
dios ni en contradicciones. Barco le dá mvh 
ches elogios, acriminándole por la prisión de 
AWar Nuñez y muerte de Abren; pero es autor 
tan poco impuesto como Lozano en la geogra^ 
fia del pais y en los sucesos. Al contrario Sehi- 
midels y Rui Diaz le alaban infinito con solo 
hacer la relación de los acontecimientos; Me ba 
movido á escribir este elogio lo heroico y ma- 
ravilloso del carácter de este vizcaíno tan des- 
graciado, como que se ignora hasta sn nombre 
en su patria y aun en el pais que conqiniAó# 
siéndolo también en no tener yo la elocuencia 
de Solís para tomarme la licencia de escryínr so 
historia transformada en novela. 

.1 09. Nombró Irala por sucesor á m yerno 
Gonzalo de Mendoza , y no á Francisco Ortiz 
de Vergara como dice Barco canto 6, é inme- 
diatamente se encargó del mando con giusto ge* 
neral# porque era honrado y afable , y deseaba 
continuar las ideas de su suegro. Con esta mira 
despachó luego cartas á Melgarejo y Chaves 
dándoles noticia de ser sucesor de Irala y oíre» 
dendo auxiliarles en las empresas que eHaban 
verificando en el Guaira y en los jaraies.. 



— 161 — 

110. Vuelvo ahora á Chaves á quien en el 
tiüm. 105, dejé. en el puerto de san Femando. 
En él se reunieron los que iban por tierra, y 
embarcándose todos, navegaron hasta descan- 
sar algunos dias en la isla de los orejones. Rui 
Diaz lib. 3v¿ap. 4 y Lozano que le copia lib. 3 
cap. 2 dicen que Chaves encontró primero á 
los guasarapós^ después á los '. guatos y mas al 
Norte á Jos paiaguaSf píero se equivocan igno- 
rando, la situación de tales indios. Añaden quei 
por equivocackMOi se* metió en la laguna Aracai 
ó Aracuái donde loi naturlEiles* le mataron quin» 
ce* españoles y ochenta ' auxiliares él dia 1 de- 
noviembre. Pero todb es falso; porque él Ara^, 
cuaí es el rio Pilcomaio que entra en el del' Pa- 
raguay defa l^as más abajo; di. pudo liaberi 
esta equivocación entre gentes tan [urádtibas delí 
río; tú los guatos de lá única lagunaique habia* 
por allLerata. capaces de tales ácoinetimientosAttí; 
pudó ser él dia quedicen^ pues enélcap. 5dtícei 
eLn»smo Rui Diaz estaba Chaves en iesReye» 
el 29 de junio del mismo año. Continuó Chaves! 
internándose por. el rio Jaoru hasta itoxjoar tíet^ 
rá. én él piuerto llamado de los Perabazráes^ siA. 
toado, en el distrito de los jaraies^ smidp «qnet 
eLsitio donde debia fundar la dudad según la» 
órdenes que llevaba de Irala. Pero antes 4e ve- 
rificar'la fundación quiso reconocer el.pais y 
sos indim; y con este objeto á fines de agosto 

Tomo ii. Si 



— ICÍ — 

marclió y encontró el pueblo del cacique Pai' 
suri que le recibió dé paz ; y seria gaalraní Be* 
gun \o indica el nombre. Siguió basta los piie^ 
Mos que Rui Díaz líb. 3 cap. 4 y 5 llama Ja- 
rama^s ó Saramacosis que perteuecian á la pro- 
^ncia de los Chiquitea donde se detuvo para 
Bacer provisión de maiz. Después te dirigió al 
Poniente como hacia la provincia de los Moxos 
racontrando algunos indios los cuales le dieron 
noticia de baber por alli tniáas de oro. Luego 
atravesando bosques muy cerrados eooobtró á 
los indios trabasicoisis en ia provincia de los 
Chiquitos. Rui Diaá ibid. supone que estos in- 
dios tebian sus pueblos rodeados de fosos y pa-^ 
fitadaS) que usaban untsr sus flechas con yer-« 
bas venenosas» que resistieron mucho á Cteives 
ifaátándole á:mubhos, y mümado después por 
él veneno Id españoles, 4*0 caballos» y 300 9U* 
irtlbres. Yo Hada de esto creo viendo que los 
kiifios n^' tenían medios páM cabáir fosos ni pa-^ 
n cortar tantas estacas y que ñó se conoceíi ta- 
les veiáenas^ibi bübó átales bueñas, puesto que 
en él Tapíttilo 4^ dice que l]¿v^^ Chaves de la 
Asunción ' 220 españoles / y en ^ cap. 5 al fia 
vemos que todos existían sin haber perecido uno 
en' esta batalla tan supuesta <x>mo la que cótitd 
antes con los guatos. 

111. Hallábase Chaves entre bs trabasico* 
w» de Chiquitos según dice Lptano^ eóaadó fe- 



— 165 ^ 

<;¡bÍQ Isi noticia de h muerte de Irala y del Bopi- 
l^rarníeQtQ del sucesor , que se h coni\nt}io6 f y 
como no ^e i>oc|¡a consiclerar inferior en mérin 
tQ^ m én talento, ni en servicios^^ se fesJAtió de 
hí eleccioQ de Irala en Mendoza , y repugnaba 
tener que obedecer á este. Pensó puea ^n no 
fondar el pueblo que Irala le habia maiidado 
en los jarales^ sino hacia los confines dtfl Perii 
y trabajar con el virey de Lima para que le hi- 
ciese independiente del Paraguay. Comunicó su 
idea á los soldados, y algunos la aprobaron; p^ 
ro la mayor parte sostuvo el fundar en Icis Jar 
raies ó regresar á la Asunción. Rui Hm Ub« 3, 
cap. 5 y Lozano que le capia lib. 3, cap. % por 
Den al pie de la letra el requerimiento que es- 
tos soldados hicieron á Qhav0s con unas sesen- 
ta firmas» y aiq embargo yo oreo que le formó 
Rui Diaa; pcurque sobre m teñe? lecha habla de 
los fosos, e^itaeadasi fl<^bas y agua» enveneiia*! 
das; de comer los i^ios carne humana y <)e mú-r 
chas muertiejs. de españoles que son todas tsosas 
falsas según he dich^. Insistió Chacea en su i^a 
y de resultas in^4 á9 eientei cincuenta soldados 
<liHg^ por 06Q2W.lo 6asco^ volvieron á tomar 
las. embarcaciones y llegaron feHxmente á la 
Asunción. Los restant;^s que eran pooos masde 
sesenta^ caminaron como al Occidente^ pasaron 
el rio Guapai ,. y hallándose en los campos de 
Guelgorigota, &e jsncontraron con Andrés Man^ 



— 164 — 

SO, (pie por orden del marqués de Cañete tirey 
del Perii habia ido á establecerse allí coil ana 
compañia de españoles. Los dos capitanes dis- 
putaron el derecho de poblar aquel pais , ron- 
dándose Manso en la orden del Yirey# y Chaves 
eo la posesión tomada por Ayolas é Irala, has- 
ta que el regente de la audiencia de los Char- 
cas señaló á cada uno su distrito. Chaves con 
la idea de sustraerse del gobierno y dependen- 
cia del Paraguay^ marchó á Lima dejando en 
su lugar á Hernando Salazar casado con una 
hermana de su muger. Este tuvo maña para ga- 
nar la voluntad de los soldados de Manso^ que 
no estaba muy distante, y para arrestarle y des» 
pacharle preso á Lima. Chaves alegó aiute el 
vhrey sus pretensiones , y consiguió al instan- 
te que se formase un gobierno particular ó in- 
dependíente en el pais que ocupaban sus sol- 
dados» y que se hiciese gobernador de él al 
hijo del virey don Francisco de Mendoza. Es- 
te nombró por teniente suyo á Chaves^ que es- 
taba casado con una paríenta suya, y le despa- 
chó con algunos auxilios^ con los cuales y con 
sus soldados fundó el año de 1560 una ciudad 
en los IS^" i' de latitud, y 62« 23' de longitud 
á la orilla de un arroyo^ donde aun se cono- 
cen sus ruinas junto al pueblo de san José én 
la provincia de los Chiquitos. La llamó santa 
Cruz de la Sierra por haberse criado en santa 



— 165 — ^ 

Cruz distante tres leguas de TrujíUo, y por la 
situación en la falda de una sierra poco eleva- 
da. Los indios del terreno llamados penoquis» 
y todos los de la provincia, se repartieron en 
encomiendas á loi^ españoles de la nueva ciu- 
dad; pero solo existió allí hasta que en 1575, 
siendo muy pobre, sin comercio ni minas, la 
mitad de sus pobladores se fueron á fundar la 
iri|Mra santa Cruz coa el nombre de san Loren- 
mÚé la Barranca en los iV 4-9^ 44<< de lati- 
Oíd y GS"" 42' 30'< de longitud. El resto de los 
pobladores se dividió en dos trozos: el uno cons- 
truyó una embarcación en la provincia de loei 
Moxos, y navegando los ríos Mamore y Ma- 
rafion salió á la mar y fué á España : el otro 
fundó el pueblo de san Francisco de Alfaro, 
donde hoy está el de san Javier de los Chiqui- 
tos, repartiéndose en encomiendas los indios de 
la eoraarea llamados qniemes, tonipuicas y sube- 
recas; poco después se unieron estos españoles al 
pueUo de san Lorenzo citado. Rui Diaz lib. 3, 
cap. 2 y Lozano lib. 3 cap. 2 dicen que el nume- 
ro de indios repartidos en la primera santa Cruz 
de la ribera era de 60.000 y añade Lozano ca- 
pítulo 3 que se revelaron matando á los españo« 
les, porque los hacian trabajar mucho para enri- 
quecerse. Pero todo es falso , porque no hubo 
con mucho tantos indios, ni avaricia donde no 
había metales^ lujo ni comercio, ni apostasia en 



~ 166 — 

los iodioa» pues aun no estaban catequizados. 
112. Mientras Chaves se ocupaba en lo dU 
cho, el gobernador del rio de la Plata castigó á 
los agaces qqe se habían iosolentado después de 
la muerte de Irala^ y no perdían ocasión de ro^ 
bar y matar. Para este castigo despachó á Gar* 
cía Mosquera qon 300 espaqoles^ que atacaron 
al pueblo de los agaces > ahuyentándolos^ n|a^|n- 
4p y cautivando algunos que fueron Uqvmm 
á, la Asunción donde acaeció la muerte del gSbf 
bernador Gonzalo de Mendoza á príoieres. de 
julio de 1558. Con este motivo se juntaron en 
la iglesia los españolea» indusoa loa que no q«í*f 
sieron seguir á Chayes que aoababan deUegar» 

y eligieron por su gefb á FrauciscQ Oras de 
Yergara natural de ovilla y yerno de \v^^ 4 
quien el señor obispo dio despacho de gobema-^ 
dor y capitán general, mostrando nm rwd €0^ 

dula que le daba e^ta facultada Los alcaldes 
Alonso Ángulo y Agustín Campos lo dieron U 
posesión en ^ d^ ji)lio de 1558 , y todo» lo 
recibieron con guate. 

U3. Goíó el niWYQ gobíMNiadíQr mucho so- 
siego en m provipQia, hasl» que PaWo y Nasta-^ 
rio hiJQs del i?aQÍq«e Curopirati» que habían 
vuelto de lo» jaraies con I09 que no quisferon 
seguir á Chave», (^onsígijuó anhlevMr á la m^yoi; 

parte de los gniuranís contra, los españole»» lo-r 
grande matar á algunpeqqe eogierott disperso? 



— 167 — 

en lá ciaaipáña^ Pi'ocüró lel gobernador cortar 
la rebelión enviando algunos indios de confian-** 
Éa cob propo»cloiieí conciliatorias^ mas vién^ 
do qiietiada adelantaba distó 500 españoles con 
.irihm g».í.«i, , |»,«>rü. ^ amdií «. 
dos cuerposw Dio el inando del uno á Felipe de 
Cáceres con órdeü de encaminarse por Aregua 
y por ios pueblos de la Cordillera > sin entrar él 
con él otro, marchaiido por la de iTtáy Tagua- 
ron, se le jutataria en las cercanías del Acaai. 
LcB dos encontraron al paso It» pueblos desíer^ 
tos y porque tas mugeres y mucbaciios se ba« 
bían ocultado en los bosques ^ mientras los guer- 
reros obsertaban los pasos de los ei^ñoles. 
l}&g& el gobernador á Carupegüá y Caceras al 
Ibicui; y como les restaba solo dos jomadas 
psirtí juntaras ^ détermiiiiárou 1m indios ibm^ 
bavazartos. Para esto ataéaron i un tiempo á 
Cáéeres y al gobernador que si^ embargo ló^ 
graron juntarse en Acaai ^ rechazando á los in- 
dios bien escármentadoSi Desde dH destacaban 
partidaís á estrechar á los indios para preci>i> 
áarles á salir de los bosques y á pedir la paz; 
^ro el 3 de mayo de 1560 se f^esentaron en 
cuatro divispolies. Vistas por el gobeniador man<> 
dó á Pedro Segura y á Agustín Campos que 
atacasen con SOO arcabuceros^ 80 fsaballps y 
muchos ansiliares. Los arcabucera tomaron la 
vanguardias á la que opusieron los indios doe de 



— 168 — 

sas divisiones, consenrando otra 
una ladera , y destacándola cnarta por tina cai 
nada á atacar al gobernador. Hicieron fuego 
los arcabuces y luego acometió la caballería iOt 
trodnciendo el desorden en los enemigos; pero 
la división que tenian en la ladera renovó 4 
ataque y lo sostuvo mucho , hasta que se viA 
precisa da á dejar el campo á los eqpanolet ciH 
bierto de cadáveres. Los que atacaron al .go* 
bemador también fueron rechazados y fia . sA" 
guida se trasladaron los españoles al rio Tagwi^ 
re • destacando á Adame Olabarríaga con den 
españoles y algunos caballos á seguir á los lá^ 
dios. Estos le hicieron frente en el arroya, da 
Correa que vierte eb el rio Álbuipei , logrando 
matar al alférez Correa ; pero acudiendo á tiein^ 
po Alonso Riquelme con veinte caballos , dwr 
rotaron al enemigo y le mataron mucha gente.' 
Después se transfirió el gobernador al rioÁlbli«f 
iapei^ de donde destacó cuatro compañías por di- 
ferentes rumbos , que corrieron el pais hasta €A 
rio Tabicuarii y reduciendo á los indios loa U»^ 
varón al gobernador,. y este á sus pud>los rttti^ 
rándose á la Asunción. Rui Diaz lib. 3 eap.^ 
y Lozano que le copia lib. 3 cap. 3 suponen que 
salió esta espedicion el año de 1559 sin advera 
tir que no pudo pasar el tiempo que suponen 
hasta la batalla de Acaai. Tampoco eifJicm 
bien la derrota de las tropas^ y equivocan los 



— 169 — 

notnbre9'd& los ríos y por que ignoran la geo- 
grafía del pais. En fin segnn acostnmbran, 
flbullao los enemigos y los muertos y renuevan 
el coenta falso de las* flechas envenenadas. 
- 1 1 4v También se rebelaron en la provincia 
del Guaira los indios contra Ciudad Real, y Rut 
Di&z Melgarejo que la mandaba la fortiBcó j 
atrincheró' coni cortadorias en las calles dando 
aviso ad gobernador. Este le envió 70 españolear 
mandados por Aionso Riquelme ; los que pasa^^^ 
ron el Paraná en las canoas^qoe- les fkcilltó MeK 
gaórejo , ■> y Itegaroñ á Ciudad Aeal. Luego salió 
Riquelme de alii con cieq españoles y pocos 
aosiliare&'i y recorriendo toda la provincia del 
€hlfti^ ,' rediíjo ftoí indios á la obediencia , nro 
sifl'IMieí algiAiasdiGcnltades: y después régre* 
sídi^Ia AduAciOfnv 

^'115. Hacia' tiempo que deseaba el gober- 
nador atesar á la colote el estado de la provincia* 
y se lo estorbaron las rebeliones dichas. Hallán- 
dtte ya soregadas, dispuso la construt^xion de 
mili caravela, y despachar en ella á su her« 
dMBK)^* Rui 'Oiaz^ Melgarejo á solicitar de S. M. 
qOb le eonflrttXáüe en el gobierúo y mandó que 
li bai>iáií>dado los soldados* Ya estaba adelant»3a 
hÉeml^áM^Giofi' cuándo envió al Guahrá'á Alen* 
:90'RiqWlii)íe parbrétevar ¿ Mdlgarejo. Este coa- 
{jii^mHia l^|ó áiá' Asunción el año dé 1563 y 
t¿' éíUA¥f¡& de «ipresurar la construcción del bui^ 

Tono u. Si 



— 170 — 

que. Mientras tanto supo el gobernador qué 1m 
indios trataban de nueva rebelión y que habiao 
ya muchos abandonado sus pueblos. Para atajar 
el mai alistó 250 españoles con bastantes caba- 
llos y ausiliares guaranis y guiacurdsi y los divi- 
dió en tres trozos. Despachó el uno al mando dé 
Pedro Segura para que marchase por la actual 
estancia de Añagati y por el pueblo de Acáai 
ó Tabapí: el otro mandado por Rui Dias Mel- 
garejo por los pueblos de Mongolas ó Aregoa 
y de la Cordillera, y el tercero bajo sus órdenéft 
por los de Ttá y Taguarón , y todos se juntaron 
en el rio Taguarí. Desde alli salienm destacárt 
mentos que tuvieron algunos choques con los 
enemigos, y al fin los forzaron á volver á. wk 
pueblos I retirándose los españoles á la Aann« 
cion. Inmediatamente se echó al agua la carabela 
y estando aparejada y lista , se quemó total- 
mente, sin saberse quien fuese el autiAr del ia- 
cendio. . ' * . . 

1 16. Cuando el gobernador se retiró de su 
última espédicion, llegó Nuflo de Chaves ide 
santa Cruz de la Sierra en : busca de S|i mugor^ 
y familia que estaban enlaAsuncjon. Le acom-, 
pañaban su cuñado Diego ^Mendoza y.Qtrós ^ y 
estaba muy receloso sabiendo que él habii sido: 
la causa de separarse santa Crpz del. ígobi^teo 
del rio de la Plata* y que el gobemad&r Qlrtiz 
de Yérgara había sentido mucho lá mnerte d« 



— 171 — 

Piego Abréa en que él tuvo la principal parte. 
Para • poderse á cubierto de estos cargos que 
sabíale harían, no omitió diligenciad fin de ha- 
berse amigo del gobernador y principalmente 
del señor obispo que en realidad era quien todo 
lo mandaba. Ideó pues, y consiguió casar una 
sobrina que tenia el señor ilustrísimo con su 
cuñado que era viudo. Se olvidó todo lo pasado 
con este eolace y con persuadir al obispo y al 
gobernador que yendo personalmente con él á 
santa €ruz y de alli á Chuquizaca, seria fácil que 
aquella real audiencia conGrmase al gobernador 
«D el gobierno. Este pensamiento fué adoptado 
por mucbos y principalmente por el goberna- 
dor y el obispo quienes en poco tiempo alista- 
ron mas de trescientos españoles» entre ellos el 
gobemadory el obispo, siete clérigos y frailes, 
Felipe de Cáceres, Pedro Dorantes, Pedro Se- 
gura con su muger y su hijo Cristoval Saave- 
dra , Rui Gómez Maldonado y otros , y ade- 
mas muchos indios de las encomiendas de los 
referidos españoles y de las de Chaves y de su 

Senté. De modo que aunque no habia objeto 
e guerra, apenas se habia visto hasta entonces 
espedicíon tan numerosa , como si se llevase h 
idea de abandonar al Paraguay. Se dejó man- 
dando en la Asunción á Juan Ortega, y en el 
Giiáirá á Alonso Riquelme, salió la eispedicion 
' fl fino de 1564 parte embarcada y el resto por 



tierra dirigido todo por Chayes. ,^te que 4et; 
seaba aumentar la gente en su pvovinpifi , ímt^ 
habilidad de hacer que le siguieran j|I paaQjQik 
chos indios de Atirá , Ipané y Guarambafé «y 
otros de los que aun no estaban /reducidaB por 
los 22 grados de latitud. Llegaron á juqttvse 
lodos enfrente de la laguna de los guatos y np 
en la tierra de los guasarapós ni enfrente del 
rio Aracaaiy como di^e Rui Diaz lib. 3 ciip.:H.^ 
AHÍ pasaron el rio Paraguay y entraron 411 h 
jurisdicción y gobierno ^e Chaves que ¡QqhHi 
Jas provincias de Chiquitos^ Moxosy MatogpiAr 
«os. Chaves como mas práctico tomó la vm* 
guardia dirigiendo á los suyos, y la división dc^ 
gobernador , que por evitar confusión le segm 
con separación ; se encontraban pocos vivent 
y padeció mucha necesidad de ellos. Esto y fl 
baber sacado los indios del gobierno del Parih 
•guay, disgustó mucho á los que iban con «1 
^bemador, y mas cuando, vieron que Chama 
4:on didios indios fundó un pueblo treinta legam 
antes de llegar á santa Cruz, Uamándde Ilali» 
por haber estraido los pobladores de la pMfíii^ 
4ua .de este nombre. Finalmente todos Ueganm 
A santa Cruz; á la sazón se padecia bastante es- 
casez de víveres. 

117. La causa fué haberse rebelado los Ni- 
dios reducidos y esicomendados en el pak, y 
también los occidentales al rio ^Grande ó gna- 



— 175 — 

pas ios cuales confederados ooQ los cháciguanás 
tema icortada la comunicacioa con el PenL 
Sa}í¿ mmédiataincnte Chaves :con 50 españoles 
^»¡giial«¡iíieroide ausilíares sosegando sÍB:niar 
jor di6enltad á los indios ofértales del Gua« 
pai, pero los occidentales y chariguanás le die- 
ron grandes batallas en que logró derrotarlos , 
dbriendo la oosianícaeion , y dando parte «db 
sus victorias á Lqpe Oarcia de Castro géberna- 
doir dp las provincias del Pjscd. Mientras tatito 
el j9t>Qrii^dor y el ebísjK) esJt^ impacieiite^ 
4^jvai!€har a Cbuquisiaoa ; pei>o Heraand» 
Salaaar tanienta de Chaves en santa *Cruz ii# 
se lo permitía ; ya fuese por no esponerlos es- 
cando oerrada la eofUKaicacion ó ya como qnie« 
nnBiiiDiaz jlib.d cap. 11 yXiOtanoJib. 3cjsq[>. i 
{KMT que así se lo habia mandado Chaves, .siend9 
Jo primero mucho mas natural y cpeible. El gó^ 
ImMadar despachó un pliego á la audiencia de 
Chancas ó Chuquizaea contándola su situación 
y. ludiendo permiso para presentarse en eUa; y 
babiéndc^ sido acordado , partió con solo 60 
«paocdesj ya porque no le quisieroja seguir 
ñas como es muy creíble, ó por que Sabaar n» 
h permitió otra cosa como qutem Rui Diaa. 
8e dirigió por los llanos de Manso# y torciendo 
por la frontera de Tomina> siguiendo el camíoo 
de Cosco Toro: llegó con el señor johjspo y m 
geitle i Ciinquisaca el ano de 1565 bahíando 



— *7* — 
tenido algunos encuentros con los chiríguaDM 

que le mataron alguna gente y á un fraile mer- 
cenario. Llevó este camino huyendo de Chaves, 
según Rui Diaz, ó mas bien del peligro de los 
indios como yo creo. 



. » 



Ma del g^bern^dor e#ii el oM^p^ & 
.Chaqalsaea.: gestiones en aquella 
andlenela sobre eonflrmaelon del 
mando qne oMñvo don Joan Ortla 
de'Zarate. Muerte violenta de. Cha- 
creo j otros saeesos hasta la prisión 
de CAeeres j su llegada 4 BsfiaAa. 

' ' ■ - . . . ■ ■ 

* 

118. Ánt^ de llegar el gobernador á Cho- 
quizaca, Diego Pantoja y Juan Ortiz de Zarate 
Tecinos de ella, intrigaban para quitarle el go- 
biernO) y que se le diese á ellos> y no perdie- 
ron tiempo ni diligencia para conseguir' sus ideas 
logrando ganar á Cáceres y Dorantes y á Rui 
Gómez Maldonado que acababan c|e llegar con 
el gobernador; de modo que cuando este enta- 
bló su solicitud para que la audiencia le con- 
firmase en su mando, se presentó Maldonado 
como procurador de la provincia del rio de la 
Plata, haciendo multitud de cargos al goberna- 
dor, siendo el mayor haber abandonado su prp- 
"vincia. Contestó á esto que había sido con el fin 
de solicitar socorros, pero le replicó Maldont- 



— 175 — 

do, que no podia esperarlo mejor ni tan co- 
pioso como el que habia estraido con el ünico 
objetó de solicitar la confirmación de )su man- 
dd^ jcosaqúe pódia haber hecho por úDá répre- 
seíitacíon. £1 gQbernádor y el señor obispo dis-> 
pú&iefoo también que Hernando de Vera y Guz- 
man sobrino ; de Alvar Nuñez se querellase con- 
tra Cáoerds y Dorantes; QQtí¡^Ql autores de la pri- 
sbn . de ; su tio« Lia audiencia los arre&rtó ^ per 
ro presentando, testimonio de la séptencia dada 
en d; supremo consejo contra Alvar Nüñe^^^ 
les pufiíCn en libertad. La audiencia ^o-obstan- 
te nad4 determinaba sobre [él asunto principal; 
lo qué .<>cdsionQ que Cáceres con los prQt0n- 
diehUes. al gobierno pasasen i ifima i y que re-i 
pitodu^e^en los; cargos. boqjUraQr ti? do ;yek*g9.ril^ 
ante elgolíerjtiador g^ener^íl dpt Peri^^. el cu^l 
qnitó.elgQbierno á dichoiO^tiz' maoc^^Qle fu^-^^ 
se á justificarse á 1^ tíóft^*^ ' \ >; ^ vS '« ;! /! : 
119. Juan Ortí^ destrate hizo. I9 propues- 
ta mas ventajosa enfre ^ : pretendientes en los 
términos siguíentcis ;$^gun íGioosta de una cppja 
dfj archivo de BuenOá-Aii^^yQue flfetaria cua^ 
tro aavios^ y c^ndjüi.ciria 5Q0 hbmbresi I09 200 
labradores} y de: todos oQcios, y .los restantes 
soldadons con , sus arma^ muii¡t;Í0nes^ sin gravan 
men ni ausilio del erario. Que .introduciría: en 
su goln^prno en tres años confiados d0sde:su ar^ 
ribot á él . Cuatro mil oabetas de gaqado vaquqo 



— 178 — 

y- ofrasr taÍDEtas de lanar^ con 500 yeguas y ca*<* 
ballosi y* 500 cafaran qaé:todo lo tenia en sm 
dehesas de Charcas yde Taríjái Que edíGcsffftt* 
dos ciudad^' mas ; una entre Ghoqui^Oft y Mk» 
Asunción neoesaríá para • ^¡recíptoco GOmerdiOj- 
introducción dh \m ganados' y sújecidd: dé lew 
indios; y la otra en lar entrada del itó dtf lia^ 
Plata; y que se le había* de ^MinfiMr el^ títiilb dtf 
addantádo para^so^vída^y la de s« hereden» «ow' 
bre lo descubierto^ y» qoe se-deüseóbriMd^^eftlaMí 
provincias del' Paraguay , Paraná < y bust ¡eoibartf ' 
cas» con lo qiie comprendieran IbsígoftnieitaM! 
dé don* Pedro de Mendoza y de Al^p Nofleau^ 
'■ l&O.. El gobernador del Perú ádnikió:i|Stlii 
propuesta de Zarale; y le dio el títrfdidii'Mieil» 
íántado ^ con condición de ir á ' España pbb' bí] 
confirmación. fin^eféfctO el año de í^&íñtíés^^ 
Kó de Lima ' nonibMndo* antes poír sn 'cteflieifta^* 
á Felipe de QceresV -y^ haUIÍtáttdoIé i^lti Vé^ 
gresaral l^rágnayl P&é Cacares ¿Ghoquil^a- 
ca^,- se incorporó^ cbb 'eii señor obispo • y iofllqbb 
qUiBterMí ' ácompafittirie^; ^ Y 'fo 
ériíz deíá^Sierra!. GbíiíVárlos agasajó^ fs^Meñ^ 
cíoñ y buen -modo fnerodoausa de que se^^fkfei'* 
d^sénatti lianchos délos qoe hab¡ai(^ ido-con^K 
gobern^ory d obi6pi(y del Paraígu;ay'enfi^ ellblri 
el 'soldado Müfioí que- entendía de nviúáis v y* 
era muy ütil á 'Chaves" que se estaba áprbii^lááP! 
do oara ' ir á beoeftdiiar las crue hisitíta} éd Gti^^ 



— 177 — 

qoitos y Matogr<;)so. Ss^Ueron Cácere$ y el se» 
ñor obispo com los es|;HiQoles y algunas muge- 
res y niños é indios de servicio llevando gana- 
do v«eiino y lanar de las dehesas de Zarate; 
Chaves con una compañía salió escoltándolos 
separad^ de ellos en buepa armonía. Asi llega* 
roQ 9I pueblo de Tt^tí que dije ni^oi. 114 que 
Chayes h^bia fiindado, y el encontrarlo sin gen- 
te precisó á Chaves á separarse para ir buscan- 
dpj reuniendo y tranquilizando á los itatines* 
Andando en esto supo qup algunos estaban jun- 
tos en un paraje y los encontró tranquilos; pe* 
FO sentándose en una hamaca y quitándose la 
jcel^a, le dio un indio por detras tan fuerte 
l^f^tazo que le hizo saltar los sesos y caer 
muerto. Sin detenerse los indios se echaron so* 
bre I09 doce soldados con quienes se habia ade- 
Isin^do y los mataron á todos menos á Alejo 
el trompeta^ que montando pronto á caballo, 
se escapó y dio parte del caso á Diego de Men- 
doza que iba á buscar á Chaves con el resto de 
los españoles. Si ests^ desgracia no hubiese su« 
«cedido 9 es de creer que no solo habrían des« 
cubierto y poseerian los españoles los minera- 
les de oro, diamantes y otras piedras preciosas 
que disfriitaii Ips portugueses en Matogroso y 
Cuyidiáy sino también, que se habria conserva- 
do abierta por el rio Paraguay la coumnicacion 
del rio de la Plata con £spaña de las provio- 

T0M6 II. '25 



— 178 ^ 

cias de Cliiquítos, Moxos, santa Cruz y otrat 
qae por falta do esta proporción han sido y se- 
rán siempre pobres. 

121. Deseando Mendoza vengar la nloérte 
de Chaves buscó á los indios y acometiéndolos 
de frente y por la espalda mató á muchos é hi- 
zo ahorcar á los que cogió. Luego se le juntaron 
algunos indios fieles , y marchó á donde habiaii 
muerto á Chaves quemando su pueblo y inátíifi-^ 
áó á cuantos encontró: desde allí se fué á^ santa 
Cruz cuyos vecinos le eligieron por su gober- 
nador. 

122. Cuando Chaves se separó de Cáceres^ 
e avisó que se encontrarían en un sitio deteMni^ 

ñado# donde Cáceres le esperó hasta qué Eidpo 
su muerte. Entonces continuó hasta el rio Pa« 
raguay, y haciendo flotar las embarcaciobies 
que á la ida habían dejado anegadas > pasó á la 
parte oriental en ellas toda su gente y. los ga«^ 
nados , despachándolas rio abajo mientras él 
los seguia por la costa. Así marchaban con 
precaución hasta que le avisaron sus batido* 
res I que los guaranís que fueron después re- 
ducidos en los pueblos de santa María de Fé 
y Santiago^ le tenian tomado un paso resueU 
tos á disputárselo. Se preparó Cáceres y se 
preparó una batalla, que aunque dudosa .al- 
gún tiempo, logró Cáceres ahuyentar muchos 
indios y ahuyentar á los demás el 12 de noviem- 



— 179 — 

bre ^e 1568. G)Dtínuó hasta que fué bien reci-^ 
bído délos pueblos reducidos acia el rio Tpané; 
y en el de Atirá encontró que le esperaban sus 
embarcaciones , con los que pasó los ganados y 
gente el rio Jejuí^ despachándolos por tierra 
mientras él embarcado se dirigió á la Asunción 
anunciando su arribo con un pliego anticipado* 
Fué Gácerés bien recibido en la capital y tomó 
al instante posesión de su empleo á principios del 
año 1569, nombrando por su segundo á Martin 
Suarez de Toledo y por alguacil mayor á Pedro 
de Lapuente. 

123. Mientras Cáceres volvia de santa Cruz 
descubrieron los españoles de Ciudad-Real unas 
piedras cristalinas con sus facetas como si estu- 
viesen labradas , y las acopiaron en abundan- 
cia porque las creyeron diamantes y querian ir- 
se á venderlas á España. £1 comandante Ri- 
quelme procuró quitarles de la cabeza tal idea> 
pero incitados por Escalera llevaban el pensa- 
miento adelante, y muchos tomaron el camino 
del Brasil. Apenas habian salido llegó Melgare- 
jo con 50 españoles enviados por Juan Ortega 
comandante de la Asunción en virtud de aviso 
anticipado que le dio Riquelme j y los alcanzó 
en el camino volviéndolos á Ciudad-Real , don- 
de quedó de comandante despachando á Riquel- 
me á la capital. Este supo en el camino la dis- 
posición del gobernador Ortiz de Yergara á la 



— 180 — 

llegada de Caceras y el obisfio: dé lo qué ié i 
cómodo el provisor Paniagaa que faalña ido dad 
Melgarejo y regresaba con Riquelme. 

124. Ta se ha dicho qne Cáceres en Cha* 
qoizaca y Lima había trabajado mucho paráde* 
poner del gobierno á Ortiz de Yergara , y qae 
el señor obispo habia tomado con igual empeño 
el defenderle. La Asunción se dividió en doi 
bandos el uno en favor de Cáceres y el otro ooft* 
trarío. Viendo esto Cáceres y que no podia nie^ 
nos de ser su enemigo Melgarlo hermano déL 
gobernador depuesto , le retiró del mando 
viando en su lugar á Riquelme por gefe de 
dad*Real con cincuenta españoles porque tSH 
mia hubiese resistencia. Hizo que al mismo 
tiempo saliese Adame Olabarriaga con cien -m* 
pañoles á tranquilizar los indios de Tobatí que 
habian tomado partido contra él^ sin esperar los 
resultas alistó gentes y embarcaciones y navegó 
rio abajo. Olabarriaga encontró a los indios en 
un bañado cerca de su pueblo y los redujo re* 
presando á la capital. En cuanto á Riquelme sí» 
guió hasta el pueblo de Marcain desde donde e»> 
cribió que iba a Melgarejo; pero este luego qne 
supo que habia llegado Riquelme al Paraná, tuvo 
maña de sonsacarle los soldados y llevarle áál 
preso á Ciudad-Real, negándose abiertamente 
á obed ecer á Cáceres. 

125. Este á principios del570 hahiasaáidp 



1Í0 idhfl^xofiifKéndo h órdte ^oe «n Lima le 
]ii¿>¡ifrdad<>!Sii«aclelatttado detreoonocer antes t[ue 
negase ^ de Esputa la mejer sitoackmpara bmr 
4ar «liptKft>Io'eii ia boca del rio de la Piala. 
fteolKiaoid Gáceres ambas costas y dejando al 
pié de vtia erut en la isla de san ijrabríel naa 
botella con las adverteBcias que creyó deber no- 
ticiar á SQ gefe# regresó á la Asunción. Allí 
WBtjpo la rebelión de Helgare|o en Ciudad- 
Real ; y aunque quisiera castigarla ^ se lo estor» 
barón los dos bandos que encontró; uno respe* 
tándde como á ministro legítimo del rey y otro 
tratando de prenderle. Todo era un desorden /y 
Cáceres procesó y arrestó ásus principales ene* 
■ugea» En este estado estaban las cosas cuando 
Gáoeres se determinó á ir á esperar al adelan* 
tadOy pue&era ya el tiempo en que debia llegaar, 
para tranquilizar el pais con las fuerzas que tra- 
gase de España unidas á las suyas. Con este ob- 
jeto alistó 200 españoles con barcos correspon- 
díenteSy y salió llevándose arrestado al provi- 
Bor. JJegó á las islas de Martin García y de saii 
Crabrícd de donde despachó á la de Florez y á 
Maldonado un bergantinque regresó sin noticia 
deiiarcos de España. Luego pasó á la costa de 
BoenoB Aires y después de dejar en todas partea 
fdudes y cartas para el adelantado cnando Jle- 
-gssBy tomó la vuelta de la Asunción y llegó fé- 
SadieDte.^RQÍz Díaz lib. 3 cap. ÍS dice que Cá- 



ceres al regresar hizo guerra áíbego y sangre á 
todos los indios qne encontró en las riberas 8ÍD 
otro motivo que el de escitarlos para qne estor^ 
basen la entrada en el rio á la gente del adelaii*^ 
tado; pero esta es una calumnia moy clan é iiK 
compatible con las cartas y conducta dcf Gáeé^ 
res, y aon muy contrarío á sus déseos y sítiia* 
cion. 

126. Los contraríos á Cáceres aproyechft-^ 
ron su ausencia para aumentar sus partidarios y 
tenian las cosas prontas para prenderle , y ha* 
biéndolo sabido Cáceres se puso 50 hombres de 
guardia, y formó causa á algunos « y sentenció 
á muerte á Pedro Esquivel. También publicó 
bando prohibiendo las juntas de gentes en las 
casas. Quitó el empleo á su teniente ó segunda 
Martin Suarez de Toledo, porque se habí* 
vuelto al partido contrarío. Padecia el pueblo 
las mayores convulsiones ^f los de genio tran- 
quilo se salieron á la campaña y vivian en sog 
quintas. Francisco del Campo tuvo la habilidad 
de reunir de noche sin que nadie lo supiera 140 
hombres bien armados en una casa contigua á la 
catedral; adonde fué Cáceres á oir misa el dia 
siguiente, que era un lunes entrado ya el año de 
1572 escoltado de su guardia. Entonces Campo 
con su gente trató de prenderle, y Cáceres pmiién?- 
dosé al frente de sus guardias se defendió á cudii- 
lladas hasta que lo abandonó su gente 



/ 



-* its«* 




qw BOfióde fatf hcrídbHipe r0eÍM¿u 





á» fe Ikrcaed ea óúudeíofmktímtmmm 

€00 MM caMlcMi de fimofoi^ 

ÓBnsUyortmn (oijifidobf cmi mí 
dbffeiiKHi MtftesioinK d utatwño 



127* Guadúa DevaJMttáCáopTCsábprirá 
áfe fina lljrtÍ0 Soaria d« Tcledo ^ ffi^^ 

ai jfiJfi6 del iiBaiDd<> m opoiia^ 
Siá»McdbrM» le ifiMío recibir 1^^ el canrto 
, jr fpé tefe eo calidad de teoieMe |g^^ 

Jwo Oníx de Zántfe* JM ÍMUaie 

tf ^^flMA^&^flbe.A^A? ^A^^^Vtf^^te^wAM.^W ^^^AwA^^lk^^K ^^^ft^h 

y eoofirió fnencsedtt á mh jiwigoi^ 
Mfeie aool» fMir no aou> de 22 «le «clsbre 
IS7S hediM» poc el ad^rbiiUdo cnuido IkgA» 
Jl «MMO l«M«pii> Soanttx deToledio haciai c tt M 
lMÍr MM caraireb pora llevar el preio á EiynMi 
^ladffikttde Rui lüaz liel^rey>. EftcríbienMiá 
|wa <|ve |MMefte á b Amoií^^ 

f le eoñaroifli «ooefter cmi tnwnia ioldar 
dw^ Al íailMileftalió Uelgarejo de Ciudad ReJí 
f«ii ie armfmió en el canino coiMÍdc^^ 



aunque habían reimmkiáCácerea, kabbaLpttw* 
to en an lugar á.Snaret te calidad. db taiémtfc 
de Zarate y no de aii hermano Ortki de Yeiguaa^ 
TÍéndoee claramente que ao ee hMia fe ^aiOMif 
Tenía á la causa de su beroaaM. Sift.eoilMfgo^ 
Uegáá la Asunción y daíwte aua qni^ áSmiw 
de Toledo ^ no quedó salHlecbo de eate ^ p«Ni :e) 
señor obispo kis conipiw>4 E«lr0Mij«o lMK.4e 
CSudad-Real no quisieron admiüi? ü "^(W^íAf/tn 
que les envió Soareí» ,j sacando de .la lifSl^ 
Riquelme le recibieron por su gefe cam^ MHmh 
do por Cáceres. : / .... 

128. Por esle tiempo mandó :,Sfiairé&,.d<) 
Toledo al Tizcaino Juan de Garai que.iwliitase 
gente para fundar un pueblo áoia Sanüispiritus; 
y estando pronta la caravéla se encargó l&s]^- 
rejo de conducir en ella el preso i &paQa> y 
salieron el L4 de abril de 1573 según be leído 
en una declaración del. citado Garay que existe 
en él archivo de santa Fé. Salió en compañia 
de la caravéla uo bergantin con algunas canoas 
al mando de Juan de Garáy que iba á au des* 
tino con 80 españoles , parte embarcados y los 
restantes .conduciendo algunas vacas , yeguas y 
caballos por tierra. Guando llegaron al rio Pa« 
rana, le pasaron en los buques los que iban por 
tierra, y continuando estos por la costa orien- 
tal se juntaron con las embarcaciones ea la 
orilla de la laguna del Jarandi por los 30" 34^ 



^ 185 — 

de latijLad llatnada por Rai Díaz lib. 3 capí 19 
dé los Patos. Barco cauto 7 dice que fue en 
wn O^bríel y Lozano líb. 3 cap. 6 qué en la 
cosU^elJBrifiil, sin advertir que era ia)po9ÍbIe 
Begádtm á tmoni á otro para^ los que iban por 
tierra^con lAs ganados ni que Gatay se alejase 
ianto de su destinó. AUi se despidieron contf* 
ñnando la caravela hasta arribar á san Vicente 
ea ia costa del Brasil para hacer víveres y ayn- 
Al . Mientras se hacía este acopio, desembar? 
carón i Gáceres y le pusieron en estrecha prí- 
aion; pero los portugueses le favorecieron sa- 
cándole secretamente de ella y ocultándole pero 
deq^es'Io entregaron y lo volvieron á la pri- 
sión. Determinó Melgarejo quedarse entre sus 
aofígaos amigos con algunos de los suyos aban- 
doáan^ á Gáceres que continuó libre hasta Es- 
piia: se presentó al supremo consejo, logrando 
qde se aprobase sn conducta y que se repro- 
base la de sos contraríos. 



• ' r 



Tone H. 



t4 



— 188 — 

liVauílacIeii de «anta Fé «le Ter«- 
léruK, y de C'Ariloha del Tucnniant J 
I disensiones entre Ivs pobladores JB9<J 
I pedición salida de Ii^spañn en 1599 
I varios sucesos con motivo de sn 11^ 
[ |;ada Huertc del adelantado y niaa 
[ da cunio gobernador Interino do 
[ Diego Ortix de Zarate y Alendletij 
tuerto este le sneede Caray; atgñ 
E'Ba» fundaciones entre ellas la na<l 
\ va Jerez, la Trinidad y Bueno» i 
res. 

■ Í29. Despedido Garay de la carayela, 
itilrodujo con sui buques y gentes por el hraé 
del Paraná llamado de los quiloas por los { 
ranis que lo habitaban pareciéndote bien un SÍQ 
de la orilla occidental en los 31* 9' 20" de 1 
titud observada, sentó su real por junio ó jd 
d^ 1573 según inQero del tiempo que pudo t 
dar en su viaje, y el que necesitó para hacer I 
que hizo antes de encontrarse con Cabrera < 
19 de setiembre. En seguida construyó con t 
pias un fuertecillo de 150 varas en cuadro, qn 
repartió en sitios para casas, llamándole ciudn 
de santa Fé de la Vera Cruz , nombrando ; 
caldos y regidores y dándole por patrono á sri 
Gerónimo; pero se trasladó esta ciudad á dond 
está el 20 de abril de 1651. Por rara casuafl| 
dad sucedió que el mismo dia, mes y año fundí 
Gerónimo Luis Cabrera la ciudad de Córdotó 



— !87 — 

del Tacataan entre los indios comeciiigones en 
la latitad observada de 3 P 26' 14'' disiaoto 
como 60 leguas de santa Fé ^ que le dieron el 
misoñ) patrono. Rui Diaz lib. 3 cap. Í9 supone 
esta fundación en 30 de setiembre; pero de sus 
libros capitulares consta estar fundada Córdoba 
ceséesL de tres meses antes. Mientras se liacian 
las obñs en santa Fé, salió Garay con. el ber- 
gantín j cuarenta españoles aguas abajo á to^ 
mar conocimiento de los indios de que {Kidria 
disponer para repartirlos en encomiendas y si- 
guió el brazo del Paraná que pasa por la actual 
santa Fé y por Coronda, donde se detuvo algu- 
nos dias con los timbus. Alli estaba cuando una 
madrugaida se le presentaron en la orilla occi« 
dental algunos españoles que le dijeron ser soU 
dadps del citado Cabrera, el cual después de 
fundar ¿ Córdoba se habia adelantado hasta . el* 
Paraná» j tomadQ posesión de Santispiritus po^ 
niéndole el nombre de san Luis de Córdoba. 
para ifae le sirviese de puerto por donde comu- 
nicw. OOB España , y que le hsd>ia señalado: por 
distoito las .costas é islas á distancia de veinte: 
leguas arriba !y abajo, según consta del libra 
capitular de Córdoba. Oido esto, escribió Qtn 
nj i Cabrera alegando sua derechos :al pais^ y» 
GÁrera se. le. presentó el 19 de setiembre de 
1573 como consta del citado libro. Cada capi- 
tán se esforzó en persuadir al otro cortesmenie 



~ .488 ~ 

hablando el uno desde la orilla y el otro, desde 
el barco en Coronda: mas todo lo que Cabrera 
pudo conseguir fué » que Garay le diese la pa* 
labra ambigua » de que úo se introduciría en 
k» distritos cordobeses. Volvió Garay á sn 
santa Fé donde repartió en encomiendas á los 
guaraní» llamados calchaquis » tucagnés f cdas** 
tines, oorondás , timbiis , caracaras, quiloasas^ 
formando de las primeras parcialidades el pueUo 
de Calchaqui y del que todos se ban españolizadot 
mas no se han consumido como pretende IiOiano 
líb. 3 cap. 6 ni eran de diferentes lenguas sino 
guaranis. Los que lastenian están hoyad el 
Chaco como entonces. 

130r Sabiéndose en Córdoba que Garay se» 
giiia en su establecimiento , enviaron i Onofre 
ó Nu6o Aguiiar á requerirle, haciéndole pre« 
senté que aquellas partes pertenecían a Górdo^ 
ba por las razones insinuadas en el ndmero pN* 
eedente; pero Garay contestó que hacia trena* 
ta y ocho a&os que los conquistadores' del vio 
de la Plata habim tomado posesioq de aquel 
pai^ que él estaba poMando eob orden de so 
legitimo superior y aprobación del ' rey. ifien* 
tras se v^sntUaba esta cuestión, el cacique leín 
con los guaran» repartidos en encomieiidas- so 
rebelaron y pu^ron sitio i santa Fé ; pera^isú 
Kendo Garay k» ahuyentó' á fine» de «néro^S 
febrero dé 1574 y luego soiiciiaron la ptt iqne 



M tai coDcbdió. Jliinediatainente llegó Yaman» 
dií| GMÍque gaaraoj de las islai inferiores del 
Flirakiá cún tres caooas llevando una carta del 
adelantado, y leyéndola Aguilar quedó conven- 
cido de qttiaaott F4 pertenecia al gobierno del 
rio de la l^ta y m retiró á Córdoba, donde 
desaprobaron su conducta , y el 4 de marzo de 
1574 despacharon id alcalde yon regidor á re- 
qnerir de nuevo á fiaray; tnas resistiéndose e^ 
It entablaron el pleito ante la audiencia de Chu- 
quizaca que finalmente d6olaró contra los cor- 
dobeses. 

. 131. En el niiou 120 dije que Zarate 
babia partido para España. Llegó á Panamá y 
al ptierlo dd nombre de Dios, donde embarcan» 
dose para Cartagena, lé apresó un corsario frán* 
eéa y le Ipobó lo que lloYiaiba, menos míos tejos 
de oro iqne. una esclava suya supo pcoltar^ Des* 
pues pasó á España, y el IQ dejcdío dé 1569 
confirmó el rey isu contrata, y le hizo merced 
deihibito de la orden de: Santiago. Gfistó mu«> 
cho tiempo en hacer las pruebas y en aprontar 
snespodicion^que.se compuso de tresi roavios, 
una cebn y un patache, con todo lo demás que 
pedia BU contrata. Se embarcó también el comí* 
•ario Fr. Juan YiUalta con otros 21: religiosos 
feaaciscos, entre, ellos Fr. Alonso dé san fiqe-> 
naventura y el célebre: andaluz Fr. Luis Vola- 
nos ordenados de evangdiOf el cual después de 



— lOO- 
baber trabajadd mas que nadie en la predica- 
ción de los indios, compaso el catecismo en len- 
gua guaraní, y esoribió el arte y diccionario de 
este idioma que imprimieron después los padres 
jesuitas. De Fr. Juan de san Bernardo, lego de 
la misma orden que fué con ellos, cuentan mi- 
lagros don Cosme Bueno en su catálogo de 
los vireyes del Peni cap. misiones del Paraná y 
Lozano líb. 3, cap. 6, llamándole Fr. Andrés. 
Uno de los que fueron en esta espedicion, fue el 
licenciado estreraeño don Martin del Barco Cen- 
tenera autor de lá Argentina en verso. 

132. Salió la armada de sanLucar bl 17 
de octubre de t572 y sufrió un temporal, qne 
no seria muy fuerte, pues habiendo arribado á 
la isla Gomera en 25 dias, partió de ella al 
tercero día, y tocó en la de Santiago del Cabo 
verde» deteniéndose muy poco. Salió ala mar 
y le sobrevinieron tales calmas acia allfn^qoei 
se demoró mucho el viaje y fué precisa acor-, 
tar las raciones, aumentándose la calamidad 
con los muchos que enfermaban y morian; El 
10 de marzo de 1573 se separó el patache que 
arribó á san Vicente; proveyéndose de víveres 
y dejando algunos enfermos, dio la vela lleván- 
dose á Rui Diaz Melgarejo que se le unió con 
otros que habían quedado álli. El resto de la 
armada viendo el 21 de marzo la costa del 
Brasil, la fue prolongando hasta que el 3 de 



— 191 — 

abril fondeó en una playa sin abrigo para ha- 
cer aguada. Luego tomaron la derrota del rio 
de k' Plata; pero un viento de travesia obligó 
a tres btiques á tomar un puerto , y a la almi- 
ranta á fondear en una bahía algo mas al Nor-> 
te. Esta compró víveres de los guaranís de lá 
costa» y uno de ellos ofreció mostrarles la isla 
de santa Catalina. Se embarcaron é incorpo- 
rándose con los demás buquest fondearon todos 
en el puerto llamado Irutní (boca chica) de di- 
cha santa Catalina , á quien llamaron Corpus 
Cristi por haber celebrado en él esta festividad 
Juego que arribaron. Llegó la gente muy debili- 
tada por tan lai^a navegación; en la travesia des- 
de el cabo Yerde hasta santa Catalina habian 
muerto trescientas peleonas de ambos sexos/ 
sqgon he leido en una carta de un soldado de 
esta le^iedicion que se halla inserta en .el tes*: 
tamenta de Gil y García archivado en el Para- 
guay. 

133. Proveyó el adelantado los víveres 
que pudo de los guaranís de la isla y de Vían. 
Viendo á su gente reparada con. ^ alin^ento y 
la detención en tierra , navegó y entró en el 
rio de lá Plata; fondeando en san Gabriel, pre- 
cisamente encontró alli las advertencias que 
Cieeres le dijto^ y según ellas pensó en fundar 
la población á que le obligaba su contrata. 
Para esto metió la gepte en tierra, y dispuso 



que 96 príncipiafteii á haicer su» dtkoUB 6 caaM. 
de paja al abrigo de na fuertecillo de estacas.' 
Paaados algunos diaa aalíeron 40 etpafiolet á 
reconocer el campo, y acometíéndcrfos los eliar« 
roas de improviso , los mataron á todos , me«» 
nos á dos que lleraron la noticia. Inmediata* 
mente salió Pablo Santiago con dies 6 dooe^ 
Maittn Pinedo con cincuenta soldados y el caí* 
pitan Cueyo con su compañía y se empeñó 
nuevo combate en la lomita Uamada hoy real 
dé satn Garios. Salió finalmente el mismo*ade<«> 
kntado con mas gente logrando ahuyentar á 
los charrúas^ mus no pudo evitar que ya le hu- 
biesen muerto á dos capitanes Santiago y • Pi* 
nodo con 80 hombres en este dia, según diee 
k carta citada al fin del número precedente. 
Basco canto 8 y siguientes cuenta lo sucedido, 
á ¿árate en su navegación y en san Gabriel' 
tan lleno de tormentas, hambres y crueldades 
que se desacredita él mismo» mucho mas de 
lo que quiere desacreditar á los que manda-»' 
ban atrttHiyéndoles cosas increibles y Cabás; y 
el genio de Lozano le copia y aun afiade mta« 
chas veces. 

134. Inmediatamente mandó el adcAadtado 
embarcar lá gente y ló que babia en tf e rra 
abandónátido las ch<NEas y el fuertecillo; y á la 
mañana siguiente se presentó vestido á lá etpü-^ 
ik)la el cacique guaraní Tamandá ; le dijo , qne 



babitabi en lás islas del Paraná ^ y que era 
amigo de Juan de Garay y de los españoles 
que sé habían establecido en santa Fé. Nó se 
alegró poco el adelantado con esta noticia y al 
instante le entregó la carta citada en el nume- 
ro 129) en que noticiaba á Garay Sus mucho» 
trabados y le pedia ausijios de YÍveres y gentei 
incluyéndole .el ilombramiento de comandante 
de santa Fé. Barco canto 11 j 12 y Lozano 
qoe le copia lib. :3 cap» 7 suponen que Garay 
sabia el ártibo del adelantado antes que le diese 
su carta iTainandú \ y que este de acuerdo con 
los chárnias no quiso entregar Ja respuesta de 
Garay hasta que supo el mal éxito de la em« 
presa del Tein : pero ni las distancias ni la dife« 
renda de carácter entre tales indios sufren la* 
les confederaciones que seguramente no creerá 
el qoe los conozca. Como quiera de resultas de 
la derrota desembarcó el adelantado su gente 
eA la isla de san Gabriel y y los charrúas conve- 
nidos con los chañas sus yecinos , que fueron 
los que se dejaron ver en canoas ^ porque loa 
charrúas no las tenian ^ destruyeron las chozas 
y el fuertecíllo retirándose al interior ó al Uru- 
guay según afirman dichos escritores; añadien- 
do :haber dado esta noticia seis españoles esca- 
pados de los .charrúas^. entre quienes quedaban 
ireinta porque no matan á los cautivos en la 
guerra. Pero no creo tal cosa; poirque ni los 

Tomo ij. 25 



ebarriias dí ningún indio silvestre dejade matar 
en la guerra á todo varón adulto. A la sazón 
llegó Melgarejo con el patache de san Vicente 
con los víveres que había recogido alli y en otras 
partes de la costa : el adelantado se fué á de- 
sembarcar toda su gente en la isla de Martín 
García resuelto á fundar en él una población. 
Lozano, lib. 3 cap 6 dice arbitrariamente que 
Melgarejo llegó por tierra , sin reparar en 
la distancia ni en las dificultades. Desde Mar- 
tin García despachó el adelantado á Melgarejo 
con dos embarcaciones á buscar víveres en las 
islas del Paraná; y en efecto adquirió bas- 
tantes subiendo hasta el riacho Polastiné, en- 
TÍándolos al adelantado con una de sus em- 
barcaciones* Desde alli volvió atrás Melgarejo^ 
porque supo que ya estaba mas abajo Garay. 

135. Este luego que Tamandü le entregó 
la carta del adelantado citada en el humero pre- 
cedente , contestó por el mismo portador ; alistó 
treinta in&ntes y veinte caballos con balsas y 
embarcaciones y los víveres que pudo com- 
prando los que encontró hasta llegar á Santis- 
píritus^ donde le alcanzó Melgarejo , á quien loa 
entregó para que los llevase al adelantado. Este 
daba principio en Martin García á la población 
cuando Tamandü le entregó la respuesta de 
Garay , que le llenó de consuelo , aumentándo- 
selo Yamandü.con ofrecerle volver luego condiez 



— 195 — 

canoas cargadas de víveres , como lo cumplió. 
Poco después un recio Sudeeste baró una em- 
barcación en la misma isla y otra en la tierra 
firme 9 haciendo conocer que alli no habia puer- 
to seguro 9 por cuyo motivo determinó el ade- 
lantado transferirse á donde le hubiese dentro 
del rio Uruguay. £n esto llegó Melgarejo con 
los TÍveres» y le mandó el adelantado que con 
la gente necesaria navegase el Uruguay hasta 
encontrar comodidad para una población y que 
lá principiase ; de lo que dio aviso á Garay para 
so gobierno. Este bajaba acopiando mas víveres 
por las costas é islas y tuvo el gusto de que se 
le reuniese un bergantin cargado de ellos y el 
cud venia déla Asunción despachado por Mar* 
tin Suarez de Toledo , en virtud de una carta 
que le habia escrito desde santa Fé. Despachó 
Craray este bergantin que llegó á Martin Garda 
antes de salir Melgarejo de allí : continuó con 
el mismo afán hasta que recibió aviso del ade- 
lantado en cuya virtud se dirigió al Uruguay y 
llegó á su orilla, para pasar á la costa opuesta 
echó á nadar los caballos llevándolos del ronzal 
desde las balsas y canoas y todos lo consiguió* 
ron felizmente á pesar de la corriente , de las 
olas y de la anchura. 

136. Al dia siguiente navegaron las embar- 
caciones por la orilla del rio , y Garay con los 
caballos por tierra, pero descubriendo á los 



íí 



^ 496 — 

charrúas y chañas , desembarcaroa veíüte ar^ 
cabuceros. Se puso Garay á la frente | los ataeó 
y dispersó una y otra vez porque se rehicieron 
y renovaron la acción matándoles mucha gente 
sin mas pérdida que la muerte del caballa de 
Garay. Descansaron los españoles el día sigolea» 
te, y continuando encontraron á Melgarejo en 
el rio de san Salvador ^ donde al instante prin- 
cipiaron á construir casas de madera y barro 
cubiertas de paja, en que depositaron los eqm^ 
pajes y se alojaron. Hecho esto pasó Melgarejo 
á avisarlo á Martin García y sin perder tiempo 
se embarcaron la gente y pertrechos muy con- 
tentos de que Garay hubiese castigado á los 
charrúas y chañas. Dejaron alli alguna gente 
guardando una embarcación b arada y entraron 
en el rio Uruguay , donde baró qna de sus em-^ 
barcaciones en un banco de arena* La alijaroá 
y flotó sin lesión llegando después á san Salva- 
dor. Lo primero que mandó el adelantado fué 
que á toda la estension de su jurisdictón sé 
diese el nombre de nueva Vizcaya porque era 
vizcaino y que aquella principiada poblacícm 
tuviese el de ciudad de san Salvador, de la cual 
' nombró alcaldes , regidores etc. Nombró tam<<> 
bien por su segundo ó teniente general de todas 
aquellas provincias á Juan de Garay y lo despa« 
chó á b Asunción ccm varias órdenes , mía de 
ellas, lamas premurosa « que le enviasen víve^ 



~ 197 — 

res y «ttilios. Barco canto 13 coebta poética y 
eimfiífttinente los suoesbs de este numero y dos 
pfieedebtes sin cionocer el país ni la situación 
délas naciones^ trocándoles los nombres , y dan* 
doseles guaranís á los chuarriias; y en fin sin 
Terdad ni verosimilitud en varias cosas. Lozano 
BU copiante añade y quita con la misma igno^ 
rancia del pais y de sus indios , sin olvidar á 
veces su espíritu criminal. 

137. Saltó inmediatamente Garay para su 
destiño con Melgarejo » y cogió al paso á dos 
indios chánás en una isla del Uruguay. Continuó 
buscando víveres por las islas y riberas y cuan- 
do ll<^ á lo6 timbüs ó mas arriba los despachó 
asan Salvador con Melgarejo, subiendo él bas- 
ta ki Asunción. Encontró Melgarejo a su arribo 
que se babia quemado la casa del adelantado 
con cnanto contenia, y que este habitaba una 
embarcación. Poco después llegaron á la po- 
blación los que habían quedado en Martin Gar- 
da custodiando el buque barado que abando^» 
naron por miedo; y esto disgustó tanto al ade^^ 
laiitado que puso preso al comandante temiendo 
que los dianas quemasen la embarcador como 
en efecto lo hideron. Aunque con frecuencia 
Ifogfaban víveres á san Salvador, eran pocos; 
poi<qtte los indios silvestres que los proveían 
apenas cultivaban siso lo preciso para cada fa- 
miHfe y Bó para vender ni almacenar las 200 



— 198 — 

fanegas que dice Barco canto 14 y Lozano sa 
copiante. Fue pues preciso repartir las raciones 
con tasa y medida ; y que cada poblador ed¡fi-< 
case su choza y cuidase de sus menesteres; por 
que no había alli indios para et servicio. Todas 
estas cosas disgustaban á aquellas gentes qae 
como todos los nuevos pobladores se ponían 
de aventureros viciosos poco aplicados ^ mnr* 
muradores , pedigüeños hasta de imposibles , y 
en fln por lo general de lo peor del pais de 
donde resultan. En efecto criticaban al adelan- 
tado de todo cuanto dispon ia, y aun meditaban 
a¡Nrisionarle y enviarlo á España formándole 
proceso que justificase sus malos modos con las 
gentes , su impericia y sus latrocinios. En estas 
circunstancias llegó del Paraguay un socorro 
de víveres y de indios que envió Garay con la 
mayor presteza, y el adelantado resolvió ir á la 
Asunción. Salió en efecto , sin que los indios 
hasta santa Fé le sacaran víveres á vender» 
porque no les habian quedado aun los precisos, 
después de haber vendido muchos á los españo- 
les. Antes de llegar á santa Fé salieron á cum« 
plimentarle los españoles y los indios calcha- 
quis , quíloasas etc.; y continuando • recibió va- 
rios socorros de víveres enviados por Garay, 
con los cuales llegó felizmente á la Asunción, 
donde fué muy bien recibido. 

138« Al instante despachó comestibles á 



— 499 — 

nn Salvador y á Garay para mandar en santa 
Fé« dedicándose él á remediar los desórdenes 
introducidos. Para esto el 22 de octubre de 
1575 desaprobó por un bando todo lo practi- 
cado cbnlra CácereSy el haberse apoderado del 
mando Martin Suarez de Toledo , y todos los 
empleos y mercedes que este había conferido. 
Estas providencias disgustaron y perjudicaron 
á machos . que comenzaron á murmurar , lle- 
gando á términos que á pocos meses le dieron 
veneno y murió ^ según lo dá claramente á en- 
tender Barco canto 18 y según se refiere en 
una relación de sus servicios fecha én Madrid 
á 26 de noviembre de 1659 firmada por el li- 
cenciado don Femando Giménez Paniagua y 
presentada eñ el consejo de Indias por don 
Francisco Sancho de Vera y Zarate Figueredo*^ 
Recibió los santos sacramentos , hizo su testa - 
mentOy y murió con mucho ánimo. Nombró en 
heredera universal á su única hija doña Juana 
que estd)a en Chiquizaca ,' y por su sucesor 
en el adejantazgo al que se casase con ella; 
pero para mandar entre tanto nombró á su so- 
brino don Diego Ortiz de Zái'ate y Mendieta, 
dándole por coadjuntos a Martin Duré., Fueron 
albaceas y tutores de dicha doña Juana dicho 
Duré y Juan de Garay. 

139. Fué recibido dicho Mendieta por go- 
bernador interino ; y lo primero que hizo el 8^ 



^ ÍOO — 

de febrero de 1576» fue confirmar á Garáy jen 
el empleo de teniente general de aquellas pro-< 
YÍncias que le había dado su tio , según he leído 
en la declaración citada núm. 127. Era Mendle^ 
ta moaso de 20 años no cumplidos , y se hinchó 
tanto con su empleo y que separó de sí á su 
coadjunto Duré p ara maQdar solo. Era por con- 
siguiente muy natural de qde los trbjos no gu&p 
tasen de que los nund ase tin niño, y qoe los 
que habían muerto á su tio murmurasen ile su 
conducta, -que no pudo ser muy prudente y joi^ 
cíosa, pero no tan loca, violenta y desatinada 
como la pintan Barco canto 19 y Lozano lib. 3 
capítulo 9 . 

1 40. Luego que supo Garay la muerte -del 
adelantado y que le había nombrado tiitor de 
su hij a • con poderes naturalmente de su com- 
pañero Duré, sa lió para Chiquizaca coa la idea 
de casar á doña Juana. No quiso pasar por 
Córdoba porque aun estaba pendiente él pleito 
de que hablé en d ndm. 129; y llegó felizmen- 
te á su destino logrando vencer dicho pleito y 
que la audiencia declarase pertenecer al rio ^c 
la Plata la ciudad de santa Fé. Allí se presen- 
taron varios pretendientes de doña Juina; pero 
esta# con aprobación de su tutor se declaró á 
favor del licenciado don Juan de Torres de 
Yera y Aragoti ; natural de Estepa y oidor de 
Chiquizaca. Ta estaba para verificarse d ma-> 



_ aoí — 

Imnonio. cuando Garay recibió caria <le don 
Francisco de Toledo yirey de Lima, mandán- 
dole pasase á tratar con S. E. sobre el ca- 
samiento de doña Juana, porque la quería ca- 
sar con un amigo suyo. Pero como la muchacha 
estaba muy decidida por el oidor, precipitó 
la boda, para no dar lugar :í nuevos embarazos 
y nombró e! novio por su teniente general á 
Garay despachándole al Paraguay. Poco des- 
pués de la salida de este, llegó orden del virey 
para llevarle preso á Lima, y el presidente de 
la audiencia despachó en seguimiento á un tal 
Valero para ^ue detuviera á Garay. Se hallaba 
este hacia Santiago de Cotaguita cuando supo 
naturalmente por el novio que le seguia Vale- 
ro y que este se le aproximaba con poca escol- 
ta, pero lejos de temerle despachó algunos de 
sus soldados que lo llevaron á su presencia, y 
dejándolo allí siguió su viaje y llegó á santa Fé. 
Luego que supo el virey del Perú que Garay 
se habia escapado al Paraguay dirigió sus iras 
contra los novios, mandando llevarlos presos 
á Lima como se verificó. 

141. Mientras Garay entendía en los asun- 
tos referidos, Mendieta el gobernador interino 
pasó á visitar á santa Fé donde tuvo palabras 
muy piadas con Francisco Sierra. Este se re- 
tiró á su casa, y enviándole á llamar Mendieta, 
temió y se refugió á la ¡ylesía , de donde le sa- 

ToHu II. ie. 



~ sos • 

carón j IleTaron preso. Coa esta novedad m 
juntó mnclia gente en la plaza pidiendo la li- 
bertad del preso, y fue menester dársela. En- 
tonces poniéndose Sierra á la cabeza del molÍn 
persiguió á Mendieta, y no paró basta qno 
ante escribano lehizo renunciar su empleo. Pero ' 
ann no satisfccbos con esto le formaron causa j 
y lo despacharon para España á donde no llegó 
porque después de algunas aventuras le mata- 
ron los indios de Albiazá. 

l-i2. Pocos días después de haber salido I 
preso Mendieta llegó Garay á santa Fé. y con- 
tinuando hasta la Asunción fué recibido con | 
gusto por teniente general del nuevo adelantado. 
Luego dispuso despachar á Melgarejo, para qU9 I 
como práctico del Guaira fundase una pobla- 1 
cion en aquella provincia. En efecto salió Mel-I 
garejo á fia del año 1576 según lo indican los J 
sucesos precedentes, llevando cuarenta espa- 
ñoles y bastantes indios de servicio: después! 
de haber registrado el terreno fundó su pobla-^^ 
cion dos leguas distante de la costa oriental dell 
Paraná , llamándola Villarica del Espíritu Sanlo,m 
no por quealli hubiese indicios de metales, sinaa 
por antojo. Al mismo tiempo los padres francis- 
canos Fr. Alonso de san Bueriaveoiura y fray! 
Luis Volaños coman la comarca de dicha Vi-p 
llarica al Occidente del Paraná, y con los guaJ 
ranís que doctrinaron so fundaron dos puebla 



el año de 1580 que fueron asolaJos por loa 
portugueses en 1632. El del P. Veíanos se lla- 
mó Paaiiú y estaba en el pago de Ylaanguá a( 
Norte del rio Amauíbai, en e! mismo camino por 
donde los años posteriores iban á Jerez: el otro 
pueblo del padre Alonso estaba al Oriente del 
de \olaños antes de llegar al Paraná en la 
orilla de lu laguna Curumiai. Estas fundaciones 
hedías por disposición ile Garay constan de los 
papeles del arcbívo de la Asunción; y también 
que Villarica pasó poco después á CurahiOerá 
junto al rio Huibaí distante 80 leguas de Ciudad 
Real, y que rauy poco después se trasladó diez 
leguas mas al Oriente y 30 del Paraná á donde 
confluye ó se junta diebo Uuibai con el Curu- 
bati. En la descripción particular de esta villa 
&e hace mención de otros emplazamientos que 
tuvo en !o sucesivo. 

Ii3. Poco tiempo después de haber salido 
Melgarejo á fundar la Villarica, un indio del 
pueblo de Guaranibaré, y no del Paraná como 
dicen Barco canto 20 y Lozano lib. 3 cap. 10, 
tomó el nombre de Oberu (resplandeciente) y 
BU hijo Guiraró (pájaro amargo) ambos embau- 
caron á algunos indios, á quienes dieron nuevos 
nombres, mandándoles olvidarlos que lenian 
tomados de los españoles, y precisándolos a que 
á ellos les obedeciesen. Cuasi la misma escena 
M repitió el año de 161G tomando un indio del 



— M4 — 

mismo pueblo el nombre de Paitira, y lin| 
dose lo que no era consiguió que dejasen 
nombres espaüoles, y nialaron los perros, va- 
cas y animales habidos de España y que le sj- 
•guiesen á los bosques abandonando el pueblo. 
INÍ una ni otra de estas invenciones tomaron 
cuerpo , y se desvanecieron al inslaote. Garay 
-que supo la primera, la despreció; pero la tomó 
por pretcsto para formalizar la espedicion que 
'deseaba para reconocerlos indios ñuaras y otros. 
Alistó pues 130 españoles diciendo iba á cortar 
líos progresos de Oberu y subió navegando el 
■tío Paraguay hasta que entrando por el rio Je- 
* juí bastante adentro, tomó tierra en la costa 
I ndel Norle sin hacer caso de Oberu. De alii ca- 
\ uninando por tierra encontró á los guaranís lla- 
c amados curupaild con su cacique Yacaré y con 
ellos fundó el pueblo de Jejuí repartiéndolo en 
' (encomiendas. Estaban divididos en tres toldi 
>ias y una de ellas vívia en la laguna tlamai 
íhoy Blanca. Subsistió este pueblo hasta el ai 
de 167(i Buque los portugueses llevaron á si 
babitanlcs al Brasil. 

Hl. Estos indios guiaron á Garay h¡ 
encontrar un rio que entra en el Paraná por su 
costa Occidental en los 22° 33' 30" de latitud 
dividido en tres br-izos. Su origen ó cabecerj 
está en los campos de Jerez; es el mas caud; 
/oso de los que entran cu el Paraná sobre 



• en 

i 



salto grande por el Occidenle; y tiene los nom- 
bres de Monici, Yaguarí é Ybinlteima. Es el 
que en el tratado de límites de 1750 entre Es- 
paña y Portugal señala por lindero , aunque sus 
comisarios demarcadores no lo supieron en- 
contrar y perjudicaron mucho á España. Pasó 
Garay el rio Yaguarí é introduciéndose en los 
campos de Jerez recogió de cuatro tolderias 
unos 500 ñuaras , que llevó á las cercanías de' 
pueblo de Ypané : con ellos fundó en la lati- 
tud de 23" 13' 30" el pueblo de Perico guazú, 
repartiendo sus indios en encomiendas á los 
españoles que llevaba de la Asunción. En 
1632 lo asolaron los portugueses. Esto se de- 
duce de los papeles que hay antiguos en e! ar- 
chivo de la Asunción. En los mismos se habla 
«le una villa española fundada sobre el rio Jejuí, 
llamada unas veces villa de Talavera, y otras 
\illa de Jejuí. Yo creo que ambos nombres son 
del mismo pueblo que lo fundó Garay al regre- 
so de la espedicion á los ñuaras; por que nadie 
tuvo mejor proporción que él entonces para 
fundarla. Ignoro su situación precisa , aunque 
fue sobre dicho rio Jejuí, y creo se despobló en 
1650 cuando la atacaron los paiaguas matando 
á siete españoles y quemando algunas casas. 
Como quiera Garay al regreso volvió al rio Jejuf 
y embarcando su gente llegó á la Asunción el 
^B año de 1569. Barco canto 20 para adornar sn 



poesia forja fortalezas, desafíos y batallas, qu« 
copia y altera Lozano lib. 3 cap. 10; pero yo 
no las creo. 

145. Las noticias adquiridas por Garay eaJ 
su jornada le determinaron á fundar un pueblQj 
entre los ñuaras y lo encargó á Rui Diaz Mel 
garejo, dándole 60 españoles y los demás ausM 
Jios. Marchó esta gcntey en Í580 eiigió y sitiu 
T fundó la ciudad de Santiago de Jerez en un 
loma suave dominando al rio Alboretei que i 
. caudaloso, entrando por la costa oriental en i 
rio Paraguay bajo el paralelo de 19" 25' 20l 
de latitud. Los ñuaras y los guasarapós qn 
eran los indios mas cercanos, intentaron ioip 
^^ir la fundación f mas no lo consiguieroo. 
I sano lib. 3 cap. 10 dice que también se opal 
raieron los guatos; pero si los conociera no lo d 

. Llama guapis A los guasarapós y á 1 

I bayas guanchas y guelús: tampoco creo que 9 

[ opusiesen dichos albayas que entonces estaba 

I muy distantes. Consta en el archivo de la AsQik 

LcioD que esta ciudad, careciendo de minas ; 

[ comercio se fué insensiblemente abandonandl| 

hasta no quedar ni un poblador. No debe coi 

fundirse este pueblo con otro del mismo noiB 

bre fundado á principio de 1593 sobre unaj 

. vertientes que iban al Paraná, y creo que eral 

I del rio Pardo hacia Camuapúan según el hislc 

riador Rui Díaz de Guzmau. Este scgqn con! 



— fOl — 
de los papeles del archivo, fundó la segunda 
Jerez con gentes sacadas de Ciudad Real y de 
Villarica á fuerza, y á pesar de los requiri- 
raientos y protestas que se le hicieron por es- 
tos pueblos que entonces mandaba, y por el de 
la Asunción y por el gobernador de la provin- 
cia. Esta Jerez se transfirió después mas al Po- 
niente sobre el río Alboletei, de donde hizo una 
salida contra los ñuaras, llevándose muchas 
mugercs y niños: apesar de eso en 1605 solo 
tenia quince hombres de armas, careciendo de 
párroco, y en el de 1632 se fueron todos con 
los mamelucos portugueses. 

146. Al mismo tiempo que Garay disponia 
lo necesario para fundar á Jerez, alistó 60 es- 
pañoles entre ellos so hijo natural Juan, con 
bastantes caballos y ganados. Despachó á estos 
por tierra y él embarcado bajó por el río hasta 
que todos se juntaron en santa Fé. Repuestos 
allí de la fatiga del viaje continuaron del mis- 
mo modo hasta Buenos Aires donde en el día 
de la Trinidad de 1580, según consta en su ar- 
chivo, fundó Garay una ciudad en el propio sÜ^, 
tic que tuvo antes la que fundó don Pedro de 
Mendoza, Se llamó ciudad de la Trinidad ypuer- 
lo de Santa Maria de Buenos Aires para con- 
serrar la memoria del dia de la fundación , j 
del nombre que la dio Mendoza. Lé dio porpa* 
trono á san Martin, y por anuas una fragata á 



— 208 — 
|a vela con dos anclas. Repartió sillos para c 
sas, y antes de principiar la suya registró 1 
cercanías y el puerto ó riachuelo , donde e 
centró á diez qucrandís, que no quisieron t& 

[ dirse, mató á tres y cogió á dos. Les dio lu» 

I go libertad, figurándose que asi ganarla la amis* 
tad de los demás; y lo que consiguió fue, qoi 
los quernndís se internasen hacia el MedÍodi| 

I espantados de los caballos. Continuó Garay s 
reconocimiento, y sin dificultad redujo áltn 

' guaranís del monte grande, hoy san Isidro* dd 
Valle de Santiago, hoy las Conchas, y de las M 
las inferiores del Paraná. Concluido esto, halláof 
dose el 24 de octubre del mismo año en la orj 

I.Ua del brazo del Paraná llamado de las Palmai 
repartió terrenos para quintas y para dehesas | 
estancias y regresó á la ciudad donde eligió t 
caldes, regidores, etc. y repartió lospocosguan 
his que habia en encomiendas de yanacona 
Concluyó Garay su fundación sin dificultad; pa 
que los ganados lanar y vacuno que llevó, juntt 

1 al mucho pescado y caza, le proveyeron de viva 

I res; y los querandis, únicos enemigos terribles n 
pudieron sostenerse ni aun presentarse en pail 
tan llano y descubierto contra su caballeriaC 
Barco canto 21 y Lozano lib. 3 cap. 11 y 12" 
amontonan en esta fundación una multitud de 
hechos y de circunstancias inverosímiles é in- 
compatibles con lo que eran aquellos indios que > 



— 209 — 

no pudieron verificarse desde el día de la Tri-^ 
nidad al 24 de octubre , en que ya estaba todo 
dominado^ y tranquilo. Sin detenerme mas creo 
que cuanto dicen es forjado por ellos con poca 
habilidad* En cuanto al escesivo número de in- 
dios que acumulan para sus fingidas batallas, 
basta decir que los querandís^ hoy pampas, 
exbten los mismos que entonces, y que los gua- 
ranís se han españolizado perdiendo su idioma 
y costambre: esto es, que mezclándose con los 
españoles^ pasan hoy por tales ó por mestizos. 
Ninguna población española ha tenido tan po*- 
coa indios de encomienda como Buenos Aires* 
como qué el año de 1618 tuvo que ir á buscar 
los qüilmes y caíianos á Santiago del Estero. 
Como quiera viéndose Garay bien establecido 
lo avisó por un espreso á su adelantado, y al 
rey por una embarcación. 



Toiit n. ^f 



I 

\ 



— SIS — 

ncbellon cu «anta Fé. Mnerte tIo- 
r lenta «leí teniente general Oaraj: y 
[ le Hocede por nouiliramlento del 
F' adelantado Alonso de Vera y Ara- 
gón. Se fnutla la eiudad de la C^n- 
I. eepcion de Dnena ft:;speranza, la de 
[ Mtn Jaan de Vera y otros pueblmi. 



147. Por este liempo los mestizos de saata 
Fé formaron el proyecto de arrojar de allí á to- 
dos los europeos; y parecléndoles que les favo- 
recerían los de Córdoba por estar picados i 
haber perdido el pleito citado en el niím. 14i 
enviaron dos diputados a tratar el asunto. Rfl 
gresaron estos, y la misma noche de su arria 
arrestaron los amotinados al teniente goben 
dor, al alcalde y otro, mandando á todos la 
europeos salir de ta ciudad y sus términos ¡ 
que los demás presentasen las armas y muni- 
ciones para ver su estado y sostenerse contra 
Garay que se figuraban irla á castigarlos. Pero 
algunos arrepentidos se juntaron en secreto con 
otros que no eran del molin, y dividiéndose de 
dos en dos por la noche sorprendieron y mata- 
ron en sus casas á los cinco autores principales, 
poniendo en libertad y en posesión de sus em- 
pleos á los presos. Se formó después proceso á 
algunos, que huyeron, y se les prendió y quiuS 
la vida. Gonzalo Abreu gobernador de Córdol ~ 



del Tucuman fué implicado como cómplice, po- 
ro murió antes que le sentenciasen, y todo que- 
dó tranquilo. 

148. Considerando Garay que bastaba Bue- 
nos-Aires para escala del comercio con España 
para cumplir con la coiilrata de su adelantado, 
y viendo que los pobladores de san Salvador es- 
taban pobres, determinó sacarlos de allí. Efec- 
tJTameiite los embarcó á todos inclusas bastan' 
tes niugerts, y el año de 1584 se introdujo por 
el brazo del Paraná mas inmediato. Siguió su 
navegación sin tropiezo hasta que se amarró en 
la orilla y puso mucha gentt? en tierra para pa- 
sar la noche. Estaban ya lodos dormidos cuan- 
do 130 indios mÍQuanes bajaron de una altura 
con tanto sigilo que sorprendieron y mataron á 
Garay y á cuarenta mas. Yo creo que el sitio 
preciso de esta desgracia es en ios 32° 41' d« 
latitud; fundándome no solo en que vivian por 
allí los minuanes, sino también en que se en- 
cuentra la altura que se cita, y en que el para- 
je lleva el nombre de la Matanza probablemeo" 
le por la que hubo entonces. Lozano IÍb. 3, ca- 
pítulo 9 pone la despoblación de san Salvador 
en el año de 1476 sin advertir que los minua- 
nes mataron á cuarenta, que del resto perecie- 
ron en otra desgracia otros 40 y que aun s^ 
•alvaroii odíenla; y que no habia tanta gente ea 
Buenos Aires, ni ta pudo sacar Caray de otra 



•■• . 



_ sim- 
parte que de san Salvador. Da ésta ciudad sa- 
lió Garay con ella según la derrota que seguía, 
que no es la que correspondía llevar si hubiera 
salido de Buenos Aires. Barco cauto 24 despre-^ 
cia á los mínuanes por zaherir á Garay; pero 
no merece fé porque no los conoció* ni ningu- 
no en su tiempo. Los que escaparon de los mi- 
nuanes arribaron á santa Fé, y continuando zo- 
zobró una embarcación, salvándose cuatro per* 
sonas y ahogándose cuarenta; las demás Oega^ 
ron á la Asunción. Barco ibid. supone que con 
la muerte de Garay se rebelaron los indios de 
Buenos Aires, y que su alcalde Rodriga Ortiz 
de Zarate los desbarató , matando á muchos* 
Mas como diga que estaban confederadoKS los 
minuanes, querandís, guaranís, quiloasás^etc, 
que es cosa íncreible atei^didas sus costumbres 
y situaciones, yo po creo tal rebelión. 

149. El adelantado nombró muerto Garay, 
por §u teniente general á su sobriiio Alonso de 
Vera y Aragón. Mandó el adelantado á sü te*, 
niente fundar una ciudad en el Chaco, que era 
lo único que le faltaba para cumplir la contrac- 
ta de su suegro. Ya Garay con el mismo obje- 
to dispuso antes, el año de 1579, que Adame 
Olabarriaga con 90 españoles saliese dé la Asun* 
suncion y reconociese la costa del rio P¡lcomaio> 

{)ero la encontró tan baja é inundada con las 
lüvias» que no la juzgó á propósito para fundar 



I 



en ella poblacioii. Con esla noticia dispuso Ga- 
ray reconocer con la misma idea las orillas del 
rio Ypitá ó Bermejo y lo encargó al citado Ve- 
ra y Aragón. Este snlió de la Asunción el 23 de 
febrero de 1583 con 200 españoles, y aunque 
se opusieron ú su tránsito los indios lenguas, 
pitilagas, tobas y mocobís logró reconocer bue- 
na parte de dicho rio, y la halló á propósito pa- 
ra fundar un puobI<v (]on estas noticias luego 
que Vera y Ar:i;^"n fué nombrado teniente ge- 
neral alistó 135 españoles y algunos auxiliares 
con bástanles caballos, 50 yuntas de bueyes y 
unas 300 vacas, saliendo de la Asunción el 15 
de marzo de 1585. En su tránsito venció tres 
veces á tos mismos indios que en su viaje pre- 
cedente, y cuando llegó al río Bermejo gran co- 
pia de mocobís le atacó con furin, pero fue ven- 
cida ofreciendo obediencia y vasallaje. Inme- 
diatamente y antes de elegir el sitio para su po- 
blación, el 15 de abril de 1585 nombró los al- 
caldes, regidores, etc., repartió los indios en en- 
comiendas, y dio el nombre á la ciudad que iba 
á fundar llamándola Concepción de Buena Es- 
peranza. Al dia siguiente salió Vera y Aragón á 
reconocer el país, y eligió el sitio y fundó su 
pueblo en la costa del rio Bermejo, treinta le- 
guas antes de juntarse con el rio Paraguay; que 
era justamente lo mas poblado de indios moco- 
bis. Como la idea que se llevaba era que sirvie- 



Rc este pueblo de escala para comimicar con «1 
Perú, y para traer de Tarija y Cliuquizaca los 
ganados del adelantado, no perdió tiempo Yerftjj 
y Aragón en destacar ochenta españoles qnej 
llegaron á las faldas de las serranías del Perú¡j1 
después fue él mismo con GO y Ilegú á los tér-1 
minos de Salta y Jejui. Sirvió esta ciudad algu-iyl 
nos años para facilitar el tránsito del Paraguayf 
3 Salta; pero como los indios do su distrito eran^ 
in'tomables, incapaces de reducirse á servidum- 
bre é incomparable liten te superiores en tuerzas, 
soberbia y valor á los guaranís, nada se adelan- 
tó. El año de 1592 mataron algunos españolesJ 
uno de ellos bermano del fundador; y quer¡eii->J 
do este castigarlos, se encendió una guerra qu^^J 
con diversos sucesos y mas ó menos inlérvaloal 
duró hasta el año de 1632, en que no pudien-i 
do ya mas, abandonaron el sitio los españoles,! 
y fueron á establecerse á las ciudades de I» 
Asunción y Corrientes. 

150. Mientras el rio de la Plata se g 
naba por los tenientes del adelantado este fuaj 
llevado preso a Lima según vimos al fin del mi- 
mero 130. Alli se le formaron varios cargoaJ 
hasta que calmando algo el enojo del virey laj 
permitió volviese á ser oidor en Cliuquizaca, sial 
permitirle ir al rio de la Plata. Asi estuvo dos C 
tres años, y después un visitador le arrestó; pe"J 
ro habiéndose purgado de todos los cargos, pa^ 



'^m^' 



— SíB — 

9Ó al Paraguay el año de 1587. El siguiente 
despachó á su sobrino Alonso de Vera con 80 
espaooles y ausilios para que fundase uoa ciu- 
dad en el sitio que le indicó, bajando por el río 
Paraguay hasta Ipgua y media mas abajo de 
donde se junta con el Paraná; sobre la barran- 
ca oriental que os elevada, edificó un fuerteci- 
llo y las chozas precisas. Llamó á este estable- 
cimiento sao Juan de Vera en honor de su tio 
y le dio sus mismas armas y son una águila que 
apoya sus garras sobre dos torres. Pero como 
los navegantes llamaban ya á aquel paraje las 
Siete Corrienles, perlas que resultaban de otras 
tantas puntas de la costa , ha prevalecido el 
nombre de Corrientes que dan á la ciudad. No 
se perdió tiempo en fundar el pueblo de los 
guacaras con los indios que llevaron los pobla- 
dores, ni en repartir en encomiendas los gua- 
ranis del distrito, y con ellos formaron los pue- 
blos de Ylati, santa Lucia y Ohomá. Este últi- 
mo tuvo dos situaciones inmediatas. La mayor 
parle de sus indios fueron muertos ó cautiva- 
dos por los payaguas el año de 1758 y el res- 
to se agregó á otros pueblos. En el archivo de 
esta ciudad hay un papel que refiere un mila- 
gro ocurrido en su fundación. Lozano lib. 3 
cap. 13 dice, que los primeros que predicaron 
i los indios de Corrientes fueron Fr. Luis Vo- 
laños y Fr. Alonso de san Buenaventura, y tie- 



— 216 — 

De razón, mas no en lo que añade de san Fran- 
cisco, Solano que jamas llegó al rio de la Pla- 
ta, ni en decir que dichos Fr. Luis y Fr. Alonso 
fueron arrestados, lo que no es cierto. CpncluL 
da la fundación de Corrientes, renunció su em- 
pleo el adelantado y se fue á España el año 
de 1591. Lozano ibid. supone que en su tiem- 
po entraron los jesuitas en el rio de la Plata; 
pero yo he leido la licencia que se íes dio pa- 
ra entrar fecha el 28 de octubre de 1594 y 
aun no entraron hasta el de 1609. 

151. Por lo que hace á los señores obispos, 
por muerte del primero se nombró en 1 1 de fe- 
brero de 1575 á Fr. Juan del Campo francis- 
cano, que murió antes de llegarle las bulas. 
En su lugar se nombró en 27 de setiembre de 
1577 á Fr. Alonso Guerra, quien habiéndose 
detenido al tercer concilio de Lima no llegó al 
jrio de la Plata hasta fines del año de 15SI. Lle- 
vó, por su capellán, confesor y mayordomo á 
Fr. Francisco Navarro Mendigorria de su mis- 
ma orden dominicana, á quien con consentimien- 
to de la ciudad dio posesión de la iglesia parro- 
quial de la Encarnación y de sus ceméntenos 
para que sirviesen al convento de sus frailes que 
pensaba hacer venir, porque hasta entonces no 
habia ido ningún dominico. Fué promovido 
S. Illma. aUobispado de Mechoacán, y marchó 
el año do 1586 dejando al padre Navarro que 



— 217 - 
murió antes del año de 1621 en que llegaroa 
oíros dominicos. Estos encontraron establecida 
la parroquia de la Encarnación y nombrado cu- 
ra pero se les repuso en sn posesión. 

152. El que ahora reflexione lo grande del 
empleo de adelantado, estrañará que el del rio de 
la Plata lo renunciase cuando comenzaba á dis- 
frutarlo y que se desentendiese de los trabajos 
ygaslo que sn suegro v él hablan invertido en 
conseguirlo. Pero cesará la admiración si se 
considera, que entonces se deler.ninó la corte 
á quitar al rio de la Piala todo estimulo de ha- 
cer descubrimientos y conquistas, y á prohibir- 
le todo comercio esterior según se insinuó en el 
capítulo 12, núms. 9, 10 y 11 , y en el capítulo 
16, niím. 17. Ademas previo el adelantado que 
un país sin minerales, sin medios de buscarlos 
en sus confínes y sin comercio, debia caer en 
una miseria estrema que no tuvo valor de pre- 
senciar. Asi sucedió puntnalmente, y sus pobla- 
dores que hasta entonces liabian sido intrépidos, 
invencibles y dotados de estraordinarias luces, 
se convirtieron de repente en gentes de otra es- 
pecie porqne las fallaron aquellas escelenles y 
heroicas calidades, pasimdo a ser poco menos 
que ineptos para todo. Hasta las citadas provi- 
dencias todo fué descubrir, conquislar, poblar y 
subyugar indios sin el menor costo del eraiúo, 
y sio que el rey se incomodase en dar providen- 



— H9 — 
cías; pero después que el gobierno superior d 
tó dichas disposiciones, todo ha sido perd4 
provincias, no fundar un pueblo, asolarse mil 
chos, y no civilizar un indio, á pesar de los í 
mensos caudales invertidos para ello. Aquí : 
vé que puede una providencia imprudente Iroca 
ios béroes en gente despreciable . y que los bom-* 
I, Jbres valen en razón directa de las leyes que los 
gobiernan. He finalizado mi objeto . que era el 
escribir la historia del descubrimiento y caní 
quista del rio déla Plata porque desde aquí ad 
laote ya nada ba habido de esto. 



'liii'iil 



Q3®®^&934Ql 



SEÑOR DON FÉLIX DE AZARA. 



■ SEI 

^P Hay familias de plantas en el reino vegetal, 

^* cuyo principal deslino es el beneficiar el suelo 
que las produce y cria, correspondiendo con 
I gratitud al favor que les dispensó la pródiga 

^K naturaleza. También entre los hombres existen 
^P Emilias privilegiadas, cuyos individuos, seña- 
^^ lados por la bendición de Dios , vienen al mun- 
do para ennoblecer á su especie, y honrar con 
BUS hechos y virtudes á la feliz nación que leg 

■ recibió en su cuna al salir á luz. Todos los paí- 
ses tienen familias ilustres en esta clase , España 
^ se envanece de que su catálogo no sea muy li- 

mitado, y en él aparece radiando hermosa luz, 
la ¡lustre familia de \os Azaras, en la que hay 
bellísimos modelos de saber, de virtud y de he- 
roismo. El reino de Aragón, parte interesantísima 
da nuestra Península , se envanece con justicia 



— «o — 
de presentar su heroica historia adornada: de 
ricos briiiaotes , pues tales deben considerarse 
la multitud de hombres sabios é ilustres que ha 
producido en todas las clases y en todos los ra- 
mos del saber humano. 

En aquella porción de España de la que sa- 
lieron esforzados varones que llevaron á Sicilia, 
y hasta la soberbia G recia , el glorioso y victo- 
rioso pendón nacional , sometiendo aquellas re- 
giones á su valor y heroismo;en aquella patria 
feliz de los antiguos Trovadores, en la que nació 
la civilizadora poesia provenzal , entre el laúd 
armonioso y sonora voz de aquellos sencillos á 
ía vez que sublimes cantores , y las galantes cor- 
tes de amor, en las que las bellas hijas de Aragón 
premiaban á los vigorosos» tiernos y dulces 
mantenedores de la Gaya Ciencia: y en fin en 
aquel pais donde campea el valor proverbial ^ la 
sinceridad , la jovial alegria, el tesón en las co- 
sas justas j el amor patrio y la llaneza y veracidad 
de sus naturales y en aquel reino, repito , y en 
6u pueblo de Barbuñales, vio la luz el célebre 
marino é ilustrado naturalista D. Félix de Azara, 
cuya biografía tenemos el honor de escribirf 

Nació D. Félix en Barbuñales, pueblo del 
I antiguo reino de Aragón, cercano á Barbastro« 
que es su cabeza de partido, el dia 19 de mayo 
, ^de 1742. Fueron sus padres D. Alejandro de 
"' Azara , y Doña María Perera/ ambos de ilustres^ 



— SSl — 
uuiiguas y ooblesraniiliasaragoiiesas. Lugar era 
este para que se eslendiese UQ diestro heraldo, 
en describir los blasones de familias tan ilustres, 
cantando lasproezas de sus progenitores, ha- 
ciendo resonar las cíen trompas de la fama , pu- 
blicando una á una las gloriosas acciones que de 
{Ijcneracion en generación han ennoblecido á los 
Azaras. Empero si el historiador debe hacer mu- 
cho caso de estos preliminares , cuando no ten- 
ga los materiales sullcieutes que ennoblezcan 
personalisimamente á su héroe, ó cuando pre- 
tenda lisongear la vanidad de una famíha que 
estribe solo en los blasones antiguos de sus an- 
tepasados toda su gloria , debe pasarlos por alto 
aquel , que como nosotros , sea tan feliz que ten- 
ga virtudes y acciones gloriosas bastantes con 
que presentar al suyo , las cuales sobren por sí 
solas para abrir pliego al blasón mas heroico, 
y á la hidalguía raasdislinguida. En efecto, sí el 
tener hermanos tan sabios, virtuosos y distin- 
guidos como 1). José Nicolás de Azara , denomi- 
nado con razón el fiel de la balanza europea en 
la última mitad del siglo pasado, tal fué su suG- 
cieucla diplomática, ycomo D. Eustaquio, obis- 
po que fué de Ibiza y de Barcelona, en cuyas 
diócesis se le tiene en olor de santidad por sus 
virtudes; si el haber tenido tales hermanos y 
otros parecidos á estos en virtud , saber y dig- 
nidad, no le ennobleciesen á D. Félix suficien- 



tcmenie , poco podría importarle su itustrisimii: 
y antigua alcurnia , puesto que supo bastarse 
asimismo para aparecer beróico como militar, 
grande y noMe como hombre de cteucia y á% 
letras, y digno como español de ocupar 
puesto distinguido en el templo de los ilustn 
aragoneses. 

Pasó D. Félix los primeros años de su vid» \ 
al lado de su buena familia en el referído pue«. 
blo de Barbuñales, y tan luego como lo per- 
milíó su edad y precoz instrucción , fué llevado 
á proseguir sus estudios á la Universidad da 
Huesca, alojándole su padre en casa de su ilus- 
trado bermano D. Mames dignidad de maes- 
treescuela de aquella catedral, y sacerdote da 
grande instrucción y elevado mérito, el cual se 
dedicó con singular esmero á educar sabiamente] 
á su sobrino O. Félix, como lo babia becho coa 
su hermano D. Nicolás. 

Esludió en Huesca nuestro marino la fílo- 
Bofia y cuatro años de legislación . distinguiéndose 
en todas las clases por su aplicación y aprove-J 
chamiento; pero viéndole su familia ínclinadoi 
á la carrera militar mas que á la de las tetras; 
soliciió para él una plaza de ciidcUe en el cole- 
gio de Segovia, la que obtuvo, sí bien no pudo 
disfrutarla por haberse publicado al propio 
tiempo una real orden , por la que se prohibió 
la entrada en el referido colegio, á los quo pa* 



— «s — 

tasen de la edad de 18 años ea cuyo caso m 
bailaba D. Félix. Frustrado este proyecto , en- 
tró á servir al rey en clase de cadete en el re- 
gimiento de inTantería de Galicia, el 1.** do 
setiembre de 176i, empeñándose al efecto el 
señor conde de Fuentes, coronel de este cuer- 
po, y amigo de su familia. Al año de servicio 
pasó con real licencia á Barcelona á fin de 
aprender á fondo las matemáticas, estudio tan 
de su agrado, que á los nueve meses fué exa- 
minado, y encontrándole perfectamente im- 
puesto, lo pasaron al tercer año, ascenso es^ 
Iraordinario, que ademas de admirar á sus maes- 
tros dió á conocer su genio y capacidad. Apenas 
concluyó de estudiar el tercer año , en que como 
en los anteriores salió aprobado nemine discre- 
pante, fué ascendido á subteniente de iníaute- 
ria é ingeniero delineador de los ejércitos na- 
cionales, plazas y fronteras, cuyo nombramien- 
to obtuvo en noviembre de 17G7. 

La noticia de su aplicación y suficiencia ma- 
temática, le valió que en marzo de 1768, se le 
nombrase para dirigir parte de los trabajos de 
la famosa fortaleza de la plaza de Figueras que 
so estaba levantando entonces, en cuyo punto 
dio muestras de su saber é inteb'gencia en la 
arquitectura y dibujo militar. 

Como para ciertas obras qae debian verifí- 
earse , fuese necesario desaguar los rios Jarama 



— sn — 

y Henares, mandó el rey en 1769 á D. Ped|| 
Cermeño, comandante del real cuerpo de ii 
genieros, le envíase dos ingenieros los mas so- 
bresalientes para llevar á cabo tan grave ope- 
ración, y aquel entendido gefe, eligió al efecto 
en primer lugar á D. Félix el cual salió para 
Madrid en enero del mismo ano. Siluándose 
Azara en los nos indicados, desempeñó su co- 
misión á satisfacción del rey y de su gobierno, 
y con tal acierto, que este año de trabajos hi- 
dráulicos (pues en solo este tiempo consiguió 
lo que se deseaba), le valió los merecidos aplau- 
sos de los buenos ingenieros , y la fama de un 
inteligente facultativo en esta clase de obras. 

Apenas volvió á Barcelona, en donde esi 
destacado, cuando se le proporcionó una Qiii 
ocasión de lucir sus adquiridos conocimiento. 
Por medio de una real orden se mandó al re- 
ferido comandante Cermeño, pasase á Mallorca 
á componer sus fortalezas algo deterioradas por 
el descuido de sus gobernadores, y corao se le 
encargase llevase consigo los oficiales que me- 
reciesen mas conocimientos y en los que tuvie- 
se mayor confianza, fuá don Félix el primer 
elegido. No debió pesar á nuestro Azara el ha- 
ber ido á aquella espedicioa, puesto que pro- 
porcionándole el demostrar cuanto sabia en el 
arle de fortificación de plazas, mereció ser re- 
comendado al gobierno por su •¿i.-ín , y seguí 



m 



— 225 — 

te que tcndria mucha parte esta recomeo' 
ilación para su elecciou en I77i de luacslro de 
los estudios de iogenieros de la plaza de Bar- 
celona, y para su proinociun al empleo de ayu- 
dante en el arma. 

Declarando España la guerra á Argel, fué 
nombrado Azara en 1775 para esta espedicioii 
en la cual tuvo la desgracia física y la gloria 
militar de ser el primer ingeniero que cayó 
herido, lo que acredita su intrepidez en aquella 
sangrienta jornada. La homicida bala que le 
hirió haciéndole derramar sangre por su patria 
le entró por la telilla izquierda y lo salió por la 
espalda, dejándole en tal estado que apesar de 
los esfuerzos de su valot- hubiera quedado en 
el campo por muerto, si habiéndole visto ca- 
sualmente su coronel el conde de Fuentes, no 
mandase á dos granaderos le llevasen inmedia- 
tamente á bordo del navio del que habian de- 
sembarcado. Allí se le prodigaron los mas es- 
merados cuidados; pero apesar de esto y de 
los buenos facultativos que le trataron , tuvo 
abierta la herida hasta enero de 1776, y aun 
después le costó mucho tiempo el curarse com- 
pletamente de tan peligroso golpe; y como en 
su enfermedad le prohibieran los facultativos 
todo alimento sustancioso , pasó doce años sin 
comer pan, el que se acostumbró á no usar 
después en toda su \ida. De resultas de aqae- 



Ha jornada, le premió el rey con la j 
teniente de ingenieros, empleo que lolo sirvió' 
dos meses, por ascender á capitán de inTantena 
del mismo cuerpo, con el título de ingeniero 
estraordiiiario en febrero de 1776 año en el 
que fundándose en Zaragoza la Sociedad Eco- 
nómica Aragonesa por la real orden que orde- 
nó la creación de estos cuerpos civicos en todas 
las capitales de provincia, le nombró la espre- 
sada corporación uno de sus primeros indivi- 
duos, atendiendo á su capacidad cientifica 3 
la fama que ya lenia entre los hombres instii 
dos. 

En eí mes de setiembre de 1780, le ascen- 
dió S. M. al grado de teniente coronel de io' 
fanteria, cuya gracia recibió bailándose 
guarnición en san Sebastian. 

Como se contratase entre España y PoH 
gal poner limites en las posesiones de ambás' 
naciones en la América meridional , se nombró 
comisario principal para esta demarcación li- 
mítrofe, á don Félix, por babérsele designado 
como el ingeniero de mas conocimientos cien- 
tíficos y mas apto para desempeñar operación 
tan grave á satisfacción de ambas potencias. 

A fin de tomar las competentes órdenes del 
gobierno para el mejor cumplimiento de su co- 
misión en América , pasó á Madrid en donde_ 
fué muy bien recibido del rey don Carlos 1 



avá 

scen- 
e in- 
e á^— 



— M7 — 
ti cual alabándole los talentos di piüiiiá ticos y 
virtudes de su iR^rmano don José Nicolás, 
agente general de España en Roma á la sazón, 
le dio muy buenas recomendaciones para el 
Brasil y le ofreció premiar sus trabajos. Des- 
pués de tan lisongero recibimiento y de baber 
sido visitado por los principales magnates de la 
corte, haciendo en ello honor á la estima y va- 
limenlo cu que se hallaba su espresado herma- 
no, p:iriió para Lisboa y no deteniéndose en 
esta capital mas que el tiempo necesario para 
ponerse de acuerdo con el gobierno portugués/ 
y proveerse de algunos utensilios científicos, se 
embarco para el Brasil, en donde fue muy biea 
recibido y perfectamente obsequiado. Desde 
atlí se trasladó con sus subalternos al Paraguay, 
país en donde debia llenar principalmente su 
comisión. Conforme se lo ofreció e! rey, no 
tardó en esperimentar sus beneücios , puesto 
que en diciembre de 1781 fué nombrado capi- 
tán de fragata de la real armada , deslino que 
desempeñó con inteligencia y á satisfacción de 
su nación, lo que le valió el nombramiento de 
capitán de navio á que fue ascendido en enero 
de 1789. 

Aficionado estraordinariamente don Félix 
al estudio de las ciencias naturales y en parli- 
calar á la ornithologia y á la zoología, la abun- 
dancia de eslraños y variados pájaros y cuadrú- 



pedos tlei Paraguay y de! rio de la Plata, 
ron pábulo :t su deseo de estudiar la natura 
en sus seres, y de conocer á fondo al hombre 
sencillo de las razas de aquel pais. En los vein- 
te años que gastó en fijar los límites de las tier- 
ras pertenecientes á España y á Portugal en 
aquellos dominios, demarcación para la cual 
tuvo que cruzar muchas veces el p.'>'S en todas 
direcciones , y hacer largos y penosos víages, 
su genio fecundo le proveía de los medios mas 
adecuados para evitar el fastidio y ei cansancio, 
y ni un dia se pasaba sin que sus observaciones 
geográficas ó botánicas uniesen un descubri- 
miento nuevo á las ciencias naturales que le de- 
ben el conocimiento de la mayor parte de los 
tesoros que producen aquellos terrenos en to- 
dos sus reinos. 

£1 gobierno de Madrid recibía de tiempo eu 
tiempo noticias del ilustre marino, y siempre 
hallaba en sus comunicaciones alguna cosa por 
que alabarle y que agradecerle, teniendo á mu- 
cha dicha el haber heclio tan acertada elección. 
La confianza sin limites que tenia en él el gobíer^ 
no, hizo conferir á don Félix delicadísimas 
misiones que desempeñó siempre con gi 
buen tino y acrisolada lealtad. 

Habla en el Paraguay una colonia de e^ 
pañoles que hablan sido conducidos á aquel 
punto hacia como unos vcinlicinco 



"1 



— 989 — 
los cuales se retribuía con una pensión anual 
de cincnenta mil pesos fuertes. Desde que Aza- 
ra conoció las condiciones de esta especie de 
colonia, concibió la feliz idea de librar á Espa- 
ña de este tributo voluntario pero de justicia. 
La fecundidad de su genio , le condujo basta 
llevar á cabo su feliz concepción de fundar una 
población en donde viviesen estas gentes con 
comodidad, proporfionándoles feraces y ricos 
terrenos que labrar, y enseñándoles las artes 
necesarias para vivir con independencia y sin 
estrechez ; logrado esto, la nueva villa de 6a- 
tobi, libertó á España del tributo espresado, y 
sus primeros babilantes bendigeron la mano 
bienhechora de su fundador, cuya memoria no 
podrá menos de recordar siempre con gloria 
aquella población. 

Los continuos viages y los trabajos del ser- 
vicio, no le impidieron el distraerse en la lectu- 
ra de todas las obras escritas sobre aquellos 
países, las que cita y critica sabiamente en el 
prólogo de la obra que ahora se publica, y re- 
gistrando los pocos archivos y los monumentos, 
se puso al corriente de cuanto necesitaba saber 
para enmendar en sus obras los errores volun- 
tarios ó involuntarios que habían cometido los 
demás escritores que le habían precedido. Hi- 
jos de su profundo estudio del país y de sus 
producciones, son las obras que han aplaudido 



- S50 — 

ya los sabios de lodas las naciones, que se han 
apresurado ú verterlas á su lengua vulgar, é¿ 
ja de él la que hoy se publica, no menos i 
de elogio que las otras- 

Así como su bermano, el célebre embajador 
en Roma, gasló grandes sumas de su patrimo- 
nio en hacer escavacíoiles de consideración en 
Tívoli , Albano y otros punios de los estados 
pontilicios, á Gn de procurarse porción de ob- 
jetos preciosos del arte antiguo para formar un 
magníGco musco que legar después á su nación, 
del propio modo nuestro entendido marino reu- 
nió a su costa un numeroso gabinete de pájaros, 
cuadriípcdos, inseclos, miuerales y demás o l^ 
jetos naturales de aquella comarca, con el | 
pió designie que su hermano. Ambos eumptí 
ron su deseo , regalando aquel su bellísima c^^ 
lección de bustos y estatuas antiguas de már- 
mol, al rey; que embelleció con ellas sus real 
sitios, y que recogidas bacc pocos años, eng] 
decen hoy el real museo de escultura, y i 
tiendo don Félix al gabinete de historia natu- 
ral, de seiscientos á setecientos pájaros y cua- 
drúpedos que le enriquecen en el dia : ambos 
museos tienen sellos indestructibles que enno- 
blecen á la ilustre familia de los Azaras, y que 
recordarán á la posteridad los buenos servid ^ 
patrióticos que tiene hechos á la España. 
£1 gobierno de Madrid le recompensó doi 



FíS O l^ 

la co- 

már- 

i realfi^^ 



I 



— 23! — 
brandóle coronel de ingenieros por este tiempo. 
Al hacer Azara las demarcaciones del ter- 
ritorio, trazó un plan exactísimo de él y del rio 
de la Plata marcando el curso y afluencias de 
los ríos Paraguay, Paraná, Filcomaio. Bermejo, 
Tibiquari, Jejuí, Vacuarey, Corrientes, Boim- 
boi, Ypasia y Caray, que son los principales del 
Paraguay. Luego que los elogios de lan perfec- 
ta obra la dieron á conocer suficientemente, el 
cabildo, justicia y regimiento de la Asunción, 
entró en deseos de poseer una copia de tan pre- 
cioso trabajo, y en carta de 22 de marzo de 
1793, se le pidió como una gracia singular y 
como el mayor favor que podia liaccr á aquella 
ciudad, en cuyas casas consistoriales se conser- 
varia dignamente para perpetua memoria y pa- 
ra el servicio del bien público (1); remitimos al 
lector á la copia literal que insertamos en su lu- 
gar, de la referida carta, y verá el respeto y ve- 
neración con que se miraba en aquellos tiempos 
á nuestro sabio compatriota. En 12 de abril 
contestó Azara á la ciudad remitiendo el refe- 
rido plano con las aclaraciones que pueden no- 
tarse en su carta (li), y en otra misiva y diplo- 
ma del cabildo de la espresada ciudad de la 
Asunción, dada en la sala capitular á 23 de se- 
tiembre del propio año, y firmada por todos los 
capitulares {III), no solo se le dan las mas es- 
presivas ijracias por su j;tíncrüso flnnalivo, rio- 



— «4 — 

giando con las mas elevadas palabras y eKOfj^ 
dos dicteriosi sus talentos^ sino que pasó uiui 
comisión del capítulo á manifestarle la gratitod 
de la ciudad por tan singular favor y gaierosi» 
dad, y entregarle el diploma ó carta de cio^a^; 
danOy en el que se le reconocía por uno de los 
primeros patriotas de aquel estado agradMido. 
Tanta fineza obligó á Azara mas á favor de 
aquella población, y levantando planos parci^^ 
les de sus divisiones territoriales, se las regaló^ 
así como una estensa memoria sobre la historia 
del pais, de sus principales producciones^ y de 
sus situaciones geográficas, llena toda ella de 
buenas máximas de gobierno económico y ad* 
ministrativo. Esta memoria fué muy apreciada, 
por el ayuntamiento de aquella ciudad, que m 
apresuró á poner en práctica muchas de las 
máximas de que estaba sembrada; y puede de- 
cirse, que á tal escrito y á los consejos del ihMSr 
tre marino, debió sus mejoras civilizadoras su- 
cesivas. 

Admiradores los ingleses de los talentos de 
don Félix, consignaron de tal modo sus cieatí» 
fieos trabajos, que bastaban sus noticias pjSfa 
clasificarie como hombre de ciencia y laborio- 
sidad, si se careciera de otras pruebas mas ofi- 
ciales. En el Diario de la sociedad geográfica de 
Londres, tomo correspondiente al año de 1837« 
se describe la obra hislórico-geográfica que pu- 



— 233 — 

blicaba en aquel año en Buenos Aires D. Pe- 
dro de Anguüísy con. el tí lulo de Colección de 
obras y documentos relativos á la historia antigua 
y moderna de las provincias del rio de la Plata, 
ilustradas con notas y disertaciones. En el tomo 
2.® de esta obra se halla la siguiente noticia de 
nuestro Azara: niim. 12: Diario de la navegación 
y reconocimiento del rio Tibicuari, obra postuma 
de D. Félix de Azara, año de 1785; y refírién^* 
dose Á esta obra, se dice en el espresado dia- 
rio: uBasta mencionar el nombre de este docto 
español, para despertar la curiosidad. Aquel es- 
crito pudiera llamarse con mas propiedad: Es' 
cursion durante un mes por el Paraguay. En efec- 
to salió el autor de la ciudad de la Asunción 
por el camino que conduce á Villarica que se 
líalla en lo interior del pais: pasó por Casapa y 
llegó á Tuti, en cuyo punió se embarcó en una 
canoa para seguir el cauce del Tibicuari, hasta 
entrar en el Paraguay. Volvió á caballo por la 
orilla derecha de aquel rio, cuya empresa se tu- 
vo por temeraria en la época en que se arrojó 
á ella por lais avenidas é inundaciones del país. 
Pero apesar de las malezas, de la nube de moA- 
i^ito^ qtie' ¿ontínüamente le asaltaron , de \(Á 
muchos insectos venenosos que le asediaron, y 
^é oti^ multitud de obstáculos capaces de atér- 
rar á otra alma menos grande que la suya, hi- 
zo siis observaciones científicas por aqitóllos 

Tomo ii. 30 



— 234 — 

pantanos con suma prolígidad y con tal éxacti- 
tudy que bastaron para plantear un mapa ver- 
dadero y fiel de una parte muy considerable 
del Paraguay. El plano general de que hemos 
hablado y del que regaló una copia al ayunta- 
miento de la Asunción, comprende este peli* 
groso y científico viage , el cual le sirvió pa- 
ra consignar en la obra que hoy se publica la 
parte geográfica del pais en esta dirección (1). 
Lejos D. Félix de su patria, y hallándose, 
entre los 21 y 36 grados de latitud austral , y 
entre los 57 y 60 de longitud occidental al me- 
ridiano de París > todo su conato fué como he^ 
mos dicho el ser ütil á su pais y á las ciencias 
naturales , procurando con su constancia y es- 
tudio describir cuantos objetos naturales se pre- 
sentaban á su vista , y corregir con sabia críti- 
ca los errores en que habia incurrido al hablar 
de los animales de América el sabio fiuffon, por 
haberse confiado demasiado á las noticias vul- 

• ' ■ ' I ■ • 

[1) EDtre las pablicaciones españolas qoe han hecho jos* 
iicia á los talentos de don Feliz sobre este' particular/ ^me^ 
rece honpriQca menoioa el Viage pintoreseo á Im do$ Amáp; 
rieas^ Asta y il frica pablicada en JBarceloaa en 181h2 en la 
imprenta de don Jnaú Olirerés, en cayo tomo 1 introdoc- 
clon página 12 donde se dice en -sn elogio: «El piiiyer 
viagoro qne generalizó sos observaciones fué don- Félix de 
Azara, sabio qne durante veinte años (de 1781 á 1801)- «• 
ocupó de la geografía y de la historia natural del Par»r 
guay, y nos dio á conocer perfectamente nnas comarcas 
mal descritas hasta entonces, apesar del voluminoso VbfO 
de lozano y del mncbo mas apreciablo, de Ghalevoís.» 



— 23« — 

gáres dadas por viageros poco instruidos , y 
apreciadas en mucho mas de su valor por el 
naturalista Daubenton. En Buenos Ayres á don- 
de bajó Azara desde el Paraguay por orden del 
yirejf fué donde escribió^ ó por mejor decir 
puso en orden sus apuntes sobre la historia na* 
toral de los cuadrúpedos del Paraguay y rio de 
la Plata. Corregido este escrito , en el que se 
rebaten los errores de fiuffon, le mandó a su 
hermano D. José Nicolás , que se hallaba á la 
sázon de embajador de España cerca de la Re- 
pública francesa , á fin de que se le manifestase 
álos mejores naturalistas, de quienes solicitaba 
nna justa censura. Deseoso de complacer á su 
hermano , dio D. José Nicolás el manuscrito al 
ilustre y famoso naturalista Mr. L. E. Moreau 
Saint-Meriy el que no solo alabó la obra, pro- 
digándola mil merecidos elogios, sino que abu- 
sando de la confianza del embajador « la tradujo 
y publicó en francés, si bien no tan completa 
como la que en 1802 publicó el autor en Ma< 
drid, porque la aumentó porción de cuadrúpe- 
dos que describió y clasificó en otro viage que 
hizo después de haber enviado el manuscrito 
citado, como lo dice en la advertencia que hace 
á su hermano el embajador en la dedicatoria. 
La aparición de esta obra en Francia , valió al 
autor el elogio de todos los naturalistas que se 
apresuraron Á estudiarla ; el Instituto nacional 



— 236 — 

ocupó cu su examen algunas de sus científicas 
sesiones^ y el nombre de D. Felis: se preconizó 
convo uno de los sabios que habian engrandecido 
el conocimiento de las ciencias naturales. Los pe- 
riódicos de la época se hicieron un deber en elo- 
giar la obra del marino español, y hasta el femó- 
so poeta Casti en su preciosa obra italiana títula- 
da, GUAnimali parlante, dedicó algunas líneas en 
obsequio y honor de nuestro sabio compatriota. 
Falto D. Félix de otros libros que los cita- 
dos para poderse ayudar en sus investigaciones 
sobre objetos naturales, tuvo que crearse nn sis* 
tema y hasta un lenguage particular para sacar 
fruto de sus observaciones. Tampoco tenia hom- 
bres sabios con quien consultar, y solo pudo 
hacerlo en algunos casos prácticos, con su buen 
amigo D. Pedro Blas Noseda, cura del pueblo de 
san Ignacio Guazü, caballero que, si bien no 
era naturalista, era de talento despejado, á^ 
bastante instrucción, y que aficionado á los pá- 
jaros en particular, había hecho un buen estu- 
dio de ellos. 

Como el virey « noticioso de que en los ra- 
tos ociosos que le dejaba su comisión regia , su- 
piese se dedicaba Azara á describir las produc- 
ciones del pais , le pidió con empeño sus escritos; 
para remitirlos á la corte , y obedeciendo D. Fe*; 
lix, se los mandó á Buenos Aires ^ en donde 
viéndoles el naturalista D. Antonio de Pineda y 



-^257 — 

Ramírez ^ que se dirigía con dos corbetas á dar 
la, vuelta al muijidO) los elogió estraordinaria- 
mi^ate y pidió uoa copi^^ que le reíailió á Lima 
P. £elix# siendo contestado desde Guayaquil, 
en una carta muy honrosa para él. 

Cuando pasó D. Félix á Buenos Ayres, ya 
tenia ordenada su ornithcJogia , y viendo en 
aquel punto los diez y ocho tomos de los pája- 
ros por Buflfon, escritos en francés y pnbUcádos 
en París el año 1770 , criticó en su obra á Bu^ 
0bn y áDaubenton por lo respectivo ásus erro- 
res al hablai; de los pájaros de América y lo mis- 
mo que lo habia hecho en cuanto á los cuadrii* 
pedos; pero su crítica es tan dulce « que no se 
podría resentir el mismo autor de ella» si hubie- 
sen vivido cuando se dieron á luz sus obras , por 
que solo se dirige á poner la verdad eq su liígar 
y á. purgar de. errores cometidos , tal vez invo* 
Itintiiriamente , á esta parte de las ciencias natu- 
rales* Las cartas de D; Félix dirigidas al direc- 
tor del real gabinete de historia natural de Ma« 
drídf remitiendo los originales.de los cuadrúpe- 
dos y de los pájaros del Paraguay para que los 
corrigiese ó quemase si los creia inútiles, le 
byceQ honor y y no le ensalivan menos las mucha» 
cartas^ con que contestó á las. consultas que le 
biciewa naturalistas nacionales y estrangeros» 
sobneivpttnlósdudoso&de larciencia con relación: 
áilfe&prodiiQGJoiies; ckr\Améríca. 



— t58 — 

Terminada la demarcación de límites, y de- 
mas comisiones que le delenian en América, se 
embarcó Azara en Montevideo para España, no 
sin haber «do bendecido antes por los america- 
nos, á quienes tantos beneficios babia hecho. 
Üespnes de una feliz navegación, en la que es- 
tudió el derrotero con la mayor atención p de- 
sembarcó en Málaga en el año de 801, volvien- 
do á sentir los saludables aires de su querida pa- 
tria, después de tan larga ausencia. 

Se dirigió Ü. Félix inmediatamente á Ma- 
drid , en donde fué perfectamente recibido por 
los numerosos amigos de su hermano Don 
José Nicolás que todos ocupaban empleos de 
alta importancia y consideración , y presentán- 
dose al rey y á su gobierno , dio cuenta de sa 
comisión , entregando todos los documentos y 
trabajos de la misma , y alcanzó mil merecidos 
elogios por lo bien que la habia desempeñado, 
y el mismo soberano le manifestó lo satisfecho 
que estaba de sus importantes servicios. ^ 

Deseoso D. Félix de que sus estudios y 
observaciones sobre los objetos naturales de 
América, fuesen de utilidad al publico, y de que 
este conociese los animales americanos # que 
mandados por él , vería en el gabinete de Hís» 
tona Natural en Madrid» hizo imprimir sus dos 
famosas obras sobre cuadrúpedos y pájaras del 
Paraguay y rio de la Plata, la primera en dos^ 



— Í59 — 

tomos en 4.® y la segunda en tres del propio 
tamaño. Aun cuando la obra de los cuadrúpe- 
dos es un tratado completo de los de aquel pais, 
y la de los pájaros una estensa ornithologia 
americana , la mas estensa , verídica y bien es- 
crita que hasta entonces se habia visto de aque- 
llos paises, y sobre todo la primera, escrita 
en español. Este autor fué tan modesto como 
sabio i y se contentó con dar á ambas obras el 
título de aputUes para la historia natural de . los 
cuadrúpedos y pájaros de{. Paraguay y rio de la 
plata. El respeto y amor que tenia á su hermas 
üo D.r José Nicolás, le hizo dedicarle ambas 
obi^ cfitapy lo atestiguaa las dos sencillas, 
pero; sentidas dedicatorias que se hallan impre- 
S9L» á su frente, firmadas en 16 de mayo de 
ISd^.añp (jfó^su impresión, en la entonces. nom- 
brada imprenta de )a: yind^ , áe Ibarra. 
Gomo lo indica J^.,.Feljx en la. d^^^^ 
desupbr^ de loS:q^^a|[jb^ped[j9&^ apenas conocía 
á sfi herm^ino . JD«^ ¡f^ Nicolás de quien se 
hajbia. separado efi lá niñez^j y á quien solc^ víq 
dos dias en BarceIoi)9 ante^ de pasar ,á Apiérjca. 
^^ i ^eseo. de ^abr^^le. y de , ver de cerca á ni^ 
bj^f*^n(> ^qfie a^^habja, hecho célebre . por su 
epciarecido talent^,'^y sque pasaba por uno de los 
^plómáticqil maiS profundos de Europa , le obli- 
gó á solicitar una reui^ licencia para pasar ,fi,.Yi- 
sitarle á París^ eii.dc^uj^ /esitabq de embajador 



— S40 -^ 

cerca del prínrlcr cónsul Napoleón fionaparte^ 
y obtuvo ftu deseo en julio del espi^esado año dé 
1 802, cuando acababa de concluirse la ittt jpresioii 
de sus obras espresadaSi 

Por mucho deseo que tuviese de abracar á 
su hermano D. José Nicolás nó quiso Tolver á 
salir de España sin respirar los aires natales y y 
sin descansar ubos dias en el seno de su que- 
rida familia. Se dirigió al efecto á su pueblo de 
Barbnñales , y recibiendo en él las tiernas ca- 
ricias de sti hermano D. Francisca y de su 
amable familia , que ansiaba el verle , partió en 
setiembre para París, y en el mismo tuto el 
placer de abrazar á su hérmaíio mayor que á 
la sazón era venerddo ea París como un bom^ 
bre de singular talento, querido de Bonaj^te* 
te , que le tenia por áu mejor amigo , y por to^ 
dos los hombres de a^un valer en todas ías 
clases y carreras. Presentó D. José Nicolás á 
m hermano á sus distinguidos y numerosos 
amigos que le recibieron perfectamente , y en 
particular á los naturalistas , que se apresura- 
ron á presentarle en sus Academias y reunio- 
nes científicas , como á una notabilidad , oblí- 
gándole á entriaif y tomar parte en site confe- 
rencias, en las que acabó D. Félix de grán- 
gearse todas las voluntades, y en las cWaíe^ 
aumentó sus laureles, y su bien adquirida y 
perecida reputación de sábió naturalista y 



— 945 — 

coo tiempo, y la enfermedad, cuando nu hubiera 
podido cortarse en su principio, hubiera sido 
menos peligrosa. Los sabios naluralistas sintie- 
ron también en sumo gi'ado el tenerse quo 
privar de las luces de U. Félix , y no pei-- 
donaron alliagos y promesas para obligarle 
á quedarse en Francia ; pero estaba decidido 
:í seguir ncompañnudo á su achacoso berma- 
no, y nada fué capaz de hacerle variar de in- 
tención. 

Estaba decretado en los altos juicios de 
Dios, que no se cumpliesen los deseos de don 
José Nicolás y el que fueran ilusorias sus espe- 
ranzas de volver ala bella Italia al lado desús 
preciosos objetos, adquiridos con tantos afanes 
durante muchos años, y asi es que cuando lo 
tenían todo dispuesto ios dos hermanos en ene- 
ro de 1804 para emprender el viaje á su pa¡s, 
para desde allí pasar á Roma en la primavera, 
cayó enfermo D. José Nicolás el dia 25 por 
la tarde , de tal gravedad , que fué preciso ad- 
ministrarle los sacramentos al dia siguiente, en 
el que falleció á las cinco de la tarde en los 
brazos de D. Félix y auxiliado por su buen 
amigo el cardenal Caprara. 

Consternado D. Félix con tan terrible gol- 
pe , fué acompañado en su dolor por las princi- 
pales notabilidades de Francia , que se agolpa- 
ron á rendir las últimas pruebas de amistad á 



,^'t 



■ %u — 

aquel sabio, cuya fnlta lloraron las ciencias, I; 
letras y las artes. Napoleón Bonaparte sini 
infinito la muerte de sn amigo, y mandó al prín- 
cipe Tayllerand á dar el pésame á ü. Félix de 
su parle y á ofrecerle cuanto pudiese necesitar, 
l-Bsi como la colocación que quisiese, pues de- 
I Bcaria mantener á su lado al berniano de ta| 
[ eminente amigo. Agradeció Azara el obsequl 
I mensage del primer cónsul , y las sinceras pi 
I testas de amistad del príncipe ; dispuso todo lo 
I necesario para el funeral y depósito del cadáver 
|de D. José Nicolás que fué conducido el 29 á 
I U Iglesia de san Juan con una pompa verdade- 
ramente regia, por el lujo con que se verificó, 
por acompañar al féretro cuanto de ilustre 
notable ofrecía París entonces. Depositados 
i-estos de D. José Nicolás, que pasaron despui 
á Barbuñales en cuya iglesia se colocaron en un 
suntuoso sepulcro, y después de haber arreglado 
todos sus asuntos, se despidió D. Félix, 
primer cónsul, y de todos los amigos suyt 
de su difunto hermano, y en marao del misi 
año salió de Francia para Cataluña, y pasaní 
algunos días con su familia en Barbuñales 
dirigió á Madrid á hacer entrega al gobierno 
varios documentos diplomáticos que obraban 
poder de su difunto hermano. 

Luego que se presentó á los reyes, le niai 
testaron estos mucho sentimiento por la pérdi 



1 



ue^^ 



}ue liabia esperimentado la diplomacia españo- 
lla en la muerte de su herm.ino, y le dieron 
f gracias por haberles preferido á madama Bona- 
arte y á los soberanos de Kusia. Inglaterra y 
lAlemania, en cuanto á la venta de la preciosa 
colección de camafeos que fué de D, José Nico- 
Más , y la que demandada de su orden por el 
|;ministro don Pedro Gevallos en 23 de febrero, 
I fué adjudicada á SS. MM. por la lasa que de 
ella hizo el célebre anticuario Visconti, y recibi- 
da por estos hacia pocos dias. 

£1 gobierno que, como todas las personas 
de distinción , le dio pruebas de sentimiento 
por !a muerte de D. José Nicolás se aprovechó 
de su llegada á la corte para que ordenase , é 
informase sobre una multitud de espedientes y 
documentos relativos á la correspondencia con 
Portugal, en cuanto á la demarcación de limites 
que babia ejecutado en América , y se le comi- 
sionó para que fuese á Lisboa á terminar los 
asuntos de la linea divisoria de ambas potencias 
en aquellos paises ; pero sea que este asunto se 
concluyese por medio de nuestro embajador 
cerca de S. M. F. ó porque se aplazase ó desis- 
tiese de este plan , lo cierto es que no "se verifi- 
có el proyectado viaje. En este tiempo se empe- 
ñó en retratarle de cuerpo entero el célebre 
pintor español D. Francisco Goya , el que hizo 
una obra tan perfecta que se tiene hoy por 



— «4« — 

una de las mejores que salieron do su fama 
pincel (1). 

Don Manuel Godoy, príncipe de la PazJ 
ministro de Estado, que gozaba el favor y enM 
ra conüanza de Carlos IV y de su esposa Mal 
Luisa, Y que asi como los primeros empleadosd 
la corte, le tuvo grande amistad é Iiizo muchl 
dlsiincioncs, qutso honrar en O. Feüx la i 
moria de su hermano D. José Nicolás del 
habia sido verdadero amigo y apasionado, y l| 
efecto le brindó con el vireinato de Méjico; 
ro 1). Félix, que había resuelto no volver] 
América , y pasar el resto de sus dias en la Irm 
quila paz del hogar doméstico, dio las gracias i 
valido por el honor que le queria dispensar: 
propio modo rechazó las proposiciones que j 
los reyes se le hicieron para otros elevados dfll 
tinos. Sin embargo, nu pudo menos de admití 
por delicadeza, el empleo de vocal de la JUDJ 
de forlifitacion de ambas Aniéricas, para el ( 
fué nombrado en junio de 1805, desempeüaa 



(1) Este famoso retrato le posee hoy sn sobrino el 
' actual marqués de Nibbíano , cuyo sefior le hizo esculpir 
I jm IS^I^ un busto enmároiol de Carra ra del lamano US- 
tural, con el Irsge de brigadier de marina; obra perfecta- 
I nenie ejecotada por el eacuUor barcelonés D. Joáé Bover, 
L X|uien huo también, al propio tiempo, el de D. JoséNico- 
r las en la misma clase de mármol y lamaño , y vestido con 
«\ manto y gola de gran cruz de la orden española de 
Garlos lU. Ambos bustos adoroaq boy el estudio del es- 
presado señor marqués. 



— Í47 — 

este destino con esmero hasta febrero.de 1808, 
en que se retiró para siempre á Barbuñales, á 
fin de terminar sus dias con descanso en el seno 
de su amable y querida familia, lo que hizo con 
sentimiento de su amigo D. Félix Colon de 
Larreategui del consejo y cámara de Guer^ 
ra f con el que habia estudiad o en Barcelo^ 
na siendo ambos cadetes y con el que vivró 
todo el tiempo que estuvo en Madrid en ésta 
época. 

Apenas se estableció en su pais# habitando 
con su hermano D.' Francisco Antonio que ha- 
bia heredado de D. José Nicolás el marquesado 
de Nibbiano, se dedicó á leer y á escribir sobre 
ciencias naturales á cuyo estudio tuvo singular 
afición, y deseoso de completar sus obras sobr^ 
el Paraguay y río de la Hata, puso en ór^en sus 
apuntes, y escribió la ^a <}ue h^ 9^ publica 
con esta biografía , en cHyO capítulo 9 , sajva 
las equivocaciones en que iaewtíé en su obra 
sobre los cuadrúpedos y hatee ^(^bservaeiones que 
no tuvo presentes al publicar la de los psijares^ 
por cuya razón es este o^itikl:^ óomplemenlfi^ 
de aquella obra. Su grande iifíeion á la ¿igpicul- 
tura le tenia siempre en moviHHe^t^4^ecoft*ie»do 
las haciendas de su familia^ dse la» qué levanté 
planos exactísimos , y ensenaodo métodos nue« 
vos de labranza para méjoirat' los producciones 
y facilitar el trabajo. Su genio a^turalmente 



— 2«S ^ 

fesUvo , su mucha instruccioo y so ciencia pai 
saber hablar á cada uno en su lenguage , 
grangeó el amor y aprecio de cuantas persooi 
le rodeaban, y los sencillos labriegos le escí 
chaban como á un oráculo, procurando retei 
en la memoria sus buenos consejos para segui 
los, y sus chistes para repetirlos, quedando auD 
en aquel pueblecillo de Aragón muchos dichos 
agudos que hacen honor á su despejado talento 
y en los que le recuerdan siempre que se 
piten. 

Apesar de la grande amistad que tuvo á 
hermano el gran Napoleón, de la que le proft 
saba á él y de los generosos ofrecimieutos qi 
le hizo antes de salir de París , el amor de 
patria que tenia ondas raices en su corazón, a< 
lió los sentimientos de la amistad , sin fallar 
la gratitud por los beneficios recibidos, y asi 
que en cuanto los franceses inTadieron la P< 
ninsala, y declararon sus hostiles intentos, ape- 
sar de estar convaleciente de una grave enfer- 
medad que acababa de padecer, escribió inoii 
diatamente al gefe de las tropas españolas 
Aragón el inmortal defensor de Zaragoza, 
héroe Palafox , para que contase con él en de. 
fensa de la índependencfa nacional, y te señala- 
se el punto que fuese mas de su agrado. El 
mandante general de Aragón agradeció su 
nerosa oferta; pero no creyó oportuno el oci 



4 



parle, ateniiiftiidü á su avanzada edad y :í sus 
achaques. 

Luego que los franceses ocuparon militar- 
meóte el país, algunos gefes y oüciale:» del em- 
perador, que le hablan conocido en Francia, y 
Se habian honrado con la amistad de su herma- 
no, y aun con la suya, pusieron particular em- 
peño en atraerle á su partido, recordándole la 
amistad y aprecio de Bonaparle ; pero todos 
I sus esfuerzos se estrellaron en su lealtad y es- 
' pañolismo, y lejos de ceder á sus reiteradas 
instancias, aumentó por el contrario su palrio" 
tismo, dando voluntariamente á su nombre y s' 
de su hermano D. Francisco, grandes cantida- 
des y muchos efectos á las tropas españolasi á 
las que como gefede superior graduación, aren- 
gaba y envalentonaba siempre que se-'te-'pre^- 
fentaba ocasión favorable. '^ " ■ ' ' 

A consecuencia de los atropellos y saqueíW 
que sufrió su casa de Barbuñales durante la guer- 
ra, salió D. Félix con el marqués su hermano y 
su familia para Barbastro en octubre delSIO, 
en donde recibieron las mayores prilebns de 
esttmadoo y aprecio de toda la población; pei-p 
como auQ aquí fuesen Incomodados, y como por 
olra parle tuviesen casa y haciendan Bn Huesca 
ciudad á la cual leaian particular afición por 
¡haber estudiado en su Universidad los dos her- 
manos,y estar allí cas:id.a doña María del Pilar 
Tü«o II. 52 



— «so — 

Ilija th D. Francisco, se trasbdnroD at octi 

siguiente 3 aquella población , ea donde se & 

I Itlecló la casa detiniüvamente; pero los verant 

[ iba D. Félix con la familia á pasarlos en Bai 

[ puñales. 

Tan pronto corno concluyó la gloriosa gm 
I -ra de la independencia española, en la que 
i señalaron tantos héroes, y entre ellos la siempí 
iieroica condesa tle Bureta , que vino á ser 
, .de los mejores y mas ilustres blasones de su 
juilia, se apresuró D. Félix á felicitar á Ferna] 
' do VII á su paso por Zaragoza, cuando de vuell 
' lie su cautiverio en Valeiicey, regresó el año 18' 
I Á ocupar el trono de sus mayores. Tranquilo 
país y libre de los azares de la guerra, vol^ 
D. Félix á ocuparse de cosas útiles á su naci< 
, y escribió unas reflexiones económico-pofUieas 
tobre el estado que tenia el reino de Aragón en 1 8 1 í*. 
' pn las que manifiesta con claridad y precisión la 
ddecadencia en que entonces se hallaba esta par- 
le de la Península , y los medios de mejorar la 
.ígricultuva, la industria y el comercio. La coj 
,de tan interesante escrito pasó al gobierno, 
^uso en práctica algunas de sus proyectadáB 
;p3ejoras, y mereció por él nuevos lauros, y el 
[■.aprecio de sys paisanos. Instituida en 1815 
..Ja real orden americana do Isabel la Católii 
. J,e, brindó el gobierno con la gran cruz , perO' 
jnodestia no le permitió admitirla y la reusó^ 



En 1817 le comisionó el rey para que visi- 
tando la alberca llamada de Loreto en el tér- 
m'mo de Huesca , proporcionase mayor esten-f 
sion de riego á las tierras que se regaban con sus 
aguas y á otras. Cumplió D. Félix lealmente y 
con el celo que le caracterizaba en servicios pa- 
trióticos este importante encargo^ dando al efec- 
to el luminoso informe que podia esperarse de 
sus vastos conocimientos como hábil ingeniero. 

Igualmente informó al gobierno en 1818 
sobro el pantano de Huesca que riega- la mayor 
parte del término de esta ciudad á la que hizo 
servicios importantes* 

Agradecida la ciudad á sus beneficios, luego 
que falleció su hermano O. Francisco que era 
regidor decano de su ayuntamiento , nombró á. 
D. Félix para sucederle, y en este noble desti- 
no, supo prestar al pueblo, cuyos intereses de« 
fendió con energía, tan importantes servicios, 
que á su fallecimiento decian los afligidos hues* 
canos que se les habia muerto su padre. 

No debemos pasar en silencio, porque esto 
prueba su generosidad , gran desinterés y pa- 
triotismo y de consiguiente honra su buena 
memoria, el que desde que salió de América el 
último de noviembre de 1800, hasta su falleci- 
miento, no cobró ningún sueldo ni estando en 
el servicio, ni después de retirado, ni en lasco- 
misiones en que se le ocqpó después de su ve- 



— 25Í — 

nida de Francia , pues desde aquella época se 
mantuvo de sí mismo cediendo á la nación los 
doce mil reales de sueldo que tenia de asigna- 
nación, y cuanto hubieran debido asignarle por 
sus trabajos estraordinarios. 

Ápesar de algunos achaques que no dejaban 
de molestarle de cuando en cuando^ disfrutaba 
de una jovial alegría, cuando vino á turbársela 
el fallecimiento de su hermano ü. Francisco 
que ocurrió en Huesca el 2 de mayo de 1820. 
Desde este fatal golpe fué decayendo su natu*^ 
ral alegría y abatiéndose su espíritu j no desco- 
nociendo él la proximidad de su fin, como no 
pocas veces se lo decia á su querido sobrino don 
Agustín y en cuya compañía sé hallaba ^ desde 
que este heredó el título y bienes de su difunto 
padre. En efecto su presentimiento no le enga- 
ñó, y cayendo gravemente enfermo de una 
pulmonía fulminante el dia 17 de octubre de 
: 1821 9 falleció el 20 en brazos del actual mar^^ 
• qués de Nibbiano^ cuyos cariñosos cuidados 
tuvo lugar de conocer, puesto que recibió los 
Santos Sacramentos con la mayor resignación 
cristiana , y que conservó su razón y conoci- 
miento hasta que tranquilamente entregó su 
espíritu al Criador , siendo de edad de 79 años, 
cinco meses y un día. 

Murió soltero y en su testamento dejó por 
heredero universal de sus bienes á su sobrino 



— 585 — 

I .D. Agusíin , cuyo marqués honró su buena me- 
moria haciéndole un suntuoso entierro y fune- 
ral con asistencia del cabildo v de lodo lo prin- 
cipal de la población. Su caJiíver se depositó 
en la catedral de Huesca, en el panteón de la 
Ilustre familia de Lastanosa, perteneciente en- 
tonces á sus sobrinos D. Leoncio Ladrón y 
doña María del Pilar de Azara. 

Ademas de las obras de los cuadrúpedos y 
de los pájaros, cnv;is impresiones se han repe- 
lido y publicado traducidas en diferentes idio- 
mas, con elogios que honran al autor estraordi- 
nariamente, dejó escritas el D. Félix la que 
hoy se publica, que concluyó en 1806, y 
aumentó después tal y como se dá á la prensa; 
ía memoria rural del rio de la Piala , escrita en 
1801, y la cual piensa publicar el marqués en 
unión con otra memoria sobre los límites del 
Paraguay escrita también por su tio D, Félix; 
el exactísimo mapa de todos los viajes que hizo 
por el Paraguay y sus cercanías, en el que situó 
todos los pueblos, parroquias y puntos notables 
por latitudes y observadas demarcaciones, de 
cuyo mapa dio copia al ayuntamiento de la 
Asunción, como ya hemos dicho, y el cual no ha 
podido hallarse después en las oficinas del go- 
bierno, ni encontrarse sus borradores, razón 
por la que no hizo el autor !a impresión de la 
presente obra y la ha retardado su heredero; y 



— «5* - 

en íin también dejó escritas las reflexiones e 
nómico-polUicas sobre el reino de Aragón, de c 
ya hemos hablado, el diario de la navegación del 
rio Tibicuari, ya raeiicionado, y olra porcioQ de 
papeles, anotaciones curiosas sobre ciencias na- 
turales, geografía é historia de los puntos de 
América que visitó, y del reino de Aragón. 

Si bien los biógrafos estrangeros se han 
ocupado casi todos en los tiempos modernos, 
en hacer honor ú la memoria del Azara diplo- 
mático, aunque generalmente con sobrada con- 
cisión, ligereza y poca exactitud, ninguno, á to 
que sepamos . se ha ocupado de consignar un 
recuerdo biográfico al Azara naturalista; empe- 
ro si aquellos no lo hicieron , tal vez por no 
eclipsar nombres nacionales de menos valia en 
la ropública de las ciencias , los americanos es- 
pañoles , quisieron recordar v recordaron los 
hechos y científica vida deD. Félix, publicando 
en la Habana en marzo de 1839 en la Cartera 
cubana, una biografía bastante exacta. En esto, 
con respefcto á los españoles , fué mas feliz don 
Félix que su hermano D. José Nicolás, pues si 
bien Andrés. Sampere, Aso, Pérez, Bayer, Ariea- 
ga y otros escritores españoles , hacen justicia en 
sus obras á los talentos y virtudes de este céle- 
bre español, solo La Tasa, en su biblioteca de es- 
critores aragoneses, dá una brevísima noticia bio- 
gráfica deD. José Nicolás de Azara, habiénd 



— 9S5 — 

nos tocado la suerte , sí bien por encargo de su 
ilustrado sobrino y heredero D. Agustín marqués 
de Nibbiano, de ser el primero que ha publicado 
una estensa biografía de tan esclarecido espa- 
ñol, en el diccionario universal de Idstoria y geo- 
grafía , que se publica actualmente en Madrid 
por nuestro buen amigo el editor D. Francisco 
de Paula Mellado. El honor que se nos ha dis- 
pensado de escribir la vida documentada y es- 
tensa de D. José Nicolás que estamos conclu- 
yendo para lapreiisa,DOS proporciona la satisfac- 
ción de dará conocer documentos importantes 
relativos á D. Fetix , que no podíamos mas que 
indicar en esta sucinta narración de su vida , asi 
como el hacer conocer al mundo los deraas 
miembros ilustres que ha producido la noble fa- 
milia de los Azaras, gloria de Aragón, y uno de 
los selectos timbres de la culta nación española. 
B.S. C. 




■. • " ' '" * " f%' 



•909e909®®®®®®S®t@©® 



del aynntamlenlo de la jVsaneion en 

el Paraguay á 1>. Fcllx de Azara, 

y las eontestacltines de este. 



I. 



Caria al aiUor . del nutij iluxiie cabildo, justicia y 
regimiento de la ciudad de la Asunción. 



I 



«Esta ciudad se halla cerciorada de las 
particulares noticias que el celo infatigable de 
V. S. tiene adquiridasde la situación, estension. 
ríos, bosques, lagunas, montes, pueblos, villas 
V lugares que contiene esta vasta provincia , Á 
cuyo efecto ha tomado V. S. las molestias de 
viajar por toda ella y reconocerla en persona, 
T no satisfecho con esto , sabe la ciudad que 
V. S. con incesante fatiga, lia procurado orien- 
tarse mas á fondo de cuaalo vá referido , unas 
veces leyendo los monuraent/>s antiguos con 
particular aplicación, v otras inquiriendo de 
personas inteligentes cuantas noticias ha con- 
ceptuado V. S. pueden conducir á los mismos 



— 3K8 — 

fines; de forma que s¡n hipérbole puede asever 
rar la ciudad ser V. S. eu el dia el individuo I 
que puede con sólidu fundamento demostrapl 
facultalivaraeute las predichas noticias; y de- j 
seando la ciudad tenerlas reducidas para per- 
petua memoria en un mapa que las comprenda, 
como asimismo un plano de este rio Paraguay, | 
ostensivo hasta las reducciones nombradas la 
Chiquitos, y agregación de noticias que exhor-1 
le uno y otro; satisfecha de la benevolencia del 
V. S. viene en suplicarle tenga la dignación do- 
poner en ejecución el mapa y plano que solicí-j 
la, á fin de que colocándolos de firme en s 
sala capitular , sirva de instrucción en los asun-j 
tos ocurrentes, que á cada paso se ofrecen, cu-^ 
yo favor quedará vinculado cu un eterno reco« 
nociralenio de esta ciudad, — Nuestro señoq 
guarde á V. S. muchos años. Sala capitular ds 
la Asunción 22 de marzo de 1793. — D. Joaql 
Valeriano de Zevallos. — D. Antonio Vigil.- 
D. Femiin de vVrredondo y Lovaton. — Doní 
Francisco Olegario Mora. — D. Luis Pereira.- 
D. Bartolomé Lacoisqueta. — D. Francisco dol 
Haedo. — D. Benito Ramón Carrillo. — Doní 
Francisco de Asaosi. — D. Francisco MontielJ 
■=Sr. coronel D. Félix de Azara.» 



Respuesta á la carta antecedente. 



«Recibí el oficio de V. S. el 22 de marzo en 
que solicita que le franquee el mapa que he 
hecho de esta proviucia , con otro del curso de 
este río hasta las reducciones de Chiquitos, 
como tamhien otras noticias que cree haber re- 
cibido , todo con el fm de instruirse V. S. , de 
transferir estas noticias á!a posteridad, de ilus- 
trar la historia pasada y futura , y de dar un 
landable ejemplo y poderoso estimulo á todas 
las ciudades pai'a que busquen de ud modo se- 
roejanle los medios de adelantar la geografía y 
la historia. La gravedad del asunto detuvo mi 
contestación hasta ahora en que me he resuelto 
á condescender con la atenta súplica de V. S. 
Para ello estoy fmatizando los cálculos y dando 
el último toque á dichos mapas y noticias , que 
dentro de pocos m^^ses pondré en manos de 
V. S. , porque he rellexionado que quedando 
mis mapashien asegurados en esa sala capitular 
ó archivo, podr;ín servir en cualquiera siglo no 
solo para hacer ver cl estado natural de la pro- 
vincia , y para cotejarlo con el que tuviere en- 
tonces , sino también para que cuando algún 
pueblo , ó parroquia se fundase ó trasladase, 



— 260 — 

pueda el cabildo disponer que se sitúe en dichos 
mapas , lo mismo que ios nuevos descubrimien- 
tos de los rios y paises. — De este modo insen- 
siblemente y sin trabajo y se irá añadiendo lo 
nuevo y lo que faltare , y se corregirán los yer- 
ros que hubiese : todo lo cual podrá hacer cual- 
quiera un poco curioso sin necesitar de hacer 
observaciones astronómicas ni repetir las gran- 
des penalidades que he sufrido. — Nuestro se* 
ñor guarde a V. S. muchos anos. Asunción 
12 de abril de 1793.— Félix de Azara.— Muy 
ilustre cabildo, justicia y regimiento de la ciudad 
de la Asunción.» 



III. 



Carta del autor al cabildo secular de la Asunción. 

«Para cumplir la palabra qne di en res- 
puesta á los requerimientos de Y. S. incluyo el 
mapa de esta provincia « y la de Misiones, con 
otro que espresa el curso del rio Paraguay , sus 
confines, ó inundaciones anuales, como también 
la siguiente descripción histórica, política y geo- 
gráfica de la comprensión de dichos mapas; 
pero como no he tenido mas tiempo que dos 
meses para escribir y ordenar las ideas , y por 
otra parle estoy escaso de libros y no del todo 
impuesto de los papeles del archivo , no he pp- 



. r^^- 



— 2«J — 
dido iletallar muchas cosas, y tengo por cierto 
que otro con mas tiempo é instruccioD hará la 
cosa mejor. — Sin embargo he locado todos los 
puDtos sustanciales que pueden interesar á la 
historia y á la felicidad de la provincia. Por lo 
que hace á los mapas son sin duda los mejores 
que hasta hoy se han visto de provincia alguna 
americana. Solo falta que V. S. requiera y exija 
de los demarcadores de límites cuando señalen 
Ja frontera por los rios Yaguary y Corrientes, ó 
Appa, un niap:i de su demarcación, porque como 
DO he andado por allá , el mío no puede ser en 
esta parte del Norte tan exacto como en lo de- 
mas. — Con esto nada falta que hacer, porque 
V. S. quede satisfecha de mi buena voluntad y 
de que soy agradecido á lo mucho que he debido 
á la provincia, y á los particulares en los nueve 
años y medio que la suerte me ha detenido por 
acá. — Nuestro señor guarde á V. S. muchos 
años. Asunción 9 de julio de 1793. — Félix de 
Azara. — Muy ilustre cabildo, justicia y regi- 
miento de la ciudad de la Asunción.» 

IV. 

Respuesta á la caria antecedente. 



«Ha recibido esta ciudad el oficio de Y. S. 
de 9 de julio último, con el mapa de la provin- 



— 58? — 
ci.i, otro que demuestra el curso de este i 
Paraguay , sus confínes ó ioundacioDes , coni 
tambieo la descripcioa histórica, física, polítM 
ca y geográfica de la comprensión de dichoi 
mapas, obras á la verdad sumamente grandes 1 
muy propias de los altos talentos de V. S. , poj 
cuya beneficencia queda la ciudad [Msevend 
alhajas tan distinguidas, de que congratula i 
V. S. muchas gracias, y siendo su reconocÍJ 
miento inferior á esta gran dádiva y don qué 
V. S. se ha dignado dispensarla por solo na 
efecto do su generosidad, en manifestación de la 
gratitud en que queda, tiene acordado con esta 
fecha en bus libros capitulares, pasen á la mo- 
rada de V. S. dijs capitulares, y á nombre de la 
provincia le hagan presente como el distinguido 
favor de V. S. ha vinculado en su gratitud un 
eterno reconocimiento y que en su manifesta- 
ción ha acordado igualmente que á V. S. se le 
tenga y recono7,ca por uno de los primeros re- 
publicanos y compatriotas bajo del respeto, es- 
timación y benevolencia á que es acreedora la 
persona de V. S. tanto por las circunstancias 
con que le adornó el Todopoderoso, como por 
este particular y grande servicio que V. S. se 
ha dignado hacer á esta ciudad. — Nuestro se- 
ñor guarde á V. S. muchos aüos. Sala capitular 
de la Asunción del Paraguay setiembre 23 de 
1793. — D. Juan Valeriano de Zevallos. — Don 



— S63 — 

Antonio Vigi). — D. Francisco de Arredondo y 
Lovaton. — D. Francisco Olegario de la Mora. — 
D. José Luis Pereira. — D. Francisco de Hae- 
do. — D. Bartolomé Laozqueta. — D. Benito Ra- - 
mon Carrillo — D. Francisco de Isasi. — Oon 
Francisco Montiel. — D. Alonso Ortiz de Bar- 
gara. — Sr. D. Félix de Azara, capitán de navio 
de la real armada.» 




55(D^Ü© 



ík la descripción é hI»itorla del Pa- 
raguay y «k"! rio de la l*laia. 



Versando la obra de D. Pelix de Azara sobre una 
parte mny inleresanle do h América meridional , y no 
babiéndüla descrito mas que en los Icrriiorios que visi- 
tó, ni liecbo la historia de estos gino basta el aña 
Í806 en que escribió , ó por mejor decir basta fin do 
1SÜ0 en que abandonó aquellos países nos ha parecido 
conveniente decir algnna cosa en este lugar acerca de 
la actual formación de aquellos estados y de su bistoria, 
desde que cortó su curso D. Félix, hasta el presente. 
Como os de suponer será breve la narración , puesto 
que se ha do acomodar á los estrechos limites de unas 
cuantas notas aclaratorias , y por lo tanto sentiríamos 
que se nos tachase de demasiado concisos en una cost 
flD que tenemos que serlo por necesidad- 
La América meridional comprende 1390 leguas da 
norte ú sur y 920 de este á oeste. Sus límites por la 
parte dnl norte son el mar de tas Antillas y el Occpano 
Atlántico Uoreal, por la del sur el Archipiélago dfiMii- 
gallanes, y por la del occidente el Occéano Pacllico. El 
país mas considerable que forma esta parle de América, 
es el antiguo ini|ierio del l'erú, el cual tiene de estensiou 

'ÍOHO II. ^t 



— «66 — 

de N. á S. 433 legoas, i35 de E. á O. H50 de soper- 
flcie contáDdose solo en ella como un millón y cuatro- 
cientos mil habitantes. Al N. confina con los estados de 
Colombia, al E. con el pais de las Amazonas y la pro- 
vincia de Mr«(ogr680 en el Brasil, por el S. con la pro- 
vincia del rio de la Plata de que se.form¿ la repáblica 
de Buenos- Aires y por el O. con el mar Pacifico. 

PERÜ. 

El célebre Vascos Nuñez de Balboa fundador de la 
colonia del Darien , dio las noticias de esta rica porción 
de América, y concibiendo su conquista Francisco Pi- 
ZAEBO, Diego de Almagro y D. Fernando de Luque^ los 
dos primeros militares que babian acompañado á Bal- 
boa en sps viajes , y el segundo sacerdote rico de Pa- 
namá, y equipando un buque con 1 1 4 hombres, se hizo 
Pizarro á la vela en 14 de noviembre de 1525 , si- 
guiéndole después Almagro cop otra tanta gente y em- 
prendieron la conquista. Pizarro viendo le poco t|ae 
por folta de recursos adelantaba , partió á pedirlos á 
España.. No habiendo logrado mas que lilulos y honores, 
recluié algona gente y llevando á sus cuatro hermanos 
jkJ). Francisco Castellanos nuestro pariente por gefes, 
Yolvió á reunirse con Almagro que también recinto 
gente en Panamá, y volvieron á la conquista. 

Los habitantes del Perú eran fanáticos adoradores 
del sol , de lo cual se había valido el célebre Marco- 
Capae para constituirse en emperador al qoe sucedió* 
ron progresivamente otros doce emperadores hasta 
Buascar-lnca , que fue el catorce , y el que por su an- 
tecesor fué enviado á Pizarro de embajador. Apode- 
i^dose los españoles del Inca Athahualpa y de sus te* 
loros, empezó la conquista que acabó después de algo* 



I 

p 



— f6T — 
nos aiaqnes por dar i, la España tan rasta y rico paü. 
Mas dedos siglos disrruliton los españolea tranquila- 
menle del Perú cuyas minas enviaron á la Península 
rius de piala por decirlo asi; pero el año de 1782 al 
descerní ¡en te supuesto de los Incas G:ériel Condorcan- 
qui, sublevó una parto del país contra Ins ospüñoles , ¿ 
los que hubiera echado del todo sí Tuera mas humano 
y generoso. Derrotado este partidario, fué preso y de- 
capitado quedando en paz el pais. Esta colonia fué la 
última que se hiiío independiente y aun después do 
4808, se contuvo en el Perú la revolución apesar dft 
haberse alzado en I8M los iudependieoles á los que 
capitaneaba el general Castelli. 

Chile que se halbba constituido en ri^púbüca, tenia 
por generallsiuio á un tal San Martin, y deseando ase- 
gurar la tranquilidad de Chde, paaó con cuilio mi| 
hombres á promover la independencia del Perú presen- 
tándose delante de Lima en' 4820. El Perú después de 
Bufrir su capital mi sitio do scU meses, proclamó al ÜD 
su inile|iendeucia haciendo salir al virey español y mim- 
brando protector al rereriiIflSan Martin. Kn182l perdie- 
ron los españoles el castillo del Callao de Lima, y en di- 
ciembre fueron totalmente desterrados del Perú conBs- 
c'ándules los bienes. Se pusieron de acuerdo San Martio 
y Bolívar sobre el modo do afianzar la independencia del 
Perú, pero habiéndose San Martin separado del gobierno 
porque el pueblo no le quería , y nombrado un congreso 
en Lima , este se apoderó del mando. Los espiiBolei 
vencieron á los peruanos en enero de 1833 en una ba- 
talla, y en junio del mismo volvieron á cotrar en Lima 
mandados por el general Canterac que se siii^iuvo allí 
hasta agosto del mismo año en que los prcsidenlea de h 
república Riva-.igüero y Torres Tagle volvieron á ocu- 
par la capital. Bolívar llamado el libertador 0errib6i 



— «88 — 

Riva-AgUero que tuvo que salir para Inglaterra en doD-^ 
de se reunió h su antocesor San Martin; pero tuvo qiu 
retirarse porque habiendo eiiblevadu á las tropas contra 
él, el entonces sargi-nto priaicro du los cuerpos del pata 
J). Dámaso Moyam iltí color mulato que hace pO( 
años murió en Madrid de brigadier (i) aquella Córtala 
y Lima se rindieran á tos españoles y el S5 de febrer 
de 183i entró en ella Canierac con sus tropas, 
suerttí del Ptirú cmi respecto á España estaba decidid 
por el destino, y asi es que se perdió totalmente en 1 
famosa batalla de Ayacucho duda en 10 de diciembre 
de este año , en la cual tas fuerzas españolas quedare 
completamente derrotadas por los independientes qtH 
hicieron prisioneros á nuestros generales Canierac, Val-' 
des y La-Serna. Los generales españoles Olañeta y Tu- 
citan, fueron Iüs ónicos que quedaron con las armas en 
la mano , pero dfstruidos , y rendido el castillo del 
Callao , quedó el Perú euteramenie emancipado de la 
inetri'ipoU mas por rivalidades 6 impericia de los gefes 
que mandaban nuestras tropas, que por el orden y fuer- 
za de los naturales, á quienes levantó contra la EspaÜt 
el despotismo y vejaciones que sufrían de nuestros goí 
beroautes en aquellas regiones que se constituyeron ti ' 
tiranos insufribles de la humanidad. Si el talento, 1 
consideración nacional y la humanidad hubiera prcstdi 
lio en los actos de los vireyes y gobernadores de Améí 
rica, esta estaría aun acatando las leyes de la PeDiosau 
de la que tienen la sangre sus babitautcs civilizados p 
mas que se empeñen en negarlo. 



(I) Babiendo sido imigo del Tallante é inirépido Moftoo «I 
•alot de csUá notas, posee un precioso manusctiludcesle milítac 
cD quB se dA ra:oD circuiistanciada de Uidos sus liechos militare! 

Ídela historia miliur de so país, cu;o inieresBiiie escrita aepv- 
licsrtpara aciatRuiondc la bistorii. "* 



El gobierDO que se ealableció en el Perú fu6 el re- 
publicano-democrático- central : e) poder legislativo se 
bailó desde luego sometido k un snnado y á un con- 
greso de diputados elegidos por el pueblo; el presidents 
de la república egerció ya el poder ejecutivo , y el ju- 
dicial los tribunales. La Coiislitucion del Perú que pro- 
clamó la soberattia nacional , garantizó la libertad civil, 
la propiedad y los demás derechos, é impuso los debe- 
res á los ciudadanos. Tiene tres artículos especiales que 
por su bondad queremos recordar : el primero previene 
que la nación ataca el pacto social cuando no conserva ó 
proteje los derecbos de los ciudadanos. Segundo , que 
el que viola alguna d<^ las leyes fundamentales del es- 
tado, renuncia la salvaguardia del pacto social. Tercero, 
que la nación no tiene facultad para dictar leyes con- 
trarias á los derechos individuales. 



REPÚBLICA DE COLOMBIA. 



De la capitanía general de Caracas , vireinato de 
Nueva Granada , provincia de Cartagena , de Santa 
Marta, distritos de Hacha , provincia de Anllochia , Ve- 
nezuela, Cumaná, Guanana, Quito, Panamá, reino de 
Tierra-Firme y de otras 20 provincias, se formó la re- 
pública de Colombia que tiene 370 leguas de N. áS. 
463 do E. á O., y 106,9o0 de superficie que ocupa- 
ban unos tres millones de habitantes. £1 territorio se 
halla atravesado por los altas cordilleras de los Andes, 
llenas de volcanes de los que el de Colopaxi que tiene 
1C00 pies de elevación al lil, S. de Quito , es tan terri- 
ble que en 1 733 se levantó ta llama á tres mil pies so- 
bre las cimas de las montañas. 

Su gobierno es una repüblica democrática cuyo 



— f 70 — 

poder e¡ecQtI?o tiene el presidente , la cotí se formó 
laego que se emancipó dé España la capitanía general 
de Caracas el 5 de junio de I8H en qoe proclamó sa 
independencia. El gran terremoto que sepultó en 26 de 
fnarzo de. 1812, veinte mil personas , volvió á poner el 
pais en poder de lo.^ españoles ; pero rechazados éstos 
varias veces, quedó por último enteramente indepen- 
diente. De este territorio se formaron- después porción de 
repúblicas de mas ó^ menos poder láendo las principales 
las siguientes: 

La de Nueva Granada se levantó contra la Península 
en i 808 en que formó sus asambleas nacionales ; pero 
el general Morillo apesar del apoyo que dio á este país 
el libertador Bolivar, le sometió otra vez, quedando por 
fin después en república independiente. La misma soer- 
te siguió en todo Cartagena y Santa Marta , la que en 
1810 proclamaron su libertad , y Quito que lo habia 
hecho en 1809 siéndola primera que se sustrajo á la 
autoridad del rey de España. Guayaquil apesar de que 
el general Morillo redujo el pais á la obediencia en 181 6« 
se rehizo con los ausilios de Bolívar, y Venezuela y Co- 
lombia arraigaron por último su independencia que 
constituida en segura base en 1821 ha sido por fin re- 
conocida por España hace dos años. \ 

Dejando aparte á Chile que tiene en 1 i ,3i0 legnas 
de superficie, un millón y cien mil habitantes; que con- 
fina al E. con las provincias del rio dala Plata; que se 
pronunció en 1 8 1 ; que desde 1 845 empegó á gober- 
narse poruña república democrática tal cual cimentada, 
y también la Patagonia que en el Cabo de Hornos forma 
la estremidad de la América míBrídional , entraremos en 
la república argentina que es la formada- de los paises 
descriptos é historiados por Azara^ 



BEPtlBUCA AHGENIINA. 



I 
I 



Se compuso la república argentina de las provincias 
del rio de la Piala , que son la de Buenos-A ire^ , los 
Pampas, la provincia de Cujo, la deTiicuman, el Cba^ 
CO, el Parngiiay, la Guaira , y Uruguay; pero el Para- 
guay y Monlevideo se separarQii después y formaron es- 
tados aparle. Este lenitorio comprende 410 leguas de 
N. á S., de E. á O. 286, y 1 26,770 de supnrficie en la 
cunl vivirán como udos dos millones y ireocientos mi; 
liabitaiites. 

El año de 1810, las provincias del vireinalo de Bue- 
nos-Aires aprovechándose del mal eslado de la Penín- 
sula empeñada en la gloriosa lucha de la independencia, 
dieron el grilo de libertad y de a(|ui salieron las cspe- 
diciones que causaron la emancipación de Cbile y del 
Pera El virey español Cisneros, permilió que st con- 
vocase una junla de naturales para conservar la tranqui- 
lidad pública, la cual se reunió en 2 de mayo de 1810, 
pero como el general Ello , que lle^ó de España, se 
opusiese k las inovaciones que se pretendieron, rompie- 
ron los naturales con los españoles y venciéndolos y 
echando al gobierno del lerrilürío , fusilaron á los gefei 
de nuestro ejército que hicieron prisicioeniü. 

Los pronunciados alentados con sus triunfas , man- 
daron tropas céntralos realistas del alto Perú; pero 
derrotadas por estos , sus gefes fueron pas:idos por las 
armas. Después de varios encuentros entre realistas y 
independientes y de empezar entr» estos la guerra civil 
por celos de sus gefes , se organizó por fin en i82l un 
poder administrativo provisional, compuesto de cuatro 
gofea que adoptaron una república. En t823 el gobier- 
no constitucional do España trató de recnoucer la in- 



— Í7l — 

dependeDcia de esta república bajo ciertas condiciones; 
pero no verificándose « en diciembre de 1 824 se instaló 
en Buenos- Aires an nuevo congreso compuesto de indi- 
viduos de todas las provincias llamadas del rio de la 
Plata. Seis de estas que fueron Potosi, Charcas, Ca- 
chabamba, la Paz, Mojoi y Chiquitos » se separaron en- 
tonces de este gobierno central y formaron la república 
de Solivia de que ya hemos hablado. La guerra civil 
que hasta el dia ha afligido á aquel pais, no ha permiti- 
do que sus estados disfruten de la paz y ventara quü 
ubscan hace tantos anos. 

MONTEVIDEO. 

Cuando Buenos-Aires dio el grito de independencia 
en 4810, le siguió inmediatamente Montevideo, pero el 
general Eiio sofocó su pronunciamiento. Los oficiales es- 
palióles D. José Rondeau y D. José Artigas resentidos 
del gobernador de la colonia del Sacramento en 1841, 
se pasaron á los independientes, y fueron sus gefesmas 
respetables. Artigas hubiera llegado á Ber dueño de 
Montevideo y tal vez su soberano, si los porlugueses, 
en 1847, no se lo impidieran ocupando el país á pretesta 
de impedir que el contagio revolucionario pasase á los 
estados del Brasil. El año 1825 trataron los naturales de 
sacudir el yugo brasileño , pero no les fué posible , y 
esta parte de América padece también en el peligroso 
estado de continuas revueltas intestinas si bien sujetos 
por sus opresores. / 

PARAGUAY. 

* * * " . 

El Paraguay se pronunció en cuanto empezóla insur- 
rección del rio de la Plata, inaugurándose en acometer, 



ayudados de los españoles, á los ¡iiiJe|tendieiiles que ve- 
nían á pronunciarlos desde Buenos- Aires, y conclu- 
yendo por desacerse de I<i8 tropas de la metrópoli, \i- 
110 á declararse al fin tan independí ente de España como 
del resto de la América. Después de haber ensayado 
diferentes formas de gobierno, conliarou en 1 809 á uno 
de sus conciudadanos Gispai- Francia, eslimablc ju- 
risconsulto, un poder previsor del (|ue debia valerse pa- 
ra fundar una administración estable y capaz de hacer 
la felicidad pública. Francia creyó hallar la dicha para 
todos en ■i\ gobierno despótico, y con su maña y tálenlo 
cambió su puüer provisional en una dictadora suprema 
y perpetua, anomalia eslraña en el seno üe la libertad 
republicana que rodea»! país por tudas parles. 

Supo el doctor l^raacia llevar á cabo sus planes con 
Vi carácter y firmeza, que uoobstante de las pocas troiiai 
de que podia dispuner , se hizo respetar de lodos to 
demás estados que no se atrevieron á atentar contra su 
limites ni aun á entrar en su lerrilurio sín su licencia, ú 
pesar de la cual impedía la salida al que se le antojaUi 
parasuB miras de se^juridad. Invitó Bolívar á este gcfe 
en f 825 para que se uniese el Paruguayá los demás cs' 
lados de América á tin de consolidar mss su indepen- 
dencia: pero Francia le despreció creyendo que la de 
csle país se sostendría mejor cuanto mas incomuuicadu 
estuviese con lodos los otros; asi lo consiguió pues quo 
logró que estuviese en paz y no le Iiabajase la guerra 
civil como á los demás. — til gubíeiuo úa las utrad pro- 
vincias nacidas del rio de Plata, es el republicano repre- 
Fonlativo. Tanto esle pais como todos los demás eeUidoti 
de América que pertenecieron á España, se haUau aun 
«n el (lia aDí^idos por ten ibies revolucionen y i^uerras 
inlesiinas, sín dejarse de chocar unos con oiríw y awnn- 
hrondo al muii;io con sus etenius desasln" . 



Monlevidco y Buenos-Airos perpetúan sus odios ape- 
sar lie su mediador Urquiza apoyo de llosas anles y boy 
indirereote, de este enemigo de la república de Uruguay J 
y presidente de la de Buenos-Aires, contra la que t ' 
ha forraado a) presente uoa alianza ofensiía y defensi- 
va entre las repúblicas de Uruguay, Paraguay, Entre-' 
Ríos y Corrientes, en cuya guerra piensa interTenír e 
Brasil. 

Rn enero de este año de 1847, Rivera gefe de lai 
tropas de Montevideo, ba sido derrotado ysus enemigos 
lom<iron la importante posición del Salto , abandonando i 
los montevideanos á Paysandu, Mercedes y las Vacaa:1 
Rivera con ochocientos caballos hace la guerra de gaeM 
filias pero probablemente se verá precisado á volver a 
enlrar en el Brasil. Maldonado habrá ya sucumbido poíl 
asalto. Urquiza so ha declarado francamente parlidario'1 
de Rosas y sin el apoyo de Francia ó de Inglaterra Mon- 
tevideo ó sucumbirá ¿ tendrá que capitular. 

Por otra parle la perla de las Amérícaa Españolas, 
el imperio de los Molezumag, el privilegiado Méjico, 
constantemente combatido por la guerra civil , coge el 
resultado de sus disensiones intestinas, siendo boy veja- 
do y combatido por Ins Estados Unidos de América que 
le hacen una cruda guerra, y que apesar de la brabura 
de las tropas mandadas por Santa Ana y otros bizarros 
gefes, ba perdido á Vcracruz, S. Juan de lilua y olrai 
plazas importantes. Si la unión reinase cuesta república, 
ya reconocida por España, poco adelanlarian contra ella 
los Norle'Americanos , pero &» desunión dará el trianfo 
á estos que concluirán por sugelades á su cetro de hier- 
ro ó cuando menos por obligarles á pedir una p?iz ver- 
gonzosa, cuyas condiciones menoscabarán su indepen- 
dencia nacional. Aprendan los pueblos en csle nuevo 
egemplo de que por mas poderosos que sran sin la j 



_ 275 — ] 

unión son Taños todos los esfüerak)s de los pueblos y 
que en este caso el mas débil vence al mas fuerte* por- 
que el axioma de divide y vencerás es una verdad sin 
contradicción , asi jdooio lo es y será eternamente el de 
que hünion constituye la fuerza. 

Por este estilo se hallan boy todas las antiguas colo- 
nias de España en América las que si emancipándose de 
la metrópoli proclamaron y lograron su libertad» fue 
solo para arrastrar una vida miserable y para obtener 
en vez de un protectorado que les era pesado, millones 
de tiranos que les abrumen. 

B* S, C< 



S^^^^J^^^^^ 



IVOTA ACLARATORIA 



La obra sobre los caadrúpedos que como hemos di 
cho publicó en francés sin el consentimiento del aul 
M. Sainl-Mcry. Ilevu por título «Essais sur l' Bistobi 

NiTUREUE titS Ql'ADRUPEDES DE LA PBOVtNCE DU PjtRA' 

Gi'Ar PAR RON FsLis d' Azaha, capítaine de vaísseau de 
la marine cspagiiole; commisaire de la majeslé calho- 
liqne pour les limiles espagnoles et portugaises de I' 
Amcrique mériilionale; citoyen de la ville de 1' As- 
Eoniptioo, capilale du Paraguay, ele. Ecríls dcpuis 
1783 jusqu' en 1796 (an 4 de la repúblique francaise}, 
avcc un Appekdice sur quelques repules; et formant 
suile nécesaire aux oeuvres de Bcffon; Iraduits sur lea 
manuscriis inedit del' auteur, pai' M, L. E. Moreau- 
Sai?it-Mery, conseiller d' Elat ¡ residet de la Be- 
publique Trancaise pr¿s son alLes^e royale I' infant 
«luü de Parme; membre déla soeielc libre d' agri- 
culture du departement de la Seine et de celle 
Doubá; fie la socíeté de Sciences, tetres et arts 
Paris; du lycée des arls et de la societé des belles-' 
lelrcs de lu mémc ville ; de la societé phílosupliique de 
Philadelphie etc. Paris a« IX (tSOlj.» Dos volúmenes 
pR S." I'rancé*. 



an( 
es-^^^ 



Eli e! prólogo de la obra se Lonra el Iraduclor con la 
amieladdel Bailiodesan Junn nuestro embajador en Pa- 
^ D. José Nicolás de Azara hermano del autor, quien 
dke le comunicó el manuscrílo que lr<idujo pero queda 
fentado en sti lugar y repetímos aquí, que D. FeÜx 
lolo pidió un consejo de los natura listits franceses eo- 
^e su obra , pero no aulorizóá ííu hermano, ni este á 
Sainl-Mery, para que la iradugesey publicase como lo 
hizo en provecho propio, si bien , en nuestro concepto 
cometió en esto un abuso de amistad que agradecerian 
entonces las ciencias naluralps y sus apasionados, y 
qne nos vemos nosotros l^mibien obligados á agradecer- 
le, por lo bien que hi^o !;i traducción, y lo que contri- 
buyó k realzar el mérito Je nuestro compatriota, máxime 
fuando este después publicó en Madrid completa esta 
obra, mérito que no tiene la primera traducción francesa 
•de que vamos hablando. 

En el prólogo de la publicación de Sainl-Mery 
que le sirvió de prospecto, hay algunas noticias inte- 
resantes acerca de D. Félix, que, tanto por lo mucho 
que le honran, cuanto porque ilustran algunos puntos 
de [a obra que hoy publicamos , creemos deber sentar 
en esta nota en obsequio de tan ilustrado escritor, tra- 
duciéndolas del referido prospecto. 

Con referencia ásu comisión regia en el Paraguay 
dice Saíní-J/íry. Grandes dificultades habia para fi- 
jar los limites de España y de Portugal en la América 
meridional, diGcultades que subsistían apesar de ta 
grave decisión del papa Alejandro VI que marcó estos 
limites en 1493 por medio de una linea imaginaria tra- 
tada en el cielo, y apesar de porción de tratados con- 
cluidos entre ambas naciones. El deseo de terminar 
asunto que se iba haciendo cada vez mas grave, movió 
ai r<'y de España á nombrar un comisionado para lijar 



— Í78 — 
la (lemarcaciüD , y crnno al efecto se necesitase un hom- 
bre de grandes coiiocimienlos en aatrunomia y eQ geo- 
grafía, y del cai'ácler y firmeza necesaria para empren- 
der una operación lan diricil como larga y delicada, do 
se bailó otro masa propóáilo para esla misión que don 
Félix lie Azara, que se reputaba, con razón, sabio cíen- 
lilicn y eiilenditlu militar. El gabinete de Lisboa que 
no podia rechazar abiertamente fiemejante medida, 
nombró tiimbíen sus comisarios para este asunto. Ci 
yendo los españoles en la sinceridad de los portugue: 
mandaron á Lisboa áD. Félix y á sus subalternos áfi^' 
deque se conviniesen con sus colegas de aquel reino, 
en la demarcación de la América rocridional, pero 
cansados en esperar una espedlcion que no tuvo efecto, 
partió soto D. Félix con los suyos creyendo quo le 
sngiiirian loa comisirios portugueses. En vano esperó 
en América el arribo de estos, pues como el PortUj 
obedecía al brazo de hierro de Inglaterra á cuya nacif 
no convenia de modo alguno la demarcación de los 
presados limites, no se mandó á los comisarios y don 
Félix tuvo que ocuparse solo por parle de España en 
estos trabajos, y en otras comisiones importantes. Eo 
aquellos países en que atravesó inmensos terrenos Diio- 
ca pisado; por el bDmbre, aprovechando el tiempo, ad> 
quirió conocimientos útiles no solo para su pais eino pa- 
ra la instrucción de todos los pueblos. De este modo se 
deben á su amor al estudio y á su celo por la humani- 
dad, muchas cartas geográficas de las provincias del 
nuevo mundo que ha recorrido, obras geográficas per- 
fectamente esplicadas; la descripción histórico-flsicn -po- 
lítica y geográfica de la provincia del Paraguay desde 
•a descubrimiento basta nuestros dias con noticias sobre 
muchas tribus y naciones de indios salvages, cuyas len- 
g'HS estudió y ap rendió y acerca de las cuales 



I 



— 979 — 

titud de dtilalles descouocidos en Europa. Una carln do 
a proTÍncia del Paraguay y otra en que se luaDifiesla el 
curso del río de este nombre; el plano de la ciudad de 
a Asunción y de oíros muchos pueblos principales de 
ísla provincia. Las memorias de sus viagBspor el inte- 
ior déla América meridíoital. La bisloria nalural de 
'los pájaros de la misma parte de América. El ensaya 
'¿óbrelos cuadrüpeilos del Paraguay; y la descripción 
i historia nalural del rio de la Plata. 

No juzgue el lector , continua Saiul-Mery , que pre- 
tenda timilar á esta sencilla nomenclatura las obras a un 
Bianoscritas de B. Félix. Las cartas geográficas de mu- 
chas provincias de la América Meridional hs conserva 
'él autor que espera para publicarlas su vunllaá Europa. 
i circunslaiicias favorables para remitirlas por mar. 

Hace siete ú ocho años que D. Félix envió á su bor- 
mano sus obras de geografía y sus memorias, pero como 
estése hallase entonces de embajador en Roma y do pu- 
diese cuidar de la remsiion de tan preciosos objetos, han 
desaparecido etilre las personas encargadas de recibir- 
los en Cádiz, las aduanas de este puerto y las oGcinas de 
Indias en Madrid. Esla pérdida efecto de una negligen- 
imperdonable determinó á D. José Nicolás de Azara 
i escribir á su hernaai^Qj á no esponer oíros originales 
jps que le aconsejó guardase basta su vuelta á la patria. 
Por lo que respecta á la descripción del Paraguay y 
á las interesantes cartas que -deben servir para hacíala 
ano mas útil, y dan á conocer el celo de que constanlc- 
mftato está animado D. Felipe, be empezado á traducir- 
la (i). Esla descripción ha merecido ásu autor del ca- 

(í) Sabemos por \óf parientes dv D. Félix i\ar. mandii una $ti- 
ejnu memoria sobio el Firagiisr á Git lierniaiio , i i erie trab^'ji 
debe referirse Salnt-Meif, pucü nogruidi-gerl Isobn qiirhoy i>u- 
, porque MU la cnncl^^^O T uuii -fiirmo wn SUR Bpuiile^ iii 

de fiarbnflnlrí ,.n IROfi roin-^ ;,i .Mkíiix'S ni ->i liii,í;r,,f¡í.. 



Itildn (le la Asunción capitaidel Paraguay el titulo i 
áaJ^dmo dislingaido de osla proviacia (1). 

Lüs momorias sobre los viages en lo ioterior de la 
América meridional , se hallan en Roma, lo mismo que 
su historia natural sobre los pájaros del Paraguay (i). 

D. Félix, de Azara tiene un guslo particular por i 

estudia de la historia natural, pero aun en este gut 

los pájaros son su objeto dominante. lia descrito toa q4 

componen su rica colección, con un esmero y exactiltt 

de que puede tomarse una idea en su obra sobre los cui 

drúpedos. £1 manuscrito compuesto de dos volúmenj 

bastante abultados está embellecido con dibujos de d ' 

de quinientos pájaros, en cuyo número como dice el a 

|tOr en un párrafo déla obra actual (se refiere á la de ^ 

I cuadrúpedos que publicaba) hay 360 do los que ya del 

l-cribió Bufón; pero esU colección Ornilhológica enciffli 

\ n también especies que no habla conocido el nalurata 

} la francés que acabamosde mencionar (3). 

El empeño que ha hecho D. Félix de enriquecer cP 
gabinete de S. M. C. en Madrid, el cual le es deudor do 
;i lodos los pájaros raros que se ven en él, su perma- 
I nencia en el Paraguay por mas de 20 años, y sus fre- 
|- Cuentes viajes en loa que ha esplorado centenares de le- 
I guas, todo garantiza que sus trabajos serán dignos de la 
■iosidad de los estudiosos, lisongeindome yo de poder- 
los dar á la luz pública coma el presente de los cuad rú- 



(I) Lo que regild D. Felii 8l cabildo do la Asancion j le tiIía 
•1 (Liulo óe ciudadano fue el Hspi de que hablamos en su biogra - 
fia, j DO psta obra para la que entoDcrs solo leoia apuntps. 

(2J Loque dejó su hermaao D. Jo^é Nicolás rn Bi'ma furrofl 
hs cartas cii que le hablaba de csias obras, que iraj» consigo de»' 
pues i España. 

(3) Se sabe que D.Felii dibujú mucbot de sus pijaros, pt.To nn 
qaeriendo retardar la pubticacioQ de su obra á su regreso á Madrid. 
)d hizo sin tas limíDas por no creerlo necesario n)eaiaale a 
Tidad y ininiiTÍosida6 ron que los deserihiii. 



pedos, por haberme ofrecido al efecto los loauuscrilos 
su bermaoo el embajador (I ) tan luego como se loa eu- 
vien de Boma á donde les dejó i s\i veoida. 

Lisongéase el referido traductoi- en. su prólogo, de que 
tan pronto como enviase ü. Félix la descripción é his- 
oria naturdl del Río de lal'lata, que supone la última do 
so» obras, se la enlregaria el embajador para traducirla 
y publicarla, lo quB baria con todas las citadas, pero es- 
to no tuvo efecto mas que con la de los cuadrúpedos. 

Al hablar de esta preciosa obra , hace referencia al 
prefacio del autor y alaba juslamenle su claridad en to- 
da la obi'a, jusliricasn método, ensalza su mérito, má\i' 
me atendiendo á su falta de libros y de noticias sobre los 
adelancos de las ciencias naturales en Europa. Elogia el 
traductor la sana critica {|ue bízo de las obras del sabia 
naturalista Bufón creyendo que vivia aua cuaodo es- 
cribía, en cuya critica encuentra el mas glorioso elogio 
del sabio y mucLo bien para i»$ ciencias naturales, dis- 
culpando el tono severo y algunas veces rigoroso con 
que profiere algunas palabras al enmendar los errorcí 
de Buffon ó mas bien de los que lo comunicaron noti- 
cias, por la pasión con que amaba Azara á ta verdad; y 
en fin manifiesta que la obra de los cuadrúpedos del Pa- 
raguay debe mirarse, y el mismo Bufón la miraría , co- 
mo un complemento de sus obras. 

Confiesa Saint-Mery que D. Feli^ escribió su obra 
con una pureza do lenguage, y ooa claridad y concisión 
admirable y que él babia procurado traducirla fielmen- 
te 00 perdonando medio alguno para que fuese úlíl ul 
lector y para hacerla digna del público. También de- 
clara que las notas geográficas que se ven en su traduc- 
id No sabemos si cslo E^ri nerlo. pero loqaesl coiiBll «suiía 
nrlt ruijueD. Fclít Fiiga ásu hermano nu[itiniiLa su Ím|inimi 
BU ubr« drluspají 
»tu ha aat^cdido. 



— Í8S — " 

i'iuii, ])ert«iiecen ¿ D. Félix babiéndolas lomado d«ia 
(legcripcion del Paraguay que repite estaba tradacíendo, 
y que con respecto á las medidas que se hacen en et 
original de pies antiguos y sus subdivisiones, las ha con- 
servado on la creencia de que serán exactas. 

Pasando después Sainl-Mery i tratar personal menta 
de D. Félix, dice tenia en esta época 49 añosorrecieodo 
la singularidad de ser tal vez el único europea) que no 
coiiiia jamás pan por tenerle aversión. Dá razón cir- 
cunstanciada de su espcdicion contra Argel en 1 776 y 
de su herida y curación de que ya hemos bablado en su 
bíograGa. 

Dice que considerándose como enemigo al Portugal, 
desde que la España se alió cun la Francia, el rey Cár- 
l-los IV tiene á 1). Félix de comandante de la frontera 
Rque separa al Paraguay del Brasil , sabiéndose que et 
ejercicio de sus nuevas funciones le han procurado oi 
siones de enriquecer en mochos géneros , sn brillat 
colección de objetos de bistoria natural. 

Al manifestar Saint-Mery que D. Félix era celibato, 
cuyo estado juslilica haciéndole provechoso para las 
ciencias naturales á las que casado no hubiera padido 
dedicarse con tal pasión, le concede adhesión á ta amis- 
t tad cuyo sentimiento encantador, y lazo el mas fuertí 
y duradero de la vida, pone como un dulce consuelo de 
«u vidaal que se une para hacerle feliz el amor que Ire- 
ne á sus hermanos. 

Con respecto á esta afección, espresa el traductor 
<jue l>. FeÜTC era correspondido por igual amor de parla 
de su hermano D. José Nicolás, añadiendo: Testigo yo 
diariamente de la tierna afeccionque el señor embajador 
. de España tiene por su hermano el naturalista y al cual 
la diferencia de edad parece haber mezclado algo de! 
amor paternal en el corazón del primero, me consta qi 



'1—1 

M 

M, I 



I 



— 285 — 
á las virtudes públicas (\m han ilustrado cerca de 40 
años su carrera diplumálica ; que á los couocioiientos 
profundos que han asocindü al titulo de hábil negociadür 
los de amigo, amaote é üiislrado juez de las artes , reu- 
DÍó el señor Azara las preciosas cualidades que tam> 
bien adornan al hombre privado. Y eñ üu concluys 
su preracio reclamando iodulgencia para el autor y para 
el traductor «bajo la influencia de un hombre (liabla 
del embajador) al que la república francesa cuenta en- 
tre sus mas sinceros amigos y el mas Qelmcnte afecto á 
)a libertad píiblica y á las virtudes generosas sia las 
cuales no liay gran pueblo posible.» 

En la expresada traducción francesa de Saint-Mery, 
bailamos inserto en el tomo 1.** á la página 74 el si- 
guiente documento que por el honor que de él resulta 
á D. Félix de Azara y á su hermano D. José Nicolás, 
insertamos á continuación traducido á nuestro idioma. 
• Instituto NACioNiL de ciencias t AHTES.=Estracto de 
los registros de la clase ó sección de ciencias Üsicas y 
matemáticas.— =Sesion de 36 de brumario año 9 de la 
república francesa (1801).=Uno de los miembros ea 
nombre de una comisión leyó el informe siguiente: He- 
mos sido encargados por la clase de ciencias físicas y 
matemáticas los ciudadanos Richard, Cuvier y Y'o do 
darla cuenta de una obra manuscrita compuesta en es- 
pañol por D. Fetis de Azara titulada : Ensayo sobre ¿os 
cuadrúpedos del Parwjmy, y traducida al francés por el 
ciudadano Moreau de Saint-Mery consejero de Estado. 

«El titulo de esta obra indica el Un que ol autor stt 
ba propuesto. Ha querido dar á conocer los masintere- 
lantes cuadrúpedos de un vasto pais de la América me- 
ridional , no recorrido hasta el presente sino por unos 
pocos viageros instruidos, y el cualha podido D. Feliide 
Azara observar con lauto mas fruto cuaulo que por una 



— 284 — 
porción án años lia llenado impurlanles fanciones pú-~ 
blicaíi. ?.\ nombre de Azara liace mucho tiempo que es 
ipierido de los amigos de las ciencias. Nadie ignora los 
grandes servicios que las ha hecho e) hermano del autor 
el caballero Axara, antiguo embajador iJe España en Bo- 
ma y hoy en Francia, que no ha cesado jamás de mere- 
cer bien de la humanidad por su filantropía , de los 
hombres ilustrados por el buon uso que ha hecho de 
sos conocimienloü, de su país por los Telices efectos de 
8US talentos diplomáticos , y nuestra nación por la par- 
ticular afección y estimación en que la tiene. Siendo 
depositario el caballero Azara del manuscrito de ea her- 
mano D. Félix , le ha puesto á disposición de su amigo 
el ciddadado Moreau de Saiol-Mery, obligándole á Ira-^ 
(lucirle y publicarle (I ).» 

«Los ensayos de D. Félix comprenden la historia do 
mas de ochenta cuadrúpedos los que lia visto el autor, 
casi todos, vivos, observándolos en su pais natal. Nos 
bastará para dar una idea de la importancia de su tra- 
bajo el anunciar quo en él se encuentran artieulos muy 
estensos relativos al Tirm ó Mborebi, al Peci^hi, á cua- 
tro especies de la familia de los cuervos, á las hormi- 
gas, al género de los tatus, á los monos, á trece especies 
do ratones, á los caballos, á los asnos, á las muías , y á 
las bestias cornudas , y que en un apéndice trata doa 
Félix del cocodrilo de América y de muchos lagartos.» 

■ Cada uno de los artículos de estos ensayos, no sola- 
mente presenta una muy detallada descripción del ani- 
mal observado por el autor , sino también una esposi- 
cion muy circunstanciada de sus costumbres , y una es- 



N 



4 



(1) Bcpeliraos pnr Icrcprn vei tpic est» es una íuposicion grt- 
tiiiln; pnrBlo que el caballFrn Alara no autaricú & Sainl-Ueri pira 
la piililirncion al menos hasliquRnr) voliicM dculroviageque 
«m|iren(]i6 para reclilicHr sus obserTsciunes. ' 



merada esplicacioD de los diversos nombres que le han 
dado los españoles y los iadios. FreciienlemeDle se lialla 
lambien una discnsioD sagaz de Ins ofiíniones relativas a 
la especie descrita publicadas por difi'rentes natnralistas 
y moy especialmenle por Rufon. Esla cHlica anuncia 
siempre en D. Feliic de Azara el talento de buen obser- 
vador y de amanle de la esaclilod. Sin embargo debe- 
mos decir que nos parece ha caído en algunos errores 
sobre la identidad ó diferencia de las especies de que se 
ocupa. Después de haberse dejado arrebatar por un celo 
demasiado vivo contra la opinión de tos naturalistas que 
ba rcfulado, ha podido ser s su vez sustituido por con- 
geturas demasiado arrii '^;f:<lda3 á las que ha combatido, 
y hubiéramos deseado que no hubiese considerado de 
repcnle algunas de sus ideas, á lo roas probables, como 
un principio cierto, y desechar toda opinión contraria á 
este pretendido principio , únicamente porque se opo- 
nía á lo que le parecía un hecho fundamental. Pero de- 
bemos confesar que fallo D. Félix de bibliotecas y de 
grandes colecciones de cuadrúpedos, no ha podido 
comparar, como lo hubiera deseado , los resultados de 
sus observaciones, con los trabajos de otros naturalistas. 
Sin embargo merece grande elogia porque ha hecho 
cuanto podía hac^r , y ha sido mucho para la ciencia. 
na rectificado un gran número de errores importantes 
sobre las formas de las especies, sus facultades, costum- 
bres, denominaciones en español y en el idioma de los 
indios, y acerca desús distintos caracteres. Su obra 
dará á conocer la configuración y costumbres de mu- 
chos animales de los que solo poseíamos imperfectas 
descripciones , y dibujos infieles, y de otros de que no 
sabíamos mas que el nnmbre. Enriquecerá con muchas 
especies, aun desconocidas por los naturalistas, el cala- 
logo de los que pertenecen a la clase de animales que 




— S86 — 
DM es mas útil conocer y en la cual podíamos esperar 
monos descubrimientos. Apesar del modesto titulo Ua 
ensayos que dá D. Peüx á la historia de los cuadrúpedos 
de un país tan poco frecuentado por los naturalistas, ape* 
sarde ser muy digno de sus pesquisas, su trabajo debe 
mirarse como una colección preciosísima para los qaa 
cultivan las ciencias naturales , y como una obra qus 
honra tanto á su autor, cuanto h la naciou ilustre y alia- 
da do los franceses á que pertenece. liemos sabido coa 
sumo placer, que disfrutará pronto el público de uu 
gran número de observaciones hechas por D. Félix so< 
bre tos pájaros del Paraguay (1 ). » 

■ Conocido ya el traductor por muchas obras , hft' 
correspondido dignamente á la conGanza del caballero 
Azara aumentando por su parte la utilidad del trabajo 
de D. Felis. Ha aü.idido al testo un discurso preliminar, 
ñolas, la nomenclatura de muchas naturalistas, la com- 
paración de los pesos y medidas empleadas por el autor, 
con los nuevos pesos y medidas de la república france- 
sa ; y como nada haya descuidado de lo que puei' 
aumentar el mérito á una buena traducción, optaamot 
porque ¡a clase conceda su aprobación al ensayo tohrt 
los cuadrúpedos del Paraifuay compuesto por D, Félix 
de Alara, y traducido del español al fraueés por el cíu- 
dadam Moreau Saiat-Menj. Instituto nacional 26 Bra-% 
roario año 9(1801) firmado.— /itcAorá , Ctitiier , 
Cepede. — Laclase aprueba el dictíimen y adopta li 
cimclusiones.=-E3tá conforme al original. Parig 27 bni7 
mario año 9 de la república. =G. Cuuíer Secretario. 



4 



e lílnlo publlcú dnpucd 



■MDICE 



'^'^'^ '^S'%^ ^'^^'^''íb'^®» 



Capítulo XVIII. — Del descubrimiento y conquisla 
del rio de la Plata: licencia del rey y primera 
espedicion 

Segunda espedicion por el veneciano Sebastian Ga- 
boio 

Espedicion á cargo de algunos comerciantes , me- 
diante contrata con el gobierno: otra por cuenta 
de este y fundación del puerto de santa Maria 
de Buenos-Aires 

Regreso y muerte del adelantado I). Pedro de 
Mendoza. Sigue la egpedicion y descubrimiento 
con «I mismo titulo y autoridad D. Juan Ayotoi. 

Sabida la muerte de Ayolas es elegido gefe don 
Domingo Martinez de ¡rala: siguen los descubrí- 
míenlos y conquistas , fundándose la ciudad de 
ta asunción 

Espedicion de Alvar Nuiiez , mediante contrata y 
condicione» estipuladas con el gobierno. . 

Proyecto de espedicion al Perú, que no te verificd: 
varios acontecimientos , guerras, etc.: llegada al 
puerto de Reyes y regreso á la Asunción. . . 

Prisión del adelantado por sus soldados, y elección 
de D. Domingo Martínez de Irala para el mando. 
Alvar Nuñez es conducido ti España con otros 
presos , y sentenciado por el consejo supremo. 
Disturbios, y rebeliones de indios : providencias 
de Irala para sosegarlos y reducirlos. . . . 

Emprende Jrala nueva espedicion al Perú , que no 

tuvo efecto. Regreso á la Asunción ; disturbios 

en esta ciudad hasta ta muerte de D. Diego 

Abreuque se habia levantada contra Irala. . 

Varias espedicicnes y guerra» : te funda la ciudad 



de Mn Jmn que dmpu» ftd abandonada ^ y 
fundación de la vUía de Ontiveros. Licencia del 
rey á D. Juan de Sanabria para contintíar la 
conquista^ mediante los pactos de la contrata fir- 
tnadaf la cual siguió D. Juan de Solazar. Lle- 
gada dd obispo con algunos dirigos » y estable- 

cimiento de catedral en la Asunción i 32 

Muerte de Irala y le sucede en el mando su yerno 
Gonzalo de Mendoza. Espediciones de Nuflo de 
Chaves que se hace independiente del Paraguay. 
Muere Gonzalo de Mendoza ^y es elegido don 
Francisco Ortiz de Vergara , d quien confirma 
el obispo en virtud de real cédula. Varios acón- 
tecimientos y rebeliones de indios. . - . . i ^5 
Ida del gobernador con el obispo á Chuquizaca ó 
Charcas: gestiones en aquella audientía sobre 
confirmación del mando que obtuvo D. Juan 
Ortiz de Zarate. Muerte violenta de Chaves y 
otros sucesos hasta la prisión de Cáeeres y y su 

llegada á España 174 

Fundación de Santa Fé de la Veracruz y de Cardo- 
va del Tucuman : disensiones entre los poblado^ 
res. Espedidon salida de España en 1 572 : tóa- 
nos sucesos con motivo de su llegada. Muerte del 
adelantado y manda como gobernador interino 
D. Diego Ortiz de Zarate y Mendietá. Muertp 
este le sucede Garay: algunas fundaciones^ entre 
ellas la nueva Jerez » la TrifUdad y Buenos- 

Aires i86 

Rebelión en Santa Fé. Muerte violenta dd teniente 
general Garay j y le sucede por nombramiento 
dd addantado Alonso de Vera y Aragón. Se 
funda la ciudad de la Concepción de Buena- 
EsperanzUy la de san Juan de Vera y otros 

pueblos 310 

Biografia del señor D. Félix de Azara. . . . 2i 9 
Carlas del ayuntamiento de la Asunción en el Pa- 
raguay á D. Félix de Azara y y las coníestaciones 

de este 257 

Notas 265 



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Ca)qihr»^ft^JWA044'3«,, (617)495-2413 



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